Trucos de ciegos (Diario)
Publicado en Jul 20, 2016
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Me lo contaba mi abuelita, me lo contaba mi mamá, me lo contaban tantas veces que lo aprendía yo muchas más. Lo ví hacer en una gran plaza madrileña; pongamos que, por ejemplo, fue en La Plaza de la Cebada, porque había que ser muy burro (más incluso que Benitín), para no darse cuenta de la jugada. El caso es que, a bombo y platillo, el ciego (que no era tan tonto como se creían algunos menos los que ya sabíamos algo de lo que pasaba) y la chavala de buen ver (no el ciego sino la chavala) comenzaban con la función. La chavala de buen ver (no el ciego sino la chavala) le hacía una pregunta al ciego (que no era tan tonto como algunos se pensaban menos los que sabíamos ya algo de lo que pasaba). La primera pregunta era: "¿la persona que está a mi derecha es un caballero o una dama?". El ciego sabía que la contraseña era "si digo derecha es un caballero y si digo izquierda es una dama". Y ante la sopresa de todos los mirones (menos los que ya sabíamos algo de lo que pasaba) respondía: "la persona que está a tu derecha es un caballero". La sorpresa era tan mayúscula (para todos los mirones menos para los que ya sabíamos algo de lo que pasaba) que rompían a aplaudir hasta calentarse bien calentadas sus manos. La segunda pregunta era más sorprendende: "¿el caballero que está a mi derecha lleva camisa azul o roja?". El ciego (que no era tan tonto como algunos meditaban menos los que ya sabíamos algo de lo que pasaba) sabía que la contraseña era: "si digo lleva es azul y si digo viste es roja". Así que, sin pensarlo dos veces, el ciego respondía ante la tensión general: "el caballero lleva una camisa azul". Entonces todos los mirones (menos los que ya sabíamos algo de lo que pasaba) explotaban en una gran ovación. La chavala de buen ver (no el ciego sino la chavala) se disponía a hacer la tercera grande y sorpredente pregunta después de mirar las manos del caballero pro ver si llevaba anilllo o no llevaba anillo: "¿el caballero es casado o soltero?". El ciego (que no era tan tonto como algunos se estaban creyendo menos los que sabíamos ya algo de lo que pasaba) sabía que la contraseña era: "si digo es es que es casado y no soltero". Así que, tras guardar una pausa para que todos se concentraran en la respuesta, respondía con total aplomo: "El caballero es casado". Entonces, tras un pequeño caos de desconcierto, todos los mirones (menos los que ya sabíamos algo de lo que pasaba) extallaban en una tan grande ovación que hasta las palomas volaban hasta los tejadillos más altos para ver qué sucedía en aquel extraño círculo de mirones mientras que la chavala de buen ver (no el ciego sino la chavala) aprovechaba la ocasión del desconcierto para pasar, "ipso facto", el platillo donde todos los mirones (menos los que ya sabíamos algo de lo que pasaba) lo llenaban hasta los borde echando monedas tras monedas y la chavala de buen ver (no el ciego sino la chavala) iba haciendo un recuento mental hasta que desucbrían que ya tenían los suficientes dineros como para pasar todo el día a cuerpo de rey a costa de todos los mirones (menos de los que ya sabíamos algo de lo que pasaba) y, antes que llegaran los municipales, el ciego (que no era tan tonto como algunos decían) se iba con la chavala de buen ver (la chavala y no el ciego) hasta otra gran plaza madrileña; digamos que, por ejemplo, la Plaza de Benavente (por aquello de atrapar a los mirones que no sabían que Benavente había sido un Premio Nobel (menos los que ya sabíamos algo de lo que pasaba) para repetir la grandísima faena con los mirones tales como Benitín, por poner un ejemplo bien claro. ¿Era clarividente el ciego? Todos los mirones (menos los que ya sabíamos algo de lo que pasaba) decían y hasta juraban que sí, que el ciego era clarividente porque lo habían visto con sus propios ojos y que bien se merecía haber llenado el platillo hasta los bordes con sus monedas. Yo volvía a casa, con las manos metidas dentro de los bolsillos de mi pantalón, y una gran sonrisa de oreja a oreja. Y es que me lo decía mi abuelita, me lo decía mi mamá, me lo decían tantas veces que lo aprendía muchas más. Y colorín colorado este recuerdo se ha acabado. 
 
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Foto del autor José Orero De Julián
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Miembro desde: Jun 29, 2009
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Descripción

Páginas de Diario personal.

Palabras Clave: Diario Memoria Recuerdos.

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Personales



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