Píldoras para ser auténtico (Filosofía) -16-
Publicado en Nov 13, 2016
16.- Un muerto que habla.
Todo ser humano, puede ser muy profundo cuando lo desea... pero esa profundidad debe ser lo suficientemente lúcida para entender qué cuestiones vitales nos conforman como seres con vida y que oscuridades interpretativas nos pueden arrollar la vida hasta hacernos muertos. Hay que conceptuar muy bien lo que es la existencia humana. Efectivamente, es en algún atardecer de nuestras vidas cuando podemos comprobar la cantidad de vida que podemos obtener o la cantidad de muerte en que podemos adentrarnos. ¿Son ellas las que eligen o somos nosotros los que realizamos esa labor? Creo que, en el verdadero amor, la decisión es pareja si se trata de una pareja entre chico y chica. En la escuela llamada Vida siempre nos encontramos en que al atardecer, en esos momentos en que la luz del sol está dejando entrar a la luz de la luna (pero compartidas ambas luces), los sucesos se van sumando a través del diálogo. ¿Cuaja el amor o no cuaja el amor en esos momentos? Si vamos sintiendo que nos estamos quemando de sentimiento es señal de que sí, pero si estamos fríos y no sentimos esa llama arder en nuestro interior es que no. No es tan difícil comprenderlo. Lo que se necesita es sentirlo y poder expresarlo. Los escépticos dicen que el flechazo no existe y es sólo una apariencia. Están totalmente equivocados. Los flechazos no sólo existen sino que son reales y no imaginarios. Y, además, los que lo hemos experimentado somos conscientes de esa gran verdad. El abecé de los sentimientos se reduce a un contexto binario: o sientes que una mirada ha penetrado en tu corazón (que es cuando te enamoras de verdad) o sientes que una mirada solamente te atrae en la superficie de tu piel (que no es un verdadero amor sino solamente un gusto natural nada más). Hablemos de vida y sinfonía para demostrar que no estamos muertos porque nos hemos resucitado gracias a nuestro espíritu interior. Efectivamente, cuando te enamoras de verdad, hablas de vida y no de muerte y hablas de sinfonia y no de ruidos caóticos. Los anhelos. ¿Qué son los anhelos? Cuando de verdad te enamoras los anhelos dejan de ser meras ilusiones y se transforman en reales sentimientos. Estás imaginando pero no por pura "apariencia" sino que estás imaginando hasta dónde puedes llegar en esos momentos. Si de verdad estás enamorado o enamorada te has olvidado de todos los demás momentos de tu vida en que te sentiste atraído/atraída por otra persona del género opuesto. Si entonces sientes que el alma (y hablo del alma y no del corazón) se te llena de vida profunda, es que estás amando a la otra persona, de género opuesto, que está a tu lado y sin haber muerto o, dicho de otra manera más filosófica, porque eras un muerto y acabas de comenzar a resucitar. No hablo de las parejas del mismo género pues es un mundo que conozco sólo de manera intelectual pero no de manera práctica; aunque es suficiente con saber lo que has leído y has escuchado sobre ello para rechazarlo de tu mente y concentrarte en lo que Dios ha creado para que sientas. Sientes la atracción del ser humano de género opuesto y el alma te dice que sí, que es la que esperabas o el que esperabas. Eso es la verdadera sinfonía del Amor en toda la extensión de esta palabra que, entonces, deja de ser palabra para convertirse en sentimiento. Sin darnos cuenta nos hemos enamorado. No es momento, entonces, para ironizar como hacen los escépticos o los que se toman el Amor como un pasatiempo a la ligera. No. En esos momentos, cuando estás hablando con la otra persona de género opuesto pero no rival, estás concentrado o concentrada en expresarte bien, en decir lo que de profundo se ha despertado en tu alma. La ironia no tiene lugar en esos instantes. La nostalgia por lo pasado tampoco. Lo que expresas de verdad, en esos instantes, es que si de verdad estás enamorado o enamorada no hay lugar para otros pensamientos del pasado porque en aquel pasado estabas muerto y ahora, gracias al Amor, has vuelto a renacer. Un poeta llamado Beraluis de la Peña, me enseñó en una de sus composiciones poéticas lo de "aquello que pudo haber sido y no fue". Pero lo