Mi primera transición (de las muchas que he tenido que vivir en mi todavía corta existencia) me llegó a la edad de los 13 años. Durante toda mi infancia me había ido de maravilla con las niñas guapas de verdad; pero ahora me llegaba la adolescencia, y cantando lo de adiós con el corazón que con el alma no puedo, tuve que despedirme de la madrileña Calle Alcalde Sáinz de Baranda, en el número 56 y 5-D escalera izquierda para ser exactos, y desembarcar en la madrileña Calle Pizarra, en el número 3 para ser también exactos. ¿Qué me deparaba la adolescencia en cuanto a chavalas guapas de verdad se refiere?. Nunca he sido supersticioso y, además, el número 13 me ha dado siempre buena suerte; así que, con mis 13 años de edad a cuestas, el futuro se me abría con gran amplitud y buenas expectativas. Dependía sólo de mí (pues Emilín jamás me ayudó en esto de los ligues y doy Gracias a Dios por ello) que tuviera o no tuviera suerte con las chicas-primavera que, según había visto y leído yo en las historietas del tebeo "Florita" de mi hermana Isabel, los norteamericanos las llaman "teenagers" que, traducido al idioma de Nebrija, significa exactamente adolescentes (pero yo añado que solamente las de muy buen ver porque para eso tenía yo ya en aquel entonces clase y estilo suficiente como para llamarlo lo que ahora se llama, por esos caprichos de la moda más o menos de temporada alta, tener glamur) y en esas estábamos cuando de repente mi querida España pasó del blanco y negro al technicolor. ¡Formidable hallazgo veraniego el del año 1962 cuando descubrí un verdadero vivero de vida y felicidad con tantas chavalas, ahora a todo color, mientras recordaba lo que había visto y leído en "Florita"!
 
Así que antes de entrar en "batallas visuales" empecé a rememorar lo que todavía era solamente un reciente pasado: "Florita" fue una revista juvenil femenina publicada en España a partir de 1949 por Ediciones Cliper e Hispano Americana, sucesivamente, y que también se exportó a Latinoamérica. Tuvo dos épocas diferenciadas: en la primera época (que arranca desde 1949, o sea desde el año en que yo nací y no creo en las casualidades sino que algo tendría yo que ver en todo aquello) animado por éxito del tebeo de aventuras "El Coyote" (1947), Germán Plaza empezó a probar con otros géneros: El humor con "Nicolás" (en 1948) y la historieta romántica para chicas con "Florita" (en 1949). Este tebeo llamado "Florita", con un formato de 26 x 18 centímetros e impresión de gran calidad, incluía secciones didácticas e historietas. Entre las primeras, Terenci Moix menciona las siguientes: "Pequeños defectos que debes corregir", "Creaciones de Florita", "Decoración", "Vidas ejemplares de mujeres célebres", "Golosinas de Florita", "Florita aconseja", "Detallitos", "Balbuceos" y "Fotografías de bebés" (claro que es que Terenci Moix siempre ha sido de la acera de enfrente cosa que conmigo ocurría todo lo contrario).
 
Así que a mí me empezó a parecer interesante a partir de 1957 con las historietas ya más singulares y para niños normales tituladas "Florita" (por Vicente Roso en 1957 y por Pérez Fajardo en 1958), "Belinda" (por Steve Downing proveniente de una tira de la prensa británica), "Juanito, Panchita y Doña Cata" (por Francisco Darnís desde 1949), "Mopsy" (por Gladys Parker que provenía de una tira de prensa estadounidense desde 1949), "Lalita" (por Pili Blasco desde 1953), "Luisa" (por Carmen Barbará que estuvo desde 1954 hasta 1958), "Jane" (por Jorge Buxade), "Marcela" (por Jesús Blasco), "Lizy Pilili" (por Salvador Mestres), "Martina" y "Rita ya lo sabía" (por Ripoll), "Rosy" (por Julio Ribera), "María Ángeles es así" (por Sabatés), "Doria y Dora" (por Dick Brooks en 1955), "Eva y Julieta Jones" (por Stan Drake proveniente de una tira de prensa estaodunidense desde 1955), "Mary-Paz" (por Gin desde 1955), "Susi" (por Gin desde 1957), "Lili Hotesse l'Air (por Christian Mathelot que luego fue imitada por el tebeo titulado "Lilian, azafata del aire" pero eso ya es historia de otro costal porque ya la cosa se ponía múcho má seria).
 
El caso es que, siguiendo con mi memoria del reciente pasado, "Florita" se convirtió en el tebeo femenino de mayor popularidad de principios de los años cincuenta logrando tiradas de 100.000 ejemplares. En 1952 obtuvo la autorización de la Dirección General de Prensa para su publicación periódica, junto a otros muchos tebeos, gracias al nuevo marco jurídico. Con ello, aumentó sobremanera la competencia, sobreviviendo sólo aquellos que mejor satisfacían las aspiraciones y necesidades de sus lectores. Florita alcanzó los 490 números en su primera época. Su segunda época comenzó en 1958 cuando la cabecera fue adquirida por Hispano Americana, la cual editó otros 100 números (los que van del 491 al 590). Aquí ya se incluyeron las aventuras "Yo te contaré..." (de Carmen Barbará) que volvía a elevar el tono y había ya que "estar al loro". "Florita" estaba animada por el espíritu de la nueva clase media española, que aspiraba a progresar económica y socialmente. También representaba el paso desde el tebeo de hadas a la nueva historieta romántica. Con todo ello, se separaba de los valores de la autarquía que podían representar cuadernos como "Azucena" o "Ardillita". Dado su éxito, la propia editorial Cliper lanzó "Lupita" y Editorial Valenciana, "Mariló". También Consuelo Gil se vio obligada a sustituir "Mis Chicas" por "Chicas", dirigida a lectoras de más edad.
Con todo este arsenal de elementos "ópticos" y "visuales" y sin olvidar que mi gran favorito (de entre los muchísimos tebeos para chicos que yo había ya leído) era "El Jabato", comencé a utilizar la estrategia de los "puntos de observación" más apropiados para no ser descubierto por mi madre que andaba ya bastante mosqueada conmigo. En este sentido he de reconocer que el más estratégico de todos era la terrraza del Tercero A escalera izquierda (que era donde vivíamos nosotros) mientras Emilín andaba bastante errático por ciertos caminos procelosos y Boni y Maxi ni se enteraban de casi nada a pesar de estar siempre a mi lado. Así que aquella primera transición (de las muchas que ha habido en mi todavía corta existencia) fue inolvidable y se coronó, al llegar mi primera juventud, con el intrépido asalto a la "Cima" de Madrid que, como ya he dicho numerosa veces, fue totalmente exitosa.