El muchacho de los calzoncillos de plata (Mini Novela)
Publicado en Aug 17, 2016
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(1)
 
- Hola, tío.
- ¿Sí?
- ¿Puedo contar contigo?
- Espero que no me crees molestias.
- Yo también lo espero.
- ¿Qué sabes de tu mamá?
- Nada.
- Yo estaba en la calle Ibiza cuando...
- Luego hablamos de eso.
- Antes de que se me olvide, por favor.
- Eso espero.
- ¿En eso quedamos?
- Eso es.
- Pero hablemos sin ningún interés.
- Está bien, tío.
- Lo primero es tu madre.
 
(2)
 
- ¿Qué opinas de todo esto?
- ¡Ya brilla la luna!
- ¡Por fin la veo!
- ¿Será Mariana o será Silvia?
- Las dos son hermanas del alma.
- Estás desconectado, tío.
- Nunca se sabe del todo.
- ¿Y vas a correr ese riesgo?
- Ya sé que no soy todavía demasiado adulto.
- ¡La que se va a armar!
- ¿Tanto miedo tienes?
- ¿Lo sabe tu mamá?
- No.
- Cuando se entere...
- En cierto modo se lo imagina ya.
- Y estará por aquí rondando.
- Echa un vistazo a ver qué ves tú.
- Corres demasido peligro.
- ¿No tienes un cigarrillo?
- Toma y enciende.
- Lo malo es que nunca sabemos nada.
- ¿Te refieres a si es Mariana o si es Silvia?
- Deja los símbolos y vamos al asunto.
- Sé prudente, por favor.
- Oye, veo que estás bastante asustado.
- Sé de algunos trucos para disimularlo.
- Lo siento. Esto no es el circo.
- A propósito del circo...
- ¡Descártalo!
- ¿No te gustaría ser el hombre bala?
- Contra la Naturaleza no puedo luchar.
- Pero hay una posibilidad de que te guste.
- Lo que se tiene que acabar son las calumnias.
- ¿Y yo qué tengo que hacer?
- Demasiado tarde para explicártelo.
- ¿Tú sabes lo que nos pasa, tío?
- ¡Al cuerno con tus miedos!
- ¿Qué esperas ahora?
- A ver si viene o no viene.
- Me parece que las dos ya son maoístas.
 
(3)
 
- La llamaré más tarde.
- La tía Marta lo sabe todo.
- Suponogo que se lo habrá chivado Rodrigo.
- ¡Que le zurzan a Rodrigo!
- A buena hora lo dices.
- A ratos soy sincero.
- ¡Trabaja, vago!
- Pero si estoy trabajando...
- Menos mal que haces algo de provecho.
- Tú podrías también hacer lo mismo.
- No. No es eso a lo que yo me quiero dedicar.
- Curioso...
- ¡Ten cuidado con lo que dices!
- Nada malo acerca de tu chica.
- No recuerdo hablerte hablado de ella nunca.
- Si me lo has contado. ¿No lo recuerdas?
- No...
- Procura recordar...
- ¡Que no lo recuerdo, leches!
- ¿Seguro?
- Bueno. Volviendo a esos dos. ¿Lo hacemos esta noche o lo dejamos para mañana?
 
(4)
 
- Hablemos del trabajo.
- ¿Estás escribiendo en un diario?
- Puedo ser muy pronto un fijo de su plantilla.
- No. Lo siento. Tú no vales para eso.
- Está bien. ¿Y qué pasa contigo, tío?
- No tengo ni el menor interés.
- No te interesa escribir en "Nuevo Enfoque"?
- Mañana hablaremos de eso.
- Vamos por partes entonces.
- ¡Pásame otro cigarrillo, por favor!
- Está bien. Fuma todo lo que se te antoje.
- Tabaco nacional solamente.
- Oye, ¿seguro de que estás preparado para hacerlo?
- No tiene gracia.
- ¡Habla más alto, por favor!
- ¡Que no tiene gracia que ahora vayas a asustarme!
- Tu padre debía dormir como un tronco.
- Seamos serios y emprendedores. Eso era siempre lo que me decía.
- ¿Cómo ves tú a Burgos?
- Es muy flaco. No nos sirve.
- Pero las chicas dicen que es muy mono y además es del atlético.
- Es la primera vez que oigo tal cosa.
- Y que las tortura a todas con sus miradas.
- No me lo creo.
- ¿Cómo podemos saber si es cierto o no es cierto?
- Mañana lo descubriremos.
- Hagamos un resumen de todo, tío.
- Yo ando muy ocupado ahora como para perder el tiempo.
- ¿Es Mariana o es Silvia?
- No es fácil saberlo.
- yo creo que sé dónde se refugian.
- ¿Te refieres a la casa de su abuela?
- A ver si nos enteramos del todo. ¿No son gemelas?
- Lo son. Como dos gotas de agua.
- ¿Sabes o no sabes distinguirlas?
- No, pero espero no equivocarme.
- ¿Te recuerdo algunos datos para facilitarte la labor?
- Deberías irte a dormir.
- ¡Quiero ayudarte!
- Entonces cállate de una vez mientras me fumo el pitillo.
- No te hagas el duro conmigo.
- Vale, pero cambia de tema.
- Resulta que conozco el domicilio de su abuela.
- ¿Cómo sabes tú eso?
- Y supongo que van allí para que él conozca a la familia.
- Perfecto. Supongamos que se citan en casa de la abuela Isabel.
- Si. Es delgada, pulcra y muy amable.
- ¿Cómo acercarme a ellos, tío?
- Lo ignoro por completo.
- Volvamos atrás. Recopilemos.
- No abandones ahora tu plan, tío.
- No tengo inconveniente en afirmar que tengo miedo.
- ¿No quieres llegar a ser millonario algún día?
- Si no me muero antes, sí.
- Está bien, perla.
- Dejemso eso ahora. Tenemos todavía tiempo antes de entrar en acción.
- Eso es, tío. Hablemos a calzonzillos caídos.
- Estoy seguro de que se gustan de verdad.
- ¡Apasionante! ¡Esto se pone apasionante!
- Modera tus instintos, cachorro.
- Está bien, colega.
 
