Literatura deportiva (Ensayo) Capítulo 6: Edad Media en Italia.
Publicado en Sep 24, 2016
Seguimos con Manuel Hernández Vázquez: Aunque la Iglesia fue reacia a continuar con ciertos juegos paganos de Roma, relacionados con su culto, ha quedado constancia que desde los primeros momentos llegó a mantener algunas fiestas populares como las carreras pascuales, los ludi carnevelarii o lupercalias: así con motivo de la celebración del milenario de la ciudad de Roma y bajo el patronato del obispo Fabianus (año 248 después de Jesucristo) se organizaron competiciones que abarcaron las siguientes modalidades: lucha libre, justas, tauromaquias, cucañas, mascaradas y una carrera pedestre, siendo el lugar de estas competiciones el estadio de Domiciano, aunque posteriormente se trasladaron al Corso. Desaparecido el ideal clásico, el juego deportivo a nivel popular se convirtió exclusivamente en diversión pública; la gente siguió organizando sus fiestas lúdicas y la Iglesia intentó desde el principio controlarlas para evitar abusos y guardar las buenas costumbres de acuerdo con la ética religiosa del momento.
Se practicaron una serie de juegos, cuyo origen era el de las antiguas luchas gladiatorias, pero eliminando los actos sangrientos. Podemos señalar la lucha a empujones en el juego del puente que existía en la mayoría de las ciudades fluviales. Frecuentemente se añadían también juegos de tauromaquia, caza de osos, coger al gato y agarrar al ganso. Las carreras, saltos, tiros y lanzamientos se practicaban tal como nos los confirma un manuscrito del año 1181, que nos señala que la ciudad de Módena tenía en extramuros un prado para juegos. También Milán desde tiempos antiguos disponía de un campo de arena donde los jóvenes se ejercitaban en la lucha libre, peleas y pedestrismo. Se puede decir por los datos disponibles que los juegos de pelota, la esgrima y la equitación, fueron sin lugar a dudas los deportes más practicados en la Italia de la Baja Edad Media. Una versión de los juegos circenses son las carreras de caballos que ya desde la antigüedad se venían celebrando en la mayoría de las ciudades importantes. Destacan la casa D´Este, la napolitana y la siciliana. El duque Francesco Gonzaga (1407-1444) consiguió buenos caballos cruzando los caballos y yeguas de España, Islandia, Africa, Tracia y Sicilia. Se organizaron actividades de este tipo en Florencia, Siena, Venecia, Perugia, Roma y Palermo, con motivo de las fiestas religiosas, festejos oficiales y recepciones. Se conocen los premios que se dieron en el año 1281 en las carreras anuales de la ciudad de Bologna: un caballo por montura, un halcón, dos perros de caza y un cochinillo. De estos juegos han perdurado hasta nuestros días los de la ciudad de Siena, consistentes en dar varias vueltas a la plaza del mercado. Las regatas a remo se conocen en los documentos de Venecia desde 1300, y a partir de 1351 esta regata va unida al día de San Pablo. Su práctica se deriva hacia los gondolieri que competían sobre una distancia de siete kilómetros y medio. Los torneos de caballería, de origen francés, fueron introducidos en Italia con el nombre de Hastiludia incluyendo en el programa combates en grupos y por parejas. Existe documentación de un torneo celebrado en Bologna en el año 1147, en Roma en 1476 y en Florencia en 1468. Los juristas de la época, como Astesano de Asti (muerto en 1330), pensaban que los torneos y luchas servían para afirmar el valor y adiestrarse en el uso de las armas y puesto que estas virtudes se emplean en las guerras y a favor de la fe y de la paz de la iglesia, debían considerarse permitidos. Sin embargo, debido a los continuos excesos, las autoridades tanto seglares como religiosas tuvieron que prohibirlos con cierta frecuencia, distinguiendo entre el juego permitido y el no permitido. Tomás de Aquino (1225-1274), discípulo de Alberto Magno, fue partidario de que el hombre viviera conforme a su naturaleza, llamando a los ejercicios físicos "un medicamento del alma" y a la afición de los juegos "solaz del descanso espiritual", aunque recalca a continuación que su práctica debe ser comedida. También Pietro Palo Vergerio (1349-1428), considerado como uno de los primeros humanistas, exigía