El muchacho de los calzoncillos de plata (Mini Novela)
Publicado en Aug 17, 2016
(1)
- Hola, tío. - ¿Sí? - ¿Puedo contar contigo? - Espero que no me crees molestias. - Yo también lo espero. - ¿Qué sabes de tu mamá? - Nada. - Yo estaba en la calle Ibiza cuando... - Luego hablamos de eso. - Antes de que se me olvide, por favor. - Eso espero. - ¿En eso quedamos? - Eso es. - Pero hablemos sin ningún interés. - Está bien, tío. - Lo primero es tu madre. (2) - ¿Qué opinas de todo esto? - ¡Ya brilla la luna! - ¡Por fin la veo! - ¿Será Mariana o será Silvia? - Las dos son hermanas del alma. - Estás desconectado, tío. - Nunca se sabe del todo. - ¿Y vas a correr ese riesgo? - Ya sé que no soy todavía demasiado adulto. - ¡La que se va a armar! - ¿Tanto miedo tienes? - ¿Lo sabe tu mamá? - No. - Cuando se entere... - En cierto modo se lo imagina ya. - Y estará por aquí rondando. - Echa un vistazo a ver qué ves tú. - Corres demasido peligro. - ¿No tienes un cigarrillo? - Toma y enciende. - Lo malo es que nunca sabemos nada. - ¿Te refieres a si es Mariana o si es Silvia? - Deja los símbolos y vamos al asunto. - Sé prudente, por favor. - Oye, veo que estás bastante asustado. - Sé de algunos trucos para disimularlo. - Lo siento. Esto no es el circo. - A propósito del circo... - ¡Descártalo! - ¿No te gustaría ser el hombre bala? - Contra la Naturaleza no puedo luchar. - Pero hay una posibilidad de que te guste. - Lo que se tiene que acabar son las calumnias. - ¿Y yo qué tengo que hacer? - Demasiado tarde para explicártelo. - ¿Tú sabes lo que nos pasa, tío? - ¡Al cuerno con tus miedos! - ¿Qué esperas ahora? - A ver si viene o no viene. - Me parece que las dos ya son maoístas. (3) - La llamaré más tarde. - La tía Marta lo sabe todo. - Suponogo que se lo habrá chivado Rodrigo. - ¡Que le zurzan a Rodrigo! - A buena hora lo dices. - A ratos soy sincero. - ¡Trabaja, vago! - Pero si estoy trabajando... - Menos mal que haces algo de provecho. - Tú podrías también hacer lo mismo. - No. No es eso a lo que yo me quiero dedicar. - Curioso... - ¡Ten cuidado con lo que dices! - Nada malo acerca de tu chica. - No recuerdo hablerte hablado de ella nunca. - Si me lo has contado. ¿No lo recuerdas? - No... - Procura recordar... - ¡Que no lo recuerdo, leches! - ¿Seguro? - Bueno. Volviendo a esos dos. ¿Lo hacemos esta noche o lo dejamos para mañana? (4) - Hablemos del trabajo. - ¿Estás escribiendo en un diario? - Puedo ser muy pronto un fijo de su plantilla. - No. Lo siento. Tú no vales para eso. - Está bien. ¿Y qué pasa contigo, tío? - No tengo ni el menor interés. - No te interesa escribir en "Nuevo Enfoque"? - Mañana hablaremos de eso. - Vamos por partes entonces. - ¡Pásame otro cigarrillo, por favor! - Está bien. Fuma todo lo que se te antoje. - Tabaco nacional solamente. - Oye, ¿seguro de que estás preparado para hacerlo? - No tiene gracia. - ¡Habla más alto, por favor! - ¡Que no tiene gracia que ahora vayas a asustarme! - Tu padre debía dormir como un tronco. - Seamos serios y emprendedores. Eso era siempre lo que me decía. - ¿Cómo ves tú a Burgos? - Es muy flaco. No nos sirve. - Pero las chicas dicen que es muy mono y además es del atlético. - Es la primera vez que oigo tal cosa. - Y que las tortura a todas con sus miradas. - No me lo creo. - ¿Cómo podemos saber si es cierto o no es cierto? - Mañana lo descubriremos. - Hagamos un resumen de todo, tío. - Yo ando muy ocupado ahora como para perder el tiempo. - ¿Es Mariana o es Silvia? - No es fácil saberlo. - yo creo que sé dónde se refugian. - ¿Te refieres a la casa de su abuela? - A ver si nos enteramos del todo. ¿No son gemelas? - Lo son. Como dos gotas de agua. - ¿Sabes o no sabes distinguirlas? - No, pero espero no equivocarme. - ¿Te recuerdo algunos datos para facilitarte la labor? - Deberías irte a dormir. - ¡Quiero ayudarte! - Entonces cállate de una vez mientras me fumo el pitillo. - No te hagas el duro conmigo. - Vale, pero cambia de tema. - Resulta que conozco el domicilio de su abuela. - ¿Cómo sabes tú eso? - Y supongo que van allí para que él conozca a la familia. - Perfecto. Supongamos que se citan en casa de la abuela Isabel. - Si. Es delgada, pulcra y muy amable. - ¿Cómo acercarme a ellos, tío? - Lo ignoro por completo. - Volvamos atrás. Recopilemos. - No abandones ahora tu plan, tío. - No tengo inconveniente en afirmar que tengo miedo. - ¿No quieres