La elipsis de Puente Viejo (Relato)
Publicado en May 13, 2016
Laberinto de pasiones.- El cuerpo yaciente de Ariel Rota, en medio del charco de sangre, demostraba una vez más que Puente Viejo se estaba convirtiendo en un lugar donde era imposible vivir. El asunto había transcendido más allá de la localidad y ahora todas las sospechas del crimen recaían sobre la pareja compuesta por la erotómana Cecilia Moliner y el homosexual Manuel Niro, hijo del jeque Riza quien poseía más de la mitad de todas las propiedades de la lujosa localidad. En Puente Viejo cualquier locura podía ya hacerse realidad. El hijo del jeque Riza, aquel desdichado homosexual que había llegado huyendo de Drimas, la ciudad más divertida y salvaje del mundo, se había enamorado locamente de Cecilia, pero la Moliner era una enferma mental que vivía en su propio mundo, ajena por completo a la realidad que la circundaba, porque estaba completamente convencida de que Fabio Maraná, el cantante punk de origen colombiano que se había erradicado en aquel lugar, bebía los vientos por ella. Cecilia había cambiado la paz de su terruño, la aldea de Villavelas, por el lujoso glamur de Puente Viejo. Aquel insospechado laberinto de pasiones ocultas venía a complicarse aún más desde que había aparecido Johny Tirani, un conquistador de mujeres siempre dispuesto a aumentar el número de jovencitas que caían rendidas entre sus brazos mientras él vivía a todo lujo gracias al dinero que le sacaba a todas ellas. Eulogio Sacristán, el monaguillo que ayudaba en las misas dominicales al padre Torralba, sentía un profundo dolor dentro de su corazón porque, al parecer, amaba con toda su alma a a aquella desagradecida Cecilia Moliner que jugaba con sus sentimientos haciéndole creer que bebía los vientos por él. Y a todo este laberinto sentimental se había unido la intervención del multimillonario panameño Antonio Eras, íntimo amigo de Helga Fernández, la atractiva esposa del ya fallecido Ariel Rota. El amor había flechado inevitablemente a Helga y Antonio desde el mismo momento en que se conocieron por primera vez. Una vez destrozadas todas las ilusiones amorosas del monaguillo Eulogio Sacristán la cuestión pasaba por descubrir qué habia sucedido y quién había cometido el crimen. Para ello se encontraban en Puente Viejo la periodista Cristina Martina y su compañero, también periodista, Leonardo Espinardo. Ambos trabajaban, juntos, para el programa televisivo de "Drimas Tevé" que tanto éxito estaba alcanzando a niveles nacionales e internacionales. Leonardo Espinardo había prometido a Cristina Martina que la invitaría a un viaje por el Caribe si conseguían descubrir la verdad. Y Cristina Martina había aceptado el reto aunque, en lo más profundo de su interior, odiaba a muerte al engreído Leonardo Espinardo que se consideraba mucho más profesional que ella. Esa era la situación en que se encontraba Puente Viejo cuando el escritor Jorge Borge llegó al lugar para, en medio de la famosa serenidad que tanto se anunciaba por los medios de comunicación, escribir su novela "La elipsis" que tenía ya bastante avanzada.
