Feliz año 20 (Diario)
Publicado en May 02, 2016
No me refiero al año 1920 después de Jesucristo, sino al año 1969 después de Jesucristo. Una vez ya pasado el famoso Mayo del 68 francés (del cual no me enteré absolutamente de nada porque yo estaba enfrascado en las aventuras de las chapas), resulta que el año 1969 después de Jesucristo resultó, para mí, de una gran abundancia; porque conocí un elevadísimo número de chavalas guapísimas, atractivas, sexys y, además, simpáticas. Ante aquella avalancha tuve que seguir siendo el líder "espartano" del pasado San Isidro de Madrid. ¿Cómo pude solventar toda aquella avalancha? Se me ocurrió defenderme con un lema invencible. El lema decía así: "Si me quieres dímelo y si no vete con otro, que en las artes de la vida soy tan libre como un potro". No sé si era "de potra" o simplemente de casualidad... pero el lema daba efectos instantáneos... puesto que ellas, las chavalas guapísimas, atractivas, sexys y, además, simpáticas, rápidamente se iban con otros.
¿Cómo conseguí yo aquellas hazañas tan inolvidables? Recurrí a un remedio infalible: seguí siendo líder en la cancha de fútbol (que no era de césped sino de arena para reforzar mi espíritu indomable) del madrileño Campo del Gas donde conseguía triunfo tras triunfo mientras en mi interior resonaba constantemente aquello de "Y en cuestiones de mujeres, ¿cómo te trata la vida?, me defiendo me defiendo como gato panza arriba"; que era del cantautor nicaragüense Luis Enrique Mejía Godoy (hermano de Carlos para más señas) pero que me venía como "anillo al dedo" para superar todo aquel acoso de féminas de "muy buen ver". Así que aquel año 1969 después de Jesucristo fue un año inolvidable tanto en el sentido de lo romántico (que siempre me ha acompañado en mi sempiterna bohemia) como en el sentido de lo deportivo (puesto que dejé huellas en el citado campo de fútbol). He de decir que, a pesar de mis esfuerzos porque se fueran con otros (que sí era verdad que lo hacían) ellas (las guapísimas, atractivas, sexys y, además, simpáticas chavalas) me seguían admirando cada vez más... aunque ya algo más lejos de mí... porque valoraban mucho mis titánicos esfuerzos para no sucumbir. Y también he de decir que aquel lema que tantos frutos me estaba dando me duró hasta el año 1983 después de Jesucristo. Pero esa ya es otra historia. Así que el año 20 me fue de mucha dicha, de mucha felicidad y de mucha aventura bohemia con la sonrisa siempre presente. Y me sirvió para que el voto femenino fuese, años más tarde, determinante para ser elegido enlace sindical bancario (sin pertenecer a ningún sindicato habido o por haber) y representante estudiantil universitario (sin pertenecer a ningún partido habido o por haber). En definitiva: las que entraban por las que se iban. Hasta que en 1983 sucumbí definitivamente y en 1984 me casé con mi Princesa.
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