Fue gracias a nosotros (Diario)
Publicado en Mar 11, 2016
Hoy en día es totalmente normal y completamente común ver a miles de aficionados y aficionadas al tenis jugando en las Instalaciones de la Casa de Campo de Madrid, muy cerca del Lago. en lo que antes se llamaba Estanque. ¿Se ha preguntado alguien, alguna vez, cuál fue el origen más remoto de dichas instalaciones populares? Antes de ello, en Madrid, sólo jugaban al tenis los millonarios y los hijos de los millonarios en sus clubes privados. ¿Quiénes fueron los que lograron la hazaña de que el tenis madrileño llegara a toda clase de ciudadanos y ciudadanas de Madrid sin tener en cuenta su clase social? Fue gracias a nosotros y la historia real fue la siguiente.
En 1966, un tenista profesional llamado Manuel Santana, había despertado el interés del tenis entre los aficionados al deporte en general. Muchos españoles y muchas españolas empezaron a sentirse atraídos por dicho deporte, pero el número de practicantes populares -los que no eran ni millonarios ni hijos de millonarios- era prácticamente nulo en la capital de España. Fue en aquel año en el que a los cuatro hermanos Orero nos dio por iniciarnos en el tenis. Nos compramos cuatro raquetas de madera "made in Pakistán" que estaban de oferta en El Corte Inglés, junto con un bote de pelotas de tenis de la marca Dunlop y muñequeras de color blanco, conseguimos un libro donde, además de enseñar a jugar al tenis, venían impresas las dimensiones exactas que debía de tener un pista y sus respectivas partes tanto para individuales como para dobles, confeccionamos una red de cordajes de plástico verde que enrollábamos en dos gruesos palos y nos fuimos a la Casa de Campo en busca de algún terreno arenoso que tuviese las dimensiones apropiadas para trazar la pista. Para conseguirlo teníamos que limpiar de arena (con nuestras propias manos) el terreno que iba a ser la pista. Plantábamos los dos postes haciendo dos ajujeros y comenzamos a aprender a jugar. Por aquel tiempo, además de nosotros cuatro, también había dos aficionados algo mayores de edad, con los que conseguimos contactar y a los cuales los conocíamos como César y "Cachitas". Recuerdo que éramos los primeros "locos" de todo Madrid que comenzamos a jugar al tenis en la Casa de Campo. ¿Cuál de los dos grupos fue el remoto origen de las actuales Instalaciones de Tenis de dicha Casa de Campo de Madrid? No fueron César y "Cachitas" sino nosotros: los cuatro hermanos Orero. Y dicho origen surgió una mañana dominical en que, estando nosotros cuatro jugando al tenis, se nos acercó un hombre que paseaba por allí y nos indicó si podíamos jugar bien o nos molestaba el terreno y los árboles. Dijimos que era imposible jugar bien en aquellas condiciones. Aquel hombre resultó ser el Ingeniero de la Casa de Campo madrileña de aquel tiempo. Sacó su radio transmisor, hizo una llamada y, pocos minutos después, aparecieron dos obreros del Ayuntamiento de Madrid. Les ordenó que hablasen con nosotros y que hiciesen el favor de construir una pista de las medidas que nosotros les dijéramos y en el terreno que nosotros eligiéramos. Los obreros pensaron que era un simple capricho pasajero del Ingeniero y, al domingo siguiente, nos encontramos con dos palos mal clavados, con árboles y matas de por medio. Así que no hicimos ni puñetero caso y volvimos a crear una pista de tenis tal como debía ser. Estábamos jugando, nuevamente, como más o menos podíamos, cuando de repente llegó un automóvil y un hombre salió de él. Era el Ingeniero de la Casa de Campo de Madrid que venía a ver cómo había quedado la pista. Se llevó una enorme sorpresa cuando descubrió que no habíamos hecho caso de la pista fabricada por los obreros. Nos preguntó cuál era el motivo y se lo explicamos. El Ingeniero de la Casa de Campo montó en cólera y volvió a llamar a los obreros del Ayuntamiento para que, esta vez, hiciesen caso de nuestras órdenes. Los obreros llegaron muy cabreados pero más rojos de vergúenza que dos pimientos de Padrón. Entonces se dieron cuenta de que la cosa iba en serio y llevaron a cabo la pista tal como nosotros les indicamos. Después de esto el Ingeniero de la Casa de Campo de Madrid nos prometió que, en muy pocos días, mandaría construír una pista de cemento en los alrededores de aquel campo de tierra que nosotros fabricábamos con nuestras propias manos. Y, efectivamente, muy pocos días después ya estaba construída la pista de cemento donde jugábamos ya en buenas condiciones técnicas y sin molestias de arenas, piedras, ramas de árboles, etcétera. Fue aquella pìsta de cemento la que hizo que comenzaran a aparecer, poco a pocos, otros madrileños con ganas y deseos de jugar al tenis. Por eso poco después el Ingeniero de la Casa de Campo de Madrid mandó construir una segunda pista de cemento muy cerca de la que utilizábamos nosotros. Y nos prometió que si la afición seguía creciendo, muy pronto llevaría a cabo unas auténticas isntalaciones de conjunto de pistas de tenis cerca del Lago, en el antes llamado Estanque, donde hubo un campo de fútbol en el cual también habíamos jugado nosotros al balompìé. Casi un año después ya estaban construídas las primeras instalaciones de canchas de tenis en la Casa de Campo de Madrid regidas por el Ayuntamiento. Las más de una veintena de canchas de tenis que hoy componen el conjunto total de las Instalaciones de Tenis de la Casa de Campo de Madrid, regidas por el Ayuntamiento, tienen su origen en aquellas enormes madrugadas en las que nos levantábamos antes de que llegara el alba para, los cuatro hermanos Orero juntos, jugar al tenis en dicho lugar. Luego el origen del tenis popular en Madrid fue debido a aquellas instalaciones de la Casa de Campo que había mandado construír el Ingeniero de aquellos años gracias a nosotros: Emiliano, José, Bonifacio y Máximo Orero De Julián. Y esa es una verdad histórica. Así que si algún campeón o campeona, o algún gran tenista de la categoría que sea, se forjó y se formó en dichas Instalaciones de la Casa de Campo de Madrid ha sido gracias a nosotros cuatro.
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