Terror en Molina Park (Relato) -Segunda Parte-
Publicado en Nov 09, 2016
- Buenas noches, capitán González. ¿Me ha llamado usted?
- Entre, teniente Otero. entre y siéntese cómodamente. Tenemos que hablar. - Espero que no sea un sermón sobre la unidad de la patria. - ¡Jajajajaja! No es eso, teniente Otero. ¿Quieres un vaso de brandy? - Si no me cuesta ni un céntimo... acepto... porque tengo la billetera más vacía que el cerebro de un chimpancé... - ¡Jajajajaja!¿Creesque yo hago negocios de estraperlo? ¡Soy todo un capítán del ejército español! - ¡Muy bien!¡Bravo por la música que nos hace mágicos! ¡Y yo soy todo un teniente del mismo ejército español! El teniente Otero se sentó cómodamente ante la mesa escritorio del capitán González quien, sacando una botella de brandy y dos vasos, llenó los dos, le entregó uno de ellos al teniente y con el suyo en la mano, dejó la botella sobre la mesa escritorio y se sentó frente a Otero. - Esta noche está pasando una cosa muy rara en esta ciudad, teniente Otero. - Todas las noches pasan cosas raras en esta ciudad, capìtán González, - Estoy hablando muy en serio, teniente, - Está bien. ¿Qué sucede? - Hace media hora recibí una extraña llamada de un jovencito, que no quiso darme su nombre, para avisarme de que los alienígenas estaban en Molina Park. - ¿Extraterrestres en Molina Park? Suena a broma de ún gilipollas; uno de esos gilipolllas que todas las noches les da por llamar a la policía o al ejército para gastar bromas. - Eso fue lo que yo pensé en un principio y por eso no hice caso a la llmada y no le di ninguna clase de importancia. - Entonces... ¿cuál es el problema?... - El problema es que, desde hace diez minutos, estoy recibiendo docenas y docenas de llamadas de toda clase de hombres y mujeres de cualquier edad para avisarme que los alienígenas están en Molina Park. - Estoy intuyendo que me toca a mí... -¡En efecto, Otero! ¡Te toca acudir a ti! - ¿Y no podríamos enviar a algunos de esos ufólogos que se pueden poner en comunícación con ellos a través de la telepatía? ¡Podríamos ponernos en contacto con Iker Jiménez y Carmen Porter, los del "Cuarto Milenio" de la tele, para ver si ellos quieren ir a Molina Park, hablan con los extraterrestes y luego nos lo explican todo en español! - ¡¡¡Teniente Otero!!! - No ha sido una buena idea... ¿verdad?... - ¡¡¡Pues no!!! ¡¡No sido ninguna buena idea ni tampoco ha sido una idea brillante!! ¡No quiero chapuceros en esta cuestión! Confío mucho más en ti para solcuionar el asunto. - ¡Pues lo siendo, capitán! ¡De verdad que lo siento mucho, pero que mucho mucho mucho, pero esta noche he invitado a la única novia que he tenido en mi vida, y que ya sé yo que es la única novida que tendré, a una cena para celebrar el primer cumpleaños de su perrito "Toby" y, como usted comprenderá, no vo'y a perder a mi novia por culpa de un puñado de alienígenas haciendo excursión en Molina Park! - ¡¡Dejate ya de bromas y escucha! - No son bromas pero escucho. Yo soy todo orejas. - ¡Tienes que ir a Molina Park y quiero que esta misma noche, antes de que llegue el alba, esté sobre esta misma mesa escritorio donde estamos bebiendo brandy, un amplísimo y completísimos informe, con toda clase de detalles,sobre lo sucedido! ¡¡¡Amplísimo y completísimo!!! ¿Me has oído bien? - ¿Puedo pedir la baja del ejército español en este mismo instante? - ¡¡¡No!!! Lo siento. Por las noches no se conceden bajas del ejército español porque las oficinas de la burocracia están cerradas hasta la mañana del día siguiente. Así que esta noche perteneces al ejército español y si no quieres ser fusilado... - ¡Espere1 ¡Espere, capitán González! ¿Y si todo ese asunto de los extraterrestres es una broma? - ¿Una broma? ¡Imposible! Cuando