Irrepetible (Diario)
Publicado en Mar 30, 2016
Hay opiniones que son solamente subjetivas y hay opiniones que son sobre todo objetivas. Las opiniones subjetivas no valen más que para creer en cosas erróneas mientras que las opiniones objetivas sirven para creer en cosas verdaderas. Yo tengo un ejemplo muy claro en mi existencia diaria a través de los años. La opinión sobre quién es, ha sido y será, el mejor deportista de los cuatro puede ser subjetiva (lo que dice cierta señora que no sabe bien lo que dice) o puede ser objetiva (lo que se demuestra que es cierto con los datos verídicos en las manos). Así que me limitaré a recordar el pequeño tiempo -de todo el larguísimo tiempo en que sigo demostrando mis capacidades de atleta de fondo comparadas con las de los otros tres- para sacar de la ignorancia a cierta señora y quienes, de manera totalmente equivocada, opinan lo contrario porque no conocen ni la mitad de la mitad de la mitad sobre este asunto. Pero para eso están mi Diario, mi Memoria y mis Recuerdos.
Solamente contando aquellos 21 meses que estuvimos ganando todos los partidos de fútbol dominicales en la Casa de Campo de Madrid (sin perder ni empatar ninguno) demuestro lo que es del todo evidente. Recuerdo que yo jugaba de motor del equipo y corría por todo el campo (y por eso mismo), un total de 14 kilómetros por hora; así que, como los partidos duraban 5 horas, se deduce que durante todo aquel tiempo me hacía 70 kilómetros por partido, y si multiplicamos 70 kilómetros por el total de los domingos (90) obtenemos que yo corrí, solamente contando las cinco horas que duraban aquellos partidos dominicales, un total de 630 kilómetros; mientras que Bonifacio (ya que jugaba solamente desde medio campo hacia atrás con algún que otro esfuerzo añadido de vez en cuando) corría un total de 40 kilómetros por domingo y esto da un total de 360 kilómetros (lo cual, a pesar de ser todo un esfuerzo atlético, está muy lejos de lo realizado por mí). ¿Qué sucedía con Máximo? Que, diciendo que acudió todos los domingos a jugar aquellos partidos (lo cual es falso porque faltaba bastantes veces) a lo sumo corría -porque jugaba de medio campo hacia adelante y sin ninguna clase de esfuerzos añadidos- un total de 20 kilómetros por domingo que, en el caso de que hubiese jugado todos los domingos (cosa que no es cierta pero digamos que sí por hacerle un favor) suponen 180 kilómetros en total. En lo que se refiere a Emiliano ni tan siquiera jugó un solo minuto de aquellos inolvidables domingos en que ganamos todos los partidos. Así que, en su caso, 0 kilómetros por domingo hace un total de 0 kilómetros en total. Observen, como dato objetivo y por ello veraz (diga lo que diga cierta señora que no se entera de lo que dice) que yo híce, solamente en aquel cortísimo tiempo de los que llevo andando y corriendo por el mundo (ya que, entre otras cosas ni tengo coche ni sé conducir un coche ni tampoco una bicicleta y por eso todo lo hago con mis propias piernas, mis limpìos pulmones y mi sano corazón) un total de 630 kilómetros que, supone más que mis otros tres hermanos juntos porque si a los 360 kilómetros de Bonifacio le sumamos (generosamente por cierto ya que no estuvo en todos los partidos) los 180 kilómetros Máximo y a ello le sumamos los 0 kilómetros de Emiliano; resulta que yo sólo híce más kilómetros (630 sólo refiriéndome a aquellos 90 domingos de imbatibilidad total y continua en partidos de fútbol tras partidos de fútbol) que los 540 que sumaron mis tres hermanos juntos. O sea que no sólo hice mucho más sino que me sobraron todavía 90 kilómetros para que me hubiesen empatado (nunca ganado sino solamente empatado) Bonifacio, Máximo y Emiliano juntos. Así que el dato objetivo es el dato objetivo y lo que diga usted, señora, sólo es un dato subjetivo que no se acerca para nada a la realidad. Y eso que no cuento la enorme cantidad de millones de kilómetros que llevo ya corridos y caminados a lo largo de mi todavía corta vida. Así que piense antes de hablar o hable después de haber pensado. Pues esa es la cuestión. Ser o no ser el mejor deportista de los cuatro con los datos objetivos en la mano y no con opiniones basadas en la ignorancia. A aprender a la escuela, señora fina o fina señora o quien desee ser usted porque en esos terrenos privados yo no me meto, pero antes de hablar hay, por lo menos, que pensar aunque solamente sea un poco cuando no se conoce la materia de lo que se está hablando. A ver qué es lo que tiene que decir ahora "Cabeza Buque"; el de los "piñones fijos" y las "bielas cansinas"...
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