Papel de empanadillas y la leche (Diario)
Publicado en Apr 04, 2016
En los tiempos actuales abundan muchísimo los envoltorios de plástico; pero en nuestra época dorada del fútbol de chapas era mucho más elevada la demanda que la oferta y, además, a Emilín le daba por acaparar la mayor parte del plástico que entraba en casa. Así que yo, para poder superar aquella escasez de unos plásticos que tan buena labor nos hacían a la hora de fabricar las chapas de los futbolistas (algunos de mayor calidad que otros pero todos más o menos servibles), tuve que ingeniármelas para salir de aquella penuria. Así que le eché imaginación al tema y, comprobando que el papel de empanadillas y los plásticos de los envases de la leche eran algo translúcidos o por lo menos lo suficiente como para poder ver los nombres, fabriqué a algún que otro directivo (recuerdo, por ejemplo, a Naranjo del Las Palmas de la CJ) con aquel papel de empanadillas y, para ser más imaginativo todavía, fabriqué a algún que otro árbitro de fútbol (recuerdo que era la época en que Gardeazábal estaba en activo) con los plásticos blancos de los citados envases de leche.
Sucedió en la primera década de los años 60 (aquellos años de felices recuerdos de infancia/adolescencia/infancia) y el motivo de todo, vuelvo a insistir, era de doble sentido: la escasez de envoltorios con plásticos y la ambición de Emilín por quedarse con la mayor abundancia de ellos y, además, los de mejor calidad. Así que el recurso del papel de empanadillas para algunos directivos de la CJ y los plásticos de la leche para algunos árbitros de la CJ fue todo un acierto porque demostró que ante una circunstancia de difícil solución la imaginación deja de ser solamente un arte y pasa a se, además, una respuesta adecuada porque ninguno de los otros tres (CG, CB y CM) tenían nada que reclamarme ya que yo, en el reparto de los plásticos de buena calidad, siempre permitía que ellos eligieran a su gusto. Después, cuando comenzaron ya a abundar los envoltorios de plásticos de buena condición para las chapas de los futbolistas, los directivos, y los árbitros, ya todo fue mucho más fácil. De todas formas aquel ingenio del papel de empanadillas y la leche era toda una novedad en aquel mundo de lucubraciones donde había que estar despierto para no sucumbir ante las adversidades. No sucumbí. El papel de empanadillas y los plásticos blancos de la leche (que permitían visualizar con cierta dificultad pero de manera aceptable a los nombres de los directivos y los árbitros) me sacaron del apuro. No sé si era "políticamente correcto" porque esta frase en aquel entonces ni tan siquiera existía en los medios de comunicación de masas ya que estábamos todavía en la época franquista, pero era legítimamente aceptable. Y les dejé con la boca cerrada y sin poder negarme mis derechos a usar la imaginación cuando la necesidad más apretaba.
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