(5)
 
- Ahora guarda silencio.
- Tío, como salgamos vivos de ésta te levanto un monumento.
- Está bien. Lo acepto.
- Estaré listo para cuando lo ordenes.
- ¿De verdad que Mariana es maoísta?
- Tengo una foto que lo demuestra.
- Se está volviendo muy carca.
- Lo sé.
- Verás que bien nos va a salir todo.
- ¿Te sirve esta fotografía?
- ¡Hola, hola, hola! ¡Claro que me sirve!
- ¿Es Mariana o es Silvia?
- ¡Quieto!
- ¿Qué estás viendo?
- Esta foto está trucada.
- ¡Rayos y centellas!
- Ya te dije que estuvieras con todos tus sentidos despiertos.
- ¡Adiós a todo nuestro plan!
 
(6)
 
- Seguimos a pesar de todo.
- Tenía la esperanza de haberlo conseguido.
- ¿Qué pasa? ¿Te vas a perder por ahí ahora?
- ¡Al contrario! ¡Voy contigo hasta el final!
- Calma, tío, calma.
- A mí me gusta más Silvia.
- Calla un momento, por favor. ¿No ves que son iguales?
- Pero ocurre que no son la misma sino dos tipas diferentes.
- Cuando te dé la señal comenzamos.
- ¡No! Usemos un poco más la razón.
- No cambiaremos el plan.
- Bien, tío. Sigamos con el mismo plan si tú quieres.
- ¿Continuamos?
- No me entero del todo.
- ¡Va a ser desternillante!
- ¿Crees que es demasiado atrevido?
- Puedes creer lo que quieras.
- La oscuridad es nuestra ventaja.
- ¡Qué divertido va a ser!
- ¿Y si se entera tu madre?
- Resulta que mi madre no está en la ciudad.
- ¿Cómo has dicho?
- Adelante, tío.
- Es que no veo bien sus caras.
- No te hagas ahora el gracioso.
- Creí que las distinguiría más.
- Lo siento. Yop tampoco veo bien. 
- No hay forma alguna para distinguirlas.
- ¿Estás nervioso?
- ¿Cómo dices?
- No me hagas hablar más de la cuenta.
- Silvia es más interesante.
- Me interesa solamente Mariana.
- Se dice por esta barriada que tiene novio.
- ¿Porque ha estado con ella en Italia?
- Que no se entere de eso tu mamá...
- Viaja mucho como para darse cuenta.
- Hablemos entonces de tu plan.
- Es muy largo de contar.
- ¿Puedes darme alguna pista?
- Por ejemplo, que ese chorvo tiene ya treinta años.
- ¿De veras? No esperaba oirte decir eso.
- Lo sé porque me lo contó La Sole.
- Yo me hago un lío con las fechas de nacimiento.
- Estoy pensando que quizás La Sole esté equivocada.
- ¿Por qué?
- Ahora que le veo bien es, por lo menos, un cuarentón.
- ¡Ya estoy cansado de investigar tanto sobre las edades!
- Después discutiremos sobre eso todo el tiempo que sea necesario.
- El pequeño de la foto, ¿quién es?
- Un hijo de La Sole.
- ¿Por qué lo ha mantenido en silencio?
- Nadie se lo podría creer.
- ¡Adelante! ¡Desembucha!
- La primera persona que lo supo fue mi madre.
- ¡Me mondo de risa, tío! ¿La Sole líada con ese cerdo maoísta?
- Al día siguiente ya lo sabáin Lola, Araceli y Vicky.
- Todo eso ya lo sé.
- Pues eso es lo que pasó y ya no lo arregla ni Dios.
- Paso de discutir contigo.
- Mi madre murió cuando yo era muy niño.
- Lo siento. 
- ¡Ya pasó todo! Ahora ni la recuerdo.
- Otro día me lo cuentas.
- ¿Vas a querer que te cuente mis chismes?
- Debes saber que para eso yo soy el capitán.
- ¿Tu mundo es feliz?
- Digamos que mi padre no la amaba demasiado.
- Cortemos ya este rollo.
- ¿Qué te pasa, tío?
- Yo creía que el único problema de la vida humana era lo de mi madre.
- ¡Espera un poco, tío! No hace falta que sigas recordándola.
- ¿Qué te pasa ahora a tí?
- Perdona, pero me muero de ganas para hacer pis.
- ¡Pues orina ya, tío!   
- No seas exagerado, tío.
 
(7)
 
- Un día llegó a mi mundo el doctor Godoy.
- No debes sentirte culpable.
- No... no... no me siento culpable...
- ¿Qué le pasó a tu madre?
- ¿Qué le va a pasar? Lo de siempre.
- ¿Tu padre la maltrataba?
- Procuremos no hablar de eso.
- No me engañes. Quería decirme algo.
- Discutieron por culpa de una pintura.
- ¿Me estás ocultando algo?
- Mi madre decia que era de un tal Salvador. Ya sabes, el Dalí ese.
- Y tu padre se enfadó porque estaba borracho.
 
