Piensa pero no respires (Novela) - Desenlace -
Publicado en Oct 03, 2016
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Lentamente, muy lentamente, el ascensor fue bajando hasta llegar al patio de operaciones. Dos operarios abrieron la puerta.
 
- Están todos muertos, Mortadelo.
- Eso parece, Filemón.
- Los sacaremos de uno en uno.
- Está bien, jefe.
- Yo los voy sacando y tú los vas contando.
- Adelante, jefe.
- ¡Manos a la obra, Mortadelo!
- ¡Manos a la obra, Filemón!
- No te olvides de ir contando.
- No lo olvidaré.
 
Uno... dos... tres... cuatro... cinco... seis... siete... ocho... nueve... diez... once... doce... trece... catorce... quince... dieciséis... diecisiete... dieciocho...
 
- Aquí dentro ya no hay nadie más.
- ¿Está usted seguro de que no hay nadie más?
- Si yo digo que aquí dentro no hay nadie más es que aquí dentro no hay nadie más.
- ¡Okey, jefe! Usted es el que manda.
 
Y se cerró la puerta.
 
- Gracias, compañero.
- ¿Por qué me das las gracias, compañera?
- Por no haberles dicho nada a ninguno de ellos ni a ninguna de ellas.
- Quizás fue porque no tenía absolutamente nada que decirles.
- Bien sabes tú que eso no es cierto.
- Posiblemente sea verdad que me debían demasiado; pero lo mejor era no reclamarles nada.
- ¿Incluído el derecho a ser libre y a actuar como un ser libre?
- Escucha, compañera. Cuanto más atacan a la libertad de acción de un ser humano que no ofende a nadie con sus acciones más liberado es ese ser humano.
- ¿En eso se basa la liberación?
- Sí. Eso es.
- ¿Y por eso guardabas silencio?
- No sólo no les reclamé nada sino que les agradecí que no respetaran mi liberación; porque eso precisamente es lo que nos hace ser diferentes.
- ¿Cuando se intenta quitar la libertad a un ser humano se libera más ese ser humano?
- Eso es, compañera. Eso es lo que quiero que hayas entendido bien.
- ¿Y eso forma parte de la verdad?
- Toda verdad es el momento exacto donde tu yo se enfrenta al yo de los demás y se demuestra que tu yo no se arrodila ante ninguno de ellos.
- ¿Cuánto más nos atacan más nos liberamos?
- Exacto. Me da la sensación de que me comprendes incluso antes de que te lo explique.
- Quizás porque entro en tus pensamientos.
- Descubro que eres verdadera.
- ¡No he visto a nadie que luche tanto para demostrar que esa teoría es cierta!
- ¿Sabes cómo te puedes liberar de este mundo de las envidias?
- Supongo que no envidiando a nadie jamás.
- Eso es. Así de fácil resulta el asunto.
- ¿Es por eso por lo que siempre sonríes?
- Sí. Es por eso.
- ¿Sabes que perdonar es la acción más valiente de un héroe?
- Yo no me considero ningún héroe.
- ¿Jesucristo fue un héroe o no fue un héroe?
- Lo fue y lo sigue siendo. Pero yo no soy Jesucristo y estoy muy lejos de serlo.
- Eres un héroe mucho más grande de lo que crees.
- ¿Cómo te llamas, compañera?
- Yo me llamo Lina Bellavista. ¿Y tú cómo te llamas, compañero?
- Yo me llamo Josó Real.
- ¿Eres de verdad Real?
- Soy de verdad Real. ¿Puedo decirte algo que estoy deseando decirte desde el primer momento en que te vi?
- Si quieres puedes.
- Viéndote tan completa es lógico y natural que te llames Bellavista.
- Ese es el mejor piropo que me han dicho en la vida.
- ¿Eres cristiana?
- Sí. Soy cristiana desde que nací. ¿Tú eres también cristiano?
- Sí. Soy cristiano desde el primer segundo en que te miré a los ojos.
- ¿Cuántos años tienes, José?
- Yo solo tengo 32. ¿Y tú cuántos tienes, Lina?
- Yo solamente tengo 25.
- Perfecto. La diferencia es 7 y el 7 es el número de la perfección.
- ¿De qué signo eres tú, José?
- Yo soy Capricornio. ¿Y de qué signo eres tú, Lina?
- Yo soy Cáncer.
- Mucho más perfecto todavía. Esto no puede ser una casualidad.
- ¿A qué te estás refiriendo?
- Me refiero a que el Trópico de Cáncer y el Trópico de Capricornio se encuentran a la misma distancia y esa distancia se une en el Ecuador.
- ¿Y ahora qué va a suceder con nosotros?
- Espera. Confía en mí.
 
Me acerqué a la puerta del ascensor y pulsé el botón del último piso. Aquel piso era el número 10. Ella se acercó a mí y el beso de amor que nos dimos mutuamente tenía todo el sentido de una eternidad mientras que el ascensor subía lentamente, muy lentamente, y más allá del ascensor se escuchaba nítidamente una canción.
 
- ¡¡¡Creo Señor firmemente, que de tu pródiga mente, todo este mundo nació; que de tu mano de artista, de pintor primitivista la belleza floreció; las estrellas y la luna, las casitas y las lagunas, los barquitos navegando sobre el río, rumbo al mar; los inmensos cafetales, los blancos algodonales y los bosques mutilados por el hacha criminal. Los inmensos cafetales, los blancos algodonales y los bosques mutilados oor el hacha criminal. Creo en Vos, arquitecto, ingeniero, artesano, carpintero, albañil y armador; creo en Vos, constructor del pensamiento,
de la música y el viento, de la paz y del amor. Yo creo en Vos Cristo Obrero, Luz de luz y verdadero unigénito de Dios. Que para salvar al mundo en el vientre humilde y puro de María se encarnó. Creo que fuiste golpeado, con escarnio torturado, en la cruz martirizado, siendo Pilatos Pretor. El romano imperialista, puñetero y desalmado, que lavándose las manos, quiso borrar el error. El romano imperialista, puñetero y desalmado, que lavándose las manos, quiso borrar el error. Creo en Vos, arquitecto, ingeniero, artesano, carpintero, albañil y armador; creo en Vos, constructor del pensamiento, de la música y el viento, de la paz y del amor. Yo creo en Vos compañero, Cristo humano, Cristo Obrero de la muerte vencedor; con el sacrificio inmenso, engendraste el hombre nuevo para la liberación. Vos estás resucitando en cada brazo que se alza para defender al pueblo del domino explotador. Porque estás vivo en el rancho, en la fábrica, en la escuela, creo en tu lucha sin tregua, creo en tu resurrección.
Porque estás vivo en el rancho, en la fábrica, en la escuela, creo en tu lucha sin tregua, creo en tu resurrección. Creo en Vos, arquitecto, ingeniero, artesano, carpintero, albañil y armador. Creo en Vos, constructor del pensamiento, de la música y el viento, de la paz y del amor. Creo en Vos, arquitecto, ingeniero, artesano, carpintero, albañil y armador. Creo en Vos, constructor del pensamiento, de la música y el viento, de la paz y del amor. Creo en Vos, constructor del pensamiento, de la música y el viento, de la paz y del amor.
 
FIN
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Foto del autor Jos Orero De Julin
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Descripción

Novela.

Palabras Clave: Literatura Prosa Novela Narrativa.

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



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