La búsqueda.- Tanto el teniente de policía Epifanio Fuentes como su ayudante Epifania Cifuentes, que mantenían ocultas relaciones sentimentales a espaldas de la esposa del teniente, la aristócrata Dolores Fuertes de Barriga, supieron desde el primer momento en que se perpretó el crimen que se encontraban ante el caso más difícil de sus vidas. Lo primero que más le llamó la atención a Epifania Cifuentes fue saber que el banquero Salvador Cabezas, célebre tacaño, además de usurero según sabían todos los residentes en Puente Viejo, había otorgado el elevado crédito de un millón de dólares al homosexual Manuel Niro sin haberle pedido ninguna clase de aval. Aquello resultaba demasiado anómalo tanto para Epifania Cifuentes como para el teniente Epifanio Fuentes. Mientras tanto, la periodista Cristina Martina y su compañero de oficio, el odiado Leonardo Espinardo, habían logrado descubrir, a través del barman Benjamín Franco, que en todo aquel asunto andaba, de por medio, la legendaria creencia de que Ariel Rota guardaba, sin haberlo dicho a nadie, un tesoro en algún lugar de Puente Viejo. Siguiendo las pistas que les había señalado el barman, estaban de acuerdo, por primera vez en sus vidas de profesionales de la comunicación social, que debían unir sus fuerzas para descubrir dicho lugar, si es que existía aquel tesoro del que todos hablaban sin cesar, recorriendo los alrededores de la localidad. Leonardo Espinardo había conseguido, además, que Benjamín Franco le entregara un mapa en cuyo reverso venía un pequeña declaración del asesinado Ariel Rota. Se podía leer con suma facilidad: "No será para quien lo desea". ¿Qué significaba aquello? Decidieron ir a entrevistar a la atractiva Helga Fernández quien, siendo la esposa del ya fallecido Ariel Rota, quizás podría darles alguna explicación sobre el asunto. Pero Helga Fernández se encontraba ausente. El diario secreto.- Fue la enorme curiosidad femenina de Cristina Martina la culpable de que, mientras Leonardo Espinardo se entrevistaba con el padre Torralba, la llevase a husmear por toda la casa del clérigo, que estaba totalmente distraído atendiendo al periodista, hasta encontrar, debajo del colchón de la cama del cura, un diario que rápidamente escondió dentro de su chompa de cuero. Rezó a todos los santos porque el padre Torralba no se hubiese percatado de nada y, volviendo a donde se encontraban éste y Leonardo Espinardo, se dio cuenta de que no había sido descubierta. El padre Torralba hablaba hasta por los codos e hizo saber, tanto a Cristina Martina como a Leonardo Espinardo, que Fabio Maraná, el célebre cantante punk, no era de fiar y que él sospechaba que ocultaba demasiadas cosas ya que nunca quería ir a la iglesia a confesar sus pecados. ¿Estaba el padre Torralba acusando a Fabio Maraná del crimen cometido contra Ariel Rota? Quizás aquel diario secreto contuviera algo importante sobre la vida de aquel punki que se encontraba, en aquellos momentos, en lo más alto de las listas de cantantes más exitosos, tanto dentro del país como a niveles internacionales. Así que una vez llegados de nuevo al hotel "El Puente", donde residían momentáneamente los dos periodistas, ella le confesó que había sustraído el diario secreto del padre Torralba. Leonardo Espinardo estuvo de acuerdo en leer su contenido. Y ambos lo estuvieron haciendo al mismo tiempo. Los primeros párrafos del diario secreto del padre Torralba se referían a un vago recuerdo de una historia sucedida en la ciudad de Drimas. Para el padre Torralba, según declaraba en sus notas escritas, era cierto que existía un tesoro escondido en los alrededores de Puente Viejo y que dicha creencia se había extendido por toda la citada ciudad. Ante el asombro de Cristina Martina y Leonardo Espinardo, según el diario secreto del padre Torralba, existía un caballero que conocía el lugar exacto en donde se encontraba aquel tesoro. Un misterioso caballero bohemio y de nacionalidad desconocida que siempre andaba escribiendo historias, mitad reales y mitad imaginadas, para ganarse la vida. De aquel misterioso caballero el padre Torralba sólo sabía que había escrito "El misterioso caso catarí". Y nada más decía el diario secreto de aquel cura. ¡Caramba! ¿No era Riza Niro un jeque de Catar? Residente.