Píldoras para ser auténtico (Filosofía) -12-
Publicado en Nov 10, 2016
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12.- Y Alejandro se encontró con el Diógenes indio.
 
Se dice, en el mundo de los grandes pensadores de la filosofía moderna, que en cierta ocasión Rocinante (el caballo de Don Quijote) se encontró con Bucéfalo (el caballo de Alejandro Magno) y le dijo: "Hoy me encuentro muy mayéutico". A lo cual Bucéfalo contestó: "Eso es porque comes poco". El mundo de la filosofía social -ese mundo donde nos adentramos para pensar en nuestras necesidades más perentorias a través de los razonamientos- está lleno de esta clase de demostraciones. ¿Las ganas de comer producen deseos de aprender? Es algo que me he preguntado siempre que me he encontrado en ayunas en contra de mi voluntad. La respuesta puede ser muy ambigua, pero cuando Rocinante se dedicaba a pensar, Bucéfalo se pasaba su existencia comiendo. De la necesidad a la abundancia sólo existe la distancia de un caballo para con otro de su misma especia animal. ¿Pensamos lo suficientemente bien como para saber sobrevivir en un mundo de carencias espirituales?
 
Antes de partir a la conquista de Asia, Alejandro Magno se detuvo en Corinto y pidió conocer «al filósofo que vivía con los perros», o al menos eso cuenta una leyenda de larga tradición. El joven macedonio quedó asombrado con Diógenes de Sinope, pues no se parecía a ningún sabio que el joven macedonio, educado por Aristóteles, hubiera conocido o imaginado nunca: dormía en una tinaja y se rodeaba las veinticuatro horas del día por una jauría de perros. Alejandro entabló conversación con el entonces anciano y, horrorizado por las condiciones en las que vivía, le preguntó si podía hacer algo para mejorar su situación. «Sí, apartarte, que me estás tapando el Sol», contestó el filósofo de malas maneras al que era ya el dueño de Grecia. No en vano, según la leyenda, el macedonio no solo aceptó el desplante sin enfadarse, sino que le mostró su máxima admiración: «De no ser Alejandro, yo habría deseado ser Diógenes».
 
Un día, estaba Diógenes comiendo un plato de lentejas sentado en el umbral de una casa cualquiera. No había ninguna comida en toda Atenas más barata que el guiso de lentejas. Dicho de otra manera, comer guiso de lentejas era definirse en el estado de mayor precariedad. Pasó un ministro del emperador y le dijo:

- "¡Ay, Diógenes, si aprendieras a ser más sumiso y a adular un poco al emperador, no tendrías que comer tantas lentejas!."

Diógenes dejó de comer, levantó la vista y mirando al acaudalado interlocutor profundamente, le dijo:

- "¡Ay de ti, hermano. Si aprendieras a comer un poco de lentejas, no tendrías que ser sumiso y adular tanto al emperador!."
 
Ser filósofo en la actualidad significa poder tener ocasiones para pensar que el pasado, el presetne y el futuro siempre basculan entre dos polos extremos: la carencia y la abundancia. Cuando carecemos de suficiente inteligencia nos convertimos en gentes más o menos acaudaladas pero con muy poco de personas; mas cuando nuestra inteligencia es abundante ya no sólo somos personas sino que alcanzamos ese grado de grandeza propio de las mentes más brillantes de la Historia de la Humanidad. ¿Ser zafio o ser brillante? ¿Cuál debe ser la elección que hagamos para poder considerarnos a nosotros mismos? La consideración que tenía Diógenes el Cínico sobre su propia persona le daba tanta autoestima que los hombres más grandes de su época quedaron a la altura del betún cuando contrastaron sus pensamientos con los de él.
 
Hablemos del encuentro con lo que nos convierte en "diógenes" de la esencia humana. Yo mismo poeticé en cierta ocasión lo siguiente: "Si algún día te encuentro sin prisas y sin sueños oscuros teniéndote a mi lado entonces me veré en la luz de tus ojos... y tras esa sensación ocultaré en tu mirada los sonrojos. Si algún día te encuentro me embriagaré de amores para ser siempre en tí. Y si llego al placer milenario de abrazarte toda la noche
inventaré mil palabras de no olvido".
 
Encuentros. Hablemos de los encuentros. Van a ser las cuatro y media de la tarde y acabo de llevar a cabo una investigación periodística. Voy rápido a buscar ese momento feliz de comunicación en libre voluntad. "Si te encuentras en el camino, ponte de frente a lo que aún has de andar y de espaldas a lo ya andado". Es un porverbio chino.  Excelente. Me da ideas para caminar. Desde que tengo uso de razón, a mis 7 años de edad,  estoy profundamente enchufado a esa magia encantadora de lo versátil, de lo libérrimo y de lo verdadero. Con alma, con mucha ya que el alma es un tesoro irrenunciable. Posiblemente fue por eso por lo que Diógenes era Diçogenes. A veces realizo comentarios sobre algunos de mis pensamientos porque me estimula hacerlo, porque sé que estimula a los que escriben y porque me siento feliz y dichoso de tener la libertad de expresión suficiente para comentar todo aquello que me emociona. Estoy ahora sentado... pero mirando al frente... hacia la tan inmensa extensión de todo lo que significa existencia para las almas sensibles, Cultura Humana. Es Cultura Humana.
 