llegar a ser millonario algún día? - Si no me muero antes, sí. - Está bien, perla. - Dejemso eso ahora. Tenemos todavía tiempo antes de entrar en acción. - Eso es, tío. Hablemos a calzonzillos caídos. - Estoy seguro de que se gustan de verdad. - ¡Apasionante! ¡Esto se pone apasionante! - Modera tus instintos, cachorro. - Está bien, colega. (5) - Ahora guarda silencio. - Tío, como salgamos vivos de ésta te levanto un monumento. - Está bien. Lo acepto. - Estaré listo para cuando lo ordenes. - ¿De verdad que Mariana es maoísta? - Tengo una foto que lo demuestra. - Se está volviendo muy carca. - Lo sé. - Verás que bien nos va a salir todo. - ¿Te sirve esta fotografía? - ¡Hola, hola, hola! ¡Claro que me sirve! - ¿Es Mariana o es Silvia? - ¡Quieto! - ¿Qué estás viendo? - Esta foto está trucada. - ¡Rayos y centellas! - Ya te dije que estuvieras con todos tus sentidos despiertos. - ¡Adiós a todo nuestro plan! (6) - Seguimos a pesar de todo. - Tenía la esperanza de haberlo conseguido. - ¿Qué pasa? ¿Te vas a perder por ahí ahora? - ¡Al contrario! ¡Voy contigo hasta el final! - Calma, tío, calma. - A mí me gusta más Silvia. - Calla un momento, por favor. ¿No ves que son iguales? - Pero ocurre que no son la misma sino dos tipas diferentes. - Cuando te dé la señal comenzamos. - ¡No! Usemos un poco más la razón. - No cambiaremos el plan. - Bien, tío. Sigamos con el mismo plan si tú quieres. - ¿Continuamos? - No me entero del todo. - ¡Va a ser desternillante! - ¿Crees que es demasiado atrevido? - Puedes creer lo que quieras. - La oscuridad es nuestra ventaja. - ¡Qué divertido va a ser! - ¿Y si se entera tu madre? - Resulta que mi madre no está en la ciudad. - ¿Cómo has dicho? - Adelante, tío. - Es que no veo bien sus caras. - No te hagas ahora el gracioso. - Creí que las distinguiría más. - Lo siento. Yop tampoco veo bien. - No hay forma alguna para distinguirlas. - ¿Estás nervioso? - ¿Cómo dices? - No me hagas hablar más de la cuenta. - Silvia es más interesante. - Me interesa solamente Mariana. - Se dice por esta barriada que tiene novio. - ¿Porque ha estado con ella en Italia? - Que no se entere de eso tu mamá... - Viaja mucho como para darse cuenta. - Hablemos entonces de tu plan. - Es muy largo de contar. - ¿Puedes darme alguna pista? - Por ejemplo, que ese chorvo tiene ya treinta años. - ¿De veras? No esperaba oirte decir eso. - Lo sé porque me lo contó La Sole. - Yo me hago un lío con las fechas de nacimiento. - Estoy pensando que quizás La Sole esté equivocada. - ¿Por qué? - Ahora que le veo bien es, por lo menos, un cuarentón. - ¡Ya estoy cansado de investigar tanto sobre las edades! - Después discutiremos sobre eso todo el tiempo que sea necesario. - El pequeño de la foto, ¿quién es? - Un hijo de La Sole. - ¿Por qué lo ha mantenido en silencio? - Nadie se lo podría creer. - ¡Adelante! ¡Desembucha! - La primera persona que lo supo fue mi madre. - ¡Me mondo de risa, tío! ¿La Sole líada con ese cerdo maoísta? - Al día siguiente ya lo sabáin Lola, Araceli y Vicky. - Todo eso ya lo sé. - Pues eso es lo que pasó y ya no lo arregla ni Dios. - Paso de discutir contigo. - Mi madre murió cuando yo era muy niño. - Lo siento. - ¡Ya pasó todo! Ahora ni la recuerdo. - Otro día me lo cuentas. - ¿Vas a querer que te cuente mis chismes? - Debes saber que para eso yo soy el capitán. - ¿Tu mundo es feliz? - Digamos que mi padre no la amaba demasiado. - Cortemos ya este rollo. - ¿Qué te pasa, tío? - Yo creía que el único problema de la vida humana era lo de mi madre. - ¡Espera un poco, tío! No hace falta que sigas recordándola. - ¿Qué te pasa ahora a tí? - Perdona, pero me muero de ganas para hacer pis. - ¡Pues orina ya, tío! - No seas exagerado, tío. (7) - Un día llegó a mi mundo el doctor Godoy. - No debes sentirte culpable. - No... no... no me siento culpable... - ¿Qué le pasó a tu madre? - ¿Qué le va a pasar? Lo de siempre. - ¿Tu padre la maltrataba? - Procuremos no hablar de eso. - No me engañes. Quería decirme algo. - Discutieron por culpa de una pintura. - ¿Me estás ocultando algo? - Mi madre decia que era de un tal Salvador. Ya sabes, el Dalí ese. - Y tu padre se enfadó porque estaba borracho. (8) - ¿Podemos hablar de cuando te pavoneabas por la ciudad haciendo cacerías? - Aclaremos ese maldito asunto de una puñetera vez. - Pero bueno, ¿eras un neonazi o no eras un neonazi? - Lo era. Pasé una