Enrique, el Facha (Diario)
Publicado en Jul 31, 2016
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En 1982 no sé si Andrés Castillo se ha vuelto tonto de repente o si es que, en verdad, es tonto de nacimiento y yo, hasta ahora, no me había dado cuenta de ello. Con razón mi Princesa no hace más que decirme eso de ¡vaya amigos que tienes! pero yo todavía no he llegado a conocerla personalmente aunque sé de su existencia. El caso es que antes de ligar definitivamente con Ella, a Andrés Castillo (que tanto presume de ser vallecano e izquierdista de toda la vida) le ha entrado la tontería de tener amistad con un fascista al cual todos conocemos, en el Banco Hispano Americano de Madrid, como Enrique "el Facha" y el tontarras de mi amigo Andrés va y lo ficha para el equipo de "Los Pitufos" de fútbol sala.
 
Éramos pocos y parió la abuela, exclama mi abuelita materna Rufina cuando conoce esta noticia y yo tengo que explicarle, hasta un total de diez veces, que debe ser una enfermedad pasajera de Andrés, pero aún así ella no se lo cree. ¿De verdad que el vallecano e izquierdista de toda la vida Andrés Castillo tiene íntima amistad con este tal Enrique "el Facha" que vive en el Barrio de Salamanca de Madrid? De verdad, abuelita. Ver para creer es su última respuesta antes de aconsejarme que les mande a hacer buñuelos de viento a los dos. 
 
Cuando Andrés me presentó a Enrique "el Facha" yo creí que, verdaderamente, este "quiquito" era una especie de espía de la Gestapo nazi, porque no paraba de parpadear y hacer guiños con los ojos. O era de la Gestapo o estaba histéricamente nervioso cuando me conoció en persona. Enrique "el Facha" es un tirillas flacuchento, con el rostro de color cadavérico y se unta cantidades industriales de gomina en el pelo que lo tiene completamente aplastado en un cráneo más o menos de funareria. Una vez que debuta con "Los Pitufos" observo, con sana curiosidad, que en lugar de dos piernas tiene dos patillas. ¿Es posible que un tipo con esas características sea un atleta? Lo dudo. Y la respuesta la da el mismo con su manera de jugar. Sólo está obsesionado en que todos le sirvamos el balón a él para que él meta goles pero, a la hora de la verdad, falla goles en cantidades industriales. Incapaz de correr ni la décima parte de lo que corremos quienes somos verdaderos atletas, nunca baja a defender cuando pierde el balón ante un adversario (y lo pierde muchísimas veces) con lo cual rompe todas nuestras líneas y al no defender deja a los rivales siempre con un hombre más que nosotros cuando atacan. Por eso siempre he dicho y sigo diciendo que cuando "Los Pitufos" ganan o empatan es gracias a mí y cuando "Los Pitufos" pierden es por culpa de Enrique "el Facha". No es una frase que me invento para vanagloriarme porque jamás he sido vanidoso sino que es una frase  que me invento para explicar, de manera completamente clara y sencilla, la realidad de lo que ocurre con el equipo de "Los Pitufos" cuando juega Enrique "el Facha" por culpa de los caprichos de un "Patuchas" (así le conocemos a Andrés Castillo) que ha perdido completamente el control de su personalidad junto con su dignidad obrera y se ha sometido a la voluntad de los fascistas. Creo que hasta está enloqueciendo por culpa de sus contradicciones. Y de verdad que lo siento dentro de mi corazón porque siempre he creído en el "Patuchas". Andrés me ha decepcionado por completo.
 
