Cuestin de melones (Diario)
Publicado en Nov 11, 2016
A mis 11 años de edad la vida era cuestión de melones. Había que echarle muchos melones a la vida para poder sobrevivir. Ya se había producido "el milagro alemán". ¿Y "el milagro español"? ¿Cuándo se iba a realizar "el milagro español"?. Yo comenzaba entonces a estudiar algo de Historia. Ahora recuerdo lo que sucedió en Alemania. Al finalizar la guerra en el teatro europeo durante primavera de 1945, Alemania y Austria quedaron devastadas por la guerra y Alemania fue ocupada militarmente. La tarea de reconstruir y estabilizar el país se empezó a dar: se necesitaban 3,9 millones de unidades de vivienda, se tenía que cuidar de las víctimas de guerra, se debía crear y asegurar una base económica para 2 millones de refugiados de la zona soviética, 600 mil niños vivían en establecimientos públicos y otros 500 mil debían ser atendidos con fondos del Estado, las industrias no tenían capital para llevar adelante la restauración necesaria ni para acumular reservas para los períodos de recesión económica, entre muchas otras cosas. Alemania no solo logró recuperarse de los daños ocasionados, sino que en muchos ámbitos se pudo avanzar extraordinariamente, superando incluso a otros países.
El «milagro económico alemán» fue el resultado de las políticas que a partir de 1948 aplicó en ese país el economista Ludwig Erhard, quien el 2 de marzo de ese año fue designado Director General de Economía de las zonas de ocupación estadounidense y británica. Al ocupar Erhard esta posición, la economía alemana se encontraba en ruinas como consecuencia de la terrible destrucción que había experimentado durante la Segunda guerra mundial. Al desastre de un país cuya población carecía de alimentos, viviendas y trabajo, venían a sumarse las graves consecuencias de una avalancha de millones de seres humanos que huían de las zonas ocupadas por las tropas soviéticas buscando refugio en un territorio que nada podía ofrecerles porque estaba devastado. Esta situación se agravaba más ante la total incertidumbre con respecto al futuro político del país, lo cual desestimulaba cualquier posible intervención. El temor de una inflación galopante había llevado a las autoridades a imponer todo tipo de controles, lo cual solo condujo a una inflación reprimida que derivó en la más absoluta pérdida de confianza en el símbolo monetario. Así, el Reichmark, era rechazado en las transacciones económicas y proliferaba el trueque. El acaparamiento de los productos más fundamentales, el mercado negro, la especulación y la corrupción formaban parte de la miseria que día a día tenía que vivir el pueblo alemán. Schiller, seguidor de Erhard. ministro alemán de finanzas, adoptó un enfoque Keynesiano al estilo alemán, él trajo a sus nuevas tareas la convicción inamovible de que el gobierno tenía la obligación y la capacidad de formar tendencias económicas y de alisarlas hacia fuera e incluso de eliminar el ciclo de negocio. La fórmula elegida por Schiller era Globalsteuerung, o dirección global, un proceso por el cual el gobierno no intervendría en los detalles de la economía pero establecería las amplias pautas que fomentarían crecimiento no inflacionario e ininterrumpido. En medio de tan lamentable situación, dos hechos vinieron a salvar a Alemania: El Plan Marshall y las reformas de Erhard. Tan exitosa resultó esta combinación que de ella surgió el "Milagro Económico" que todavía hoy es motivo de asombro para los estudiosos de la economía. Las mencionadas reformas incluyeron entre otras disposiciones, la creación de una nueva moneda, el Deutsche Mark el 20 de junio de 1948, que vino a sustituir al desacreditado Reichmark. Simultáneamente se dieron los pasos necesarios para ir encaminando a Alemania por el camino de la libertad y de la economía de mercado. Estoy hablando del año 1960 después de Jesucristo. ¿Qué estaba pasando en la España de aquellos años? Lo que yo descubrí, presenciándolo en primera persona, fue que los falangistas del franquismo más fascista de los entonces existentes, usaban la película española "¡Bienvenido, Míster Marshall!" para atrapar en sus redes a los más ingenuos e introducirlos en su ideología nazi. Uno de los que cayeron en aquellla trampa fue Emilín mientras que yo, muy hábilmente y Gracias a Dios, pude escapar de aquella encerrona falangista de los del "Cara al Sol" con el' brazo derecho levantado. Es digno recordar aquella película para descubrir que los falangistas la usaban para sus aviesas intenciones. "¡Bienvenido, Míster Marshall!" es una película española de 1953, dirigida por Luis García Berlanga y con José Isbert, Manolo Morán y Lolita Sevilla como actores principales. El filme, que es una crítica de la sociedad española de la época, fue reestrenado el 20 de diciembre de 2002 en Guadalix de la Sierra (Madrid), lugar en el que se rodó la película, con 25.260 espectadores y 39.346,58 euros de recaudación. Además, como homenaje al centenario de la Gran Vía de Madrid, se proyectaron una decena de películas famosas, entre las que se encontraba ésta. Sinopsis. Década de 1950. En el pueblo de Villar del Río los habitantes están contentos: los americanos, como llaman ellos a los estadounidenses, van a visitarles con ocasión de la presentación en España del Plan Marshall. Ese plan, iniciado en Estados Unidos en 1947, consistió en ayudar a países europeos a recuperarse tras la II Guerra Mundial y frenar la expansión soviética. A partir de entonces, el día a día de los pueblerinos, del alcalde y del cura se centrará en preparar esa esperada visita. Una visita que nunca se producirá, ya que el Plan Marshall nunca llegaría a España. "¡Bienvenido, Míster Marshal!", es una película producida por UNINCI (lo que obligó a su director a incluir a Lolita Sevilla), que, en tono de sátira y crítica soterrada, habla de la situación política y económica de España en la época del rodaje, hecho inédito en la filmografía española hasta ese momento. Se ha comentado que pasó la censura franquista por las dosis irónicas de xenofobia que contiene. Aunque otros consideran, como Kepa Sojo, autor del libro "¡Americanos, os recibimos con alegría!" una aproximación a "Bienvenidos, Míster marshal", que el régimen franquista no vio su carga crítica y la toleró para mostrar que no había censura. "¡Bienvenido, Míster Marshall!" es imprescindible en el cine español, considerada como obra maestra. Avalada por los premios cosechados en el Festival Internacional de Cine de Cannes (Mejor Comedia y Mención Especial por el guión), la obra de Berlanga es una comedia costumbrista sobre la España de los años 1950. Son los años en que el Gobierno de los Estados Unidos pone en marcha el Plan Marshall para reconstruir la Europa Occidental de posguerra, ayudas de las que España quedó al margen. Berlanga retrata también el inicial aperturismo del régimen franquista hacia los países extranjeros, principalmente Estados Unidos. La película es una mordaz carga de profundidad contra Estados Unidos, rematada con la escena censurada de la bandera estadounidense hundiéndose en la acequia, que escandalizó a Edward Goldenberg Robinson durante su proyección en Cannes. Kepa Sojo dice que fue debido a que Robinson, tras haber sido acusado de comunista, se libró del Comité de Actividades Antiestadounidenses. Mientras el actor despotricaba contra «un ataque a Estados Unidos», Berlanga intentaba jugar en el casino con unos dólares falsos con la cara de Pepe Isbert y Manolo Morán. La película es una muestra de cómo era la España del momento, y los personajes representan los tipos característicos. Por un lado el poder, representado por el alcalde, el cura y las fuerzas vivas (boticario, hidalgo, comerciantes, maestra), y por otro el pueblo (casi todos agricultores y ganaderos). Desde el punto de vista social, se ha captado la idiosincrasia; el hecho de que el alcalde esté algo sordo no es casual, el miedo al Delegado tampoco, que el cura sea algo cotilla, que la maestra esté soltera y necesite la ayuda del listillo de la clase... El papel subordinado de la mujer se refleja en su poca presencia, y la escasa intervención que, por ejemplo, tiene la tonadillera. El pueblo