decenas y decenas de personas de todos los géneros y de todas las edades me llaman para confirmarme que los alienígenas han estado en Molina Park es porque tiene que ser verdad! - ¿Y qué hago con mi novia? - ¡Eso lo solucionas con ella cuando ella te pida explciaciones! - ¡Tengo otra idea brillante, capitán González! ¡Mi novia no puede esperar por este asunto tan especial que necesita que pase un cierto tiempo para que podamos aclararnos el coco del todo! ¿Qué le parece si dejamos que todo se calme y yo hago ese completísimo y amplísimo informe cuando llegue el próximo año bisiesto? - ¡¡¡Teniente Otero!!! - ¡¡¡Ostras!!! ¿Se ha enfadado de verdad? - ¡¡¡Pues sí!!! ¡¡Estoy enfadado de verdad!! - Y si le cuento, paraolvidar todo este absurdo asunto, que cuando ya era muy niño y conocí a la primera niña que me gustaba de verdad resultó que... - ¡¡¡Teniente Otero!!! - ¿Y ahora qué pasa? - ¿Tú te crees que esto del ejército español es una historieta de tebeo como "La Familia Cebolleta"? - ¡No, señor Vázquez... esto... no, Capitán Trueno! - ¡¡¡Teniente Otero!!! - Perdón. Quise decir capitán González pero como hay tormenta... se em havenido a la memoria lo de Trueno. - ¿Sabes lo que es un arresto? - Jamás en toda mi vida de militar he sido arrestado ni una sola vez. - Pues siempre hay una que es la primera. - Esto... sí... claro... siempre hay una que es la primera... -¿Se puede saber qué quieres decir ahora? - ¡Nada malo, capitán González! ¡Estaba pensando en mi novia! - ¡Vamos a hablar ya en serio o te quito el vaso de brandy y haces la misión a palo seco! - ¡De acuerdo, capitán! ¡Cumpliré con mis deberes para con la patria! - En ese caso... dime... por favor... algo que sea serio... - ¿Hubo policías y militares en Molina Park? - Sí. Hubo policías y militares en Molina Park para mantener el orden público. - Entonces... si es cierto que los extraterrestres... - Llámalos alienígenas, por favor, que es una palabra más culta. - Está bien, capìtán. Seamos lo más cultos que podamos. Si es verdad que los alienígenas están, o han estado si es que ya se han ido del todo, en Molina Park... ¿por qué no nos avisaron antes?... - El sargento Camello me acaba de informar que no funcionó ninguna clase de móviles, de teléfonos o de cualquier otro instrumento de comunicación. - ¿Ni tan siquiera una corneta? - ¿Eso lo dices en serio, Otero? - Un toque de corneta hubiese sido bastante para avisar del peligro... como pasa en las guerras de verdad... - ¿Y tú crees que los soldados van con cornetas a los parques de alguna ciudad como esta? - Pues no. Pero no entiendo por qué el sargento Camello ni nadie más no pudieron avisarnos a tiempo. ¿Cómo es posible eso? - Es uno de los misterios que tienes que investigar. ¿Algo más? - Si no pudieron comunciar a través de ningún móvil ni otro instrumento de comunicación como, por ejemplo, lo tambores... - Sigue, Otero, sigue... - Es que creí que me iba a lanzar usted otra bronca por lo de los tambores... - Sigue adelante y déjate ahora de broncas... - ¿Por qué ninguno de ellos, andando o en automóvil, vinvieron hasta aquí para informarnos de lo que estaba pasando? - ¡Csramba! ¡Es verdad! Ese es otro misterio que tendrás que incorporar al amplísimo y completísimo informe que esta noche, antes de que llegue el alba, tiene que estar sobre esta mesa escritorio. - ¿Antes de que llegue el al alba? - ¡¡¡Antes de que llegue el alba!!! - ¡Dios mío, vaya exactitud! ¡Cómo se nota que nació usted en Davos de padre español y de madre española que tuvieron que irse a trabajar a Suiza para ganar lo suficiente para volver después a vivir otra vez en España! - ¡Ay qué recuerdos aquellos, Otero! - Sí. Qué hermosos recuerdos aquellos en los que podíamos jugar a las bolas en mitad