El día en que conocí a Puga (Diario)
Publicado en Nov 08, 2016
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Año de 1967 después de Jesucristo. Exactamente es el 1 de abril de dicho año. Entre los empleados y empleadas que me van presentando en el Centro Compensador del Banco Hispano Americano de la Oficina Principal de Madrid, en la Plaza de Canalejas, número 1, se encuentra un ordenanza de poca apariencia física (más bien tirando a flacuchento) y sin nunguna clase de gracia mire por dónde se le mire, aunque, al parecer, en este Banco todos los ordenanzas se creen los hombres más guapos del mundo, los hombres más chitosos del mundo y lo hombres más ligones del mundo. Conmigo están totalmente equivocados.
 
La primera vez que me enfrenté a Puga (que es el ordenanza al que me estoy refiriendo) le tuve que parar los pies porque se las quería dar de listo conmigo. Así que le hice saber que ei él me volvía a llamar Pepito yo no tendría más remedio, pese a quien pese, de llamarle Pulguita por poner un ejemplo. Se quedó totalmente mudo y cortado del todo y se limitó a llamarme, desde entonces, Pepe que es como me conocían todos mis compañeros y compañeras porque yo les permití que me llamaran Pepe en lugar de Señor Orero. El tiempo iba pasando y Puga, ya respetando mi personalidad, seguía haciéndose el chistoso (como les pasaba a todos los ordenanzas de la OP del BHA de Madrid) contando chismes sin gracia alguna, como aquello que no era suyo por cierto (sino que lo había aprendido viéndolo en la Televisión Española) de "los niños con los niños y las niñas con papá". Si aquello tenía gracia había que ser demasiado bobo como para reírse porque es uno de los chistes más tontos que yo he oído en mi vida.
 
Y como con sus chistes sin gracia alguna no conseguía que yo tuviera ninguna clase de confianza con él, una de aquella mañanas laborales en el Centro Compensador de la Oficina Principal se dirigió hacia mí con aires algo chulescos diciendo que lo sentía por mí "pero dos gallos no pueden vivir en el mismo corral". Estuve a punto de descojonarme de risa. No sólo era ridículo y absurdo sino que hasta era patético del todo. Y resulta que yo no me fui del "corral" del Centro Compensador por culpa de ningún "gallito" y mucho menos de un ordenanza que no era ni guapo ni feo sino todo lo contrario ya que las chavalas de muy buen ver, guapas, sexys e interesantes (que son las únicas que me interesaban a mí para distraerme la vista con bonitas "estampas" femeninas) decían de Puga que estaba "acartonado".
 
Me fui del "corral" de la Compensación por una apuesta que tuve con Luis Líter Mayayo y para visitar al "corral" de Créditos donde había también una "buena vista" para mis ojos durante toda la jornada laboral. Como pista sólo diré que Alonso fue un portero sensacional del Real Madrid (al cual le tuvimos en las chapas) pero resulta que ahora no se trataba de Alonso del Real Madrid sino de Alonso del Atlético de Madrid. Cierro mi Diario porque me estoy partiendo de risa.
 
Nota Adjunta.- Yo siempre respeté al señor Reche y no como Puga que siempre estuvo faltándole al respeto. Por eso en todo los "corrales" tenía admiradoras ya que las chavalas siempre admiran a quienes tenemos personalidad, educación y, además, estudios universitarios. Por ejemplo.

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Foto del autor José Orero De Julián
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Descripción

Páginas de Diario personal.

Palabras Clave: Diario Memoria Recuerdos.

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Personales



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