que se ejercitara la gimnasia unas horas al día. Su programa incluye la carrera, el salto, el ayuno, la sed, el frío, el calor y los juegos de pelota. El cardenal Giovanni de Domenici (1357-1419), defensor de la cultura física, señala el valor de los juegos, indicando que la sangre ardiente de los jóvenes exige movimiento y no es bueno paralizar la abundancia de sangre y fuerza viril. Petrarca (1304-1374), además de ser uno de los primeros en dar a conocer el mundo clásico y facilitar el camino a los humanistas, fue el iniciador del alpinismo europeo y del gusto por la naturaleza, escalando el 26 de abril de 1336 el mont Ventoux de 1.210 metros de altitud. Esta vuelta a la naturaleza, unido al espíritu liberador de antiguas convenciones y dogmatismos, es realzado también por el humanista Guarino Caballero de Verona (1374-1460) cuando nos cuenta lo siguiente en relación con la natación: "Así saltas ahora desde la verde orilla o desde el prado florido a las aguas que fluyen y dejas jugar a los miembros, ora buceas, ora resbalas sobre la espalda río abajo, ora divides las aguas en alternas brazadas". Victtorino Ramboldini de Feltre, creó una escuela (Mantua 1425) donde se practicaban a diario los ejercicios corporales: equitación, lucha libre, esgrima, tiro con arco, carrera, saltos y natación. Los discípulos tenían que adaptarse a un reglamento muy severo, sueño breve, vestidura ligera y mucha actividad. Su "Academia física literaria morale" fue muy popular aunque no sobrevivió a su autor. Federico de Urbino (1422-1482), discípulo de Vittorino, dio la misma educación deportiva a sus hijos, constituyendo en su palacio un campo de juego que llamó el "Sferisterio". Mateo Palmieri (1400-1475), pedía una formación armónica de cuerpo y alma, recomendando, además de los ejercicios ya citados, la equitación, la esgrima con lanzas, el alpinismo y el excursionismo organizado por la comunidad escolar. Eneas Silvio (1405-1464), que fue Papa con el nombre de Pío II, en su tratado sobre la educación, se refirió a la formación física, señalando que es el profesor el que debe tener una buena formación. Según el modelo clásico, recomienda el endurecimiento físico, el tiro con arco, con honda, arrojar lanzas, equitación y natación. Mateo Vegi (1406-1458) en su manual de educación recomienda la gimnasia como "reposición y refrigerio del espíritu, después del cumplimiento de la tarea", citando como ejemplo a Alejandro Severo que después del estudio practicaba la lucha libre, la carrera y varios ejercicios ligeros. Para la edad madura aconseja la equitación, el tiro con arco, con la honda, la jabalina, la lucha y el juego de pelota. Nos dice, con relación a los ejercicios que preconiza "conveniente, honesto y favorable a la salud”. En cuanto a la esgrima, uno de los deportes más populares en la Italia medieval, tuvo sus precedentes en la época romana donde se consiguió un elevado nivel de instrucción militar de acuerdo con un sistema de entrenamiento para la tropa recogido en un manual de Publius Rutilius Rufus (105 antes de Jesucristo). La esgrima tuvo un gran desarrollo en las luchas gladiatorias y posteriormente nunca llegó a desaparecer. Así, doscientos cincuenta años antes de que llegara la esgrima española (año 1527), enseñaban esgrima en Milán los hermanos Francesco y Philipo des Serpente, siendo profesores durante una época en París y más tarde en España. Aunque el juego de pelota lo podemos observar en Italia a través de la tradición antigua ya que se sabemos que las legiones romanas introdujeron estos juegos en aquello territorios donde estuvieron, los antecedentes de los juegos de pelota que más adelante serán muy populares, los tenemos en una crónica veneciana de Donato Valluti (1300-1370), donde nos cuenta que unos 500 caballeros franceses hechos prisioneros en la batalla de Altopassío, en 1324, dieron a conocer un juego llamado Tenez ("de giucare a tenes"), llamado en Francia "jeu du paume". Otra modalidad de juego de pelota es el juego del calcio ("giuco del calcio"). Es en 1410, en una poesía dedicada a la plaza de San Spirito, de autor desconocido, donde se encuentra la primera referencia sobre este juego, antecedente del actual fútbol. El 10 de enero