El octogenario abedul de primavera (Poesía)
Publicado en Apr 02, 2016
El octogenario abedul de primavera
lanza al viento, aire en ristre, su triste caravana del pensamiento. En su larga espera se yergue hacia el firmamento. Acceder al cielo de las blondas nubes de la redonda esfera donde las ideas se hacen hondas cual estación de la voz primera. ¡Conmoción en movimiento! Ha llegado ya el momento de escapar, silenciosos de horas y sumergirse, vida adentro, en el minuto de los ahoras. Ahora es esa frontera la que abre su flora entera para cantar el concierto. El preciso instante, el lamento de la voz, conducta y honra, de ese estar en la esfera del reloj del sufrimiento. Meditación: alimento de la voz clara y sonora. Un profundo elemento nos trae la vida etérea, composiciòn frágil y aérea, que habita en el aposento. Una voz fuerte y señora de todo el mundo incierto. Razones por ser espora del sentir que no está yerto en frondoso y verde huerto de la idea y la memoria. Noria de lo que es lento pero firme en nuestra historia. ¡Está el poeta en lo cierto! ¡Es amarilla la aurora! Quién sabe si en toda gloria existe ese desconcierto que en alma siempre mora. Olvidando el sentimiento se aleja ya la ralea de lo que sientes y yo siento como sílaba y acento del cantar en la platea. ¡Teatro del fingimiento! ¡Verdad que ya se clarea al llegar lo que se nombra como cierto! La corola de la sabia flor al viento nos hace cantar a la sombra. Ya se asombra el abedul del violento temporal que años cobra. Y octogenario el invento de haber nacido marea... las olas del mar abierto siguen con su tarea de mover a cada ola mientras la luz ya riela en un mirar con acierto mientras se apaga la vela. ¡Noche del lucimiento! ¡Noche del duermevela! ¡En tu cansado cimiento sueña quien se desvela sentado, y como muerto, en una silla de anea! Todo es un ser sediento buscando que la fina arena del duro y cruel desierto en dulce vergel se vuelva. Y en todo conocer presiento que la paloma ya vuela pensando que hay un asiento donde el ayer se consuela. Transformar la triste escena que el mundo hoy nos revela y pensar que hay alimento para el almuerzo y la cena. Y sigue girando la rueda para aquel que, al fin, pueda narrar que todo es un cuento que cada día se estrena. Cada uno sabe que el viento nos pone al descubierto cuando llega la faena que, de nuestra alma partiendo, nos guía hasta la postrera canción que está ya saliendo porque la edad siempre espera. Mil tentaciones surgiendo mientras nos vamos ya yendo a la página postrera. ¡Cómo se está construyendo un final que nos aterra mientras se nos está cayendo a pedazos nuestra tierra!
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José Orero De Julián