¿Quién dijo miedo? (Diario)
Publicado en Sep 07, 2016
1984 después de Jesucristo. ¿Quién dijo miedo? Había que ir a la Reconquista de América. Ni tan siquiera lo pensé un instante. Cogí mi equipaje, subí a la nave, y en llegando al Centro del Mundo, reconquisté todo el tiempo perdido. Me aleccionaba el recuerdo de mi paisano Benalcázar y, con dicho ejemplo como revulsivo, conquisté alcázar tras alcázar lo que estaba todavía por dominar. Ni el orgullo de los otavaleños pudo resistir mi empuje. El Reino de los Quitus entró en mi mochila mientras yo subía por las faldas del Pichincha hasta llegar a la cumbre de los inmortales enamorados de la libertad. Sólo que yo no reconquisté la libertad sino esa clase de liberación que el verdadero Cristianismo me llenó por completo con el aura de los triunfadores. De victoria en victoria llegué hasta Jambelí haciendo siempre patria. ¿Quién dijo miedo? Atrás quedaron todos los cobardes del Hispano a los que yo ya los tenía completamente olvidados. Canté bien cantado.
¡Entre flores, fandanguillos y alegrias, nació en España la tierra del amor. Solo Dios pudiera hacer tanta belleza, y es imposible que puedan haber dos. Y todo el mundo sabe que es verdad, y lloran cuando tienen que marchar. Por eso se oye este refrán "Que Viva España" y siempre la recordarán. "Que Viva España". La gente canta con ardor. "Que Viva España". La vida tiene otro sabor, y España es la mejor. En las tardes soleadas de corrida, la gente aclama al diestro con fervor y él saluda paseando a su cuadrilla, con esa gracia de hidalgo español. La plaza por sí sola vibra ya, y empieza nuestra Fiesta Nacional. Por eso se oye este refrán. "Que Viva España". Y siempre la recordarán. "Que Viva España". La gente canta con ardor "Que Viva España". La vida tiene otro sabor y España es la mejor. Laralaralalarala. "Que Viva España". Laralaralalarala. "Que Viva España". La gente canta con ardor. "Que Viva España". La vida tiene otro sabor y España es la mejor. Que España es la Mejor! Después se hizo el silencio en toda la Cordillera de los Andes mientras los crucé como un fiel soldado que nunca jamás se echó para atrás a pesar del amenazador sonido de las flautas dulces. Dios estuvo presente.
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