de las calles sin que nuestras familias estuviesen amenazadas por las brujas... - ¿Qué estás contando ahora, Otero? - Perdón... señor Davos... digo... Capitán Suiza... esto... González... - ¡Sigue haciendo preguntas interesantes para el informe de Molina Park. - Lo siento, González, pero mi cerebro ya no da para tanto. Cuando hago dos preguntas seguidas se atasca y termina por agotarse. - ¡Pues ponte en marcha y ya sabrás tú lo que tienes que hacer! - Lo haré... pero si por culpa de esos extraterrestre o alienígenas o como se llamen en su planeta pìerdo a mi única novia de toda la vida... se va a enterar usted de lo que vale un peine... - ¿Se ha dado cuenta, Otero, de que mi cabeza es como una bola de billar y por eso me llaman "El Kojak de La Huerta"? - ¡Jajajajaja! ¡Es verdad! ¡Usted parece el hermano gemelo de Cocoliso! - ¡¡¡Entonces para qué puñetas quiero saber yo lo que vale un peine!!! - No se enfade, capitán, pero por ejemplo quizás sea bueno que usted compre uno para peinar a la perrita caniche de su señora esposa. Me refiero a "Lulú", a la que su señora esposa siemrpe le pone dos lacitos de color rosa en las orejas. - ¡¡¡Por favor, Otero!!! ¡¡Que nadie se entere de que saco todas las noches a pasear a la perrita de lanas de mi querida Hortensia Amapola Feliz del Campo para que ninguno de mis hombres me vea y sirva yo de cachondeo por hacer el ridículo!! ¡Mi esposa es chilena y no sabe que en España es del todo jocoso ver a un hombre de cuerpo entero paseando por las calles con una caniche con lacitos de color rosa es sus orejas! - No haré tal cosa, capitán. - ¡Gracias, Otero! Sabía que podía contar con tu fidelidad, - Pero propongo que, a cambio de no decir nada a nadie... ¿podría usted regalarme un par de billetes para Bora Bora y pagarme todos los gastos de mi compañera y míos durante una semana en Bora Bora? -¿Dónde está Bora Bora? ¿En Baleares? - Esto... no... capitán... un poquito más lejos... - ¿En las Islas Canarias? -Esto... no... capitán... un poquito más lejos... - ¿Dónde puñetas está BoraBora? - No se enoje conmigo, capitán González, y hágalo con su maestro de escuela que nunca le explicó en su ifnfancia que Bora Bora está en la Polinesia Frasncesa. - Dejando a mi maestro de escuala infantil a un lado, que bastante ignorante era por cierto... ¡¡¡no admito chantajes, Otero!!!... - Cómo se cabrea usted por tan poca cosa... - ¡¡¡Salga usted de inmediato de mi despacho particular para ir a cumplir con su misión y no me toque más las narices o va a saber usted muy bien lo que es un capitán del ejército español cabreado del todo!!! El teniente Otero apuró de un solo trago lo que le quedaba de brandy en su vaso, se despidió del capitán González diciendo un "hasta luego si Dios quiere y el tiempo no lo impide" y, abriendo la puerta del despacho privado del capitán González, salió como un tiro hacia Molina Park. La tormenta había sido terrible, por lo que, aunque ya había cesado, las trombas de agua corrían por todas las calles de la ciudad y, debido a ello, manejó con sumo cuidado su automóvil oficial hasta que divisó al sargento Camello en Bombay. Aparcó el coche sobre la acera y entró situándos a su lado en el mostrador. - Sargento Camello... ¿qué ha sucedido en Molina Park?... Al sargento Camello le dio un sobresalto el corazón y se volvió hacia el teniente Otero mientras en su mirada se reflejaba el terror. - ¡¡¡Alienígenas, teniente Otero!!! ¡¡¡Alienígenas!!! - Escucha bien, Camello. No me cuentes historias para no dormir porque yo no soy Isaac Asimov y tampoco soy Steven Spielberg ni Narciso Ibáñez Menta. ¡Dime la verdad! - ¡¡¡Eran horrorosos, teniente Otero!!! ¡¡¡Eran horrorosos!!! - ¿Cuánto tiempo hace que se fueron? Viendo la serendiad del