más importante es centrarte en los que ahora puede ser. Ese sentimiento o te llega directo al alma (por lo cual no ironizas ni te lo tomas a broma como muchos hacen porque no saben enamorarse de verdad) o es solo un espejismo que muchos confunden con una realidad. Hay que saber lo que es la sed para aprender a beber. Y no me refiero al alcohol para olvidar sino al agua para renacer. La existencia nos demuestra que la vida la tenemos cuando nos preguntamos. Preguntarse sobre los sentimientos es reconocer que la vida nos está enseñando lo que es existir dentro de las preguntas transcendentales de nuestros porqués, de nuestras circunstancias vivenciales. ¿Es la vida la que nos conforma o somos nosotros los que conformamos la vida? Desde un doble punto de vista me parece que es algo paralelo y coordinado. Mientras estamos viviendo estamos conformando nuestra personalidad pero es la vida la que nos la va conformando al mismo tiempo. Creo que para vivir no basta con decir que estamos viviendo sino que es necesario que la vida nos vaya explicando nuestros porqués y nuestras circunstancias vitales. En este doble paradigma de ser y dejarse ser es cuando encontramos respuestas claras a lo que en principio no podemos entender del todo. Yo he visto nacer mis sueños y los he visto crecer a través de mi vida. Primero he tenido que querer vivirlos y después la vida me ha dejado que los viva. Por eso todas las encrucijadas que he tenido que superar eran las que yo he planteado como respuestas a mis preguntas... pero por supuesto que ha sido con la ayuda de la vida como lo he ido consiguiendo. Por ser cristiano, y esta es mi relatividad objetiva, para mí es Dios quien me ha ido planteando estas premisas y yo he tenido que responderlas. Pero esto sólo es valioso para quienes creen en Dios como verdaderos cristianos y sabemos que estábamos "muertos" pero hemos recobrado la voz y hemos desèrtado ante la vida. Muertos que hablan. Eso es la enorme labor de Jesucristo que, en nuestros casos, repitió una vez mas lo de "¡Lázaro, levántate y anda!". Y eso estamos haciendo, Hacer que nuestras voces se escuchen hasta los más recónditos rincones de este Planeta para demostrar que ya no estamos "muertos"; que hemos visto la muerte tan de cerca que hasta estuvimos en el túnel oscuro de la mortandad pero que vimos la luz del Espíritu Santo y pudimos "despertar" a tiempo muchos antes de morir para siempre. Muertos que hablan. Sí. Somos muertos que hablan porque estamos con vida, con plenitud, con deseos de seguir hacia la eternidad. Para Eva el Paraíso era donde estaba Adán... y yo añadiría, a la vez, que para Adán el Paraíso era donde estaba Eva. Porque hemos nacido para entendernos y caminar los unos junto a las otras y las otras junto a los unos. Pero no se refieren nunca, las mujeres, a los hunos de Atila sino a los unos simplemente, los unos sin hache de hachazo que son esos hombres que jamás maltratan, ofenden gravemente, violan sin compasión o matan a sus parejas por un quítame allá esa bronca.Para ser un auténtico viviente y no un muerto en vida; o sea, para ser un muerto que habla y no un vivo que está callado (porque es a la inversa como se debe entender el mundo actual) aquís os presente una pequeña obra mía de "Teatrillo Virtual" que puede servirnos de aproximación a la infinidad de la vida y a la infinidad de la muerte; o dicho de otra forma vivir para perdurar o morir para dejar de existir. Siglo y Segundo se encontraron en el País del Tiempo y comenzaron a hablar de aproximaciones a lo eterno. He aquí su breve circunloquio: Siglo.- Hola, amigo Segundo, veo que sigues tan volátil como es normal en ti Segundo.- Hola, amigo Siglo, yo veo que tú estás tan estático como siempre. Siglo.- Si. Pero yo tengo una importancia histórica que tú nunca alcanzarás. Segundo.- Ya. Sin embargo más importante es ser mucho más vitalista que tú. Siglo.- ¿Qué dices?. En mí siempre perdura la Razón. Segundo.- Pero en mí siempre late el Corazón. Siglo.- Tú no eres nada para mí. Eres demasiado pequeño. Segundo.- A mí no me importa para nada tu falsa grandeza. Es puro arcaísmo. Siglo.- ¿Llamas falsa grandeza a estar incluído en las páginas de los grandes libros?. Segundo.