de 1490, los florentinos juegan sobre una superficie helada a un juego similar al fútbol. El calcio empezó siendo un juego de la nobleza y se practicaba con motivo de fiestas y ceremonias reales, aunque con el tiempo se popularizó a otros grupos sociales. El humanista Antonio Scaino (1524-1612), escribió el primer libro sobre juegos de pelota, desde la pérdida de los tratados clásicos, con el título “Trattato del giuco della palla” (1555). En el libro, el autor describe las varias modalidades del juego de pelota, de la diferencia que hay entre la pelota maciza y la de viento, cuantas y cuáles son las maneras de jugar a la pelota, en qué modo se practica el juego de la pelota de puño y el de la pelota de scanno, y del campo mayor con cuerda para el juego de raqueta. A finales de siglo, Giuvanni Maria Bardi (1580), publica su “Discurso sobre el juego del fútbol florentino”, donde entre otras cosas, nos da una definición del fútbol y una serie de reglas, como el número de jugadores, indumentaria del jugador, modo de dividir el fútbol sin librea, ordenación del partido de fútbol, etcétera . Vamos con Wikipedia: Las Fiestas Lupercales eran, en la Antigua Roma, unas fiestas que se celebraban el 15 de febrero. Su nombre deriva supuestamente de "lupus" (lobo, animal que representa a Fauno Luperco) e "hircus" (macho cabrío, un animal impuro). Fueron instituidas por Evandro el arcadio en honor de Pan Liceo (también llamado Fauno Luperco, el que protegía al lobo, y protegía contra Februo, o también Plutón). Un cuerpo especial de sacerdotes, los Lupercos o Luperci ("Sodales Luperci" o amigos del lobo) eran elegidos anualmente entre los ciudadanos más ilustres de la ciudad que debían ser en su origen adolescentes que sobrevivían de la caza y el merodeo en el bosque durante el tiempo de su iniciación en la edad adulta, lo que por aquel entonces era un tiempo sagrado y transitorio en que se comportaban como lobos humanos. Se reunían el 15 de febrero en la recientemente encontrada gruta del Lupercal (más tarde llamada Ruminal en honor a Rómulo y Remo) en el monte Palatino. Según la tradición fue en este lugar donde Fauno Luperco, tomando la forma de una loba (Luperca), había amamantado a los gemelos Rómulo y Remo, y en cuyo honor se hacía la fiesta. La tradición cuenta que allí había una higuera cuyas raíces habían detenido la cesta en cuyo interior se encontraban los gemelos Rómulo y Remo. Bajo la sombra de esta venerable higuera, la "Ruminalis", celebraban el sacrificio de un perro y de un macho cabrío, animales que eran considerados impuros. Después se tocaba la frente de los "luperci" con el cuchillo teñido con la sangre del sacrificio y a continuación se borraba la mancha con un mechón de lana impregnada en leche de cabra. Éste era el momento en que los lupercos prorrumpían en una carcajada ritual. Luego cortaban la piel de los animales sacrificados en tiras, llamadas "februa", que junto con la deidad sabina Februo, y el sobrenombre de Juno, Februalis ("la que purifica"), son los posibles candidatos a darle nombre al mes de febrero. Con este aspecto y casi desnudos, sólo tapados con unas tiras de cuero, salían alrededor del monte Palatino donde golpeaban a todos los que encontraban a su paso. El ser azotado por las tiras de cuero de los "luperci" equivalía a un acto de purificación, y era llamado "februatio". Este acto de purificación comenzó en el reinado de Rómulo y Remo, cuando las mujeres romanas se hicieron estériles. Después de consultar el oráculo de la diosa Juno, en el bosque Esquilo, ésta respondió: "Madres del Lacio, que os fecunde un macho cabrío velludo". Y es ésta la razón por la que los "luperci" van desnudos uncidos en sangre de animales impuros (como si vinieran de caza) con pieles de lobo, golpeando con el látigo como si fuera un miembro viril. Para las mujeres, este rito aumentaba su fertilidad poniéndole las carnes de color púrpura. Este color representaba a las prostitutas de la época, en particular las que ejercían la prostitución sagrada con los lupercos en el Ara Máxima, también llamadas "lupas" o lobas. De este color vistió Helena de Troya para ofender a su marido Menelao. Esta celebración la adoptó el emperador Justiniano I en el