(8)
 
- ¿Podemos hablar de cuando te pavoneabas por la ciudad haciendo cacerías?
- Aclaremos ese maldito asunto de una puñetera vez.
- Pero bueno, ¿eras un neonazi o no eras un neonazi?
- Lo era. Pasé una mala época porque me crié sin madre.
- Me decepcionas.
- Digamos que fue una exigencia histérica.
- Entonces, ¿no fuiste neonazi del todo?
- No.
- Dime una cosa, tío.
- Yo sólo tenía catorce años de edad.
- Y te liaste la manta en la cabeza.
- No lo sé. Depende de cómo se mire el asunto.
- Algún día me gustaría hacer un reportaje sobre ese asunto.
- Creo que esta es la última vez que hablamos del tema.
- Pues a trabajar.
- También necesito yo entrar en acción.
- Bien. Quedamos en que no podemos equivocarnos de chica.
- Por supuesto.
- ¡Ya me contarás entonces cómo adivino si es Mariana o si es Silvia!
- Pues ahora que lo dices, sí que es imposible saberlo...
- ¿Quién es en realidad ese chorvo?
- No lo sé. Sigamos observando.
- ¿A dónde quieres ir a parar?
- A ninguna parte.
- Tienes razón. Puede que todo sea solamente una falsa alarma.
- ¡No te distraigas ahora, tío!
- Espero que acertemos.
- ¿Tienes sueño?
- Un poco...
- Fuma de mis cigarrillos. Necesitas calmar tus nervios.
- Bien mirado parece muy flojo.
- Piensa sólo en Mariana...
- ¿Tus amigos son todos igual que tú?
- Te veo despistado, tío.
- ¿Y...?
- No sé. Si resutla que Mariana te gusta más que Silvia...
- Eso tendré que saberlo del todo antes de que llegue el alba.
- Te equivocas, tío. Puede ser alguna de las dos, pero no estamos seguros.
- No lo dudo. Creo que es Mariana.
- ¡Valor, tío, valor!
 
(9)
 
- Creo que he leído algo en sus labios.
- ¡Gracias a Dios! ¿Qué has leído?
- Está hablando con ese menda sobre algo del imperio chino.
- ¿Es de verdad maoísta?
- Conocí hace unos pocos días a su padre. Me dijo que Mao fue un gandul toda su vida.
- Sí. Puede ser por eso por lo que ella se ha hecho rebelde.
- Te equivocas. Mariana no es así.
- No te molestaré nunca más sobre ese asunto.
- ¡No! ¡La maoísta debe ser Silvia!
- Ya.
- Para los comunistas todo es posible.
- Se equivocan del todo.
- ¿Y Pla? ¿Qué pasa con este Pla?
- Sólo es un apellido nada más.
- Hablando en serio, ¿cuántos años crees que tiene ese menda?
- Treinta y cinco poco más o poco menos.
- ¡Hum! ¡Me parece mucho más zorro!
- ¡Eso qué quiere decir?
- Que es lo más parecido a un fascista con ojos azules.
- Yo supongo que treinta  y dos.
- Cuarenta y dos opino yo.
- Si. Debe tener cuarenta y dos.
- ¿Tiene hijos?
- No. Ni los tendrá nunca.
- En realidad, no me hace falta saber eso.
- Bien, pero es bueno que sepas que está castrado.
- ¡Está gordísimo, pero eso sólo son chismes de telenovelas baratas!
- Que no... que no... que es verdad...
- ¡Vaya sorpresa!
 
(10)
 
- Tengo que encontrar el momento más idóneo para irme de casa.
- ¿De verdad te vas a atrever a hacerlo?
- Déjame meditar mis propìos planes, capitán.
- Pero date prisa y abrevia.
- Tengo la cabeza pensando en ello.
- ¿Qué estás pensando, loco?
- He traído ácido.
- No te entiendo.
- ¡No puedo sentir más odio por ese meirda maoísta.
- Yo creo que las convence a todas pero lo del ácido ni hablar porque es demasiado.
- No me refiero a Mariana.
- ¡Deberías estar encerrado en un manicomio!
- Me refiero a Pla.
- ¿Es ese su verdadero apellido?
- ¡Qué más da! Los maoístas de la barriada le llaman Pla.
- ¿Pero cómo se llama de verdad?
- Emilito. Le dicen Emilito.
- ¿Porque lee mucho a Zola?
- Supongo que será por eso, pero te equivocas en cuanto a Mariana.
- A mí no me engaña lo que estoy viendo.
- Eso es lo que también me desconcierta a mí. ¿No será Silvia?
- ¡Deja ya ese rollo, tío! ¡Ese Pla no sabe lo que yo soy capaz de hacerle!
- Oye... que esto no es una broma...
- Ya hablaremos después.
- ¿De dónde sacas tanta mala leche?
- ¿Sabes bien lo que quiero hacer?
- Pienso en mi padre pegando a mi madre.
- ¿Sabes bien lo que estás diciendo?
- Lo he consultado nuchas veces con mi almohada.
- ¿Y qué has decidido hacer?
- ¡Saldremos los dos vivos, tío!
- ¿Y si es Silvia y no es Mariana? Silvia me gusta más a mí.
- Gracias por la duda... pero yo no quiero dudarlo...
 
(11)
 
- Si vigilamos un poco más obtendremos más datos.
 
