Cuando pretendo contarte historias...
Publicado en Sep 21, 2009
Pretendiendo contarte una historia te invité a sentarte. Tus ojos, que ya empezaban a brillar con la luz de los luceros me miraban con cierto candor, cual velas que arrullan un difunto. Aun tus pupilas tiernamente gélidas me invitaban a soñar. Así me pasé un buen tramo de noche contándote esas anécdotas personales que sólo los amigos más profundos se toman el tiempo de escuchar. La luna nueva caía invisible por el horizonte velado, en medio de su cielo estrellado, encantando flores que ahora olían.
Mientras hablaba no podía verte, aun cuando lo he hecho sin número de veces en el pasado, como si jamás te hubiese hablado. Fijo a la pared, o bajando a mis pies, una triste mirada de amante dubitativo dominaba mis ojos fulgurantes. Me detuve, los astros que apenas se veían me mostraban el camino hacia tu rostro, era entonces que, sin más corría hasta ese lugar poblado de soles. Ese par de cielos color pardo oscuro suponían una visión algo más fascinante que aquella suspendida sobre nuestras cabezas. El tiempo pasa, el fin llegaba, así abrazados encontramos nuestro fin. Desechos entre el polvo que se colaba por entre nuestras espaldas me levanté y renegando par a mis adentro tuve que irme. Nací y morí mil veces entre tus brazos aquella fracción de noche que pasamos juntos. Así el tiempo no pasa, a pesar de la sensación que te de la luna y el sol, ese lugar será siempre para mí el lugar anacrónico que nunca dejara ser al tiempo, ni a su paso. Quise decirte algunas de estas palabras antes de partir. Nada de mi boca salió sino poco después, estando afuera de un taxi estridente, empuñando unas llaves frías, entrando a una casa deshabitada. Allí no te encontraría, Así que estaría poco más que deshabitada.
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Sebastian Rodriguez Cardenas
doris melo