imperio de Oriente el año 542, como remedio para una peste que ya había asolado Egipto y Constantinopla y amenazaba el resto del imperio. Con el paso del tiempo el Papa Gelasio I prohibió y condenó, en el año 494, la celebración pagana de las "Lupercales". Quiso cristianizar esta festividad y la sustituyó por el 14 de febrero, fecha en la cual murió martirizado un cristiano llamado Valentín, en el año 270 después de Jesucristo. Las "Lupercalias" se trocaron pues en una procesión de candelas pidiendo, en cánticos y letanías la misma protección contra la muerte y la fertilidad que procuraba Fauno Luperco, ahora elevada a esperanzas de una vida y salud mucho más alta. A pesar de todo, esta procesión de las candelas desterró el rito pagano mucho más efectivamente que todas las prohibiciones anteriores. Esta celebración se unió más tarde a la liturgia de la Presentación, por la referencia que Simeón hace, en su "Canto a Cristo", como "luz de las naciones", asociada a los cirios, antorchas y candelas encendidas en las manos de los fieles. El 2 de febrero se cumplían cuarenta días desde que, en la época de San Ambrosio, se fija el 25 de diciembre como fecha del nacimiento de Jesús, también para desterrar el festejo pagano del culto al Sol . De las lupercales procede hoy la tradición del carnaval gallego característico de Ginzo de Limia, Laza y Verín, donde los "cigarrones", "pantallas" o "peliqueiros", azotan a la gente con débiles fustas de cuero, con cencerros en honor a los pastores de los que Fauno Luperco era dios, y golpeando con tripas de cerdo hinchadas con la mano. Saliendo del texto que estamos consultando he aquí otro que nos habla de las citadas fiestas: En esta festividad se entroncan los mitos fundacionales de Roma así como con los ritos de purificación y preparación ante la estación de fertilidad que se avecina ya que el 15 de Febrero marca el final del invierno y la proximidad de la primavera, por lo que es necesario celebrar ritos propiciatorios para obtener una buena cosecha. Es decir, la Lupercalia es una fiesta de purificación colectiva, donde se usa la flagelación como símbolo para transmitir las energía fecundadora y la virilidad del macho cabrío, personificado en los jóvenes Lupercos, como portadores de una vitalidad relacionada con la naturaleza salvaje. Como curiosidad añadir que el origen del nombre del mes de Febrero está relacionado con esta festividad, ya que se baraja que su nombre viene o de las tiras de piel, denominadas "Februa", utilizadas en este ritual, o de la deidad sabina Februo o del sobrenombre de Juno Februalis, la que purifica. He aquí un apunte histórico para saber quién fue el obispo Fabianus que defendía la práctica de los deportes: Fabían, en latín Fabianus, (Roma, cerca del 200 - Roma, 20 de enero de 250) fue el vigésimo papa de la Iglesia católica, ejerciendo entre los años 236 y 250. Elegido papa durante las persecuciones que contra los cristianos había ordenado el emperador Decio, las extraordinarias circunstancias de la misma fueron relatadas por el historiador Eusebio de Cesarea quien en el tomo sexto de su obra "Historia de la Iglesia" relata cómo estando reunidos los electores para seleccionar al sucesor del papa Antero, una paloma se posó sobre Fabián, un granjero laico que se encontraba en Roma accidentalmente y como simple espectador. El pueblo tomó esto como una señal milagrosa de Dios que escogía a Fabián como su candidato e inmediatamente procedieron a ordenarlo sacerdote y obispo. Y en cuanto a Eusebio de Cesarea, para dar por terminado este capítulo, debemos saber lo siguiente: Eusebio de Cesarea (cerca del 263 - 30 de mayo de 339, probablemente en Cesarea de Palestina), también conocido como "Eusebius Pamphili" (Eusebio Panfilio, «Eusebio, amigo de Pánfilo») fue obispo de Cesarea y se le conoce como el padre de la historia de la Iglesia porque sus escritos están entre los primeros relatos de la historia del cristianismo primitivo. Su nombre está unido a una curiosa creencia sobre una supuesta correspondencia entre el rey de Edesa, Abgaro y Jesucristo. Eusebio habría encontrado las cartas, e inclusive las copió para su "Historia eclesiástica".
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