teniente Otero, el sargento Camello se tranquilizó. - Según el soldado Barriga, que estaba cronometrando todo, hace más de una hora. - ¿Te refieres a Maximiliano Barriga? - Si. Me refiero a Maximiliano Barriga que siempre lo controla todo. - Pues esta vez parece que le ha fallado todo el control... - ¡¡¡Ha sido para volverse locos, teniente Otero!!! ¡¡¡El soldado Maximiliano Barriga, tan meticuloso siempre con eso de controlarlo todo, no ha podido evitar su impotencia y se puso a llorar como una Magdalena!!! - ¿Puedo saber por qué no nos avisaron a tiempo o es que todos estaban llorando tanto que se olvidaron de avisarnos? - ¡¡¡No se lo va a creer, teniente!!! - No me grite tanto porque no soy ni sordo ni tonto. Por lo menos desde que nací hasta ahora. Así que repítalo pero sin chillar. - No se lo va a creer, teniente. - He vivido ya tantos momentos increñibles a lo largo de mi todavía muy joven vida que ya me lo creo todo. No me gustan los filósofos escépticos. - ¿Cómo dice usted, teniente Otero? - Que no me gusta el amor platónico, Camello. - ¿Quiere decir que en lo del amor es usted concreto y real? - Si. Eso es, Camello. Con mi novia nunca soy escéptico. Eso queda para los que siguen s Demócrito. - ¿Se refiere a la Democracia? - Oiga, Barriga... esto... Camello... ¿usted es tonto de nacimiento o cuando nació todos se dieron cuenta de que usted era tonto?... - ¡Mi teniente! - Cálmese ya, soldado Barriga... esto... sargento Camello... y cuénteme la verdad de todo lo sucedido en Molina Park pero no grite porque no queiro que se entere de lo que hablamos esa camarera morena que está tan buena... - Es cierto, capitán... es cierto que está muy buena... - Pues olvídese de dos cosas: la primera que sólo soy teniente y la segunda que no va usted a ligar con ella gracias a mi. ¿De acuerdo? - Pensé que por hacerme un favor... - Dejemos las historias donjuanescas para la imaginación del soldado Maximiliano Barriga que me parece que sueña demasiado cada vez que le pillo leyendo el "Semana". - ¡¡¡Jajajajaja!!! - ¿Se ha vuelto usted loco del todo, Camello? - Perdone, teniente. Han sido los nervios. - Pues ahora dígame ya lo que ha sucedido en Molina Park. - Es que parece increíble... - ¿Lo buena que está la camarera o el asunto de los alienígenas? - Las dos cosas, mi teniente. - Pues empecemos por Molina Park . Usted cuénteme todo lo que haya visto o haya pensado que ha visto sin haberlo visto y yo decidiré si es increíble o se puede creer. Adelante. empiece a largar. - ¡No puedo explciarlo bien, pero manejaban una extraña energía con la cual encendían y apagaban los focos del parque según sus antojos y, además, destruyeron por completo nuestros móviles, teléfonos ni demas instrumentos de comunicación mientras ellos estuvieron en Molina Park. Sólo después de irse volvió todo a la normalidad y por eso no pudimos avisar a tiempo.` - ¿Cómo llegaron hasta Molina Park? - No les vimos llegar porque la noche, de repente y aunque no se lo crea, se volvió más oscura que nunca. Debieron bajar a la Tierra aprovechando esa oscuridad que ellos mismos produjeron para nop ser vistos ni descubiertos. - ¿Usted pienaa que yo me voy a tragar ese cuento como si fuese más inocente que Bubú? - ¿Quién es ese tal Bubú, teniente Otero? - ¿Es que usted no ha sido nunca un niño viendo televisión? - Por desgracia en mi casa no tuvimos dinero para comprar un televisor. - Perdona, Camello. Bubú es el pequeño amigo del Oso Yogui.