mala época porque me crié sin madre. - Me decepcionas. - Digamos que fue una exigencia histérica. - Entonces, ¿no fuiste neonazi del todo? - No. - Dime una cosa, tío. - Yo sólo tenía catorce años de edad. - Y te liaste la manta en la cabeza. - No lo sé. Depende de cómo se mire el asunto. - Algún día me gustaría hacer un reportaje sobre ese asunto. - Creo que esta es la última vez que hablamos del tema. - Pues a trabajar. - También necesito yo entrar en acción. - Bien. Quedamos en que no podemos equivocarnos de chica. - Por supuesto. - ¡Ya me contarás entonces cómo adivino si es Mariana o si es Silvia! - Pues ahora que lo dices, sí que es imposible saberlo... - ¿Quién es en realidad ese chorvo? - No lo sé. Sigamos observando. - ¿A dónde quieres ir a parar? - A ninguna parte. - Tienes razón. Puede que todo sea solamente una falsa alarma. - ¡No te distraigas ahora, tío! - Espero que acertemos. - ¿Tienes sueño? - Un poco... - Fuma de mis cigarrillos. Necesitas calmar tus nervios. - Bien mirado parece muy flojo. - Piensa sólo en Mariana... - ¿Tus amigos son todos igual que tú? - Te veo despistado, tío. - ¿Y...? - No sé. Si resutla que Mariana te gusta más que Silvia... - Eso tendré que saberlo del todo antes de que llegue el alba. - Te equivocas, tío. Puede ser alguna de las dos, pero no estamos seguros. - No lo dudo. Creo que es Mariana. - ¡Valor, tío, valor! (9) - Creo que he leído algo en sus labios. - ¡Gracias a Dios! ¿Qué has leído? - Está hablando con ese menda sobre algo del imperio chino. - ¿Es de verdad maoísta? - Conocí hace unos pocos días a su padre. Me dijo que Mao fue un gandul toda su vida. - Sí. Puede ser por eso por lo que ella se ha hecho rebelde. - Te equivocas. Mariana no es así. - No te molestaré nunca más sobre ese asunto. - ¡No! ¡La maoísta debe ser Silvia! - Ya. - Para los comunistas todo es posible. - Se equivocan del todo. - ¿Y Pla? ¿Qué pasa con este Pla? - Sólo es un apellido nada más. - Hablando en serio, ¿cuántos años crees que tiene ese menda? - Treinta y cinco poco más o poco menos. - ¡Hum! ¡Me parece mucho más zorro! - ¡Eso qué quiere decir? - Que es lo más parecido a un fascista con ojos azules. - Yo supongo que treinta y dos. - Cuarenta y dos opino yo. - Si. Debe tener cuarenta y dos. - ¿Tiene hijos? - No. Ni los tendrá nunca. - En realidad, no me hace falta saber eso. - Bien, pero es bueno que sepas que está castrado. - ¡Está gordísimo, pero eso sólo son chismes de telenovelas baratas! - Que no... que no... que es verdad... - ¡Vaya sorpresa! (10) - Tengo que encontrar el momento más idóneo para irme de casa. - ¿De verdad te vas a atrever a hacerlo? - Déjame meditar mis propìos planes, capitán. - Pero date prisa y abrevia. - Tengo la cabeza pensando en ello. - ¿Qué estás pensando, loco? - He traído ácido. - No te entiendo. - ¡No puedo sentir más odio por ese meirda maoísta. - Yo creo que las convence a todas pero lo del ácido ni hablar porque es demasiado. - No me refiero a Mariana. - ¡Deberías estar encerrado en un manicomio! - Me refiero a Pla. - ¿Es ese su verdadero apellido? - ¡Qué más da! Los maoístas de la barriada le llaman Pla. - ¿Pero cómo se llama de verdad? - Emilito. Le dicen Emilito. - ¿Porque lee mucho a Zola? - Supongo que será por eso, pero te equivocas en cuanto a Mariana. - A mí no me engaña lo que estoy viendo. - Eso es lo que también me desconcierta a mí. ¿No será Silvia? - ¡Deja ya ese rollo, tío! ¡Ese Pla no sabe lo que yo soy capaz de hacerle! - Oye... que esto no es una broma... - Ya hablaremos después. - ¿De dónde sacas tanta mala leche? - ¿Sabes bien lo que quiero hacer? - Pienso en mi padre pegando a mi madre. - ¿Sabes bien lo que estás diciendo? - Lo he consultado nuchas veces con mi almohada. - ¿Y qué has decidido hacer? - ¡Saldremos los dos vivos, tío! - ¿Y si es Silvia y no es Mariana? Silvia me gusta más a mí. - Gracias por la duda... pero yo no quiero dudarlo... (11) - Si vigilamos un poco más obtendremos más datos. (12) - Pero tío... no te quedes pasmado y mira tú también... - ¿Seguro que quieres que mire? - Que sí. Que no me dejes solo ante el peligro. - Pensé que no querías que yo la viera más veces. - ¿De veras piensas eso de mí, tío? - Oye, ¡no veo nada! - Deberías graduarte la vista. - Eso me trae a la memoria un recuerdo muy frío. - Mañana me lo cuentas. - También he pensado yo muchas veces en mi padre. - ¿A qué