- El teniente Epifanio Fuentes y su ayudante Epifania Cifuentes, metidos de lleno en el asunto, se dirigieron rápidamente a hablar con Manuel Niro, a quien encontraron según las indicaciones que les dieron los clientes del "Bar Chapuza's", en una casa de juegos y acompañado por el residente Johny Tirani. Según lo que pudieron obtener de aquella corta entrevista resultaba deducirse que el tesoro del que tanto se hablaba debía estar oculto en un subterráneo y guardado en alguna urna de cristal. Esto despertó rápidamente el interés de Epifania Cifuentes y más aún cuando tanto Manuel Niro como Johny Tirani hablaron de una extraña mujer a la que, según la leyenda, se la conocía en el mundo del hampa y el crimen como "Reina Roja". Epifania Cifuentes activó todas sus neuronas y pidió a Johny Tirani, aquel famoso conquistador de mujeres siempre dispuesto a aumentar el número de jovencitas que caían rendidas entre sus brazos mientras él vivía a todo lujo gracias al dinero que le sacaba a todas ellas, para que le describiera, con todos los detalles posibles, cómo era la misteriosa "Reina Roja" ya que, al parecer, él se ufanaba delante de todo el mundo de conocer todas las mujeres habidas y por haber; pero Johny Tirani, pillado in fraganti por la audacia de la ayudante del teniente Epifanio Fuentes, dijo que había perdido la memoria y cayó al suelo desmayado soltando un gas que llamó la atención de todos los que presenciaban la escena quienes, a causa de ello, huyeron del lugar rápidamente. Fue cuando el teniente Epifanio Fuentes tomó la iniciativa y le pidió a Manuel Niro que la describiese él mismo. Pero el homosexual también había perdido la memoria e, igualmente, se desmayó cayendo al suelo. Era necesario encontrar más información y lo más indicado, para ambos, era hablar con Helga Fernández por si ella sabía algo de todo aquel extraño caso. El último desafío.- Tanto Cristina Martina como Leonardo Espinardo sabían que aquel caso era el último desafío para ellos; porque él ya había aceptado la oferta profesional que le había presentado el canal televisivo "Rimas Sevé", principal rival de "Drimas Tevé", puesto que se dedicaría, desde entonces, a trabajos profundamente culturales en lugar de seguir luchando contra ella por ver quien de los dos era más inteligente o quién mostraba mayor astucia a la hora de resolver temas policiales. No le interesaba. Sabía que en Puente Viejo alguien, atormentado por la culpa de alguna operación fallida, había asesinado a Ariel Rota. Quizás el mundo de los narcóticos tendría algo que ver con todo ello. Así que era necesario investigar sobre la vida del cantante punk Fabio Maraná y su rápido ascenso en el mundo de la discografía mundial seguramente respaldado por una banda de mafiosos cuyo jefe, según creía él, debía ser Riza Niro. La ruta de las drogas provenientes de Catar debía estar fuertemente respaldada por altos personajes a nivel mundial y aquel jeque lo era. ¿Se podía unir el asunto del tráfico de drogas con la muerte de Ariel Rota? Buena pregunta que no se la haría jamás a Cristina Martina sabiendo que aquel era el último desafío que le enfrentaba a ella. Tenía una oportunidad de salir rápidamente del encrespado mundo de Cristina Martina y no lo iba a desaprovechar. Así que decidió usar la lógica y pensar en el padre Torralba y su famoso diario secreto sin que ella lo supiera. No la iba a delatar como ladrona de bienes ajenos pero tampoco iba a dejar de hablar con alguien que sabía mucho más que lo que contaba. Y eso que el padre Torralba, una vez que se le ganaba la confianza, hablaba hasta por los codos. Más allá de la vida.- El teniente Epifanio Fuentes y su ayudante y compañera de amoríos secretos, Epifania Cifuentes, lograron descubrir, preguntando a los asiduos del "Bar Chapuza's", que Helga Fernández estaba escondida en el lujoso chalet del multimillonario Antonio Eras. Los dos sabían, por su experiencia propia, lo que era ocultarse para no ser descubiertos. Tras un breve comentario antes de entrar en acción, los dos estuvieron de acuerdo en que, posiblemente, allí se entrecruzaban tres vidas atormentadas por el mismo motivo: el asesinato de Ariel Rota. Debían ser tres personas que habrían debido tener mucho contacto con el ya fallecido. Todo parecía una maldición del destino. Consiguieron hablar con el gordo Antonio Eras y la atractiva Helga Fernández. El teniente Epìfanio se dio cuenta de que aquella pareja no mantenía relaciones sexuales por amor sino por algo mucho más importante para ellos; porque viendo el físico de Antonio Eras resultaba demasiado deplorable para que alguien pudiera imaginarle capaz de enamorar a nadie y