Qu pasa con el relojero? (Reflexiones)
Publicado en Sep 27, 2016
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Millones de personas tenemos millones de relojes diferentes. Medimos el tiempo de nuestras existencias terrenales en horas, minutos y segundos. Cada ser humano tiene una hora distinta, un minuto propio y un segundo divergente. ¿Qué pasa con el relojero? ¿Ha sido Dios un relojero ciego que no fue capaz de crear una misma hora, un mismo minuto y un mismo segundo para toda la humanidad entera? Dios no es una máquina. Dios es la perfección exacta y las máquinas, tarde o temprano, de vez en cuando dejan de funcionar o se estropean puesto que carecen de la perfección divina. Así que Dios no está ciego. No ha sido el relojero del Universo el que ha creado los relojes que usamos los humanos. Hemos sido los propios humanos quienes nos hemos decidido a vivir así desde que Adán y Eva prefirieron liberarse del Paraíso uniformador. No sólo hemos creado relojes difertentes sino también calendarios diferentes, años diferentes, épocas diferentes. Por el contrario, Dios no es así. Dios mide el tiempo por momentos y no por calendarios, ni por años ni por épocas. Para Dios todo tiempo humano forma parte de una sola unidad llamada Tiempo que recoge todos y cada uno de los tiempos humanos a la hora de formar el Todo. Pero el Todo sólo se puede formar cuando cada parte del Todo tiene su propio tiempo.
 
Esta impresión que tenemos de vivir cada uno nuestros propios mundos diferentes es lo que ha llevado a los biólogos a pensar que la evoluciñon humana depende de circusntancias humanas ajenas a la volundad de Dios. Se equivocan los biólogos porque, biolñogicamente, Dios (Ser Superior a cualquier biólogo) creó el reloj biológico de cada ser humano, diseñado con tal precisión que no adelanta las horas, ni adelanta los minutos, ni adelanta los segundos; y, por la misma razón, no atrasa las horas, ni atrasa los minutos, ni atrasa los segundos. Recordemos que Él va más allá del tiempo terrenal. Recordemos que es Alfa y Omega o Tiempo de la Eternidad. Los biólogos no conciben tal realidad porque no conciben que ellos estén equivocados aunque, día tras día, van descubrinedo nuevas verdades y rechazando las verdades que antes dieron como verdaderas.
 
Los naturalistas están convencidos de que la razón humana depende de los fenómenos sociales denominados causas. Si la razón humana dependiese del consenso humano, ¿cómo es que cada uno de los hombres y las mujeres viven de manera distinta? La respuesta verdadera es que la razón humana no forma parte de ninguna causa ni, por lo tanto, de ninguna circunstancia derivada de alguna causa, sino que es una creación uniforme que proviene directamente de Dios y no de la naturaleza humana o no humana. Si vivimos horas, minutos y segundos distintos es que cada ser humano tiene sentimientos diferentes a los que tienen los demás seres humanos. Para la mente moderna esto es un hecho tan demostrado que sólo los incrédulos intentan convencernos de que es posible uniformar a toda la humanidad en una sola y única idoelogía. Olvidan que cada ser humano es una idea (no una ideología sino una idea) creada por Dios y que el mundo de las ideas (que no se deriva de causas ni de consecuencias dino de la misma divinidad con que hemos sido creado por el relojero del Universo) no pertenece a ninguna ideología sino, muy al contrario, es la liberación invencible de cada persona de toda clase de ideología. El diseño de Dios no se equivoca y, por lo tanto, Dios no es ciego.
 
Muchos creen que la mente humana es solamente científica. También ellos olvidan que lo científico, si carece de sentimientos, solamente es una experimentación de laboratorio totalemente errática al querer llevarla a la práctica; porque los sentimientos no se pueden estudiar bajo el prisma de la instrumentación de un laboratorio. Los sentimientos humanos no poseen ninguna clase de causa apriorística (o sea a priori) y por eso es a posteriori como cada ser humano posee sentimientos regidos por su propia hora, su propio minuto y su propio segundo. Esto es algo que los científicos jamás podrán controlar ya que, en caso contrario, estaríamos todos y todas condenados a terminar totalmente alienados según fuese el capricho de los científicos cuyas egolatrías les convierte en fanáticos de sus "yo" olvidando que cada persona (hombre o mujer) tiene un "yo" dentro de su reloj biológico y que no es el "yo" del científico que lo estudia. Los científicos buscan alienar y se empeñan en alienar; pero Dios no aliena sino que libera. Por eso mcuhos científicos humanos no desean hablar de Dios; porque saben que si hablan de Dios todos sus experimentos de laboratorio quedan inutilizados para siempre. Somos relojes diferentes y no podemos ser ajustados por mecanismos de máquina alguna. Si se nos pudiese mecanizar dejaríamos de ser humanos. Sólo los locos intentan conseguir que dejemos de ser seres liberados.
 
