Pìldoras para ser auténticos (Filosofía) - 3 -
Publicado en Oct 25, 2016
3.- Dejar de fumar: Aristóteles contra Platón.
Según mi particular punto de vista, en Filosofía el vocabo "hábito" está íntimamente ligado al vocablo "habitar". Habitamos en una especie de atmósfera viviente en la cual todo aquello que nos hace humanos es como una especie de humo que se nos escapa de la mano. Antes de enfrentar a Aristóteles contra Platón me permito expresarme en mi filosofía propia: Aspira este éter azul, surgente y natural, en que las esencias germinales de la materia elemental te envuelven en su plenitud. Aspíralo en el espacio cenital de tu puro vaivén en estas olas/horas humanas en que se vinculan tus presencias... y originalmente absuelto de toda clase de pecado por herencia, aspíralo en plena libertad a la sombra de cualquier designio; porque es tu propia y gloriosa condición de ser humano en las auroras. Aspíralo y siente cómo se desprende el peso de un corazón como destino. Es la interpretación y el gesto de todo un contexto de raíz con vida, una línea de sueño que ensalza todas sus virtudes. Y así, humano en tu grandeza, aspira este éter azul, surgente y natural, en que las esencias germinales de la materia elemental te envuelven en su plenitud. ¿Dejar de fumar para dejar esa humeante "habitación" donde las volutas que sueltan los cigarrillos son nuestras manifestaciones convertidas en pensamientos? ¿Habéis visto alguna vez el ritmo del humo de los cigarrillos antes de permitiros la libertad de condenar la "habitación" donde existimos con nuestras propias ideas? No sé qué estaréis entendiendo con todo este circunloquio existencial; pero os propongo que leáis con sumo cuidado mi siguiente poema: Descansa el ser humano / en la lejana estación de los hechos: / hombre-historia de los años / vividos en el paso de los tiempos. / Allí donde los amaneceres arcanos / se buscaron meciéndose en los vientos... / allí se calentaron las manos / todos los hijos de un momento. / Siglos. Siglos ya solo pasados / en las edades del aquí naciendo. / Signos. Signos que están pensados / para poder vivir muriendo". Muchos dicen que vivimos muriendo con un cigarrillo en las manos. Muchos creen vivir más y mejor que nosotros y, sin embargo, son seres tristes, seres acabados, seres incapaces de sentir el placer que los conduzca a la alegría. Tal vez encender un cigarrillo sea una de esas pocas cosas que existen para sentirnos en libertad. Condicionados a las presiones de los puristas quienes encendemos un cigarrillo de vez en cuando, fumemos o no fumemos, estamos liberando continuamente nuetras mentes para pensar, para sentir, para existir mucho más allá de las normas autoritarias que se autoimponen quienes creen que disfrutar de la vida es carecer de estímulos que nos elevan el pensamiento minetras miramos las volutas del humo ascender hacia ese mundo donde las ideas se convierten en pensamientos. Quizás sea porque ellos no saben pensar lo suficiente como para entender lo que es el placer liberador de ser quienes somos aunque tengamos el cigarrillo encendido sin tener por qué fumarlo o no fumarlo: condición de libertad de cada ser humano que rige su propio destino hacia el infinito de sus deseos. Fumar o no fumar entra de lleno en el campo de la ética personal de cada ser humano. Platón piensa que una persona que llega al conocimiento de la idea de bien es una persona sabia. Una persona sabia será una persona virtuosa, y como la virtud máxima es la justicia, será también una persona justa. Para ser justo hay que conseguir dominar la parte irascible y la concupiscible del alma mediante la razón, haciéndoles llegar a la fortaleza y a la templanza respectivamente, y alcanzando así un estado de armonía entre las tres partes. Aristóteles piensa que para ser feliz hay que ejercitar las virtudes intelectuales y éticas, haciendo uso de la razón en sus acciones para moderar los vicios y las costumbres. Si Platón nos está diciendo que la persona sabia llega al conocimiento a través de la idea de bien, ¿no resulta un bien alcanzable que el fumador encienda un cigarrillo cuando es su libertad la que se está poniendo en juego? Efectivamente. El fumador goza de su idea de bien porque para él el bien de fumar le hace feliz. Aritóteles, sin embargo, habla de moderar los vicios y las costumbres. Lo que es importante discernir es que para un fumador el cigarrillo no supone un vicio de sus costumbres sino una costumbre convertida en hábito de identidad. Y resulta que la identidad es la que nos hace tener personalidad propia más allá de la alienación mental de los puristas.
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