ç - ¡Del Oso Yogui sí he oído hablar algo! - Entonces conteste a lo que le he ptreguntado. -¡¡¡No es un cuento, mi teniente!!! ¡¡¡Ha sido una experiencia horribe!!! - ¿Y por qué no acudió ninguno de ustedes o algún policía para avisarnos de lo que estaba sucediendo yendo andando o yendo en automóvil? -¡¡¡Diez mil géneros rojos nos lo impidieron!!! - Calma. Camello, calma. ¿Has dicho jemeres rojos - No. No eran jemeres rojos. ¡¡¡Eran géneros rojos!!! -¿Qué es entonces eso de géneros rojos? - ¡¡¡Gigantescas cucarachas con la cabeza de color rojo y el cuerpo a rayas azulgranas con tres metros de altura y unas patas azules que terminaba en terribles pìnzas metálicas de color gris. - Supongamos que le creo. ¿Ha habido muertos? - Sí. Han muerto Fernando Montero "El Espinete", Alfonso Salvatierra "El Paraca" y José Luis Almagro "El Yegua". - ¿"Espinete", "Paraca" y "Yegua", eran sus apodos en el mundo del hampa? - Exacto. Esos eran los apodos respectivos de cada uno de ellos. - Entonces probablemente haya sido un ajuste de cuentas. - Ahora que lo menciona usted, mi teniente... pues podría haber sido un ajuste de cuentas entre mafiosos... El teniente Otero sacó su paquete de Pall Mall y los dos salieron al exterior de Bombay para hablar apoyados en un barril de madera. - ¿Te apetece un cigarrillo, Camello? - ¡¡¡Gracias!!! ¡¡¡Lo necesito de verdad!!! - Sin miedo. Coje dos. Los dos encendieron sus cigarrillos con sus respectivos mecheros. - Esta marca de tabaco, Camello, me trae siempre recuerdos de Palma de Mallorca... palma de Mallorca me trae siempre recuerdos de una playa... y una plata me trae siempre recuerdos de un morena hispanoamericana que estaba un millón de veces más buena que un millón de suecas rubias... - ¿Y ligó usted con la morena hispanoamericana? - No lo sé. Cuando juego al fútbol se me olvida todo. - ¡Es usted grande, teniente Otero! ¡¡Es usted un Grande de España!! - ¡¡¡Jajajajaja!!! - ¡¡¡Jajajajaja!!! - ¡¡¡Jajajajaja!!! - ¡¡¡Jajajajaja!!! - ¿Cómo eran los géneros rojos, sargento? - ¡Qué duro es tener que volver a la dura realidad! - Hay que tener mucha valentía para enfrentarse a la realidad, sargento. - ¡¡¡Eran horribles, capitán!!! ¡¡¡Eran horribles!!! - Le repito que no soy capitán sino solamente teniente nada más. - ¡¡Pues para mí la realidad me dice que usted es un gran capitán y por eso es un Grande de España!! - ¡¡¡Jajajajaja!!! - ¡¡¡Jajajajaja!!! -¿Dice usted, brigada, porque para mí usted ya no es un sargento sino un brigada, que eran gigantescas cucarachas con cabezas rojas y cuerpos azulgranas como los separatistas del Barça? - ¡¡¡Jajajajaja!!! - ¡¡¡Jajajajaja!!! - ¡¡¡No solo eso!!!! ¡¡¡Teníán los pies planos!!! - ¿Tenían los pies tan planos como para salvarse del Servicio Militar Obligatorio si hubiesen sido jóvenes españoles de la época franquista? - ¡Eso es mi teniente! ¡¡¡Las patas que les servían para sostenerse alzados terminaban en pies completamente planos; tan planos que se hubiesen librado del Servicio Militar Obligatorio de la época de Don Francisco!!! - ¡¡¡Jajajajaja!!! - ¡¡¡Jajajajaja!!! - ¿Qué más, Camello? - Mi teniente... ¡¡¡Las patas que les servían para agarrar cosas terminaban en dos horribles pìnzas metálicas un millón de veces más poderososas que las de las langostas de mar gigantes!!! - ¿Puede explicarme por qué "El Espinete" se decidió por intentar escapar sabiendo que era imposible hacerlo? - Para explicar lo del "Espinete" tengo que decirle algo que todavía no le he contado a nadie. - Adelante, Camello. Sin miedo. Cuenta. - Podemos decir que los géneros rojos son soldados. - ¿Unos soldado alienígenas? -¡Eso es. mi teniente! ¡¡Un ejército completo de enormes cucarachas gigantescas!! ¡¡¡Horribles de verdad!!! -¿No serían hombres disfrazados de hombres? - ¡Jajajajaja! Es verdad que hay muchos hombres que son cucarachas porque se coportan como cucarachas incluso contra sus amigos o sus propios hermanos, pero estos eran cucarachas de verdad. ¡¡¡Todo un ejército de alienígenas, teniente Otero!!! - Supongo que