se dedica? - Dejando de lado las borracheras, me temo que nunca lo sabré. - Agradezco tu sinceridad, tío, pero no le cuentes esto a nadie. - Vale, pero yo en tu lugar abandonaría este plan. - ¿Sientes algo por Mariana? - No me hace falta sentir nada por ella pero debemos retroceder. - ¿De veras te encuentras bien de la cabeza? - Me siento fatal. Es como si me fuera a morir. - Lo comprendo. Lo siento. - Ya pasó todo. Nunca conocí a mi madre y por eso no sé bien quién soy. - No, espera. Cuentámelo si te hace bien. - En mis trartos con las chavalas siempre me queda ese trauma. - Espero que no estés traumatizado toda tu vida. - Pues mira, ya que lo dices... - ¿Qué? - Quizás te aburra esto de confesarte mis cosas. - Lo primero es lo primero. Cuenta. - No estoy preparado. - ¡Por el amor de Dios, quítate ya esa obsesión de la cabeza! - Entonces no me quedaría nada por lo que luchar. - Sabes muy bien que eso sí tiene cura. - Muchas noches no puedo dormir nada, si eso es lo que quieres saber de mí. - ¿Qué vamos a hacer ahora con tu mente? - Nada. Esperar a que se cure con el tiempo. - Tendrías que ir a la consulta de un psiquiatra. - ¿Me lo dices tú que estás a punto de cometer una locura? - Déjame hacer lo que tengo que hacer. - A mí también me duele verte así. - Mi madre me mataría si se llega a enterar. - ¡Tonterías! Estás perfecto de salud mental y no como yo. - No sé cómo puedes trabajar en medio de ese desbarajuste de tu cerebro... - Estoy cambinado poco a poco. - ¡Hum! - ¡Vamos con otro par de cigarrillos, tío! - Mi verdadera droga no es el tabaco sino la Filosofía. - Yo creo que tienes demasiado rollo. - Lo que me faltaba por oír en esta noche. En esa materia sólo soy un novato. - Bien, tío. Dejemos eso para otro día. - No abuses de mi bondad, colega. - No eres ningún viejo para ser un filósofo. Todos los pensadores son viejos. - ¿Estás de broma o estás demasiado colocado? - ¿Te gusta navegar por todos esos mundos de las ideas y los pensamientos? - Me pasa desde que tengo uso de razón y era solamente un niño. - Bien, tío. ¿Qué dice de eso tu madre? - Mi madre hizo bien en deshacerse de mi padre hace dos años. - Vaya, no sabía yo eso... - Fue a raíz de la última paliza que sufrió. - Felicítala de mi parte cuando la veas. - Sí. Lo haré en cuanto la vea, pero como viaja tanto... - Hablemos de eso. ¿Te gustaría viajar a algún lugar especial? - Al pueblo de Chema. - ¿El que murió por culpa de una paliza? - Estoy seguro de que lo mataron adrede. - ¿Entonces afirmas que no fue una furgoneta la que le atropelló? - Antes de arrojarle a la carretera ya estaba muerto. - ¿Qué me estás diciendo? - Que murió como un cerdo cuando era un tio genial. - ¿Por qué le hicieron eso? - Digamos que por hacerle un honor a su memoria. - ¡Qué poético! - Aunque te cueste creerlo. Chema era un romántico empedernido. - ¡Uff! Cuéntame cómo sabes eso. - Tengo algunos sonetos escritos por él. - ¿Por ese viejo ex combatiente de la Guerra Civil? - Será mejor que ya no hablemos más de él. - Bien, tío. ¿Cómo vas de ligues? - Todos mis ligues carecen de interés. - ¡No me engañes, tío! ¡A las chavalas le chiflan tus ojos verdes! - ¿Por eso se dice que ligo tanto? - Eres algo sentimental pero no importa. - Teoría divertida, pero muy improbable. - No filosofemos más. ¿Ligas o no ligas? - ¿Me pasas la botella del güisqui? - ¿Qué clase de valor quieres tener ahora? - Yo no bebo por beber. - Pues entonces debes estar de broma y yo soy un pringao por escucharte. - ¿Qué absurda manía tenéis todos con decir que yo ligo con todas? Eso es falso. - Oye... ¿qué están haciendo ahora?... - Parece que él habla de ir a la cama los dos juntos... - ¡Sal y bésala, tío! - ¿Cómo dices? - ¡Que salgas ya y la beses con todas tus fuerzas delante de ese cabrón! - Está bien, colega. A lo mejor voy ahora. - No seas aburrido, tío. ¡Ve y lánzate a por ella! (13) - Bueno, ¿yo qué puedo perder? - Buena pregunta. - Me gustaría conocer, antes de hacer eso, algunos detalles de esa relación. - No pierdas el tiempo, tío. - ¡Es verdad que ese chorvo la puede proponer matrimonio? - Le considero incapaz... - Podemos darle un aviso... - Pensé que eso ya estaba descartado del todo. - No me gustaría que ella pensar mal de mí. - ¿Es que ese cerdo maoísta te da miedo? - Lo malo de este asunto es saber cómo va a reaccionar ella. - Con las cosas del amor no hay