Píldoras para ser auténtico (Filosofía) -13-
Publicado en Nov 10, 2016
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13.- El milagro de la rueda pinchada.
 
"El error se agita, la verdad descansa". Lo dijo el pensador y ensayista francés, del siglo XIX, Joseph Joubert. Nadie está exento de cometer errores en la vida cuando ésta se nos agita violentamente y no nos deja razonar con serenidad. Todos cometemos esta clase de errores en algunos momentos de nuestras vidas en que estamos espiritualmente agitados. Lo de los errores es, por otro lado, un tema dialéctico de carácter unipersonal y subjetivo... pero a veces son errores muy graves. ¿Qué hacer entonces?. Buscar de nuevo la serenidad, sabiendo que la verdad siempre descansa, y hacer una leve pausa en el caminar. La verdad, como dijo Joubert, descansa, pero ¿dónde?, ¿en qué lugar de nuestro pensamiento?, ¿cómo encontrarla?. Aquí entramos en el juego de las causas y las consecuencias. Ante algunos sucesos, hechos, acciones, comportamientos... buscamos razonadamente las causas y, poco a poco, pausadamente, sin agitarnos en los errores, hallamos al fin la verdad descansando en el silencio de las causas. Esas causas que analizamos serenamente.
Nadie puede señalarnos cuándo y dónde encontramos la verdad ante causas que nos producen intensidad y deseos de conocer. !Y ahí aparece la verdad muchas veces tan sorpresiva que nos hace estremecer de lo insólita que es!. Porque esas verdades que descansan mientras los errores se agitan son unas verdades especiales y, por ello, sorprendentemente sorpresivas. Y nos llevamos el sobresalto y la convicción de que cada vez que vamos viviendo etapas de nuetras vidas vamos encontrandos sorpresas, a veces agradables o muy agradables, y a veces desagradables o muy desagradables. Tanto en un caso como en otro lo mejor es unirnos a esa verdad y descansar para que nuestro corazón no se agite a la hora de enjuiciar los errores al analizar los hechos y los comportamientos humanos.
 
Si se te ha pinchado una rueda de tu automóvil puedes estar seguro de que quizás hayasido un milagro pues, de haber seguido conduciendo. podrías haber tenido un grave accidentes que te hubiese llevado a la muerte o a quedar inválido de por vida o, todavía más grave aún, haber matado a algún inocente o haber dejado a dicho inocente inválido para todo su futuro. ¿Te has puesto a pensar en esto? ¿Te has puesto a pensar que Dios produjo el milagro de que la rueda se pinchara porque ibas mal de haber continuado con la carrera de tu automóvil fuera de tu control? La verdad es todo aquello que queda cuando quitamos las apariencias y descubrimos lo que hay tras eliminar las apariencias. El error más grande que cometen muchos es que llaman verdad a lo aparente y llaman aparente a la verdad. ¿Son los milagros verdades o son los milagros apariencias? Desde luego, para el que salvó su vida o evitó quedarse inválido para todo su futuro los milagros son las grandes verdades de nuestro vivir diario. 
 
Se te pinchó la rueda. Dejaste de correr y saliste vivo de la experiencia. ¿Es una apariencia o es una verdad? ¡Cuánto necesitamos de milagros en cualquier momento de nuestras vidas en que nos encontremos! Adentrarnos en las abruptas bosquedades de nuestra conciencia para descubrir la sensibilidad espiritual. Algo verdadermaente digno para ser pensado. La Luz del Pensamiento es siempre un Sentimiento convertido en Milagro porque no existe explicación lógica posible para demostrar su Existencia. La Verdadera Luz es llegar a conocerla. Una rueda simplemente se cambia y se olvida. Una conciencia jamás se puede cambiar y, muchísimo menos, olvidarla. Milagro y Conciencia. Ambas magnitudes absolutas van unidas entre sí.
 
