Día de la Poesía en Murcia (Diario)
Publicado en Mar 21, 2016
El pasado jueves, día 17 de marzo del presente año de 2016 después de Jesucristo, en la ciudad española de Murcia, se celebró un maratón de lectura de poemas (desde las 10 de la mañana hasta las 10 de la noche), al aire libre y para toda clase de personas que quisieran pasar un rato escuchando poesía, en la puerta del Museo Ramón Gaya, en la murciana Plaza de Santa Catalina, muy cerca de la Catedral. Se celebraba el Día de la Poesía y estaba dedicado a la memoria de quien fue una gran poetisa, Josefina Soria quien, habiendo nacido en la ciudad de Albacete, vivió y amó Cartagena y Murcia sin olvidar jamás sus orígenes.
Josefina Soria (Albacete, 1926 - Murcia, 2010) cultivó el cuento, la poesía y el teatro, con premios destacados en los diferentes géneros: "Ateneo de Salamanca", "Ciudad de Cartagena", "Hucha de Plata", "Sara Navarro", "Torremozas", "Justas Poéticas", "Epifanía en la Ondas", "La mujer ante el Arte", etcétera, siendo reconocida como una de los suyos por José Hierro, Carmen Conde, Caballero Bonald, Ernestina de Champourcin o Leopoldo de Luis. Colaboró en periódicos, revistas, radio y televisión organizando actos culturales, charlas y recitales; su obra literaria figura en diversas tesis y antologías de España e Hispanoamérica. Y allí estuvimos nosotros. Una pandilla de 10 formada por nueve mujeres y un hombre representando al Taller de Lectura, Escritura y Literatura del Hogar de las Personas Mayores de Molina de Segura (Murcia de España). Sobre las 4 de la tarde nos tocó al grupo recitar de cara al público y, aunque al principio parecía que no íbamos a poder vencer los nervios, no sólo los vencimos sino que lo hicimos de tal manera que cuatro o cinco del grupo repetimos y recitamos por segunda vez. Yo retengo ya, en la memoria de mi Diario, los dos poemas de Josefina Soria que me tocó versificar: "Tiempo de gozo" y "Que nadie me despierte". Y es que fue, efectivamente, un tiempo de gozo para disfrutar culturalmente y el cumplimiento de un sueño del cual pedí, humildemente, que nadie me despertara. Toda nuestras actuaciones fueron motivo de alegría entre los 10 y, para celebrarlo, a alguien se le ocurrió la feliz idea de ir a tomar, todo el grupo junto, un chocolate a la taza con dos porras por cabeza. Efectivamente, el chocolate estaba espeso, tal como les gustaba hacer a mi abuela materna Rufina y a mi propia madre Rosario, y acompañado de las dos sabrosas porras nos supo a gloria bendita. A nadie nos dolió el estómago; lo cual quiere decir que se encontraba en us punto exacto. Y la Chocolatería se llama Valor, de la murciana Calle Cardenal Belluga, número 7. Más de un chiste se nos ocurrió para acompañar la chocolatada y recordar que los nervios, antes de recitar los poermas, se nos habían pasado, de repente, en el mismo instante en que nos tocó enfrentarnos a un público que, sin embargo, siempre estuvo dispuesto para aplaudir. Y es que ese Día de la Poesía es ya para mí inolvidable y, como dijo Josefina Soria, yo "me enamoré esa noche de mi tierra". Algunos, al leerme, pensarán de qué tierra está hablando un poeta nacido en Badajoz y criado siempre en Madrid. Estoy hablando de esa tierra que acoge a un ser humano y le dignifica hasta guiarle a la altura de las estrellas. Nada más y nada menos que eso.
Página 1 / 1
Agregar texto a tus favoritos
Envialo a un amigo
Comentarios (0)
Para comentar debes estar registrado. Hazte miembro de Textale si no tienes una cuenta creada aun.
|