que andarse con rodeos. - No me comas el coco, tío. - ¡Déjalo entonces y nos vamos! - Estoy ya curado de espanto, pero he trabajado mucho para abandonar ahora. - A mí sólo me interesa que ese mierda reciba lo que se merece. - Eres un cínico. - Lo haré yo en tu lugar. - Te dejaré con las ganas... - Droga, ruido y sexo. Eso es lo que ese mierda le ofrece. - Me gustaría saber algo más de su vida sentimental. - ¡Nunca! ¡De chorvos así no merece la pena conocer nada más! - ¿Tú has sido infiel alguna vez? - Prácticamente ninguna... proque no he ligado con ninguna... hasta ahora... - Voy a hacerte una confesión. - ¡Caray! ¿Una confesión ahora? - No te hagas el listo conmigo. - Las cosas no son como dicen que son. - ¿Quién dijo eso? - Ni idea, pero debió ser algún novelista de la Generación del 98... digo yo... - Utiliza tu memoria para otras cosas, por favor. - Ya te lo dije antes. No he ligado jamás. - ¿Y por qué estás a mi lado? - Por una simple licencia ética nada más. - Ya. ¿Otra chorradita de tu proverbial memoria? - Te habrás dado cuenta de que no necesito mentirte para confesarte mis verdades. - ¡Pues claro! ¿Cómo no se me ocurrió antes? - No pienses demasiado y actúa. No debes justificarte tanto. - Esto haciendo memoria... - Espero que sepas lo que haces. - Hablemos algo más de ese fanfarrón que rebasa ya los cuarenta. - Un día descubrirá que tú eres más importante para nosotros que él. - ¿De verdad estás centrado en lo que dices? - Es un tema muy difícil de tocar, pero todos nosotros estamos de acuerdo. - ¿Por qué siempre se le ve tirado por los suelos? - Mi gran amigo... lo hace para que sintamos lástima de él... - ¡Esto se está poniendo bueno de verdad! - ¿Lo dejamos para mañana? - ¡No! ¡Nada de dejar para mañana lo que se puede hacer hoy! (14) - Tampoco a mí me seduce esta idea... (15) - ¡Se acercan a la puerta! - Trae acá esos prismaticos. ¡Yo quiero ver bien lo que pasa! - Sé que no te va gustar si resulta ser Silvia y no Mariana. - No es para menos; pero yo miro y te lo cuento. - ¡Juro solemnemente que le voy a dar de ostias hasta en el carné de identidad! - La verdad sea dicha. Todo esto está empezando a sacarme de quicio. - ¿Qué hacen ahora? - Estás muy cansado, tío. No están haciendo nada sino solamente hablar. - Creo que pienso demasiado... - Y yo que pensé que estaba haciendo un favor ayudándote a cerrar la herida... - No necesito favores de nadie, pero si quieres te recuerdo algo... - ¡Deja ya de morderte la uñas, tío, porque no pienso contarte ningún chisme más. - ¿De qué me estás hablando ahora? - Del pueblo de Chema. - Ya estuve allí en algunas ocasiones. - ¿Y te gustaría volver? - No lo niego. - ¿Para recordar de nuevo? - Ya que nadie se ocupa de ello, lo haré yo. - ¿Cómo te explicas que todos los demás le hayan olvidado tan pronto? - Este es un mundo de frustrados y por eso muchos prefieren olvidar. - Es curioso. Todavía les tienen miedo a los nazis. - Tío... me parece que estás flipando... ¿qué te pasa?... - Solamente digo la verdad. - ¿Te afecta todo el vino que hemos bebido? - Para decirte la verdad me ha sabido a vinagre. (16) - Una verdadera filigrana. - ¿Qué? - Le voy a hacer la picha un lío a ese mierda maoísta. - Ya. - ¿Crees que me ha puesto ya los cuernos? - ¿Tu chica? De verdad que no. - Eso ocurre ya hasta en las mejores familias, así que entre marginados como nosotros... - Mariana no es ninguna de esas. Te lo juro porque la conozco muy bien. - ¡Hum! - ¡Vamos, vamos! ¿Es verdad que estás enamorado de ella? - Sí, pero no voy a apostar ni un céntimo por conquistarla o no conquistarla. - Hablemos entonces de la sociedad. - Soy de familia bien, pero tan marginado como lo eres tú. - Fuiste muy generoso conmigo cuando más lo necesitaba. - Eso no es verdad del todo. Simplemente estábamos borrachos. - Bueno, pero no negarás que fuiste el único que me hizo compañía. - Sabes muy bien que lo hice sólo por amistad y no por heroísmo. - ¿Y cuántos tios como tú crees que existen en nuestro mundo? - De todo hay en la viña del Señor. Eso es lo que dice el cura Paco. - ¿Y tu famosa conciencia? ¿Qué dice tu famosa conciencia? - Solmente buenas noches, bien y gracias. - ¡A la mierda con todo este rollo! ¡Estoy harto de la filosofía social! - Realmente eres un amigo, tío. - Me distraigo contigo. Solamente es eso nada más. - ¿Sólo eso? - ¿Por qué crees que estoy de coña? - Por