Como Enrique "el Facha" sabe que yo no voy a plegarme jamás a su voluntad porque soy, de toda la vida, un antifascista, un antiracista y un antimachista, se le ocurre la peregrina idea de decirle a Andrés que le invita a él y a mí a su cómoda vivienda paterna del Barrio de Salamanca. Las intenciones de esta fascista (facha los llamamos en sentido popular) son dos: deslumbrarme por el lujo del hogar donde vive y meterme miedo en el cuerpo porque tiene en su casa dos terribles perros de presa, dos dogos de esos que cuando te muerden no sueltan su dentadura hasta que te han dejado sin un trozo de carne. Andrés (el vallecano e izquierdista de toda la vida) está deslumbrado. Yo solamente sonrío mientras que Enrique "el Facha" no sólo se queda pasmado cuando no me asombro ni un sólo segundo por ver el hogar donde vive (demostrándole que conozco otros millones de hogares mucho mejores y más espléndidos que el suyo) sino que se acojona del todo cuando descubre, ante su impotencia, que sus dos perros dogos de presa no sólo no me atacan (aunque él les ha dado la orden de que me ataquen) sino que han agachado sus cabeza y se han tumbado a mis pies esperando que les acaricie. Enrique "el Facha", viendo esto, se empieza a cagar de miedo. Pero yo sólo le pido que la próxima vez que me quiera invitar a su casa que sea para ofrecerme una comida suculenta y que en lugar de dos perros dogos de presa me presente cuatro perros dogos de presa (por lo menos cuatro) para ver qué pasa. A partir de aquel día Enrique "el Facha" pasa a ser un personaje taciturno, alguien que deambula por el Banco Hispano Americano como alma en pena y, por supuesto, se da rápidamente de baja en el equipo de "Los Pitufos". Ya sabe quien soy y eso le aterra y le ataca los nervios por lo cual ahora parpadea más y hace más guiños por minuto que antes de conocerme.
 
Sin embargo, Andrés Castillo, no sólo sigue siendo un atontado admirador de este impotente (en todos los sentidos) fascista sino que se debe haber vuelto gilipollas de verdad; porque resulta que ahora, al vallecano e izquierdista de toda la vida, le ha dado por salir de paseo con Enrique "el Facha" y se lo pasan bomba tirandos clips y otros objetos de oficina bancaria, a todos los hombres y mujeres de piel niegra que pasan por su lado. Que Enrique "el Facha" sea un imbécil dedicado a estas acciones gilipollescas es lógico, mas lo que no tiene lógica alguna es que mi ya ex amigo Andrés Castillo (que me llegó a confesar que yo era más que un amigo para él y me consideraba su hermano) se haya vuelto tan imbécil como Enrique. Incluso más de una vez, según me cuenta este "Patuchas" venido a menos, se ha visto envuelto en peleas con hombres de piel negra por insultarles jundo con el fascista.
 
Por último, a Andrés Castillo le ha entrado la ambición de ser el venceder, aunque sólo sea una temporada nada más, de la Liga de Fútbol Sala del Banco Hispano Americano de Madrid. Así que deshace por completo el equipo de "Los Pitufos" (que tantas alegrías y momentos de humor le habíamos regalado) y forma un conjunto con Enrique "el Facha" y todos los fascistas que son amigos de Enrique haciéndome sabe que no cuenta conmigo. Ya lo sé. Ya sé que Andrés Castillo ha dejado de ser mi mejor amigo (o por lo menos eso decía él) pero le hago la siguiente predicción: "Está bien, "Patuchas" pero yo no dejaré de jugar nunca porque lo voy a hacer con el Santa Engracia. No te preocupes por mí porque no voy a participa con ningún equipo en esa Liga que tanto deseas conquistas aliándote incluso con los diablos. Pero ten en cuenta lo siguiente: ¡jamás vais a ser campeones porque el Santa Engracia os va a derrotar y os va a quitar el campeonato!. Tiempo al tiempo, "Patuchas", tiempo al tiempo y veremos si no vienes un día a ponerte de rodillas ante mí para suplicame que os eche una mano para que consigáis ser campeones. Tiempo al tiempo, "Patuchas", porque el tiempo siempre da la razón al que la lleva y se la quita al que no la lleva. Que seas muy feliz bajándote los pantalones ante toda esa jarca de fascistas con los que te has unido. Y cuando te bajes los pantalones ante ellos procura que no te la metan demasiado".
 