es cierto. ¿Quién dirigía a los géneros rojos? - ¡¡¡Un ser humano pavoroso!!! ¡¡¡Un monstruo salido de algún lugar del Infierno!!! - ¿Un ser humano anormal? -¡¡¡No!!! ¡¡¡Anormal no era porque demostró tener micha intelgiencia y un gran corazón lleno de misericordia y piedad!!! ¡¡¡Podría habernos destrozado a todos los allí presentes pero no lo hizo con nadie!!! - Entonces por qué dices que era un monstruo... -¡¡¡Un enano feísimo y repugnante, con la piel de su rostro tirando a color verdusco y granos por toda la cara y cuello!!! - ¿Feisimo y reugnante o solo un enano nada más? - Lleva usted razón, mi teniente. Los hombres que nos llamamos normales somos los más cretinos que existen en el universo entero. Sé que son prejuicios que tenemos contra todo lo que sea diferente a lo que decimos normal sin darnos cuenta de que lo anormal no existe salvo en nuestros prejuicios. - Te estoy entendiendo muy bien, Camello. Sigue. - ¡¡Tanto le han jodido los humanos que decidió irse a vivir con los alienígenas para no volver jamás a una Tierra donde los que se llaman guapos, aunque nunca se ha mirado bien en un espejo para ver que son también horrorosos, cazaron, esclavizarón, martirizaron, se burlaron y, al final de todo apra demostrar lo anormales que son, quemaron vivos a sus diez bebés y a su hembra! ¡¡Por eso no volverá jamás a vivir con los seres humanso y prefiere a "Dix", "Pix" y los géneros rojos que, al menos, no sólo la admiten como es sino que la han nombrado líder de todos ellos!! ¡¡¡Eso sí que tiene valor!!! - Hablemos entonces de los muertos. - ¿Es necesario que hablemos de los muertos, mi teniente? - Escuche, sargento. Tengo que completar un informe esta mismo noche y necesito la mayor cantidad de posibles datos. Está en juego mi profesionalidad y no quiero decepcionar ni al capitán González ni a la única novia que he tenido y tengo en mi vida. ¿Comprende mi doble problema? - ¡¡¡A Fernando Montero "El Espinete" lo devoró un género rojo!!! ¡¡¡Fue repugnante ver cómo lo masticaba mientras expulsaba babas y salía sangre por todos los lados de su boca, después de haberlo asfixiado por completo con sus dos terribles tenazas!!! - Cuénteme más detalles sobre la vida de ese tal Fernando. - Tengo que añadir, porque es justo añadirlo, que el enano nos rogó a todos que nos quedáramos quietos y no intentásemos escapar porque había diez mil géneros rojos que lo iban a impediry tenían mucha hambre. - ¿Y porqué quiso escapar ese tal Fernando? - Porque, según dijo el enano, que se apellida Casas, ese tal Fernando Montero, junto con Alfonso Salvatierra "El Paraca" y José Luis Almagro "El Yegua", eran cazadores de animales vivos e indefensos para darles, después de cazarlos y mostrarlos por las ferias de toda Europa, burlándose de ellos sin piedad alguna, martirios antes de quemarlos vivos delante de la gente que ríe a carcajadas por tan miserables formas de actuar contra los más inocentes e inofensivos de los animales. En una de sus cacerías atraparon a los diez bebés y a la hembra del enano e hicieron con ellos lo mismo que hacen con el resto de animales y sin tener, para nada, en cuenta que se trataba de enanos pero seres humanos al fin y al cabo. ¡¡¡Nunca jamás nadie me hizo despertar tanto mi conciencia como las palabras de Casasy por eso estuve a punto de comenzar a emborracharme cuando usted me encontró en Bombay!!! - ¿Cazadores cazados? - Eso es, teniente Otero. - Y ese tal Fernando quiso escapar de la venganza... - Quizás fue por eso pero no era venganza sino justicia. El asunto es que no hizo caso del aviso que nos dio el enano y fue atrapado por las poderosas tenizas metálicas de un género rojo que lo fue devorando poco a poco y con sumo placer. - ¿No fue un acto de