¿Y por qué el número 8? (Diario)
Publicado en Aug 30, 2016
Siemrpe me he preguntado, a mí mismo, pro qué desde mis primeros años como futbolsita (en mi más tierna infancia) he ocupado la posición estratégica del número 8. La respuesta viene dada por la misma pregunta. Se llama estrategia. Es totalmente indiscutible que la mejor posición, para llevar a cabo la estrategia que conduzca a la victoria es aquella donde se sitúa el líder del equipo, sea o no sea capitán. Esa posición es la del 8 y no la del 10. El 10 peude ser un gran capitán pero puede ser sustituido por otro jugador. El 8 es líder y por ello es insustituible para conseguir ganar un partido y si también es capaz de tener un gran rendimiento como guardameta nos encontramos ante un jugador genial, un jugador completo y un jugador perfecto. Siempre hay un defecto d eentendimiento en muchos espectadores del' fútbol. Creen que es el número 10 el que maneja todos los hilos de su equipo. Grave error. Si al 10 dejan de asistirle de balones los demás se derrumba. se viene abajo y desaparece dle juego. El 8, en cambio, es capaz hasta de crear en soledad, es capaz de sacar a la luz esa magia que entrega siemrpe a los demás compañeros de su equipo para llevarlos a la victoria y, al mismo tiempo, derrumbar a los rivales sin que peudan reaccionar a tiempo. Eso no lo consigue el 10. El 8 siempre está todo el partido entregándose a los demás mientras que los demás siemrpe tienen que estar entregados al 10 para que el 10 funcione bien. Los buenos entendedores y aficionados del fútbol saben distinguir esta gran diferencia; porque es un axioma futbolistico a escala planetaria.
Con un sentido de la colocación extraordinario y con una sensacional capacidad a la hora del toque de balón (tanto a corta distancia como a media distancia o a larga distancia) el 8 es capaz de imponer el ritmo de un partido; es capaz de cambiar el ritmo para adaptarlo a las necesidades de su equipo; y es capaz de llevar el compás necesario (director de orquesta) que sus compañeros necesitan para alcanzar la victoria. Produce mucho más miedo en los rivales que un 10 mucho más estático y que apenas sabe defender; porque el 8 no sólo sabe atacar (y muchas veces hasta mete gran cantidad de goles) sino que sabe estar en todos los lugares de la cancha y ayudar a sus defensas para cortar el juego de los rivales e incluso es capaz de proteger a su guardameta. El 8 es capaz de producir la cartarsis entre sus compañeros y el desconcierto entre los rivales. El poder de un 10 se puede medir por su capacidad de artista; mas el poder de un 8 es intangible porque más que demostrar un arte personal que llega a veces a brillar (como sucede con el 10´) es capaz de estar brillando siemrpe pero su mayor valía es que hace brillar a todo el equipo. También esto lo descubren los grandes aficionados y críticos del fútbol. Un astro es un 10; pero el 8 es un universo. Mientas que el 10 necesita siempre la ayuda de los demás para ser un astro individualista, el 8 asiste a todos los demás jugadores de su equipo (incluido también el guardameta) para que todo el conjunto sea un astro colectivo. El 8 dirige la victoria y el 8 es el verdadero rival para los enemigos. Coni una capacidad defensiva de primera categoría, con una capacidad de creación extraodirnaria y con una facilidad asombrosa para marcar gol en la mayoría de las veces que se va a ataque (no como el 10 que tiene que ensayar continuamente una gran cantidad de disparos para mete uno, dos o tres goles) el 8 se erige en líder del equipo porque está capacitado, en todo momento, para observar todos los espacios que dejan libres los rivales o, en caso de que parezca que no hay ninguno, es capaz de crearlo él mismo y pillar pro sorpresa a los enemigos de su equipo hasta producirles el desconcierto necesario para ser fácilmente batible. ¿A qué se debe tanta cresatividad del 8 mientras que el 10 sólo luce como un astros en dos o tres ocasiones a lo largo de todo el partido? A una cosa que se llama genialidad. Por eso es el líder creativo que s eencarga de que todo el conjunto funcione y, para ello, cumple con las tareas que sean necesarias mientras el 10 está más preocupado de jugar para la galería con tal de ser apludido por el público en dos o tres acciones magistrales que no siempre conducen a la victoria. Y es que el 10 es "ego" y el 8 es "ello". El 10 busca triunfar. El 8 busca que el equipo triunfe. El 10 se permite lujos muchas veces innecesarios porque termina perdiendo el balón. El 8 se permite algún lujo que otro pero poniéndolo al servicio de los demás. El 10 busca siempre el aplauso. El 8 se encuentra algunas veces con la ovación. El 10 depende de los demás. Los demás dependen del 8. Esa es la gran diferencia. El 10 es socorrido. El 8 socorre. He ahí la diferencia más esencial. Jugar bien al fútbol es una gran virtud (como hace el 10); pero crear buen fútbol es mucho más que una gran virtud porque conlleva a que todo el conjuntod de sus compañeros de equipo desarrollen sus virtudes. El 8 alcanza, con su visión de juego, lo que el 10 no puede ni llegar a vislumbrar porque se limita a triunfar solamente en su lugar sobre el terreno de juego. Por eso el nivel de responsabilidad del 8 es muchísmo más elevado que el nivel de responsabilidad del 10. Para que el 10 luzca como un astro hay alguien que es la luz que le hace brillar. Esa luz es el 8. El 10 es una potencia limitada mientras que el 8 es una energía sin límites y todo el equipo la necesita. El 10 triunfa por explosión en alguna que otra jugada que no es muchas veces la necesaria para vencer en un partido. El 8 triunfa a través de un aincandescencia absoluta que surge de una genialidad inteligente concentrada en un sólo punto de mira: vencer convenciendo. El 10 a veces triunfa y a veces fracasa creando desconcierto. El 8 siempre lleva a cabo acciones que llevan al triunfo colectivo y le convierten en el director de orquesta del equipo. Si el 10 fracasa el equipo mouchas veces no pierde, pero si el que fracasa es el 8 el equipo siempre pierde o, con mucha suerte, logra un empate que a nadie satisface. Diferencias tan notables se ve cuando, al final de un periplo futbolístico, llega la hora de hacer el balance. En la balanza el 10 siempre queda a la par (triunfos y fracasos en un cincuenta por ciento). En la misma balanza el 8 siempree inclina muy notablemente la balanza a su favor (un noventa por ciento de triunfos contra un diez por ciento de fracasos). Para tiunfar en el fútbol no sólo se debe saber jugar bien de manera individual (como hace el 10) sino que además de eso hay que saber hacer que todo el equipo jeugue bien (como hacel el 8). El 10 es el fogonazo espontáneo en un momento concreto del partido pero que muchísimas veces no guía al triunfo porque sólo es espectáculo circense. El 8 siempre es una luz de la que emana el fútbol como un arte que lleva a su equipo a conseguir la victoria porque añade ese arte que le convierte en genial.
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