Ya estamos a finales del mes de junio del año 2016 después de Jesucristo y dicen que somos dos locos de amor que vivimos de espaldas al mundo real; pero los dos juntos creemos en Dios y soñamos un mundo ideal. Realidad. Idealismo. Dos constantes continuas en nuestro discurrir diario. Y los dos discurrimos por nuestra existencia sabiendo que estamos tan liberados que nadie nos puede comprar el silencio. Silencio. Voces del silencio. Nuestras voces se unen al clamor de los necesitados que no saben de ideologías sino que sienten el hambre enroscada en sus propias entrañas. Entrañas de la Tierra. Eso es lo que somos mi Princesa y yo. Entrañas de un sentimiento común que marcha hacia los horizontes de esta clase de amor que no claudica ante nadie porque se basa en los verdaderos principios cristianos. Al día de hoy se nos abren las puertas de un nuevo amanecer. Por eso canto feliz: ¡Qué fresquita estaba el agua, el agua del riachuelo, donde lavaba mi abuela, mi abuela su pañuelo! ¡Y mientras lavaba y lavaba ella miraba al cielo, y mientras lavaba y lavaba ella miraba al cielo!.