(12)
 
- Pero tío... no te quedes pasmado y mira tú también...
- ¿Seguro que quieres que mire?
- Que sí. Que no me dejes solo ante el peligro.
- Pensé que no querías que yo la viera más veces.
- ¿De veras piensas eso de mí, tío?
- Oye, ¡no veo nada!
- Deberías graduarte la vista.
- Eso me trae a la memoria un recuerdo muy frío.
- Mañana me lo cuentas.
- También he pensado yo muchas veces en mi padre.
- ¿A qué se dedica?
- Dejando de lado las borracheras, me temo que nunca lo sabré.
- Agradezco tu sinceridad, tío, pero no le cuentes esto a nadie.
- Vale, pero yo en tu lugar abandonaría este plan.
- ¿Sientes algo por Mariana?
- No me hace falta sentir nada por ella pero debemos retroceder.
- ¿De veras te encuentras bien de la cabeza?
- Me siento fatal. Es como si me fuera a morir.
- Lo comprendo. Lo siento.
- Ya pasó todo. Nunca conocí a mi madre y por eso no sé bien quién soy.
- No, espera. Cuentámelo si te hace bien.
- En mis trartos con las chavalas siempre me queda ese trauma.
- Espero que no estés traumatizado toda tu vida.
- Pues mira, ya que lo dices...
- ¿Qué?
- Quizás te aburra esto de confesarte mis cosas.
- Lo primero es lo primero. Cuenta.
- No estoy preparado.
- ¡Por el amor de Dios, quítate ya esa obsesión de la cabeza!
- Entonces no me quedaría nada por lo que luchar.
- Sabes muy bien que eso sí tiene cura.
- Muchas noches no puedo dormir nada, si eso es lo que quieres saber de mí.
- ¿Qué vamos a hacer ahora con tu mente?
- Nada. Esperar a que se cure con el tiempo.
- Tendrías que ir a la consulta de un psiquiatra.
- ¿Me lo dices tú que estás a punto de cometer una locura?
- Déjame hacer lo que tengo que hacer.
- A mí también me duele verte así.
- Mi madre me mataría si se llega a enterar.
- ¡Tonterías! Estás perfecto de salud mental y no como yo.
- No sé cómo puedes trabajar en medio de ese desbarajuste de tu cerebro...
- Estoy cambinado poco a poco.
- ¡Hum!
- ¡Vamos con otro par de cigarrillos, tío!
- Mi verdadera droga no es el tabaco sino la Filosofía.
- Yo creo que tienes demasiado rollo.
- Lo que me faltaba por oír en esta noche. En esa materia sólo soy un novato.
- Bien, tío. Dejemos eso para otro día.
- No abuses de mi bondad, colega.
- No eres ningún viejo para ser un filósofo. Todos los pensadores son viejos.
- ¿Estás de broma o estás demasiado colocado?
- ¿Te gusta navegar por todos esos mundos de las ideas y los pensamientos?
- Me pasa desde que tengo uso de razón y era solamente un niño.
- Bien, tío. ¿Qué dice de eso tu madre?
- Mi madre hizo bien en deshacerse de mi padre hace dos años.
- Vaya, no sabía yo eso...
- Fue a raíz de la última paliza que sufrió.
- Felicítala de mi parte cuando la veas.
- Sí. Lo haré en cuanto la vea, pero como viaja tanto...
- Hablemos de eso. ¿Te gustaría viajar a algún lugar especial?
- Al pueblo de Chema.
- ¿El que murió por culpa de una paliza?
- Estoy seguro de que lo mataron adrede.
- ¿Entonces afirmas que no fue una furgoneta la que le atropelló?
- Antes de arrojarle a la carretera ya estaba muerto. 
- ¿Qué me estás diciendo?
- Que murió como un cerdo cuando era un tio genial.
- ¿Por qué le hicieron eso?
- Digamos que por hacerle un honor a su memoria.
- ¡Qué poético!
- Aunque te cueste creerlo. Chema era un romántico empedernido.
- ¡Uff! Cuéntame cómo sabes eso.
- Tengo algunos sonetos escritos por él.
- ¿Por ese viejo ex combatiente de la Guerra Civil?
- Será mejor que ya no hablemos más de él.
- Bien, tío. ¿Cómo vas de ligues?
- Todos mis ligues carecen de interés.
- ¡No me engañes, tío! ¡A las chavalas le chiflan tus ojos verdes!
- ¿Por eso se dice que ligo tanto?
- Eres algo sentimental pero no importa.
- Teoría divertida, pero muy improbable.
- No filosofemos más. ¿Ligas o no ligas?
- ¿Me pasas la botella del güisqui?
- ¿Qué clase de valor quieres tener ahora?
- Yo no bebo por beber.
- Pues entonces debes estar de broma y yo soy un pringao por escucharte.
- ¿Qué absurda manía tenéis todos con decir que yo ligo con todas? Eso es falso.
- Oye... ¿qué están haciendo ahora?...
- Parece que él habla de ir a la cama los dos juntos...
- ¡Sal y bésala, tío!
- ¿Cómo dices?
- ¡Que salgas ya y la beses con todas tus fuerzas delante de ese cabrón!
- Está bien, colega. A lo mejor voy ahora.
- No seas aburrido, tío. ¡Ve y lánzate a por ella!
 