mucho menos a una mujer tan imponente como aquella tal Helga Fernández. Luego el motivo de sus relaciones sexuales debía de ser otro. La entrevista que sostuvo con los dos no le hizo cambiar de opinión sino descubrir que era cierto cuanto suponía; sobre todo cuando quiso escuchar la versión de su ayudante Epifania Cifuentes quien también coincidió con lo que él estaba pensando. ¡Había un trío en aquellas ocultas relaciones! ¿Quién era la tercera persona que había estado engañando al extinto Ariel Rota? Lo que descubrieron el teniente de policía y su ayudante fue algo sorpresivo. ¡Helga Fernández estaba fichada por la policía de Drimas como una drogadicta a cuyo alrededor siempre surgía un círculo que iba más allá de la vida! ¡Había estado envuelta, de manera indirecta, en varios asuntos de crímenes relacionados con las mafias de los narcotraficantes pero siempre había salido absuelta sin ningún cargo contra ella!. Ahora necesitaban saber si aquel pasado de Helga Fernández había desaparecido del todo una vez que se casó con Ariel Rota, como se decía en las altas esferas sociales, o seguía escondiendo su adicción a las drogas. Más allá de la vida estaba la muerte siempre rodeando a la fantástica figura física de Helga Fernández. ¿Se cruzaban siempre el destino de esa belleza de mujer y la muerte segura? Al parecer no era una simple casualidad o, al menos, Epifanio Fuentes no creía en ese tipo de casualidades. Después decidió que, tal como estaba el mundo, lo mejor era volver con su esposa y cortar de raíz las relaciones íntimas con su ayudante Epifania Cifuentes; la cual aceptó porque ya estaba cansada de tener que soportar aquella pesada cruz. Rompieron sus relaciones brindando con una copa de champán en el "Bar Chapùza's". El secreto de Puente Viejo.- Entrevistarse personalmente con el jeque catarí Riza Niro era prácticamente imposible, mas para la periodista Cristina Martina no existía nunca lo imposible así que, una vez que Leonardo Espinardo había decidido separarse profesionalmente de ella e irse a trabajar a "Rimas Sevé", rival de audicencias de "Drimas Tevé", se dedicó también a la labor de investigar por cuenta propia; y todo ello para demostrar que era superior a Leonardo Espinardo. Así que una vez que se había enterado, a través de los parroquianos asiduos al "Bar Chapuza's", de que el jeque, viudo desde que Manuel Niro tenía solamente una año de edad, mantenía relaciones con toda clase de homosexuales, insistió en ser recibida por el jeque si éste no quería que la cuestión fuese conocida a niveles nacionales e internacionales. Eso fue lo que hizo que Riza Niro la recibiese en su despacho privado de la rica mansión donde vivía. La sagaz y valiente periodista se enteró de una historia de amor imposible. Una mujer, conocida como "Reina Roja", había estado intentando, hacía ya varias décadas, enamorar al jeque que, sin embargo, no respondió jamás a sus peticiones o, al menos, nadie sabía que lo hubiese hecho. Aquella mujer, partiendo de la nada, había conseguido llegar a lo más alto de la sociedad de Drimas. ¿Cómo había sido posible tan rápido ascenso en la escala social? El camino de "Reina Roja" se había cruzado con alguien que la había aupado en todo lo alto de la sociedad internacional y lo que era evidente es que el jeque Riza Niro, que había confesado, sin ninguna clase de dudas, que era un homosexual empedernido y que por culpa de su homosexualidad su hijo Manuel Niro también lo era, no había sido el que la había aupado de esa manera tan rápida y sorprendente. O al menos eso era lo que se sabía ¿Quién era "Reina Roja" y por qué se ocultaba bajo aquel seudónimo en el mundo del hampa y los criminales? Curtida ya en algunas duras batallas investigativas, Cristina Martina se juró a sí misma descubrir aquel turbio secreto para sacarlo a la luz pública mucho antes de que Leonardo Espinardo lo consiguiera. Cuéntame cómo pasó.