Llevaba yo muy poco tiempo ya casado con mi Princesa (mi única novia en toda la vida desde que yo tenía 7 años de edad) cuando los altos directivos del Banco Hispano Americano, que ya se había fusionado con el Banco Mercantil, habían desarrollado toda una extensa planificación para mejorar las cualidades personales de cada uno de sus empleados y de sus empleadas y su verdadera profesionalidad tanto para dentro de la entidad como de cara a la clientela, haciendo que todos y todas acudiesen a las instalaciones del Atlético de Madrid Club Fútbol, en Los Ángeles de San Rafael, una urbanización que se encuentra al suroeste de la provincia de Segovia, cerca del linde con la provincia de Madrid, en la ladera norte de la sierra de Guadarrama, formando parte de los términos municipales de El Espinar, Otero de Herreros y Vegas de Matute. A 70 km del centro de la Comunidad de Madrid. Todavía vivía Jesús Gil y Gil y yo me di cuenta que todo aquello iba a ser una verdadera "merienda de negros".
 
El caso es que se fueron citando a grupos de empleados y empleadas según los iba designando una señora entrevistadora que hacía pasar a todos y a todas a su despacho para celebrar las entrevistas. Cuando me tocó el turno a mí fue, en verdad, rocambolesco, disparatato y hasta absurdo.
 
- Señor Orero... según leo en mis informes... usted apenas tiene estudios primarios. Ni tan siquiera tiene estudios secundarios de Enseñanza General Básica.
 
Me entró la risa.
 
- ¿Es que he dicho algo anormal?
- ¿Por qué no añade usted una nota que diga que soy analfabeto total y que no sé ni leer ni escribir?
- ¿Se está usted burlando de mí?
- Me estoy burlando de los verduleros que han redactado esos informes y de los ignorantes que creen que dicen la verdad de mi personalidad.
- ¿Es que tiene usted alguna otra clase de estudios?
- ¿Qué tal si le digo que tengo un título universitario?
- ¡Ostias, ostias y ostias! ¡Perdone mis expresiones, señor Orero, pero debe ser muy interesante su curriculum profesional! ¿Qué clase de título universitario tiene usted y en qué Universidad ha estudiado?
- ¿Y si se enfadan los verduleros?
- Si se enfadan que se jodan. ¡Ahora mismo rompo estos informes verduleros redactados por jefezuchos verduleros!
 
Volví a reír mientras los rompía y los echaba al cesto de la papelera. 
 