venganza, sargento? - ¡¡¡Fue un acto de justicia, teniente!!! - ¿Y usted cree que todo esto que me está contando es creíbles para la opinión pública? - ¡¡¡Al carajo la opinión pública porque la opinión pública, con todos mis respetos mi teniente, ya me la suda después de lo que he visto!!! ¡¡¡Todos fuimos testigos!!! - ¿Quién mató a Alfonso Salvatierra "El Paraca" y a José Luis Almagro "El Yegua"? - Nadie. - ¿Está usted bromeando, sargento? -No bromeo. - ¿Entonces alguien tuvo que matarlos? -No fue nadie. Dos rayos misteriosos cayeron desde el cielo hacia ellos y los quemaron vivos hasta convertirlos en huesos y cenizas sin que nadie de los presentes pudiéramos hacer algo para evitarlo. - ¿Ardieron vivos a pesar de la gran cantidad de agua que estabacayendo tdobre ellos? - ¡Yo siempre digo la verdad! - Increíble... - Pero cierto... - ¿Yo soy tonto. sargento? - Usted es todo lo contrario a un tonto porque no he conocido nunca en mi ya vieja vida a ningún oficial del ejército español tan inteligente como usted ni a cualquier otra persona que se le pueda igualar. Porque usted nunca busca ser más sabio que nadie y eso es ser más inteligente que todos los demás. Usted sólo lucha contra usted y eso le hace ser diferente a los demás líderes de opinión de los que muchos de ellos sólo son basura con la mano siempre abierta para venderse al mejor postor; o sea, al que más dinero les pague. Mi teniente... si quiere... podemos ir los dos hasta el lugar de los hechos... - Idea genial, sargento... pero terminemos el cigarrillo que tenemos encendido antes de volver a la dura realidad... - ¿No dijo que tenía prisa? - Sí. Tengo prisa. Pero antes de aprender algo nuevo tengo como costumbre pasar unos minutos observando el humo de un cigarrillo. - ¿Para saber dónde está la razón? - No. La razón nunca se pierde si sabes defenderla ante el criterio de los demás. Es cuestiñon de tener personalidad propia y está relacionado con ese asunto que los jóvenes llamamos chavalas. - ¿Fumando espero al hombre que más quiero tras los cristales de grandes ventanales? - ¡Diana! - ¿Usted ligó con Diana? El teniente Otero sonrió... - Sí. Con la diosa de las cacerías. - ¡¡¡Es usted el Gran Capitán, Otero!!! ¡¡¡Es usted un Grande de España y nadie que tenga el gusto de conocerle puede negarlo!!! - ¡¡¡Jajajajaja!!! - ¡¡¡Jajajajaja!!! - ¡¡¡Jajajajaja!!! - ¡¡¡Jajajajaja!!! - ¡Vámonos al lugar de los hechos, Camello! - ¿No queda más remedio que volver a Molina Park? - Queda otro remedio... pero los realista lo llaman Utopía... y como los realistas, según dicen todos ellos, siempre llevan la razón... Los dos terminaron sus cigarrillos al mismo tiempo porque el teniente Otero tuvo el detalle de no furmar más deprisa para que el sargento Camello tuviera tiempo suficiente para degustar el pall mall... - Deseo que tenga usted éxito, teniente Otero. - Yo sólo deseo que mi novia de toda la vida no me deje plantado dándome calabazas por culpa de unos alienígeneas que ni saben como me llamo yo ni tampoco yo deseo que lo sepan. - ¡¡¡Jajajajaja!!! - ¡¡¡Jajajajaja!!! - ¡Con usted da gusto trabajar! - Hablemos ahora sólo del trabajo porque ahora, y digo ahora y no después de ahora, es nuestra obligación trabajar. -Supongo que las obligaciones son antes que las devociones. - ¡Supone muy bien, sargento! ¡Espero que me haya entendido del todo! - ¡Le entiendo, mi teniente, le entiendo! - Sólo espero que mi única novia también lo entienda... - ¡Lo entenderá, mi Gran Capitán, lo entenderá si es inteligente! - Menos mal que además de inteligente es utópica. Semar1charon de la puerta de Bombay y, un minuto más tarde, ya estaban en Molina Park. FIN DE LA SEGUNDA PARTE.
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Jos Orero De Julin