"El Tigre" que se qued desdentado (Diario)
Publicado en Jul 26, 2016
Estamos en los últimos años de la década de los 90. Posiblemente 1995 ó 1996. Quito. He terminado mi labor como periodista y único escritor de la Revista Ambato Internacional y estoy tomando un pequeño descanso en mi hogar de la Francisco Palacios con La Gasca. Ronda por aquí una apestosa pandilla (de pandilleros hablo) que baja desde La Comuna para intentar meter miedo a las pacíficas personas que caminan por la Avenida y calles adyacentes. Les dirige un "matón" al cual todos le conocen como "El Tigre". Así que voy a ver si le cazo y le mando a la selva de algún país africano para que viva rodeado de mugre por todas partes menos por una llamada idiotez. Porque "El Tigre" es tan idiota, elevado a la enésima potencia, que le podemos incluir en esa clasificación humana que se conoce como "Gilipollas". Y ya se sabe que los "Gilipollas" son hombrecillos más parecidos a los pájaros bobos que a verdaderas personas. Lo primero que voy a hacer es salir a su encuentro.
Dicho y hecho. Una de estas noches en que "El Tigre" se encuentra chupando -supongo que algo llamado "mierda"- en la Tasca-Panadería de mi amigo Wilson, me acerco a beber una cocacola. Miren por dónde, el famoso "Tigre" está ya del todo "mamado" (pobre criatura) en la misma puerta del local. Con los ojos inyectados de bilis por culpa de alguna de esas drogas que se mete hasta por el trasero se acerca hasta mí y coloca el borde de su ridícula "gorrinilla" en el borde de mi lujosa gorra deportiva. Y, claro está, suelta la gilipollez del siglo. - ¡Te voy a matar, español! A mí me da tal ataque de risa que no me queda otra cosa sino mirarle fijamente a los ojos y, ante su tembleque de "cagurria" y mientras se está jiñando a la pata abajo (porque este "Tigre" no tiene dos piernas y dos brazos como las personas normales sino cuatro patas como los cerdos) sólo se me ocurre contestarle lo siguiente (tengo testigos de que digo la verdad). - ¡Escucha, ridículo, acabo de cenar lentejas y no tengo ganas de que me duela la tripa de tanto reírme de ti! Wilson sale a ver qué ocurre. Y ante la decepción de todos los seguidores de "El Tigre" y la mofa y cachondeo de todos los míos, el "cagurrias" agacha la cabeza, mete sus hocicos debajo del "alerón" de sus sobacos -que huelen a un tufo que apestan- y se marcha más callado e impotente que un chinche intentando chupar sangre del suelo de una plancha porque, además, se ha quedado desdentado del todo. ¡Menuda plancha se ha llevado el "matón"!. Y después de aquella noche le vi un "mogollón" de veces en La Gasca situándome yo a su lado mientras él permanece, siempre, más "cortado" que un gilipollas en una casa de alterne. Verdadero. Fin de la amenaza de "El Tigre" que termina por abandonar la zona ante las risas y el cachondeo general de toda la barriada. Y toda su pandilla, convertidos en cernícalos, se marchan con viento fresco hechando vientos por sus traseros. Ya saben a lo que me refiero. ¿"Cacaos" por culpa del miedo? Eso es. "Cacaos" hasta sus cejas.
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