Cuando salga la luna, cuando salgo voy a verte; no te quiero ver a oscuras ni sin luz para quererte. El resto da lo mismo saberlo que no saberlo porque, en realidad, los puntos seguían cayendo de mi lado aunque estuviera en Cartonera represaliado por ser un luchador infatigable a favor de los derechos de los trabajadores de Banca. Ya estaba agrupado en los Autónomos Independientes pero Andrés Castillo aún no había hecho acto de presencia en mis aventuras nocturnas. En 1975, cuando salía la luna, siempre aparecía yo buscando materia suficiente para seguir construyendo aquella leyenda de bohemio sin caer en el profundo precipìcio donde muchos de ellos caían irremediablemente. Era cuestión de saber cómo defenderse bajo los efectos hipnóticos de las lunáticas sin tener que sobrepasar el límite de "velocidad". Como buen conductor de mi propia conducta me introducía en los ambientes madrileños de cualquier clase social sin dejarme atrapar por ninguno de ellos. Lo mío era la liberación absoluta dentro del mundo de las libertades relativas. Y el paleto de Magro cada vez más desesperado por culpa de su ignorancia mientras Gávez (al cual le había dado yo el corte en su momento oportuno) ahora deambulaba de un lugar a otro como sonámbulo y sin saber dónde estaba ni qué era lo que tenía que hacer mientras no hacía nada de nada.
 
Todo aquello de la famosa Movida Madrileña de "los canutos" en verdad que era muy apropiado para los canutos, como los definía con total exactitud mi padre Emiliano y que, en sentido figurado y en ciertas partes de España -entre ellas en los barrios castizos de Madrid- significaba algo así como ser un gilipollas aunque, en el lenguaje más infantil, venía a ser tuercebotas. O sea, que en la famosa Movida Madrileña los tuercebotas se creían que habían inventado la Modernidad, cuando resulta que, según sabía yo en aquellos años, el Modernismo ya existía desde 1880. O sea, que todos aquellos canutos -por no llamarles gilipollas- se emporraban creyendo que eran muy modernos. Tuercebetas completos según nuestra forma de ver la vida desde el lado infantil.
 
Recuerdos. Barrio de Malasaña. Plaza de la Libertad. Un desnudo integral entres dos chorbas y un chorbo totalmente "colgados". Los grises que aparecen repartiendo leña a diestro a siniestro, dando sin mirar a quién y como aspas de molino. Me escabullo, como siempre, según Dios me da a entender por los aledaños de "La Vaquería". Al día siguiente portada de "El Triunfo". ¿Qué hacía un Grande de España encaramado en una farola y cantando "La Internacional"? Si se refiere a mí esta historia yo confieso que sólo me estaba partiendo de risa de mis circunstancias "orteguianas" y, una vez eliminadas dichas circunstancias, yo era yo y nada más que yo.
 
Cuando salga la luna, cuando salga voy a verte; no te quiero ver a oscuras ni sin luz para quererte. El resto queda para la imaginación de cada uno porque, como a raíz de todo ello se puso de moda "Makoki", las historietas habían pasado de ser literales (entiéndase, por ejemplo, "El Jabato") a ser solamente simbólicas como aparecían en este "Makoki" que tenía menos gracia salerosa que un mono con erisipela. Y es que el diseño de sus dibujantes en verdad que parecían "monadas" completas. Sólo les faltaba aparecer comiendo plátanos para tener la escena completa de "Tarzán y los monos" pero en versión de movida madrileña. Con razón la primera de sus "histerias" se llamó "Revuelta en el frenopático" (revuelta en el hospital psiquiátrico para que lo entendieran del todo las personas sencillas de barrios como Lavapiés o Vallecas City) y "El Zorro" que comenzaba a despuntar amagando con aparecer de un momento a otro para volver a la normalidad. En efecto, El Sueño del Zorro era ya una realidad y era mucho mejor dedicarse a conquistar chavalas fetén de orígenes hispanos bien determinados que ligar con esperpentos de género "neutro" que también se estaban poniendo de moda entre los gilipollas (perdón quise decir tuercebetas que significa lo mismo pero en lenguaje infantil) de la Movida Madrileña: "Moma" por lo de "Momo" de aquel Michael Ende que, de pronto, se puso en cabeza del ranking "literaturnario" porque según los editorialistas le había tocado su turno y los normales debíamos seguir esperando en la cola de las "futuras promesas" que todavía no se habían bajado los pantalones para conseguri el "Salto a la Fama" de la década anterior que ahora parecía haberse convertido en "Salto a la Cama" para ser totalmente sinceros. En palabras más compresives: o te dejabas "cepillar" o no eras admitido en el gremio.
 
NOta.- ¿Qué les parece a todos mis lectores y lectoras si les cuento que todo esto fue verdad en aquella época y se ha venido repitiendo desde entonces? Por eso sigo esperando a que en España se acabe la verdulería literaria y yo pueda surgir con "Buscando al amor" que no es lo que algunos piensan sino lo que muchos creen con verdadera Fe cristalina y cristiana. Y es que yo Creo en la Fe limpia de todo tipo de paja para ser solamente grano de oro. En realidad, lo mismo que pasé de las movidas, paso también de la "editorialitis" aguda que se convierte en "ganancitis" crónica y que es digno de una crónica verdadera, amigos lectores y amigas lectoras, donde se cuente que todo esto, tal como lo viví, se sigue viviendo.