Plumieres, latas, cajas y cajitas (Diario)
Publicado en Mar 02, 2016
Cincuenta años después de su desaparición de las tiendas, vuelven las latas de Cola Cao de siempre, aquellas que decoraban las cocinas españolas hace medio siglo y que se usaban para almacenar todo tipo de productos, desde garbanzos hasta harina pasando por el azúcar, las lentejas y las judías. Esto hace que vuelva a recordar aquel inmenso universo de las chapas de futbolistas, ciclistas, boxeadores y profesionales de la lucha libre. Y es que aquellas latas de colores nos servían, efectivamente, para guardar nuestros equipos de chapas y librarlas del peligro de los ratones o que se deterioran con el paso del tiempo.
Mientras que por las ondas de las emisoras de radio escuchábamos atentamente la letra de la canción nosotros usábamos, a pesar del disgusto de mi madre que cedía ante nuestras insistentes, persistentes y persuasivas peticiones, la latas de Cola Cao para aquella noble causa de darle cobijo adecuado a aquella ingente cantidad de chapas. La letra de la cancíón decía así: "Yo soy aquel negrito / del África tropical, / que cultivando cantaba / la canción del Cola Cao. / Y cómo verán Ustedes, / les voy a relatar / las múltiples cualidades / de este producto sin par. / Es el Cola cao desayuno y merienda. / Es el Cola Cao desayuno y merienda ideal. / ¡Cola Cao, Cola Cao! / Lo toma el futbolista para meter los goles, / también lo toman los buenos nadadores. / Si lo toma el ciclista, se hace el amo de la pista / y si es el boxeador, (bum, bum), golpea que es un primor. / Es el Cola Cao desayuno y merienda. / Es el Cola Cao desayuno y merienda ideal. / ¡Cola Cao, Cola Cao! El asunto era que los plumieres no podían guardar salvo una escasa cantidad de aquella ingente multitud de chapas de todos los gustos y colores (y por cierto tengo que contar que mientras los tres plumieres de Emilín, Boni y Maxi eran bastos y vulgares, el mío presentaba un aspecto mucho másestilizado, moderno y futurista porque me encantaba el Arte) y las cajas que pedíamos en las zapaterías, librerías y mercerías tampoco daban a basto. Así que tuvimos que echar mano de las latas de Cola Cao. ¿Y qué era aquello de las cajitas? Me estoy refiriendo a las cajitas de cerillas que, una vez vacías de su contenido original (cerillas que otros llamaban fósforos o mixtos), nos servían para guardar los redondeles de los futbolistas y ciclistas que vençian a ser algo así como un "fondo de armario" para poder utilizarlos cuando había que recortar cabezas y ponerlas en cuerpos de otros deportistas: técnica manual y artesanal de la cual éramos los cuatro hermanos extraordinariamente expertos. Así que nuestros cobijos más idóneos y geniales para las chapas y los redondeles recortados de los cromos, o simplemente pintados con lápices de colores cuando no se trataba de cromos, eran los plumieres, las cajas que pedíamos en las zapaterías, librerías y mercerías del barrio (donde Boni daba la cara por los demás antes las risas y el cachondeo de los demás valga la redundancia), las latas de Cola Cao y las cajitas de cerillas (que otros llamaban fósforos o mixtos)
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