El imposible Mateo (Diario)
Publicado en May 28, 2016
Prev
Next
A lo largo y ancho de todas mis experiencias como maestro y educador no he conocido jamás a un alumno más anti empático que Mateo. Quizás porque la naturaleza no le hubiese dado un físico atlético o una agradable presencia que hacía que las chavalas no se acercaran a él, era tan cerrado en su circuito comunicativo que rozaba lo que llamamos autismo. no. No era autista pero era lo más parecido a un autista. Siempre gruñendo contra todo y contra todos, era uno de esos alumnos que jamás hacía caso a las enseñanzas de nadie como si los maestros fuésemos los culpables de lo poco agraciado que era. Sin embargo yo confié en  él. 
 
Todos me decían que era imposible. Que Mateo iba a fracasar como representante de El Sauce en la Competición de Ortografía de la ciudad de Quito. Nadie confiaba en él y él mismo se negaba a ser el representante del colegio pero yo no me di por vencido y conseguí que aceptara, aunque fuese en contra de su voluntad, mi decisión de que fuese él el que lo hiciera. Todos me dijeron que yo estaba loco y que el fracaso era tan evidente que resultaba normal que quedara el último. Me insinuaron que eligiera a otro o a otra como participante de El Sauce en una competición a la que acudían todos los mejores colegios de Quito. Sin embargo seguí confiando en él. 
 
En el viaje de ida, Mateo ni tan siquiera me dirigió la palabra. Cerrado en su mutismo y su incomunicación interpersonal, yo respeté su silencio pero le advertí que había apostado por él en contra de todo el resto de los profesores y las profesoras y que si me dejaba en mal lugar ya me ocuparía yo de hacerle entender, de otra manera más contundente, lo que es la vida cuando tenemos ganas de vivirla y que si él no tenía ninguna gana de hacerlo que se marchara a otro lugar con sus desagravios, sus desplantes y su mala educación. Se quedó como mudo. Se quedó callado. Sabía que yo llevaba razón y que no iba a permitirle ni uno más de sus desprecios porque él era todavía un mierda, como le hice saber, y que yo ya era profesor con carrera universitaria terminada. Así que como le hice saber la enorme diferencia que había entre él y yo, o entraba por el aro o se pudría en medio de sus ignorancias. Se quedó más suave que un guante y dejó de gruñir. No le dije nada más.
 
Cierto es que, por un pequeño fallo en una de las pruebas, no consiguió el triunfo en el Concurso de Ortografía cuando ya tenía la victoria en sus manos. Pero logró ser elegido como el tercero de todos los participantes y el tercer lugar le daba la oportunidad de ser elegido como uno más de los vencedores, que El Sauce sonase a la hora de la verdad, y que el premio de un lote de libros le nombraba destacado. Me pidió perdón por su pequeño fallo que le quitó la victoria en el último momento pero yo no le dije nada, sólo miré el lote de libros que había ganado como premio y le indiqué que podía irse a su casa a descansar y a instruírse un poco en lugar de despreciar tanto a todos sus compañeros y, sobre todos, a sus profesores y profesora. Yo volví al Colegio El Sacue e hice conocer la noticia ante la incredulidad de todos los demás. Por eso al día siguiente Mateo fue felicitado por todos y por todas mientras yo guardé silencio y empecé a preparar el equipaje porque me iba ya de El Sauce. Había conseguido lo imposible y ya no tenía nada más que hacer allí.
 
Si Mateo me lo agradeció o no me lo agradeció ni me importó en aquel entonces ni me sigue importando ahora que ya habrá crecido lo suficiente (tanto en lo físico como en lo mental) para saber quién era yo y quién era él; para saber lo que había conseguido yo y lo que podría conseguir él si seguía mis caminos. No sé nada de Mateo pero lo importante ya lo había logrado. Así que preparé mi equipaje para marcharme de allí sin volver la cara atrás para mirar lo que dejaba. Dejaba una sentencia mía: "Si uno solo de todos vosotros y todas vosotras, tan solo uno o una de todos vosotros y de todas vosotras, se acuerda, cuando sea mayor, de lo que yo hice por él o por ellla siendo maestro, ha merecido la pena estar en estas aulas enseñándoos a ser personas". Y así fue. Me marché sin volver la vista atrás. Si habían aprendido algo que les sirviera para cuando fuesen mayores esa fue la huella que dejé en quien así lo reconociera. El resto no me interesaba para nada.  
Página 1 / 1
Foto del autor José Orero De Julián
Textos Publicados: 7132
Miembro desde: Jun 29, 2009
0 Comentarios 221 Lecturas Favorito 0 veces
Descripción

Páginas de Diario personal.

Palabras Clave: Diario Memoria Recuerdos.

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Personales



Comentarios (0)add comment
menos espacio | mas espacio

Para comentar debes estar registrado. Hazte miembro de Textale si no tienes una cuenta creada aun.

busy