(13)
 
- Bueno, ¿yo qué puedo perder?
- Buena pregunta.
- Me gustaría conocer, antes de hacer eso, algunos detalles de esa relación.
- No pierdas el tiempo, tío.
- ¡Es verdad que ese chorvo la puede proponer matrimonio?
- Le considero incapaz...
- Podemos darle un aviso...
- Pensé que eso ya estaba descartado del todo.
- No me gustaría que ella pensar mal de mí.
- ¿Es que ese cerdo maoísta te da miedo?
- Lo malo de este asunto es saber cómo va a reaccionar ella.
- Con las cosas del amor no hay que andarse con rodeos.
- No me comas el coco, tío.
- ¡Déjalo entonces y nos vamos!
- Estoy ya curado de espanto, pero he trabajado mucho para abandonar ahora.
- A mí sólo me interesa que ese mierda reciba lo que se merece.
- Eres un cínico.
- Lo haré yo en tu lugar.
- Te dejaré con las ganas...
- Droga, ruido y sexo. Eso es lo que ese mierda le ofrece.
- Me gustaría saber algo más de su vida sentimental.
- ¡Nunca! ¡De chorvos así no merece la pena conocer nada más!
- ¿Tú has sido infiel alguna vez?
- Prácticamente ninguna... proque no he ligado con ninguna... hasta ahora...
- Voy a hacerte una confesión.
- ¡Caray! ¿Una confesión ahora?
- No te hagas el listo conmigo.
- Las cosas no son como dicen que son.
- ¿Quién dijo eso?
- Ni idea, pero debió ser algún novelista de la Generación del 98... digo yo...
- Utiliza tu memoria para otras cosas, por favor.
- Ya te lo dije antes. No he ligado jamás.
- ¿Y por qué estás a mi lado?
- Por una simple licencia ética nada más.
- Ya. ¿Otra chorradita de tu proverbial memoria?
- Te habrás dado cuenta de que no necesito mentirte para confesarte mis verdades.
- ¡Pues claro! ¿Cómo no se me ocurrió antes?
- No pienses demasiado y actúa. No debes justificarte tanto. 
- Esto haciendo memoria...
- Espero que sepas lo que haces.
- Hablemos algo más de ese fanfarrón que rebasa ya los cuarenta.
- Un día descubrirá que tú eres más importante para nosotros que él.
- ¿De verdad estás centrado en lo que dices?
- Es un tema muy difícil de tocar, pero todos nosotros estamos de acuerdo.
- ¿Por qué siempre se le ve tirado por los suelos?
- Mi gran amigo... lo hace para que sintamos lástima de él...
- ¡Esto se está poniendo bueno de verdad!
- ¿Lo dejamos para mañana?
- ¡No! ¡Nada de dejar para mañana lo que se puede hacer hoy!
 
(14)
 
- Tampoco a mí me seduce esta idea...
 
(15)
 
- ¡Se acercan a la puerta!
- Trae acá esos prismaticos. ¡Yo quiero ver bien lo que pasa!
- Sé que no te va gustar si resulta ser Silvia y no Mariana.
- No es para menos; pero yo miro y te lo cuento.
- ¡Juro solemnemente que le voy a dar de ostias hasta en el carné de identidad!
- La verdad sea dicha. Todo esto está empezando a sacarme de quicio.
- ¿Qué hacen ahora?
- Estás muy cansado, tío. No están haciendo nada sino solamente hablar.
- Creo que pienso demasiado...
- Y yo que pensé que estaba haciendo un favor ayudándote a cerrar la herida...
- No necesito favores de nadie, pero si quieres te recuerdo algo...
- ¡Deja ya de morderte la uñas, tío, porque no pienso contarte ningún chisme más.
- ¿De qué me estás hablando ahora?
- Del pueblo de Chema.
- Ya estuve allí en algunas ocasiones.
- ¿Y te gustaría volver?
- No lo niego.
- ¿Para recordar de nuevo?
- Ya que nadie se ocupa de ello, lo haré yo.
- ¿Cómo te explicas que todos los demás le hayan olvidado tan pronto?
- Este es un mundo de frustrados y por eso muchos prefieren olvidar.
- Es curioso. Todavía les tienen miedo a los nazis.
- Tío... me parece que estás flipando... ¿qué te pasa?...
- Solamente digo la verdad.
- ¿Te afecta todo el vino que hemos bebido?
- Para decirte la verdad me ha sabido a vinagre.
 
(16)
 
