Recorro tus senos turgentes, te lamo con la intensidad de años de abstinencia.
Tu dulzura loca, tus ojos vedados de puta triste y de boca sabrosa, me incita a más.
¿Te puedo tocar?- te pregunto. -Mi cuerpo te pertenece- me respondes provocadora. -Haz lo que quieras mi niña- me repites con una dulzura que contrasta con ese vestido trasnochado de tugurios.
Cualquiera pensaría que me estás enamorando y me tratas como si fuera una virgen. A cada paso, a cada beso, a cada metida de tu lengua en mi vagina me has preguntado antes con tu misma delicadeza de geisha si no me incomoda.
Incluso cuando me dijiste que tú sí dabas besos y con más dulzura aún agarraste mi cara y pusiste tus labios inexplicablemente tan suaves sobre los míos que aun temblaban de emoción y timidez.
Acaricio tu suave y firme abdomen, tropiezo con el piercing de tu ombligo, llego a tu pequeña falda, que se yergue augurando mi victoria...
-¿Hace cuanto tiempo que no te follan, ¡perra!? ven
ábrete de piernas. ¡¡Rapido!! Antes chúpame la verga que ya reviento de deseos de poseerte.-
Me tiras hacia atrás y queda mi cabeza colgando. Metes tu pene en mi boca sin consideración, lo siento casi en la garganta y comienzo a tener arcadas mientras tiras de mis pezones casi cortándolos. Abro mis ojos intentando suplicarte, pero me gritas al tiempo que siento tu bofetada en la cara -¡Te dije que cerraras los ojos Puta de alcantarilla!! Mereces un castigo- Entonces me dejas boca abajo en la cama con las rodillas en el suelo y comienzas a pegarme en el culo con la fusta, siento hilillos de sangre que corren por mis muslos. -¿Quieres que te penetre puta?- y sin más me enculas, el dolor de la penetración más las llagas de mi culo hacen que grite de dolor. Con la misma furia me das vueltas, colocas mis piernas sobre tus hombros y tu gran pene se introduce hasta el fondo de mi vagina mientras tu pubis golpea mis muslos. Casi dos años que no tenía relaciones sexuales y menos en un sexo salvaje con el que me estabas poseyendo. Siento tus jadeos me abrazas y al momento de correrte emites un gran gemido de fiera...
Te incorporas a mi lado, abro los ojos y veo tu hermosa imagen, Denisse, recostada con tus senos mojados, tu boca entreabierta y tu aura de satisfacción. Bella y dulce Denisse, mi amapola...
La hora ha terminado.

Imagen: Ebony Shaomi (Shemale japonesa)
 
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