Dos días de luto (Diario)
Publicado en Jun 05, 2016
El motorista español Luis Jaime Salom Horrach (nacido el 7 de agosto de 1991 en Palma de Mallorca) tenía solamente 24 años de edad. Conocido como Luis Salom, fue un piloto de motociclismo de velocidad que corría en Moto2 en el equipo SAG Racing Team desde el año 2014 hasta su fallecimiento. El ex boxeador estadounidense Cassius Marcellus Clay, Jr. (nacido el 17 de enero de 1942 en Louisville) tenía ya 74 años cuando le ha llegado la muerte. Luis murió el pasado día 3 de junio de 2016 durante los entrenamientos del Gran Prix de Montmeló. Cassius murió el pasado día 4 de junio de 2016 vencido por el alzheimer tras luchar contra él durante cuatro décadas. 50 años separaban a ambos. Cuando Luis Salom nació, Cassius Clay ya había dejado de boxear y empezaba a luchar contra su enfermedad. El Destino es ese enigma, con mucho de misterio, que rige y dirige nuestras existencias.
Ambos deportistas estuvieron viviendo sus momentos más significativos en "el tren de la alta velocidad". La moto de Luis era una flecha. Los puños de Cassius eran dos relámpagos. El cuerpo de Luis quedó derribado en el suelo junto a su máquina de correr. El cuerpo de Cassius quedó sentado en la silla de ruedas de la que ya no se separaba. Salom avanzaba, año tras año, escalando puestos con el entusiasmo juvenil de alcanzar la cima. Clay ya había bajado de ella. Si yo tuviera que escribir un relato para cada uno de ellos, el de Luis Salom lo titularía "Soñando con el futuro" y el de Cassius Clay llevaría por título "Todo lo que fui". Futuro. Ser o no ser. Existencia buscando un porqué que, al final, se escapa de entre los dedos del afanoso quehacer de lo humanos. La muerte de Luis Salom ha hecho retroceder mi memoria al 30 de mayo de 1965, cuando escuché por mi radio Feudal, que había muerto, en la pista de Comarruga, el jovencísimo Ramón Torras, quien a sus 21 años de edad ya estaba siendo llamado a alcanzar la gloria de los campeones de motorismo. Le derrotó lo inexplicable. También la muerte de Cassius Clay hace retroceder mi memoria; ahora al 25 de febrero de 1965 que es cuando, a través del "blanco y negro" televisivo se le vio ganar por primera vez un Campeonato Mundial de los pesos pesados, en el Madison Park Garden de Nueva York, al tumbar en la lona al temible Sonny Liston. Pero el alzheimer es mucho más peligroso como rival y ha podido con el considerado por muchos como el gran campeón de todos los tiempos. Días de gloria deportiva que ya se han terminado pero que quedaron, grabadas para siempre, en la memoria de quienes las vimos, en las páginas que escribieron los periodistas, en las voces de quienes las hicieron escuchar y en las imágenes de esa cajita mágica llamada televisor. Todos tenemos momentos de gloria hacia el Destino. Luis Salom y Cassius Clay se marcharon de la vida camino del Cielo. Luis derrapando por las pistas de las nebulosas más o menos visibles. Cassius lanzando directos a las mandíbulas del espacio etérero. 24 y 74 años que ahora han acortado sus distancias para unirse en un solo tiempo, una sola dimensión, un solo momento en la existencia humana. Vivir es una aventura. Que Dios haya recogido la aventura de Luis y la aventura de Cassius y les tenga ya en la Gloria. Eso es lo que dice mi corazón. Otra cosa es lo que Dios crea que es justo.
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