ha perdido el tren y está abocado a su desaparición. De gran relieve es el pregón desde el Ayuntamiento, con Pepe Isbert y Manolo Morán en una actuación antológica y divertidísima. El pregón iniciado con la frase: "Como alcalde vuestro que soy os debo una explicación, y esa explicación que os debo os la voy a pagar", que se repite varias veces, ha pasado a ser una de las citas míticas del cine español. Tan célebre es la frase que, desde 2011, se ha inmortalizado la figura de Pepe Isbert con una escultura en el mismo lugar del balcón del ayuntamiento de Guadalix de la Sierra desde donde se pronunció en la película. Tanto Berlanga como Bardem cobraron 25.000 pesetas por la redacción del guión y cada uno de los niños que aparecen cobraban 25 pesetas por día de rodaje; lo aceptaban ya que recibían más que recogiendo patatas por 18 pesetas. En el año 2002, por idea del productor Enrique Cerezo, se reestrenó la película; junto a ella lo hizo el cortometraje "El sueño de la maestra". Volvió a reestrenarse en 2015. ¿Qué método era el que empleaban los falangistas para atrapar niños en edad escolar hacia su ideología de extrema derecha? el primer paso era introducir en los colegios a grupos de alumnos "mayores" que invitaban a los "menores" a pasar una tarde inolvidable viendo tan grande película. En el Colegio Lope de Rueda, donde estudiábamos Emilín y yo, el principal encargado de los falangistas para cometer aquella "fechoría" era uno del último Curso de Enseñanza General Básica apellidado Miño. Miño fue el que invitó a Emilín y Emilín me invitó a mi. Mientras a Emilín le entusiasmaron las posteriores consignas y canciones falangistas, después de haber engañado Miño y sus secuaces diciendo que España sería siempre Grande si confiábamos en ellos para hacer que los americanos nos ayudasen a salir del subdesarrollo, a mí no me atraparon porque fui astuto y lo suficientemente inteligente como para no acudir a las posteriores reuniones sociales, a sus excursiones por las "zonas de guerra civil" de la Casa de Campo y a formar parte de aquellas filas de "niños vestidos de gilipollas mandados por gilipollas vestidos de niño"; frase que tiene su propia historia: Agustín de Foxá, conde de Foxá y marqués de Armendáriz, era falangista, pero no tonto. Cuenta Fernando Díaz-Plaja en su "Anecdotario de la Guerra Civil" que, al ver pasar una centuria de la Organización Juvenil de Falange Española, unos chiquillos de pantalón corto y camisa azul dirigidos por otro de igual atuendo y mayor edad, dijo el diplomático y escritor a quienes le acompañaban: "Son unos niños vestidos de gilipollas mandados por un gilipollas vestido de niño". Pues bien, Emilín (siempre pensando en su deslumbrante "grandeza" ante los demás) cayó como un pipiolo en las redes de Miño y sus secuaces mientras que yo, gozando de plena libertad, me lo pasaba en grande jolgorio cuando llegaba el buen tiempo veraniego y aparecía, en el bulevar de la Calle Alcalde Sáinz de Baranda, en Madrid, un melonero que hacía su agosto vendiendo sus melones a las mujeres que bastante tenían que sufrir para sacar a sus familias adelante. Viendo cómo despachaba el melonero al grito de "¡Melones! ¡Melones dulces! ¡Compren ustedes, señoras, los melones más dulces de Villaconejos! ¡Les permito que hagan la "cala"! Aquello de Villaconejos y hacer la "cala" me hacía sonreír aunque si se hubiese enterado el cura de la parroquia barrial (un tal José) me hubiese castigado con cien avemarías y doscientos padrenuestros. En definitiva, había que echarle muchos melones a la vida para poder sobrevivir y había que ser más listo que un zorro para escapar de las garras falangistas y la influencia de los curas retrógrados y reaccionarios. Así era Madrid cuando yo sólo tenía 11 años de edad pero ya estaba lo suficientemente despierto como para no vestirme de gilipollas adorando a Hitler. Lo mío era ser yo y nadie más que yo con mis poemas diarios y mis aventuras por las selvas del Amazonas mientras empezaba ya a ser un líder entre los niños futboleros.
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