Mientras yo seguí jugando con los del Santa Engracia en los campos de fútbol sala y fútbol once de La Chopera de Madrid, la Liga de Fútbol Sala del Banco Hispano Americano seguía su curso. Pronto llegó la hora de la verdad. Faltaban dos jornadas para que terminase aquella Liga del BHA y les tocaba jugar a los de la Oficina Principal (el equipo plagado de fascistas) precisamente contra el Santa Engracia. La lucha entre ambos era enconada y uno de los dos dos sería el campeón. De repente Andrés Castillo se acordó por fin de mí y vino a ponerse de rodillas para suplicarme que les echase una mano en aquel encuentro donde se jugaban el ser o no ser campeones. Me dio pena verle así. Me dio hasta lástima verle así. Le dije que no sólo no le tenía rencor por su traición contra "Los Pitufos" sino que contara con mi ayuda para vencer al Santa Engracia, pero puse como única condición que no jugasen aquel partido ninguno de los fascistas de la Oficina Principal. Recuerdo que la base de los fascista estaba formada por Enrique, Chuchi Magro, el padre X y el hijo X. Ningún fascista jugó aquel partido que ganamos por 3-2 gracias a la labor de un sano chaval que jugaba en el Rayo Vallecano y mi indispensable ayuda. "Patuchas" engreído y olvidando la traición que había cometido se frotaba las manos pensando que ya era campeó. ¡Hemos ganado, hemos ganado al Santa Engracia! El sano chaval del Rayo Vallecano le hizo callar de inmediado: ¡Calla, "Patuchas", calla porque si no llega a ser por "Diesel" en lugar de ganar hubiésemos perido por goleada!. Yo no dije nada ante lo dijo por aquel sano chaval sino que le di las gracias en silencio pero me acerqué a Andrés Castillo y le advertí: "Crees que ya eres campeón pero ya te pronostiqué que nunca jamás lo serías con la jarca de fascistas con las que te ha juntado traicinando a "Los Pitufos". Vamós a ver si tú con todos esos fascistas sois capaces de ganar esta Liga. El chaval del Rayo Vallecano y yo os lo hemos puesto en bandeja. El tiempo me dio la razón y los de la Oficina Principal (con todos los fachas pero con la asuencia del sano chaval del Rayo Vallecano y la mía) sucumbieron en el partido final perdiendo, nada más y nada menos, que contra el equipo que estaba clasificado en el último lugar de la Liga mientras que los del Santa Engracia (verdaderos amigos míos) ganaron por goleado y se proclamaron campeones". El tiempo me dio la razón. Se cumplió lo que yo había pronosticado antes de comenza aquella Liga que no pudimos jugar "Los Pitufos" por la traición de Andrés.
 
Nunca jamás volví a tener ningún contacto verbal con aquel tal Enrique "el Facha" que iba diciendo cosas de verdadero ignorante como, por ejemplo, que no había existido El Holocausto en la II Guerra Mundial y otras mentiras de igual y mayor calibre. Me alegro de no haberle visto más la cara a un fascista tan inculto. Si algo de coherencia puede haber en aquella traición del "Patuchas" debe ser que como Andrés Castillo no se comía ni una sola rosca con las guapas chavalas "rojas" había querido comerse alguna con las guapas chavalas "azules"; algo que también le fue imposible conseguir porque se quedó más soltero que Robinson Crusoe en la isla desierta de Daniel Defoe.
 
Nota Aclaratoria.- Martínez el Facha fue una serie de historietas creada por Kim, que se publicó de 1977 a 2015 en el semanario humorístico español "El Jueves". Estaba protagonizada por un círculo de amigos de derechas que intentan emprender alguna acción o proyecto que siempre sale mal. Se trata de una historieta en blanco y negro, y a dos páginas. Sus personajes principales son dos: Florentino Martínez, un empresario jubilado que cree de verdad en los valores franquistas y, que por lo tanto, no se adapta a la nueva situación política en que vive y El Señor Morales, un "facha" de conveniencia, cuyos únicos valores son aquellos que le reportan mayor beneficio.Hay también una importante galería de personajes secundarios, que han ido desarrollándose en los más de 30 años de existencia de la serie, destacando así la Señora de Martínez, que lleva los pantalones de la casa; Adolfito (cuyo aspecto hace referencia al dictador Adolf Hitler), el amigo de Martínez que le acompaña en todas sus correrías; Francisquito, el nieto de Martínez; el padre Bocquerini, un sacerdote comilón argentino de ultra derecha exiliado en España desde la llegada de la democracia a Argentina; Martín, el yerno golfo de Martínez, que no es facha, pero finge serlo para conquistar a las chicas más guapas; el banquero don Florián; la condesa; y el cardenal. 
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