En este sentido escribí en el ya lejano día 27 de abril de 2005; que era precisamente miércoles y no de ceniza sino de gloria por lo impresionantemente bien escrito que estaba, que  "Las culturas me hacen animarme profundamente a ser yo y que mi yo se llene de gran inteligencia y sensata reflexión. La cultura es un sello de nuestro corazón y, como tal, se convierte en calor tenso, caliente y acogedor, que cada uno de nosotros y nosotras alimentamos como visión cosmopolita de nuestro yo interior. Y las culturas (en plural para ser verdaderamente un liberado) son ejemplos que sirven para significar baluarte y síntesis precisa de lo que significa este espacio de creación libre y espontáne llamado Vida. Cultura. Eso es. Cultura humana y humanizadora. Yo, a diferencia de los dos aviadores de la fábula escrita por mí mismo bajo el título preciso de "Los dos aviadores", no busco el infinito dando vueltas a la Tierra en sentido eternamente horizontal ni busco la presencia de Dios subiendo y subiendo sin parar por el universo en sentido vertical. Busco mi esencia verdadera, la de hombre hecho carne, hueso y corazón (otra cosa que aprendí del Cristianismo) en mi misma magnitud. Y por eso soy creyente hasta la muerte. Porque puedo decir que dentro de la Cultura (de calor tenso, caliente y acogedor) me siento plenamente satisfecho para expresar libremente mi comunicación humana hacia otros seres de mi misma especie. Y sí. Felizmente me encuentro con las culturas sintiendo...
 
Si para conquistar la gloria literaria es necesario ser un "diógenes" de la verdad, yo prefiero esa verdad a todas las mentiras de las "falsas glorias" con las que los editorialistas alimentan la "calefacción de las vanidades" creando, a su propio antojo, best seller que demuestran menos inteligencia que la de "Brutus" intentando quitarle a "Popeye" el amor de "Olivia". En este mundo de las "zancadillas" es preferible ser persona caminando por las arterias de la inteligencia que "dioses" firmando autógrafos hasta en "la piel de los camellos". Y ya se puede el lector y la lectora imaginar qué quiero decir con esto de "la piel de los camellos" pues quienes resultan buenos entendedores saben que lo que significan las palabras. Fue Diógenes de Sinope quien le dijo al mundo de los "adoradores de la gloria" lo siguiente: "Gente mucha, personas pocas".
 
No vamos a hacernos líos con definiciones de diccionarios o con conceptos sociológicos... la verdad... pues para mí (y hablo desde mi punto de vista particular) la gente es el conjunto de seres humanos que se ve aglutinados en un montón, paseando por las ciudades, manifestándose ante un acontecimiento, observando un espectáculo deportivo o artístico... o sea, un grupo abstracto de personas a las cuales las puedes analizar en conjunto, tal como se manifiestan en ciertos momentos sociales de la vida. ¿Y qué es para mí persona?. Pues entresacar de toda esa "masa" abstracta de gente a un sólo individuo (hombre y mujer) y conocerle profundamente. En este sentido persona toma toda la amplia definición de ser humano con personalidad propia. Mientras "gente" es masa, "persona" es individuo.
 
La "gente" suele moverse por intereses de grupos o maneras de pensar alienadas y con prejuicios generales. No me gusta eso de "es buena gente" o "es mala gente", porque no me determina nada sobre el ser humano de quien me están hablando. Prefiero mil veces que digan "es una buena persona" o "es una mala persona" porque entonces sí me están determinando y calificando a un ser humano particular que tiene personalidad propia. La "gente" no posee personalidad propia sino que se mueve por estímulos (generalmente a través de los líderes que imponen el marketing social y la moda general) y, al ser irreconocible, suele manifestarse de forma egoísta, cambiando de parecer según se le antoja (no por evolución propia sino por interés personal o capricho social). No me gusta la "gente"... me encanta, sin embargo, la "persona"... aquel o aquella que se mueve por voluntad propia, que huye de la "masificación" de su pensamiento, que posee unos principios sólidos que los va confirmando mientras vas conociéndole o conociéndola.
 
Para mi (y sigo insistiendo en que es un punto de vista personal) ser gente es tener la personalidad alienada por los grupos y convertirte en una parte más de la "masa"... mientras que ser persona es, aún perteneciendo al grupo, no ser "masa" sino tener personalidad que le da características originales, verdaderas y propias. Porque mientras la "gente" es voluble y caprichosa y miente y engaña con tal de seguir viviendo dentro de su propio egoísmo (disimulado en el interior de la "masa") la persona (con sus aciertos y sus errores) es siempre verdadera, es tal como es, es transparente y si te quiere es porque te quiere y si te odia es porque te odia. En definitiva, entre gente disoluta y variable para quien tú sólo eres un instrumento valioso únicamente para cumplir con algún interés temporal (y luego te deja en el olvido) y persona (aquel o aquella que está contigo siempre o te rechaza pero tiene las señales de identidad bien definidas y claras)... ¡me quedo siempre con la persona!.
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Filosofía.

Palabras Clave: Comunicación Divulgación Reflexiones Pensamiento Sociedad Filosofía Conocimiento Realidad Verdad.

Categoría: Conocimiento

Subcategoría: Instrucciones



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