Hablemos de la santidad. En todos los idiomas, lenguas y dialectos humanos damos por verdadero que existe la santidad y que la santidad se define como la perfección humana. ¿Qué ser humano, hombre o mujer, puede ser considerado, en este mundo, como santo o como santa? Veamos lo siguiente: para saber trabajar la madera hay que ser carpintero, para saber pescar hay que ser pescador, pero ¿quién puede santificar sin ser santo? Sobre los santos y las santas que han sido nombrados como tales por seres humanos existen división de opiniones. En este asunto sí que podemos afirmar que "ni son todos los que están ni están todos los que son". No todos los seres humanos están completamente de acuerdo con los nombrados como santos y santas por un ser humano. ¿Por qué existe tantas desavenencias en este asunto?
 
Hay algo que debemos de tener muy en cuenta. Para que todos los seres humanos estemos de acuerdo en quiénes pueden ser llamados santos o santas deben ser llamados santos o santas por el método de la comparación; que significa que para ser designados como santos o santas deben ser comparados con todo el resto de los seres humanos que existen en la Tierra. Es muy importante insistir en este punto crucial: todos los santos y santas son santos y santas cuando, comparados con todos los demás seres humanos que existen, demuestran ser más perfectos y más perfectas que todos los seres humanos que existen. Pero es imposible que un ser humano, que designa a los santos o santas, conozca a todos los seres humanos que existen y, por lo tanto, no está capacitado para nombrar santos o santas porque no los puede comparar con todos los demás seres humanos que existen.
 
Es más. Podría darse el prodigioso y milagroso caso que un ser humano conociese a todos los seres humanos (hombres y mujeres) para poder decididir, sin equivocación alguna, quiénes son santos y quiénes son santas. Y todos los hombres y mujeres que estamos viviendo en la Tierra sabemos que eso es totalmente imposible. Así que no se puede comparar a ninguno de los nombrados santos y santas por otro ser humano con todos los demás seres humanos para saber que son santos y santas por el método de la comparación de sus hechos con los hechos de todo el resto de la humanidad. Solo si un ser humano (hombre o mujer) conociese a todos los seres humanos podría designar a los santos y a las santas y que todos estuviésemos de acuerdo, sin discusión alguna, en que son santos y santas. Pero eso ya hemos dicho que es un imposible y por eso no todos los seres humanos están de acuerdo con que sean santos y santas los designados por un ser humano.
 
Pero todavía hay más. La designación de un santo y una santa no sólo debe ser cierto por comparación con todos los seres humanos que existen hoy en día, sino que deben ser comparados con todos los seres humanos que existen ahora, que existieron antes y que exístirán despues. ¿Hay algún ser humano que esté vivo no sólo hoy en día sino desde el principio de la humanidad hasta el final de la humanidad? Imposible. Eso es un imposible porque estamos hablando del Alfa y la Omega de la vida humana. No ha habido jamás un ser humano que viva desde el Alfa (el Principio) y la Omega (el Final) de todo el Tiempo humano. Por eso, por la imposibilidad de que un ser humano sea el Alfa y la Omega de todo el Tiempo humano es imposible que un ser humano tenga la potestad de nombrar a los santos y a las santas. Si existiese ese hombre o mujer que existiese desde el Principio y el Final del Tiempo tendríamos que reconocer (ya sin duda ni discusión alguna) que todos los que él o ella designara como santos y como santas son de verdad santos y santas. Pero ese hombre o mujer que sea el Alfa y la Omega de toda la humanidad no ha existido nunca, no existe nunca y nunca existirá porque todo los seres humanos somos finitos; lo cual, como damos por sabido que la santidad existe y está perfectamente definida como la perfección humana en todos los idiomas, lenguas y dialectos de la humanidad, nos hace pensar, de inmediato, en que, al existir la santidad, debe existir un Ser Superior e infinito a cualquier ser humano que es finito o finita y no puede vivir durante todo el Tiempo. Y entonces tenemos que reconocer que ese Ser Superior e infinito tiene que ser el Alfa y la Omega (Principio y Final) de los cuales estamos hablando.
 
Volvemos a la explicación para dejarlo completamente esclarecido del todo. ¿Existe algún ser humano capaz no sólo de conocer a todos los seres humanos que viven en la época en que él o ella está vivo o viva para que tenga la potestad suprema de nombrar santos y santas que deben ser comparados y comparadas con las acciones de todos los demás seres humanos para ser santos y santas? No existe esa posibilidad. Luego ningún ser humano (hombre o mujer) puede decidir quiénes son santos y quiénes son santas porque no existe ningún ser humano que sea el Alfa y la Omega para poder dar dichas distinciones de santos y santas a otros seres humanos que, para mayor abundancia, no son reconocidos por todo el resto de la humanidad al completo como santos y santas. Hablemos entonces del Alfa y la Omega de todo el Tiempo.
 