- Al contrario de lo que estaba pensando Cristina Martina, su ex compañero de trabajos periodísticos, Leonardo Espinardo, le llevaba ya mucha delantera en este escabroso asunto. Tras haber estado trabajando durante catorce años, sin apenas descanso alguno, el futuro se le abría de manera completa al haber aceptado la oferta de "Rimas Sevé". En cuanto al caso de Puente Viejo había conseguido encontrar el camino más recto y no pensaba desviarse de él; así que visitó al padre Torralba para tener una larga charla amistosa con él. O al menos sería amistosa si el cura así lo quería pues, tal como le hizo saber en el mismo momento en que se enfrentaron cara a cara, estaba dispuesto a conocer toda la verdad o a publicar la verdad que a él más le conviniera. Así que puso al padre Torralba entre la espada y la pared. Ya eran lo bastante adultos como para andarse con juegos de escondite. Lo que comenzó siendo una tranquila comida empezó a ser un verdadero conflicto intergeneracional pues el padre Torralba ya había superado, con creces, los ochenta años de edad y él sólo contaba con treinta y cuatro. Llegados a esta altura de la conversación y, en vista del ultimátum lanzado por el periodista Leonardo Espinardo, el padre Torralba se cerró en banda y le hizo saber que jamás le contaría la verdad de todo aquel turbio asunto porque era secreto de confesión. Lo que no había previsto el padre Torralba es que, sentado ante la misma mesa, y comiendo junto a los dos hombres, se encontraba el monaguillo Eulogio Sacristán quien, dolido por su mala suerte con las chavalas y, sobre todo, por lo imposible que le resultaba enamorar a Cecilia Moliner, que estaba prefiriendo la compañía del homosexual Manuel Niro, amigo íntimo del cantante punk Fabio Maraná, se decidió a contar toda la verdad. Comenzó haciendo saber al padre Torralba que en el mismo momento en que estaba confesando al jeque Riza Niro él se encontraba escondido tras el confesionario y, de manera involuntaria, lo había escuchado todo. Dijo que, como él no pertenecía al clero religioso pues sólo era monaguillo nada más, podía contarlo. Afirmó que escuchó con total claridad que era el citado jeque Riza Niro quien había estado siempre impulsando la figura del cantante punk Fabio Maraná a escala internacional, pero que descubrió las relaciones sexuales de este punki con la señora del asesinado Ariel Rota, Helga Fernández. Riza Niro hizo saber a Ariel Rota lo que estaba sucediendo a sus espaldas y le intentó chantajear cobrándole una suma elevadísima de millones de dólares si quería que no saliese a la luz pública en todos los principales periódicos del mundo. Como Ariel Rota se negó a pagar tan alta suma de dinero y ser él el que denunciara que Riza Niro era el jeque que se enriquecía con el tráfico de narcóticos y drogas entre Catar y la ciudad de Drimas, este malvado personaje pagó, con el conocimiento y apoyo de Helga Fernández, una pequeña cantidad de dólares a su protegido, el cantante punki Fabio Maraná que no sólo mantenía relaciones sexuales con la esposa de Ariel Rota sino también con el propio jeque catarí Riza Niro, para que llevara al cabo el crimen. Los tres, que formaban tríos amorosos miuchas veces juntos, idearon el asesinato de Ariel Rota siendo el cantante punk Fabio Maraná el que llevó a cabo el crimen asestando las veinticuatro puñaladas con las que había acabado con la vida del desdichado esposo de "Reina Roja" que era la mismisima Helga Fernández. El periodista Leonardo Espinardo apagó la grabadora y sonrió. Sabía que en el mismo Hotel "El Puente", donde él estaba residiendo temporalmente, se encontraba el famoso escritor Jorge Borge escribiendo una novela. Dementes criminales.- El escritor Jorge Borge había descorchado una botella de champán y estaba brindando con el periodista Leonardo Espinardo después de que éste le contó el asunto con toda clase de detalles. Sabia que era la mejor historia que podría escribir en su vida y, además, basada en hechos reales. Pidió a Leonardo Espinardo que, si no le contaba a nadie todo lo sucedido antes de que él lo publicara en forma de relato, se comprometía a repartir con él todos los beneficios que sabía que iba a obtener. Irían al cincuenta por ciento cada uno con aquella alocada historia de acción tan emocionante de los dementes criminales Fabio Maraná, Riza Niro y Helga Fernández. Tenía acordado, a través de un documento escrito y legalizado, con la famosa Editorial "Puntos Suspensivos", entregar su novela al día siguiente. El periodista Leonardo Espinardo aceptó dándose ambos un fuerte abrazo y despidiéndose estrechándose las manos como si fueran viejos amigos. Leonardo Espinardo salió a la calle a pasear con las manos dentro de los bolsillos de su pantalón vaquero y silbando una canción mientras que Jorge Borge rompió todas las hojas de la interminada novela "La elipse" para sustituirla por el relato "La elipse de Puente Viejo". Iba a ser todo un best seller mundial.
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