Poquísimos lectores y poquísimas lectoras que siguen mis escritos (por no decir ninguno ni ninguna) saben que una de mis habilidades atléticas fue el salto de altura. Ya estando en el Servicio Militar Obligatorio (en el CIR número 2 de Alcalá de Henares) quedé como vencedor de la 44 Compañía. Después de haber batido, con plena claridad y sin duda alguna, a mi rival en los 100 metros lisos, me fui enfrentando a todos en el salto de altura. Estaba ya el cielo estrellado cuando, en la corta luz del ambiente, me quedé solo. Como era campeón decidí dar el último salto y dar por terminada la victoria. Pero no fue ésta la única hazaña que logré en el salto de altura sino que, ya una vez casado, conquisté la Medalla de Oro de esta especialidad atlética en los Juegos Olímpicos de ICEA. Saltando con zapatos de domingo y con pantalón largo del diario, batí a los demás jóvenes que saltaban con zapatillas de deporte y pantalón corto gracias a mi perfecta técnica de la "tijera". Además ayudé a mi equipo para obtener el primer lugar en la prueba por puntos (hubo una Medalla de Oro en Lanzamiento de Jabalina para Águeda y alguna más de Plata para otros componentes del equipo). La Medalla de Oro fue para Orero en esto del Salto de Altura. Por eso soy Grande cuando recuerdo que lo pequeño nunca me satisface a la hora de competir.