nada. - Entonces no hablemos más de este asunto. - Escucha, colega. Descontando a Vanesa... ¿cuántas veces crees que he ligado yo?... - ¡Vamos ya a olvidarnos de este falso sueño, tío! - ¿Te importa si te cuento algo más de Mariana? - Prefiero que no me cuentes más aventuras de chicas. - Olvídalo entonces. A mí me gustaría también salir de la sociedad en la que vivo. - Lo sé. Sigue, por favor. - Eres el único que lo sabes. Todos los demás creen que estoy adaptado a la burguesía. - Espera. Háblame un poco más de tu padre. Yo al mío no lo conocí jamás. - Sólo sé que mi madre era guapisima y muy divertida y él bebía por culpa de los celos. - ¿Por eso llegó a ser un borracho? - No lo pudo soportar. - Creo que no debía haber vuelto a tocar este tema. - Tranquilo. No pasa nada. - ¿Tú madre también le da ahora por beber demasiado? - Sé que sigue así terminará muriendo de cirrosis. - ¿Tú padre se fue sin avisar? - A mi madre siempre le importó demasiado mi padre pero no pudo hacer otra cosa... - ¿Y se dedicó a ser una fulana? - Sí. Cuando aparecieron el doctor Godoy y otros más de la muy alta sociedad. - No es muy gracioso el asunto. - Es tan pocas veces ya que la veo que me estoy ovlvidando ya hasta de su nombre. - ¿Y hablaste alguna vez con tu padre antes del divorcio y su desaparición? - Claro que sí. Pero nunca gané nada con eso. - Cuenta, cuenta. - ¿Por qué no esperamos a mañana y te lo cuento todo? - ¿Ya te has rajado con lo de esta noche? - No. Me refiero a que todavía no es noche cerrada. - Me parece una verdadera putada lo que te está haciendo Mariana si no es Silvia. - Creo que por eso esta noche tengo licencia para matar. - Mi madre nunca existió para mí y nunca mi padre me habló de ella. - Tu madre debió de ser una ángel... - ¿Te ocurre algo, tío? - Estaba pensando en la mía... - Ojo que el alcohol ya te está afectando más de la cuenta, - No sé qué me pasa. Min memoria es ya muy frágil para ser un joven de tan corta edad. - ¡Anímate, tío! ¿Quieres otro trago? - Está bien. - ¿Cómo es tu madre ahora que tendrá unos treinta y cinco por ejemplo? - Guapísima. Siempre llevo dentro de mí su imagen y es guapísima. - Suelta lo que sientes ahora. - No. Lo siento. Es muy personal. - ¿Cómo debes tú suponer que debió de ser la mía? - Un ángel pero con los pies descalzo y la mirada muy triste por no verte crecer. - Gracias, tío. Me imagino a las dos cogidas de la mano. - Aguarda un momento, colega. ¿De qué disparate me estás hablando? - Porque tengo la extraña visión de que tu madre y la mía pueden ser gemelas. - ¿Cómo Mariana y Silvia? - Sí. Eso es lo que me dice el padre Barrachina. (17) - Podemos volvernos atrás. Todavía estamos a tiempo. - ¿A tiempo de qué? - Tenemos bastante vida por delante, tío. - No. No tenemos tanto tiempo. - Tengo miedo, tío. - ¡Maldición! ¿Qué te pasa ahora? - Quiero irme a dormir y olvidarlo todo. - ¡No! - Te digo que estoy cansado de verdad de todas esta historia. - Adelante... ¡quieren chulear a tu chica!... - A ver, ¿qué gano yo con partirle la cara a ese mierda maoísta si mi chica la prefiere a él? - Por favor... no digas tonterías... - Yá sé que sólo es un mamarracho que no tiene ni media ostia. - ¿Entonces a qué esperas, tío? - ¿Qué gano yo dejándole hecho una ruina para el resto de sus días? - Eres un cínico. Dijiste que teníamos que hablar después de hacerlo. - ¿No ves que es mejor retirarnos a tiempo? - Lo siento, tío. La próxima vez dime que eres un rajado y ya está. - Dispongo de todo el tiempo de mi larga vida para buscar a otra. - Tomas una decisión equivocada, pero ese es tu problema. - ¿No ves que estaba ya empezando a olvidarla? - Si fuese una fulana lo entendería... - Lleva ya una semana saliendo con él. - Lo sé perfectamente y también sé que está enamorada de ti. - Me está matando de verdad. - Haz algo más que morir. Creo que te estás jugando hoy lo que vas a ser mañana. - Esa es una idea muy negativa. - Entonces ya no tenemos nada más que hablar de este problema. ¿Nos vamos? - ¡No! - ¿Esperas a que sea noche cerrada? - Esa es la cuestión. Es un tema muy personal y no quiero que nadie me admire por ello. - Ya. - Piénsalo bien y verás cómo es lo que más me conviene. - ¿Estás seguro? - Sé muy bien qué es lo que quiero y cómo quiero hacerlo. (18) - ¿Igual que los protagonistas de los tebeos de aventuras? - ¿No te convence la idea? - Las pasiones