- Una verdadera filigrana.
- ¿Qué?
- Le voy a hacer la picha un lío a ese mierda maoísta.
- Ya.
- ¿Crees que me ha puesto ya los cuernos?
- ¿Tu chica? De verdad que no.
- Eso ocurre ya hasta en las mejores familias, así que entre marginados como nosotros...
 - Mariana no es ninguna de esas. Te lo juro porque la conozco muy bien.
- ¡Hum!
- ¡Vamos, vamos! ¿Es verdad que estás enamorado de ella?
- Sí, pero no voy a apostar ni un céntimo por conquistarla o no conquistarla.
- Hablemos entonces de la sociedad.
- Soy de familia bien, pero tan marginado como lo eres tú.
- Fuiste muy generoso conmigo cuando más lo necesitaba.
- Eso no es verdad del todo. Simplemente estábamos borrachos.
- Bueno, pero no negarás que fuiste el único que me hizo compañía.
- Sabes muy bien que lo hice sólo por amistad y no por heroísmo.
- ¿Y cuántos tios como tú crees que existen en nuestro mundo?
- De todo hay en la viña del Señor. Eso es lo que dice el cura Paco.
- ¿Y tu famosa conciencia? ¿Qué dice tu famosa conciencia?
- Solmente buenas noches, bien y gracias.
- ¡A la mierda con todo este rollo! ¡Estoy harto de la filosofía social!
- Realmente eres un amigo, tío.
- Me distraigo contigo. Solamente es eso nada más.
- ¿Sólo eso?
- ¿Por qué crees que estoy de coña?
- Por nada.
- Entonces no hablemos más de este asunto.
- Escucha, colega. Descontando a Vanesa... ¿cuántas veces crees que he ligado yo?...
- ¡Vamos ya a olvidarnos de este falso sueño, tío!
- ¿Te importa si te cuento algo más de Mariana?
- Prefiero que no me cuentes más aventuras de chicas.
- Olvídalo entonces. A mí me gustaría también salir de la sociedad en la que vivo.
- Lo sé. Sigue, por favor.
- Eres el único que lo sabes. Todos los demás creen que estoy adaptado a la burguesía.
- Espera. Háblame un poco más de tu padre. Yo al mío no lo conocí jamás.
- Sólo sé que mi madre era guapisima y muy divertida y él bebía por culpa de los celos.
- ¿Por eso llegó a ser un borracho?
- No lo pudo soportar.
- Creo que no debía haber vuelto a tocar este tema.
- Tranquilo. No pasa nada.
- ¿Tú madre también le da ahora por beber demasiado?
- Sé que sigue así terminará muriendo de cirrosis.
- ¿Tú padre se fue sin avisar?
- A mi madre siempre le importó demasiado mi padre pero no pudo hacer otra cosa...
- ¿Y se dedicó a ser una fulana?
- Sí. Cuando aparecieron el doctor Godoy y otros más de la muy alta sociedad.
- No es muy gracioso el asunto.
- Es tan pocas veces ya que la veo que me estoy ovlvidando ya hasta de su nombre.
- ¿Y hablaste alguna vez con tu padre antes del divorcio y su desaparición?
- Claro que sí. Pero nunca gané nada con eso.
- Cuenta, cuenta.
- ¿Por qué no esperamos a mañana y te lo cuento todo?
- ¿Ya te has rajado con lo de esta noche?
- No. Me refiero a que todavía no es noche cerrada.
- Me parece una verdadera putada lo que te está haciendo Mariana si no es Silvia.
- Creo que por eso esta noche tengo licencia para matar.
- Mi madre nunca existió para mí y nunca mi padre me habló de ella.
- Tu madre debió de ser una ángel...
- ¿Te ocurre algo, tío?
- Estaba pensando en la mía...
- Ojo que el alcohol ya te está afectando más de la cuenta,
- No sé qué me pasa. Min memoria es ya muy frágil para ser un joven de tan corta edad.
- ¡Anímate, tío! ¿Quieres otro trago?
- Está bien.
- ¿Cómo es tu madre ahora que tendrá unos treinta y cinco por ejemplo?
- Guapísima. Siempre llevo dentro de mí su imagen y es guapísima.
- Suelta lo que sientes ahora.
- No. Lo siento. Es muy personal.
- ¿Cómo debes tú suponer que debió de ser la mía?
- Un ángel pero con los pies descalzo y la mirada muy triste por no verte crecer. 
- Gracias, tío. Me imagino a las dos cogidas de la mano.
- Aguarda un momento, colega. ¿De qué disparate me estás hablando?
- Porque tengo la extraña visión de que tu madre y la mía pueden ser gemelas.
- ¿Cómo Mariana y Silvia?
- Sí. Eso es lo que me dice el padre Barrachina.
 
(17)
 
- Podemos volvernos atrás. Todavía estamos a tiempo.
- ¿A tiempo de qué?
- Tenemos bastante vida por delante, tío.
- No. No tenemos tanto tiempo.
- Tengo miedo, tío.
- ¡Maldición! ¿Qué te pasa ahora?
- Quiero irme a dormir y olvidarlo todo.
- ¡No!
- Te digo que estoy cansado de verdad de todas esta historia.
- Adelante... ¡quieren chulear a tu chica!...
- A ver, ¿qué gano yo con partirle la cara a ese mierda maoísta si mi chica la prefiere a él?
- Por favor... no digas tonterías...
- Yá sé que sólo es un mamarracho que no tiene ni media ostia.
- ¿Entonces a qué esperas, tío?
- ¿Qué gano yo dejándole hecho una ruina para el resto de sus días?
- Eres un cínico. Dijiste que teníamos que hablar después de hacerlo.
- ¿No ves que es mejor retirarnos a tiempo?
- Lo siento, tío. La próxima vez dime que eres un rajado y ya está.
- Dispongo de todo el tiempo de mi larga vida para buscar a otra.
- Tomas una decisión equivocada, pero ese es tu problema.
- ¿No ves que estaba ya empezando a olvidarla?
- Si fuese una fulana lo entendería...
- Lleva ya una semana saliendo con él.
- Lo sé perfectamente y también sé que está enamorada de ti.
- Me está matando de verdad.
- Haz algo más que morir. Creo que te estás jugando hoy lo que vas a ser mañana.
- Esa es una idea muy negativa.
- Entonces ya no tenemos nada más que hablar de este problema. ¿Nos vamos?
- ¡No!
- ¿Esperas a que sea noche cerrada?
- Esa es la cuestión. Es un tema muy personal y no quiero que nadie me admire por ello.
- Ya.
- Piénsalo bien y verás cómo es lo que más me conviene.
- ¿Estás seguro?
- Sé muy bien qué es lo que quiero y cómo quiero hacerlo.
 