La conciencia es el pensamiento no especulativo ni abstracto, que antes de actuar al margen de la experiencia sensible, lo hace de manera concreta, operando y abstrayendo una pluralidad de significaciones. De alguna manera, diríamos que la estructura temporal de la conciencia radica en poner ordenadamente las cosas que se suceden, sabiendo en dónde están, por qué están, cuándo aparecen y por qué. La conciencia, como pensar concreto, es una operación práctica sobre los objetos, reuniéndolos, agrupándolos, trabajando sobre ellos y distinguiéndolos. Así, el descubrimiento de que el tiempo es una sucesión única es obra del pensamiento consciente, práctico y material. Percibimos el tiempo viviéndolo y sintiéndolo. El movimiento mismo de las cosas, las mudanzas, los cambios... crean esta conciencia inmediata del tiempo, de su desarrollo sucesivo. Y de esta manera poseemos la percepción única del tiempo, porque a la vez lo ordenamos especialmente, organizándolo sucesivamente. Por medio de la conciencia, en definitiva, vemos el suceder del tiempo mismo, operando hacia atrás y hacia adelante; en fin, en este continuo operar se originan los cambios, las mudanzas en las que el ser humano (dentro de un orden racional y espiritual al mismo tiempo) aprende a vivir en unión, concertándose y armonizándose íntimamente dentro del marco trascendental de la temporalidad; que es, en última instancia, la expresión de lo dinámico, lo continuo y lo perpetuo. Por tanto, nuestra conciencia percibe el tiempo cuando lo sentimos vivir en cada momento, como un proceso del devenir, pero no como un acontecer veloz, sino mediante un ritmo pausado, sosegado, a fin de poder sopesar cada acto humano pero, a la vez, trastocando de los pies a la cabeza al mismo tiempo en que vivimos y en el que descansamos, confrontándolo con nuestra propia esencia humana y con nuestra propia voluntad personal. Y así, la Conciencia, unida a nuestra Fe en El Espíritu, permite el milagro de ser tal como éramos gracias a que la rueda de nuestro automóvil se pinchó a tiempo.
 
Cultivando nuestra conciencia amamos nuestra existencia. Lo dejé escrito el 6 de junio de 2008 después de Jesucristo. ¿Cuántas veces se me ha pinchado la rueda desde aquel día? No sé contestar a eso salvo con el siguiente razonamiento en forma de mini relato que escribí con mucho de existencialidad: "Se disparó una idea en medio de la cabeza y empezó a nacer de nuevo. Fue un renacimiento humano al que llamó Conciencia. De pronto comenzó a sentir otra manera de ver e interpretar el mundo y, aunque al final de su segunda existencia tenía la segura sensación de que habría de volver a autodispararse otra idea, notó una enorme alegría por volver a tener la oportunidad de sentir ganas de expresar sus decisiones. Sabía, estaba seguro, era lo más probable... que esta segunda ocasión también equivocaría algunos caminares... pero se sintió feliz cuando descubrió que ahora se le presentaba la ocasión de caminar por rutas desconocidas y anheladas en su primera vivencia. Nada de renuncia. A vivir se dijo. Y tomó carretera y "mantra" para descubrir nuevas fulguraciones en su experiencia. Era la autodeterminación de sentirse un poco más libre que antes. Y así hasta volver de nuevo a intentarlo en su futuro tercer renacimiento humano. Respiró y comenzó a andar"...
 
¿Cuántos renacimientos poseemos los seres humanos gracias a los milagros que Jesucristo nos ha regalado día tras día sin apenas merecerlos? Una mirada que brilla aun en plena oscuridad de la noche siempre es señal de que tenemos sentimientos que van más allá de la frontera de los odios. Claro que nadie debe llorar por culpa de quienes no entienden de estas cuestiones. Un abrazo amistoso. Volver a escribir de nuevo. Ser de nuevo lectura en medio de la existencia. Poseer la capacidad de haber podido despertar y ver que la luz inunda de nuevo nuestro sentimiento. Un nuevo contexto en el cual plasmar un nuevo texto. Miles de cosas así son los milagros de Dios. Lean lo siguiente para que puedan saberlo.
 
NIÑA.- ¿Qué me traes hoy, verde esperanza?.
DUENDE.- Una bella canción en forma de estrella.
NIÑA.- Quiero que sea una estrella alegre.
DUENDE.- Tan alegre como tú.
NIÑA.- Una de esas que corren por el cielo.
DUENDE.- Así será, pequeña sonrisa. Una canción fugaz de primavera.
NIÑA.- Duende... ¿Es la primavera la estación de los sueños?.
DUENDE.- Para ti sí, mi amor pequeño.
NIÑA.- ¿Y para ti?.
DUENDE.- Para mí sirve cualquier momento.
NIÑA.- ¿Qué es cualquier momento?.
DUENDE.- El instante en que tú deslizas tu presencia por el tobogán de mis emociones...
 
Milagro de Vida. Milagro de poder decir que puedo seguir siendo el Duende de mis fantasías y un porqué para alguien que cree en esa clase de vivencias más allá del mundo de los que, en base a sus atascados realismos, no comprenden que una sola palabra como "milagro" puede servirnos para cambiar el rumbo de nuestras existencias gracias, claro está, a que Dios hizo que la rueda se pinchara. ¿Que es cualquier momento? Es la centésima décima de segundo en que nos hemos convertido en Eternidad.
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Foto del autor José Orero De Julián
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Filosofía.

Palabras Clave: Copmunicación Divulgación Reflexiones Pensamiento Sociedad Filosofía Conocimiento Realidad Verdad.

Categoría: Conocimiento

Subcategoría: Instrucciones



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