tienen vida, pero es la misma historia. Siempre hay puteros en todas partes. - Vale, tío, vale. Bebamos otro poco de güisqui. - Tengo ganas de vomitar, colega. - Bebe un poco de leche en lugar de alcohol cuando llegues a tu casa. - Puede ser que sea tarde y ya hasta la leche sea también alcohol. - Necesito que me devuelvas los prismáticos. - Dime una cosa. ¿Por qué contar hasta cien si puedes contar sólo hasta diez. - ¿Te parece malo contar hasta cien para entrar en acción? - Se diría que no te atreve. ¡Toma tus jodidos prismáticos! - ¿Quién es ese que llega ahora? - ¿Es que viene algún cabrón más? - Jamás me importa zurrarle a uno pero es que ahora son dos. - No hace nada mado. Solamente les ha saludado y ha seguido su camino. - ¡Fantasma! ¡Estoy viendo fantasmas por todas partes! - También me pasa eso a mí, muy a menudo, tío... así que estamos igualados... - Pero tú eres un chaval muy práctico y yo no. - Cambiemos de rollo. Podría hablar de lo que mañana serías y saldrías en el periódico. - Nunca me propuse llegar a tanto, pero si tú lo dices... - No seas puñetero, sal de una vez por todas y aplástale las narices. - ¿Y eso para qué sirve? ¿Para convertirle en un héroe delante de ella? - Tú ves demasiadas películas de cine, colega. - Pero no tengo ningunas ganas de verlas. - Pues eso sí que es un problema. - He ahí una explicación psicológica pero muy detestable. - ¿Crees que tu mundo es lo más aconsejable para saber lo que hay que hacer? - No hables más de mi mundo, por favor. - Bueno, colega. Me han enseñado a hacer siempre lo que mi conciencia me dicta. - Vale... vale... Valeriano... - Creo que esta aventura no merece la pena vivirla. - Los tebeos de aventuras están muy bien sólo cuando no tenemos nada interesa en la vida. - Sigue. - ¿Estoy descubriendo algo? - A veces sueño que mi padre es un pescador y me lleva en su barca para faenar. - No te entiendo nada, tío. - Sueño que estoy con él en el altamar; allí donde no hay memoria porque no hay paisaje. - Conozco muy bien ese rollo. Es la mejor manera de evadirse de la realidad. - ¿Crees que es literatura nada más? - Y supongo que otras veces sueñas que estás en Ibiza follando con las jipis. - ¿Qué has dicho? - Nada. ¿Por qué no me enseñas alguna foto del altamar allí donde no hay memoria? - No sigas... - ¿Qué te pasa, tío? ¿Te he cortado el rollo? - ¡Ya está! ¡Es una ocasión muy oportuna para cortársela a trozos! - ¡Muy bien dicho! - Pensé que te haría un buen efecto decir esto. - Esto pedo del todo, tío. Ya no me afecta nada. - No. Lo que pasa es que estás deprimido. - Me gustaría ser el vengador solidario... pero tú no te atreves ni a intentarlo... - ¡Cállate ya, posmodernista de los barrios bajos! - No me seas carroza, tío. - Ser inteligentes es lo que tenemos que ser a nuestra edad. - Ya es demasiado tarde para serlo. - Sigamos con esto mañana. ¿Qué te parece? - Que esto no marcha, tío. - Toda la pandilla de tus amiguitos sólo son unos cretinos. - Luego yo soy otro cretino. ¿No es eso? - No. Tú eres diferente a todos ellos. ¿Te gusta oír eso? - Asombroso, tío. - ¿Qué es asombroso? - La descripción tan asombrosa que haces de mí y de mis amistades. - ¿Qué diablos te pasa ahora? - ¿Estás seguro de que lo vas a hacer esta noche? - ¡Basta ya! ¡Pasemos de hoja! - Como quieras. - Sólo me libraré de ese mierda maoísta esta noche o no me libraré jamás... - Te olvidas de ella. ¿Y si es Silvia y no es Mariana? - Vale. Me da lo mismo sea quien sea. Ahora vete, tío. No quiero que nadie me anime. - ¿De verdad quieres que me vaya? - Ya no sé ni lo que quiero... y solamente quiero estar a solas... - Pues entonces adíos y buena noche. - Espera un poco... - Buena noche, tío. (19) - ¿Te vas o te quedas? - ¿Qué te interesa más a ti, colega? - ¿Es Lolita, verdad? ¿Es Lolita la que te hizo tanto daño a ti? - Hablemos de otra cosa, por favor. - No puede ser. Somos dos seres acabados. Ninguna está junto a nosotros. - ¿Qué dices, tío? - Ahora veo cuál es nuestro verdadero problema. - ¿Estás loco o estás chiflado? - Que no... que no... ¡que sé muy bien lo que digo!... - No sabía yo que eras tan falso. (20) - ¿Te divierte mucho verme sufrir? - ¿A qué te refieres? - ¿Crees que me falta valor para hacerlo? - ¡Teatro! ¡Estás haciendo puro teatro y a mi nunca jamás me ha gustado! - ¡Lo haré y tú podrás escribirlo en "Nuevo Enfoque" para convertirme