- ¿He dicho algo anormal también esta vez?
- No. Es exacto. Hace bien en romper esos informes verduleros que parecen redactados por un carnicero en lugar de un verdadero jefe de Banca.
- ¿Un carnicero dice usted?
- Sí. Supongamos que un carnicero por poner un ejemplo y perdone que me vuelva a entrar la risa pero es que hay un florentino que es más vago que la chaqueta de un guarda forestal.
- ¡Jajajajaja! ¿Ha dicho usted un florentino y un carnicero?
- Sí. Por ejemplo.
- ¿Y es la misma persona?
- Como estamos hablando de verduleros va a ser que sí. Es la misma persona.
- Investigaremos ese asunto después... pero... ¿puede contestar a mi pregunta?...
- A lo mejor se va a usted a creer que soy un petulante y soberbio si se lo digo.
- Hasta ahora le veo a usted humilde y de buen humor.
- Está bien. Si no tengo más remedio que hablar le cuento que soy Licenciado en Ciencias de la Información, Rama de Periodismo, por la Universidad Complutense de Madrid.
- ¿Y cómo es que no saben eso los altos directivos del BHA?
- Pues debe ser por culpa de que hay muchos verduleros en este Banco; porque yo sé que, poco después de obtener mi Licenciatura, los altos cargos del BHA informaron a todos sus empleados y empleadas que quienes tuvieran títulos universitarios que hicieran el favor de enviar las copias de los títulos y las notas obtenidas durante sus carreras estudiantiles. Yo envié la copia de mi título universitario y las notas que había obtenido. Soy un verdadero cristiano y no tengo por qué mentir.
- ¿Sabe que este asunto es muy grave?
- Por supuesto que lo sé pero no le doy la más mínima importancia.
- Mientras me dedico a investigar quiénes han sido los verduleros que han escondido esa información... ¿le gustaría a usted acudir a Los Ángeles de San Rafael o lo considera innecesario?...
- Lo considero innecesario pero, si usted me lo pide, yo iré a Los Ángeles de San Rafael con todo gusto.
- De acuerdo. En el próximo grupo usted va a ir como un trabajador destacado y en cuanto a los jefezuchos verduleros y los informes de los jefezuchos verduleros ya investigaremos hasta conseguir saber quiénes han sido a lo largo de todos estos años.
- Pregúntele, por ejemplo, a España.
- ¿Está usted diciendo que pregunte a toda la nación?
- No. Estoy diciendo que pregunte al señor España, Jefe de Personal de la Oficina Principal del BHA de Madrid, que es quien recibió el envío de la copia de mi título y las notas obtenidas durante toda mi carrera universitaria.
- ¿El señor España es un verdulero?
- Un completo verdulero compinchado con otros muchos jefezuchos también verduleros como algún que otro cerdo, magro de carnes, más bien tirando a yegua. 
- Lo vamos a investigar. Le juro que lo vamos a investigar.
- Por mí no lo haga porque me dá lo mismo... pero si lo quiere hacer usted por los altos cargos directivos del BHA...
- Oiga... ¿es entonces ciertos que usted barrió, en cuanto a conocimientos bancarios y a ligar con chavalas guapísimas, a nuestro alto ejecutivo el señor Ramírez?
- Tan cierto que cuando me ve trabajando hace la "vista gorda" como para dar a entender que no me conoce porque le da vergüenza de que aquello sucedido en Cima es verdad. Le barrí en cuanto a conocimientos bancarios y en cuanto a ligar con chavalas de muy buen ver; pero no lo considero de mucho mérito porque ni tan siquiera fue un rival medianamente peligroso para mí. Dentro del Banco hace como que no me conoce pero en la playa sí que me pidió que, por favor, le hiciese una fotografía bañándose con la hija del marica Antoñito.
- Está bien. Le creo.
- Puede usted ir a la Academia Cima, en la Puerta del Sol, y preguntar por la dirección personal de la señorita Dorita.
- No, no hace falta. Le creo.
 
Me pasé tres días de "puta madre" viviendo "a toda pastilla" en Los Ángeles de San Rafael donde, entre risas y cachondeos pero poniendo toda mi máxima atención a las enseñanzas de los profesores, lo más divertido es la cara de gilipollas que se le puso a un viejo bancario (bancario viejo además para más inri) que pensaba que yo era un ingenuo cuando jugábamos al mus... hasta que le hice caer en la trampa mortal de apostarnos las consumiciones a una partida final... que es cuando yo le dije a mi compañero de partida (con quien hice una grande y sana amistad) que me dejase llevar a mí las riendas del juego... hasta que le di un órdago final al viejo bancario (bancario viejo además para más inri) que entró "al trapo" y se quedó con la boca abierta ante las tremendas risas de mi compañero de juego y su crispación nerviosa cuando no tuvo más remedio que pagar. Salí al exterior y me descojoné de risa cuando me agrupé con los que estaban paseando bajo la luna.
 
- ¿De qué te ries tanto?
- De nada impotante, guapa chavalilla, de nada importante.
- Pues debe ser por algo...
- Digamos que es que me estoy acordando de un pardillo...
 
Días después me encontré a mi antigua amiga Elena...
 
- Pepe, ya sabes que estoy trabajando como una de las secretarias del nuevo Jefe de Personal de la Oficina Principal. Quiero que no te preocupes porque ya se sabe toda la verdad de los informes verduleros redactados por jefezuchos verduleros. El verdadero informe que tienen los altos cargos del Banco dicen que eres el mejor trabajador en todos los Negociados donde has estado trabajando y donde trabajas en estos momentos.
 
- No te preocupes tú, Elena. Lo sé.
- ¿Cómo es que lo sabes?
- Ya en 1984 me ofrecieron, para compensar tantos desagravios, una jefatura con muchas posibilidades para seguir ascendiendo rápidamente.
- ¿Y la aceptaste?
- No. Renuncié por completo a ella.
- ¿Cómo pudiste hacer eso que nadie más hace?
- Porque desde 1984 estoy pensando en el Capitán América.