Libertad! (por Pablo E. Le More) -Reflexiones-
Publicado en Jun 21, 2016
Uno de los bienes más preciados para el hombre es la libertad. Lo recordaba al visitar, hace poco, las ruinas de Numancia, a escasos kilómetros de soria. En los sitios excavados no sólo se encontraron los habituales restos de cerámica, armas y monedas, sino huesos humanos quebrantados y calcinados...
En el verano del 133 antes de Jesucristo aquellos celtíberos prefirieron suicidarse y quemar su ciudad antes que rendirse a Escipión Emiliano y ser vendidos cual miserables esclavos a los que sus amos podían matar bajo cualquier pretexto. Cervantes, en la tragedia del "Cerco", hace exclamar a uno de sus personajes: "Numancia es la que agora sólo ha sido / quien la luciente espada sacó fuera / y a costa de su sangre ha mantenido / la amada libertad suya y primera... ". A través de la Historia millones de seres humanos lucharon denonadamente para alcanzar y mantener tan preciado bien. Pero ¿qué es la libertad? Según el Diccionario de Casares, es "la facultad de la voluntad humana para determinar espontáneamente sus actos", y también "el estado o condición del que no es esclavo". Lector, ¿eres tú un esclavo? Cuando Dios creó al ser humano, le hizo libre; pero éste, abusando de su libertad, infringió el único límite sabiamente puesto por su Hacedor y cayó en la más horrenda de todas sus servidumbres. Lector amigo, ¿eres esclavo de tus pecados?. Jesucristo dice: "De cierto, de cierto os digo que todo aquel que comete pecado es siervo del pecado" (Juan, 8:34). Y el apóstol Pedro, hablando de los falsos profetas de todos los tiempos, escribe: "Dicen palabras arrogantes e inútiles, y por medio de los vicios y los deseos humanos seducen..., prometiéndoles una vida libre; pero ellos mismos son esclavos de una vida impura; pues cada hombre es esclavo de aquello que lo ha dominado" (Segunda de Pedro, 2:18,19). Así, pues, la esclavitud está siempre vinculada al pecado: el avaro se convierte en siervo y cautivo de su dinero; el bebedor. del alcohol embriagante y embrutecedor; el inmoral, de sus apetitos desenfrenados e inconfesables, y el mentiroso, de su lengua detractora. Otros están dominado por el juego (desde las quinielas hasta la ruleta), por el odio a determinadas personas, por su incontable soberbia o por sus ansias de poder... Los pecados se transforman en cadenas que nos aprisionan cada vez con mayor fuerza. Muchos esclavos de sus pasiones desean ardientemente ser libertados de ellas; hacen tremendos esfuerzos por romper la férreas cadenas del pecado. Son sinceros, pero tarde o temprano comprueban cómo fracasan sus buenas intenciones y se desalientan. Por sí mismo, el hombre nunca logrará romper dichas ataduras. Si éste fuera tu caso, amigo lector, escucha esta Buena Noticia: Alguien vino a este mundo para resolver, de una vez para siempre, el atormentadoro problema del pecado, y se presentó diciendo: "El Espíritu del Señor está sobre Mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón, a pregonar la libertad de los esclavos y vista a los ciegos, a poner en libertad a los oprimidos..." (Lucas, 4:18). Estimado lector y compañero mío en este diario andar que es la vida, si eres esclavo del pecado y del Adversario, como yo lo fui, acude ahora mismo al único que puede liberarte de una vez para siempre; entrega tu ser y tus pensamientos a Quien en su intenso amor entregó Su Vida en rescagte por tus rebeldías y las mías. Confiésale todo a Jesucristo e invoca Su perdón. En Él hallarás paz, indulto y libertad para este tiempo y para toda la Eternidad. Luego no guardes este tesoro para ti: habla de tu Libertador a los que te rodean, muéstrales -por tu vida transformada- el poder redentor de la sangre de Jesucristo. Conversa con Él en oración. Aprende a conocerle mejor, día tras día. No dejes de leer y meditar la Palabra de Dios, la Biblia: "Si vosotros permaneciereis en mi Palabra -dijo Jesucristo a los que habían depositado su fe en Él- seréis verdaderamente mis discípulos y conceréis la Verdad y la Verdad os hará libres" (Juan, 8.31). Sí, amado lector, sólo la Verdad de Dios puede hacerte libre. ¿Conoces la gloriosa libertad de los hijos de Dios? "Porque hay un solo Dios, asimismo un solo mediador entre Dios y los hobmres, Jesucristo hombre; El cual se dio a sí mismo en precio de rescate por todos, para testimonio en sus tiempos" (Primera de Timoteo, 2:56) Posdata (por "Diesel"): Una vez más, y ya llevo miles de veces diciéndolo y escribiéndolo y si hace falta hacerlo mil veces lo haré mil veces más, he de afirmar que la Libertad de los seres humanos, en esta Tierra, no existe porque es una entelequia. Tenemos que decidir a qué hilos nos atamos mientras vivimos en este mundo. Hay hilos que te atan a los pecados (esclavitud) y hay hilos que te atan a las virtudes (liberación). Así que dejemos ya de hablar tanto de una Libertad que, en sí misma, no existe, y hablemos sin ninguna clase de eufemismos. Lo que todos los seres humanos (hombres y mujeres por igual) debemos pedir y tenemos el derecho a exigir es que tengamos libertad de elección para atarnos al Bien o atarnos al Mal. Atarnos al Bien no se llama Libertad sino que se llama Liberación y Atarnos al Mal no se llama Libertad sino que se llama Condenación. Me ha parecido muy oportuno el texto de Le More, pero me ha parecido también muy oportuno hacer esta Posdata que sirve de aclaración para no crear dudas en lo que es el Verdadero Mensaje Cristiano. Amén. Nota.- Jesucristo es mi Liberador. No me dio la Libertad sino que me dejó la Libertad para que yo eligiera la Liberación como así hice en el momento en que me habló directamente y me enseñó que Él es el Camino, Él es la Verdad y él es la Vida. Al pan pan, al vino vino y a los toros hay que agarrarlos por los cuernos para que no te corneen. O estás con Él o estás con "El Otro" (que quiere decir: o te liberas o te esclavizas). Otra vez Amén.
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