en héroe! - ¿Qué te ocurre, tío? - Podrías haberlo pensado mejor antes de hacerme venir para divertirte a mi costa. - ¡Ostias! ¡Me estás preocupando de verdad! - Nada. No me pasa nada. Quiero ser un héroe y que tú se lo digas a todos los demás. - ¿Te encuentras bien? - No me pasa nada. Nunca en mi vida me pasa nada. Quiero quedarme solo. (21) - ¡Está lloviendo, tío! - Eso parece. - ¡Santo cielo! ¿Y ahora qué vamos a hacer? - Quién sabe... - Estás pálido. ¿Te sientes mal? - Mi madre siempre dice al psiquiatra que a veces me dan depresiones repentinas. - ¿Eso le pasa a un valiente como tú? - Esa es la verdad de lo que sooy. Un enfermo mental. - ¿Qué dices, loco? ¿Te ocurre los viernes por la noche? - Todos los viernes por la noche. - ¿Sí? ¡Haz el puñetero favor de no quedarte conmigo! - Es inútil intentar evitarlo. - ¡No puedo creer que eso sea verdad! - No es verdad. ¿Lo ves? ¡Sólo soy un cobarde! - ¡Repite eso! ¡Repìte eso y te rompo la cara! - ¿Por qué no puedo ser un cobarde? (22) - Escucha un momento. Tienes mucha mejor memoria que yo. ¿Te acierdas de Comarruga? - Colega... aquello no tuvo gracia... - No sólo enviaste al chulo catalanista al hospital sino que se enteró todo el vecindario. - Es cierto que le dí de ostias; pero yo estaba muy asustado. - Está bien. Todo héroe nacional actúa estando asustado. - ¿Cómo sabes tú eso? - Una furgoneta. Un muerto en la carretera por culpa de una paliza de los nazis. - ¿Chema? - ¡Eso es! - ¡Chema! ¡Chema! ¿Dónde estás, Chema? - Que sí tío, que es eso. (23) - ¿Fue ese sinvergüenza que está intentando quitarme a mi chica? - Si esa es Mariana y no Silvia. - Da lo mismo que sea una o sea la otra. - ¿Le has visto bien? ¡Ese fue quien planificó la muerte de Chema! - ¡Ese traidor y cerdo maoísta no tiene ni media hostia! - ¡Tienes puestos los calzoncillos de plata como Poli Día! ¿A qué esperas para zurrarle? - Deberías escribir en tu periódico que fui capaz de derribarle en el primer asalto. - No hay problemas. Lo publicaré en octavillas de buzón en buzón. - ¡Será chulo! ¡Está intentando besarla! - ¿Una tonta jovencita ilustrada a punto de caer en los brazos de ese judas? - ¡Siempre serás el mismo, tío! - ¿A qué te refieres? - A que animando a los demás puedes despertar hasta a los muertos. - Sabes que no hablo por hablar. - Cuando La Sole me recomendó tu amistad, sabía muy bien lo que hacía. - ¡Nunca te arrepientas de haberle partido la cara a ese cabrón! - ¡Hum! - Ahorrate las exclamaciones, tío. No desperdicies energía. - Vaya. Parece que no lo ha conseguido. Ella ha rechazado el beso... de momento... - ¿Qué quieres decir? ¿Ya no le vas a sobar los morros a ese cerdo? - Durante muchos días he estado meditanto qué es lo que debo hacer. - ¿Y ya lo sabes bien? - No hay mayor placer que aplastar el cráneo de ese cuarentón pero no sé si debo hacerlo. - Dime una cosa. ¿Lo vas a hacer o no lo vas a hacer? - ¿Cuál es la diferencia? - Por favor, tío. - ¿Es que es tan importante hacerlo o no hacerlo? - Sí. Porque agua pasada ya no mueve molino. ¿Me comprendes? - ¡Pero me consta que no tendré de nuevo otra oportunidad! - Te consta a ti y nos consta a todos los demás. - Hablemos de otra cosa. - A propósito. Pienso dedicarte un capítulo de mi primer libro cuando lo publique. - No me parece prudente que escribas que fui un cobarde. - ¿Por qué no? Esta noche no estás siendo un cobarde sino demasiado valiente. - Me temía que algo de esto iba a pasar. - ¿Que no te ibas a atrever con ese maricón? No importa. Eres un héroe de todas formas. - No soy ningún héroe pero... - Lo digo sin coña, tío. Hagas o no lo hagas eres un héroe verdadero. - Siempre te he agradecido tu amistad, tío. - ¡Pues hazlo ya por ella! ¡Salva a tu chica y a las chicas de toda mi barriada! - ¿Pero es Mariana o es Silvia? - !Es lo mismo, machácale los sesos al maoísta de mierda! ¡Recuerda al "Potro de Vallecas"! - Deséame suerte, colega. ¡Va por todas las inocentes que han sido engañadas por la demagogia de los amores libres! ¡¡Mierda!! ¡¡¡La madre que te parió, chulo!!! ¡¡¡Te voy a sacar las tripas de cerdo que tienes!!! ¡¡¡Y si después de darte lo que te mereces ella te prefiere a ti es porque ella no es lo suficiente mujer para vivir conmigo!!! ¡¡¡Te juro que después de esta noche nunca jamás volverás a pasear por aquí!!! ¡¡¡Cabrón!!!
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