- ¿Y tú llamas pequeñez a ser parte íntima del pálpito universal?. Siglo.- Tú sólo eres viento. Segundo.- Tú sólo eres ceniza. Siglo.- ¿Qué me dices, Segundo?. Yo soy importante para los historiadores. Segundo.- ¿Qué me comentas, Siglo?. Yo soy importante para los filósofos. Siglo.- Yo soy importante para los economistas. Segundo.- Yo soy importante para los artistas. Siglo.- Yo soy importante para los científicos. Segundo.- Yo soy importante para los enamorados. Siglo.- A mí me analizan los sabios humanos. Segundo.- De mí se alimentan las savias humanas. Siglo.- Yo soy medida trascendental para la existencia. Segundo.- Yo soy esencia fundamental para la vida. Siglo.- Los longevos me sacan provecho. Segundo.- A mí me sacan provecho los efímeros. Siglo.- Un longevo que vive cien años... !cuántas historias tiene para contar!. Segundo.- Un efímero que vive un segundo... !cuántos sueños tienes para sentir!. Y así terminó la breve charla entre Siglo y Segundo. Éste siguió su espasmódica carrera por el eterno camino del País del Tiempo mientras aquel se quedó sentado, esperando cien años justos, para dar otro paso más por el mismo eterno camino. Si habéis analizado este breve diálogo entre uno yotro personaje estoy seguro de que habéis entendido lo que es vivir existiendo con la pasión de la propia vida y lo que es estar muerto en vida sin dar pasos hacia adelante. ¿El miedo? ¿Es el miedo el que paraliza a los seres humanos que se convierten en muertos que no hablan? Quizás sea ese miedo que les produce vértigo al ver sus pecados y descubrir que están muriendo lentamente (como un siglo estático), en lugar de vivir con la alegría de quien sabe que fue muerto pero ya está vivo para siempre porque siente y, al sentir, es capaz de hablar mientras sus opresores ahora callan y guardan silencio para siempre. Estudiando Teología Cristiana puedes decubrir lo siguiente: "la muerte en vida es cuando te despersonalizas de ti mismo y del entorno que te rodea, acompañándote de estres, desespero, angustia, dolor y decepción. Minimizas tu importancia e impacto en el mundo y te autosuprimes de manera que eres inadvertido y dejas de ser un ser para ser una cosa, y como esta última es desechable, así te sientes y te comportas como algo desechable o basura". La vida humana está siempre pendiente de un hilo delgadísimo que, para más inri, no sólo es delgadísimo sino que es invisible. Tenemos voiluntad de vivir y tenemos carácter para vivir pero el Destino está preñado de azar. Los dioses nos deben una explicación por ello. Y debería ser una explicación bien convincente para poder comprenderla. Cuando vemos tarde tras tarde a unos toreros que se juegan la vida ante los toros y salen indemnes cuando son volteados "de muerte" alguna vez por ellos pero se levantan indemnes o pasan dos días en un hospital y luego siguen jugando con la muerte (algunas veces la muerte les vence de vez en cuando) no comprendemos bien cómo puede ser que dos centenares de personas llenas de vida y que no quieren para nada jugar con la muerte sino sólo disfrutar de unas felices vacaciones, mueran cuando el avión (donde están completamente seguras de que el toro no los va a voltear) nada más despegar explote y salte en mil pedazos llevándose por delante la vida de ese casi par de centenares de personas que amaban la vida. Los chinos de la Antigüedad (no los de las Olimpiadas 2008 que creen más en el esfuerzo sino los de la Antigüedad que creían más en los misterios de la vida) decián que "vale más una cucharada de suerte que un barril de sabiduría". Esta es la síntesis redonda de todo esto. Y Dios no puede o no quiere explicárnoslo porque, como dijo Juan Ramón Jiménez: "Muy lejos de nosotros Dios se está bañando en su azul de luceros". Metáfora de vida. Metáfora de muerte. Son las dos únicas cosas que nos quedan a los que nos gusta escribir para poder explicarlo. Pero Jesucristo es La Respuesta. Vive después de haber estado muerto y habla después de que le quitaron la voz. Ese el el Milagro de los muertos que hablan porque están más vivos que nunca. Quienes lo hemos experimentado sabemos esta Gran Verdad.
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