A las puertas del XXI (Diario)
Publicado en Jul 29, 2016
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Estoy viviendo en Quito cuando ya es el año de 1999 después de Jesucristo y estamos ya muy cerca de entrar en el Siglo XXI. Mientras Antonio y Diego discuten de manera absurda en lo de decir que el 2000 pertenece al XX o que el 2000 pertenece al XXI yo no me detengo ante chuminadas de esa clase. Las chuminadas de Antonio y de Diego no me interesan para nada y no entro a discutir sobre este asunto. Antonio y Diego están interesados en saber qué opino yo de ese tema, así que no me queda más remedio que hacerles saber que, según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, una chuminada es, en lenguaje familiar y coloquialmente, una tontería, una estupìdez, una cosa sin importancia, y les doy a entender que a mí esa chuminada de si el año 2000 pertenece al final del XX o al principio del XXI ni me interesa comentarlo ni, mucho menos, discutir por ello. Cuantas menos chuminadas se hablen en la vida a todos nos va mejor. Yo ya tengo bastante con preocuparme de las clases que imparto, como maestro de secundaria, en el Colegio El Sauce de Tumbaco (en las afueras de la ciudad de Quito). No sé si Antonio y Diego me habrán entendido bien esto de lo que significa hablar, comentar y discutir chuminadas, pero no me importa; como tampoco me importan sus rollos de pastores más o menos ancianos. Yo ni soy pastor ni soy anciano ni me interesa ser pastor ni me interesa ser anciano así que los dejo a los dos completamente cortados.
 
En la República de Ecuador, mucha gente está afirmando, y hasta jurando por lo más sagrado de este mundo, que la vida humana se acaba en el año 2000 después de Jesucristo. Yo no sé cuánta inteligencia tendrá toda esa gente pero estoy seguro de que ni un mosquito trompetero piensa en tal chuminada. Los que insisten en que el año 2000 es el final del mundo buscan y rebuscan profecías de todo tipo en toda clase de documentos (desde la Biblia hasta los mayas pasando por Nostradamus y otras locuras que se han interpretado a lo largo de todos los siglos). Si digo la verdad, lo único que me interesa del año 2000 es no quedarme dormido algún día y perder el autobús escolar que pasa muy cerca de la puerta de mi casa. A veces no lo he podido coger y me ha tocado ir andando hasta otra parada situada en las afueras de Quito. Y no es un buen plato que digamos. Pero habiendo un plato de lentejas que llevarse al estómago lo del año 2000 me importa menos que el ají que le pongo siempre a las sopas que me prepara la empleada de mi hogar (conocidas en Ecuador como mucamas), ya que es mi hogar y no del anciano Antonio ni aunque este anciano lo esté soñando. Mi suegra Lucy, que siempre está al quite, sabe que sin ají no me tomo ni borracho esta clase de sopas, así que siempre tiene preparada una botellita de ají para que yo, además de darle las gracias por este detalle, pueda rociar con abundante ají estas sopas que de otra manera no me las tomaría ni aunque estuviera loco. Y soy un tipo tan cuerdo que me encuentro a años luz de ser un loco maniático discutiendo sobre si el 2000 es del XX o el 2000 es del XXI y si en el año 2000 se acaba el mundo y la vida humana o no se acaba el mundo ni la vida humana. Mientras tanto se discute sobre estas dos chuminadas yo me pongo las botas comiendo platos de lentejas (arvejas se llaman en Ecuador) y por las noches duermo más feliz y contento que un bendito Hijo de Dios. Y es que yo sí lo soy aunque haya burros humanos que nieguen su existencia.  
 
 
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Foto del autor José Orero De Julián
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Descripción

Páginas de Diairo personal.

Palabras Clave: Diario Memoria. Recuerdos.

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Personales



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