(18)
 
- ¿Igual que los protagonistas de los tebeos de aventuras?
- ¿No te convence la idea?
- Las pasiones tienen vida, pero es la misma historia. Siempre hay puteros en todas partes.
- Vale, tío, vale. Bebamos otro poco de güisqui.
- Tengo ganas de vomitar, colega.
- Bebe un poco de leche en lugar de alcohol cuando llegues a tu casa.
- Puede ser que sea tarde y ya hasta la leche sea también alcohol.
- Necesito que me devuelvas los prismáticos.
- Dime una cosa. ¿Por qué contar hasta cien si puedes contar sólo hasta diez.
- ¿Te parece malo contar hasta cien para entrar en acción?
- Se diría que no te atreve. ¡Toma tus jodidos prismáticos!
- ¿Quién es ese que llega ahora?
- ¿Es que viene algún cabrón más?
- Jamás me importa zurrarle a uno pero es que ahora son dos. 
- No hace nada mado. Solamente les ha saludado y ha seguido su camino.
- ¡Fantasma! ¡Estoy viendo fantasmas por todas partes!
- También me pasa eso a mí, muy a menudo, tío... así que estamos igualados...
- Pero tú eres un chaval muy práctico y yo no.
- Cambiemos de rollo. Podría hablar de lo que mañana serías y saldrías en el periódico.
- Nunca me propuse llegar a tanto, pero si tú lo dices...
- No seas puñetero, sal de una vez por todas y aplástale las narices.
- ¿Y eso para qué sirve? ¿Para convertirle en un héroe delante de ella?
- Tú ves demasiadas películas de cine, colega.
- Pero no tengo ningunas ganas de verlas. 
- Pues eso sí que es un problema.
- He ahí una explicación psicológica pero muy detestable.
- ¿Crees que tu mundo es lo más aconsejable para saber lo que hay que hacer?
- No hables más de mi mundo, por favor.
- Bueno, colega. Me han enseñado a hacer siempre lo que mi conciencia me dicta.   
 
- Vale... vale... Valeriano...
- Creo que esta aventura no merece la pena vivirla.
- Los tebeos de aventuras están muy bien sólo cuando no tenemos nada interesa en la vida.
- Sigue.
- ¿Estoy descubriendo algo?
- A veces sueño que mi padre es un pescador y me lleva en su barca para faenar.
- No te entiendo nada, tío.
- Sueño que estoy con él en el altamar; allí donde no hay memoria porque no hay paisaje.
- Conozco muy bien ese rollo. Es la mejor manera de evadirse de la realidad.
- ¿Crees que es literatura nada más?
- Y supongo que otras veces sueñas que estás en Ibiza follando con las jipis.
- ¿Qué has dicho?
- Nada. ¿Por qué no me enseñas alguna foto del altamar allí donde no hay memoria? 
- No sigas...
- ¿Qué te pasa, tío? ¿Te he cortado el rollo?
- ¡Ya está! ¡Es una ocasión muy oportuna para cortársela a trozos!
- ¡Muy bien dicho!
- Pensé que te haría un buen efecto decir esto.
- Esto pedo del todo, tío. Ya no me afecta nada.
- No. Lo que pasa es que estás deprimido.
- Me gustaría ser el vengador solidario... pero tú no te atreves ni a intentarlo...
- ¡Cállate ya, posmodernista de los barrios bajos!
- No me seas carroza, tío.
- Ser inteligentes es lo que tenemos que ser a nuestra edad.
- Ya es demasiado tarde para serlo.
- Sigamos con esto mañana. ¿Qué te parece?
- Que esto no marcha, tío.
- Toda la pandilla de tus amiguitos sólo son unos cretinos.
- Luego yo soy otro cretino. ¿No es eso?
- No. Tú eres diferente a todos ellos. ¿Te gusta oír eso?
- Asombroso, tío.
- ¿Qué es asombroso?
- La descripción tan asombrosa que haces de mí y de mis amistades.
- ¿Qué diablos te pasa ahora?
- ¿Estás seguro de que lo vas a hacer esta noche?
- ¡Basta ya! ¡Pasemos de hoja!
- Como quieras.
- Sólo me libraré de ese mierda maoísta esta noche o no me libraré jamás...
- Te olvidas de ella. ¿Y si es Silvia y no es Mariana?
- Vale. Me da lo mismo sea quien sea. Ahora vete, tío. No quiero que nadie me anime.
- ¿De verdad quieres que me vaya?
- Ya no sé ni lo que quiero... y solamente quiero estar a solas...
- Pues entonces adíos y buena noche.
- Espera un poco...
- Buena noche, tío.
 
(19)
 
- ¿Te vas o te quedas?
- ¿Qué te interesa más a ti, colega?
- ¿Es Lolita, verdad? ¿Es Lolita la que te hizo tanto daño a ti?
- Hablemos de otra cosa, por favor.
- No puede ser. Somos dos seres acabados. Ninguna está junto a nosotros.
- ¿Qué dices, tío?
- Ahora veo cuál es nuestro verdadero problema.
- ¿Estás loco o estás chiflado?
- Que no... que no... ¡que sé muy bien lo que digo!...
- No sabía yo que eras tan falso.
 
(20)
 
- ¿Te divierte mucho verme sufrir?
- ¿A qué te refieres?
- ¿Crees que me falta valor para hacerlo?
- ¡Teatro! ¡Estás haciendo puro teatro y a mi nunca jamás me ha gustado!
- ¡Lo haré y tú podrás escribirlo en "Nuevo Enfoque" para convertirme en héroe!
- ¿Qué te ocurre, tío?
- Podrías haberlo pensado mejor antes de hacerme venir para divertirte a mi costa.
- ¡Ostias! ¡Me estás preocupando de verdad!
- Nada. No me pasa nada. Quiero ser un héroe y que tú se lo digas a todos los demás.
- ¿Te encuentras bien?
- No me pasa nada. Nunca en mi vida me pasa nada. Quiero quedarme solo.
 