El mecanicismo es una doctrina comúnmente aceptada por los filósofos de tendencia materialista y realista, partidario de hacer cosnideraciones solamente cuantitativas. Lo qe olvidan los "macanicistas" es que los seres humanos nos distinguimos, precisamente porque somos humanos y no solamente animales) por todo lo contrario a lo que ellos pregonan. No somos cuantitavos (cantidad) sino que somos cualitativos (singularidad) y nuestra realidad no sólo es materia sino, sobre todo y por encima de ella, idealismo. La idea de Dios no fue crearnos como máquinas en serie como proponen siempre los materialistas incrédulos, sino como materia al servicio de algíun ideal (el ideal libera a cada ser humanos según sean los sueños de cada ser humano) y tenemos un espíritu que prevalece siempre en nuestro componente humano. Quienes solamente son materialistas creen que se nos puede controlar estudiando nuestra materia en sus laborotarios ideológicos y experimentales. Sin embargo, el único experimento posible para entender a los seres humanos es observar la calidad (no la cantidad sino la calidad) de cada ser humano. En cada calidad humana está la idea de Dios. Eso es lo que durante tanto tiempo han querido hacer desaparecer los materialistas negando el diseño de Dios como creación de la humanidad e intentando convencernos de que dicho diseño no es divino sino que sólo procede de la naturaleza. ¿Y se puede saber de dón de procede la naturaleza? Se puede y se debe saber. La naturaleza procede del reloj llamado Tiempo que ha sido creado por el relojero llamado Dios. ¿Son los "mecanicistas" capaces de entenderlo después de haber fracasado en sus intentos, siglos y más siglos, intentando quitar la divindiad que existe en el reloj biológico de cada hombre y de cada mujer? Como cada uno de ellos es un reloj diferente lo único que logran, al final de sus experimentos alienadores, es producer el caos en sus propias mentes. Y del caos de sus propias mentes solo surge la ceremonia de la confusión que es, en cierto modo, la mayor de las locuras de tipo social.
 
Lo mismo que los relojeros humanos fabrican relojes para mujeres y relojes para hombres y saben distinguir entre lo que es un reloj para mujer y un reloj para hombre; Dios crea relojes biológicos para muejres y relojes biológicos para mujeres y nos hace saber la diferencia que hay entre ellos. Si existen seres humanos que no saben apreciar esas diferencias es porque no les interesa reconocer que son "relojeros" extraviados o que van en contra de los "relojes" biológicos con que Dios -y no la naturaleza- los construye dentro del cuerpo de las mujeres que procrean las descendencias humanas. Este es un dato muy importante y significativo para aclarar y tener bien conocido que Dios es un relojero que nunca se confunde al crear reloj biolólgico masculino y reloj biológico femenino. Echar la culpa de los defectos de los relojes biológicos a la naturaleza creada por Dios es una forma oculta y cobarde de no reonocer que son relojeros humanos los que crean tal confusión.
 
Por otro lado, ningún ser humano (aunque sea excesivamente inteligente) sabe determinar con total exactitud cuál es la millonésima parte del segundo en que un ser humano queda engendrado dentro del cuerpo de su madre y ningún ser humano (aunque sea excesivamente inteligente) sabe determiniar con total exactitud cual es la millonésima parte del segundo en que un ser humano deja de vivir. Sin embargo esa millonésima parte del segundo de nuestro exacto engendramiento y de nuestra exacta muerte existen. Deduciendo con plena lógica, sabemos que algo que existe es porque algo o alguien lo ha creado pues, en caso contrario, no existiría. Esas dos millónesimas partes de segundos que estoy citando existen y ningún ser humano ha sido capaz de crearlos así que algo o alguien es su autor o autora. Una cosa no puede creer a un ser superior a una cosa, luego el autor o autora de dichas milonésimas de segundos es un ser vivo. El único ser vivo que es más que hombre y más que mujer tiene que ser un ser vivo capaz de crear relojes biológicos para hombres y relojes biológicos para mujeres puesto que sabe y entiende lo que es ser hombre y ser mujer. Así que no queda otra cosa más que admitir que ese ser vivo es una esencia superior que crea relojes biológicos para ambos géneros y que funcionan con total exactitud. Ese Ser se llama Dios.
 
Al relojero llamado Dios no le importa, en absoluto, que haya muchos hombres y mujeres que digan cosas en contra de Él o le injurien continuamente o que no le reconozcan como el relojero creador aunque no sepan a quien poner en su lugar. Ese relojero llamado Dios no pierde el tiempo en discutir con quienes dicen cosas en contra de Él, quienes le injurian continuamente o quienes niegan su existencia sin saber a quién poner en su lugar, A ese relojero llamado Dios lo único que le importa es que sus relojes biológicos cumplan siemrpe con el tiempo exacto que Él los ha creado y que es uno distinto para cada ser humano. Eso se llama exactitud absoluta. Y la exactitud absoluta no es propia de ningún relojero humano sino de un relojero superio a cualquier relojero humano (que sólo puede fabricas relojes mecánicos pero nunca crear relojes biolñogico con total precisión) llamado Dios. Quienes hemos visto la vida y la muerte de cerca sabemos que el tiempo de la vida y el tiempo de la muerte no lo puede medir ningún reloj creado por relojeros humanos. Quiens hemos visto la vida y la muerte de cerca sabemos que todo ello es producto de Dios y que el relojero llamado Dios no está ciego.  
 
Dando ya por valor absoluto que Dios es un relojero que fabrica con total exactitud deducimos con perfecta claridad que los relojeros humanos que intentan situarse a su misma altura solo hacen el ridículo a la hora de construir (no crear sino construir que son dos verbos completamente distintos) relojes que no saben medir la millonésima parte de un segundo en que nace la vida de un hombre o una mujer, ni medir la millonésima parte de un segundo en que acaba la vida de un hombre o una mujer. El asunto principal es saber o no saber lo que es una exactitud absoluta. El único relojero capaz de crear relojes perfectos (y digo crear que es verbo distinto a construir) es Dios. Crear es perfección exacta y no puede existir algo superior a crear; mientras que construir es tan inexacto que los incréculos se dedican toda su vida a ser relojeros imperfectos porque su ciencia carece del espíritu de la divinidad.
 
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Foto del autor Jos Orero De Julin
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Reflexiones de carcter social y cristiano.

Palabras Clave: Comunicacin Divulgacin Reflexiones Pensamiento Sociedad Conocimiento Instrucciones Realidad Verdad Fe Cristianismo.

Categoría: Conocimiento

Subcategoría: Instrucciones



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