No es posible que un ser humano, sea quien sea y tenga el poder temporal que tenga, sea Principio y Final de todo el Tiempo; y eso deriva en que ningún ser humano puede nombrar santos y santas ya que no tiene capacidad para compararlos con todo el resto de la humanidad y damos por verdadero que la santidad de un ser humano depende de sus acciones en la Tierra y esas acciones deben ser comparadas con las acciones de todo el resto de la humanidad (del pasado, del presente y del futuro) para poder decir que son acciones de santos y de santas superiores a las acciones del resto de los seres humanos que no conoce ni puede conocer jamás el ser humano que nombra santos y santas entre los seres humanos. Pero sabemos que todos damos por verdadero y exacto que existe la santidad. Si existe la santidad es necesario que un ser nos diga quienes son santos y quienes son santas porque todos admitimos en todos los idiomas, lenguas y dialectos de la humanidad entera, que la santidad existe y está definida como la perfección humana. Eso nos lleva, sin ninguna otra posibilidad alguna, a tener que aceptar que existe un Ser Superior a todos los seres humanos que tiene la capacidad de nombrar santos y santos porque es el Alfa (Principio) y la Omega (Final) de todo el Tiempo. Ese Ser Superior es Dios. Y reconociendo esto descubrimos algo muy importante: para nombrar santos y santas sólo un ser perfecto puede decidirlo. Luego ese ser perfecto debe ser la santidad de la que todos hablamos. Y esa santidad es Dios.
 
Dios es santo porque Dios está por encima de todo aquello que ha sido creado (incluyendo a los seres humanos) ya que es Principio y Final de todo el Tiempo. Él está separado de todo aquello que es corriente y ordinario. Pero hay algo muy especial que debemos considerar a la hora de ser nombrados santos y santas. Cada ser humano, pequeño o grande, tuvo su comienzo en Dios (el Alfa del tiempo de cada ser humano pequeño o grande) y tendrá su final en Dios (la Omega del tiempo de cada ser humano pequeño o grande). Y aquí tenemos lo más extraordinario de todo: el momento del Tiempo en que serán elegidos y nombrados los santos humanos y las santas humanas será el Día del Juicio Final, donde allí, estando presente todos los seres humanos que han existido, que existen y existirán, podrán ser comparados los unos con los otros y los que salgan elegidos serán los verdaderos santos seleccionados por Dios y los que no salgan elegidos no serán salvos.
 
He aquí un último mensaje positivo y optimista para no tener miedo al Alfa y la Omega (Dios) de todo el Tiempo que declarará santos y santas. Lo haraá a través de una referencia que todos sabemos que existe: es el espíritu. Todos tenemos nuestro propio espíritu y como fuimos creados no iguales a Dios pero sí a su imagen y semejanza quiere decir que Dios tiene su propio espíritu. Y como Dios es santo su espíritu es el Espíritu Santo. Por eso, por ser santo, Dios es compasivo y clemente, lento para la ira y abundante en misericordia y verdad; el que guarda misericordia a millares, el que perdona a la iniquidad, la transgresión y el pecado. Gracias a ello, y sólo gracias a ese Ser Superior llamado Dios, podemos alcanzar la santidad los hombres y mujeres que serán designados santos y santas el Día del Juicio Final y no antes del Día del Juicio Final. Y los santos y santas seremos los hermanos y las hermanas de Jesucristo quien es el único ser humano que ha existido, existe y existirá, con las propiedades de la santidad ya que poviene del Espíritu Santo y el Espíritu Santo es el espíritu de Dios.
 
En defnitiva, sabiendo que Jesucristo es Dios, ningún otro ser humano es perfecto y al no ser perfecto (sea cual sea el cargo que ostente o el poder terrenal que tenga) no puede nombrar santos y santas porque no está capacitado para nombrar santos y santas superiores a los demás seres humanos ya que no puede conocer a todos los seres humanos para poder comparar las acciones de todos los hombres y mujeres del mundo y decidir quienes son los santos y las santas y quienes no lo son. Y además un ser inferior (no santo) no puede nombrar a un ser superior (sí santo) porque todos los nombramientos humanos derivan de una persona superior a la persona que es nombrada y no al revés. Nombrar santos y santas sólo lo puede hacer un ser infinito y superior a todos los seres finitos e inferiores. Y como existe la santidad y es reconocida por todos los idiomas, lenguas y dialectos de la humandiad, ese Ser Superior es Dios. Luego Dios no sólo existe sino que es Principio y Final del Tiempo. Sólo Él es el Alfa y la Omega para toda la eternidad y sólo Él compartirá su eternidad con los que sólo Él designe y nombre santos y santas, por comparación con todos los demás seres de la historia de la humanidad, el Día del Juicio Final que es el Día señalado para saber quienes somos los santos y las santas y quienes no lo son.