(21)
 
- ¡Está lloviendo, tío!
- Eso parece.
- ¡Santo cielo! ¿Y ahora qué vamos a hacer?
- Quién  sabe...
- Estás pálido. ¿Te sientes mal?
- Mi madre siempre dice al psiquiatra que a veces me dan depresiones repentinas.
- ¿Eso le pasa a un valiente como tú?
- Esa es la verdad de lo que sooy. Un enfermo mental.
- ¿Qué dices, loco? ¿Te ocurre los viernes por la noche?
- Todos los viernes por la noche.
- ¿Sí? ¡Haz el puñetero favor de no quedarte conmigo!
- Es inútil intentar evitarlo.
- ¡No puedo creer que eso sea verdad! 
- No es verdad. ¿Lo ves? ¡Sólo soy un cobarde!
- ¡Repite eso! ¡Repìte eso y te rompo la cara!
- ¿Por qué no puedo ser un cobarde?
 
(22)
 
-  Escucha un momento. Tienes mucha mejor memoria que yo. ¿Te acierdas de Comarruga?
- Colega... aquello no tuvo gracia...
- No sólo enviaste al chulo catalanista al hospital sino que se enteró todo el vecindario.
- Es cierto que le dí de ostias; pero yo estaba muy asustado.
- Está bien. Todo héroe nacional actúa estando asustado.
- ¿Cómo sabes tú eso?
- Una furgoneta. Un muerto en la carretera por culpa de una paliza de los nazis.
- ¿Chema?
- ¡Eso es!
- ¡Chema! ¡Chema! ¿Dónde estás, Chema?
- Que sí tío, que es eso.
 
(23)
 
- ¿Fue ese sinvergüenza que está intentando quitarme a mi chica?
- Si esa es Mariana y no Silvia.
- Da lo mismo que sea una o sea la otra.
- ¿Le has visto bien? ¡Ese fue quien planificó la muerte de Chema!
- ¡Ese traidor y cerdo maoísta no tiene ni media hostia!
- ¡Tienes puestos los calzoncillos de plata como Poli Día! ¿A qué esperas para zurrarle?
- Deberías escribir en tu periódico que fui capaz de derribarle en el primer asalto.
- No hay problemas. Lo publicaré en octavillas de buzón en buzón.
- ¡Será chulo! ¡Está intentando besarla!
- ¿Una tonta jovencita ilustrada a punto de caer en los brazos de ese judas?
- ¡Siempre serás el mismo, tío!
- ¿A qué te refieres?
- A que animando a los demás puedes despertar hasta a los muertos.
- Sabes que no hablo por hablar.
- Cuando La Sole me recomendó tu amistad, sabía muy bien lo que hacía.
- ¡Nunca te arrepientas de haberle partido la cara a ese cabrón!
- ¡Hum!
- Ahorrate las exclamaciones, tío. No desperdicies energía.
- Vaya. Parece que no lo ha conseguido. Ella ha rechazado el beso... de momento...
- ¿Qué quieres decir? ¿Ya no le vas a sobar los morros a ese cerdo?
- Durante muchos días he estado meditanto qué es lo que debo hacer.
- ¿Y ya lo sabes bien?
- No hay mayor placer que aplastar el cráneo de ese cuarentón pero no sé si debo hacerlo.
- Dime una cosa. ¿Lo vas a hacer o no lo vas a hacer?
- ¿Cuál es la diferencia?
- Por favor, tío.
- ¿Es que es tan importante hacerlo o no hacerlo?
- Sí. Porque agua pasada ya no mueve molino. ¿Me comprendes?
- ¡Pero me consta que no tendré de nuevo otra oportunidad!
- Te consta a ti y nos consta a todos los demás.
- Hablemos de otra cosa.
- A propósito. Pienso dedicarte un capítulo de mi primer libro cuando lo publique.
- No me parece prudente que escribas que fui un cobarde.
- ¿Por qué no? Esta noche no estás siendo un cobarde sino demasiado valiente.
- Me temía que algo de esto iba a pasar.
- ¿Que no te ibas a atrever con ese maricón? No importa. Eres un héroe de todas formas.
- No soy ningún héroe pero...
- Lo digo sin coña, tío. Hagas o no lo hagas eres un héroe verdadero.
- Siempre te he agradecido tu amistad, tío.
- ¡Pues hazlo ya por ella! ¡Salva a tu chica y a las chicas de toda mi barriada!
- ¿Pero es Mariana o es Silvia?
- !Es lo mismo, machácale los sesos al maoísta de mierda! ¡Recuerda al "Potro de Vallecas"!
- Deséame suerte, colega. ¡Va por todas las inocentes que han sido engañadas por la demagogia de los amores libres! ¡¡Mierda!! ¡¡¡La madre que te parió, chulo!!! ¡¡¡Te voy a sacar las tripas de cerdo que tienes!!! ¡¡¡Y si después de darte lo que te mereces ella te prefiere a ti es porque ella no es lo suficiente mujer para vivir conmigo!!! ¡¡¡Te juro que después de esta noche nunca jamás volverás a pasear por aquí!!! ¡¡¡Cabrón!!!  

 
 

 
 
 

 
 
  
 
 
 
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Foto del autor Jos Orero De Julin
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Descripción

Mini Novela.

Palabras Clave: Literatura Prosa Novela Narrativa.

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



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