Soñé tanto aquella noche,
Tanto como le rogaba a Dios soñar contigo,
Pensándote y soñándote en un largo desvelo que amanecía.
 
Roge llegar a estar dentro de ti,
De tal forma o de cual sea, pero dentro tuyo.
 
Propuse ser el aire que contenías en tu pecho
Cargándolo de secretos antes de transformarlo en suspiro…
 
Propuse ser la mística mediadora,
Entre tus anhelos, fantasías y recuerdos…
Solo para asegurarme continuar dentro tuyo,
Mas allá de las inevitables opciones que decidas…
 
Pero solo me fue permitido sentirme lágrima…
 
Solo pude estar dentro de ti poco tiempo, como lágrima de quien sufre.
 
Y mientras intentaba refrescar tu mirada,
Tus ojos se ponían ácidos…
Tus dolores se hacían derrames de frágiles venitas…
 
Y rápidamente me fui resbalando, de ti…
 
Y caí por tus mejillas enrojecidas,
Y disimuladamente llegue a besar tus labios salados por mi culpa.
 
Y me caí al vacío que me alejaba de ti para siempre.
 
Y desperté entonces… gracias a Dios…
Y te fui a buscar. Y te pedí perdón.
Y volvimos a intentarlo.
Y lo logramos.
Ahora no generamos sufrimientos,
Y evitamos que las lágrimas caigan al vacío…