Píldoras para ser auténtico (Filosofía) -18-
Publicado en Nov 14, 2016
18.- El mundo es "azerde", el mundo es "verdul".
Puede ser rojo, azul, negro… puede ser de todos los colores imaginables como dice muy bien la pintora murciana Paula Real en una entrevista publicada en el diario La Verdad. Y es cierto. Buscamos siempre información sobre los colores con qué pintar el amor y vemos poesía claroscura en todos sus sentires. A veces elegimos el color apropiado a cada estado de ánimo y como estos son tan plurales en los seres humanos, la gama de colores con los que podemos pintar el amor y el desamor es infinita. ¿Amores optimistas o trágicos? De todo hay en esta vida. A pesar de todo lo escrito sobre el tema, el amor es un cuadro siempre pintado con una multiplicidad infinitamente variable de colores, como así lo demuestra las diferencias que existen entre unos seres humanos y otros y los estados de ánimo en que se encuentren a la hora de pintarlo. Esta sugerente multiplicidad de sentimientos diversos es tan variable de unos a otros humanos que el amor siempre está trabajando como homenaje continuo al palpitar de cada una de las expectativas humanas tan diferentes unas de otras. Amores hay muchos y desamores también. Y son diferentes los unos de los otros y los colores con los que los pintamos. Unos se inician a la par que otros se acaban en todas partes del planeta y cada uno de ellos tiene un color propio que lo hace diferente a los demás. El amor siempre está ahí, incluso en los momentos más dramáticos de nuestras eixstencias y puede ser él el que nos dé la vida o nos dé la muerte prematura. Por eso si un pintor o una pintora tuviese que hacer un cuadro absoluto del amor no podría llevarlo a cabo y tendría que dejar la tela en blanco para que cada uno de los que la vieran dejara en ella una pincelada del color con que ve y expresa al amor, con su alegría o su dolor, y tendríamos una obra maestra concebida con millones de colores superpuestos que formasen, en su conjunto global, un expresivo sueño. Todo menos un vacío. Elegimos nuestros propios colores como, por ejemplo, el "azerde" y el "verdul", para ser expresivamente singulares y expansivamente colectivos. ¿Y qué sucede entonces? Algo como lo siguiente: Cada día, cuando la luz hace su presencia, un sintagma ilumina el porvenir. En los caminos de la existencia humana, los sintagmas de vida recorren, siempre día tras día, este transitar entre luces y sombras. Las luces iluminan el porvenir. Las sombras oscurecen las dudas. Y entre el porvenir y las dudas sólo tenemos dos vías: la vía del dolor o la vía de la felicidad. El dolor es antítesis. La felicidad es tesis. Y cada día escribo un nuevo capítulo de esta tesis que me sitúa en la tesitura de ser quien soy. Al ser debo llamarlo presencia humana. Tesis de Doctorado en este ejercicio de existir. Hoy, como ayer, seré una propuesta nueva y, a la vez, propia; una propuesta de seguir escribiendo, en la bitácora de mi Diario, una nueva ruta de búsqueda hacia el horizonte de las incógnitas. Quizás las incógnitas de mis pensamientos se reduzcan a decir: “Hoy he visto la luz y Dios me ha regalado una esperanza”. ¿Cómo pintamos nuestras esperanzas? ¿Qué colores usamos para decir que sí, que estamos presentes en la vida de nuestras sensaciones? Son la h de cualquier hora. Son la m de cualquier minuto. Son la s de cualquier segundo. Voy rápido al computador y lo abro. Entro ávido en mi existencia. Como todos los días. Para pasar un momento feliz de comunicación en libre voluntad. Lo primero que siempre leo es el pensamiento que aparece en el cuadro superior de la derecha de la pantalla. Ahora mismo leo uno que corresponde a un proverbio chino y dice así: “Si te sientas en el camino, ponte de frente a lo que aún has de andar y de espaldas a lo ya andado”. Excelente. Me da ideas para comenzar. Es la hora, el minuto y el segundo de expresar mis emociones. vigencia emotiva y sensorial. Y estar cada día más joven. En el mundo ya han pasado casi un millón doscientas cincuenta mil visitas para escribir, comentar o simplemente leer. Marcas personales selladas en la pequeña pero grande patria literaria. Versátiles, libérrimos y verdaderos (siempre se escribe con talento pero sobre todo con alma, mucha alma, y eso es un tesoro irrenunciable). Comentarios. Circulan los comentarios de cualquier color porque estimula hacerlo, porque estimula a los que viven y porque me siento feliz y dichoso de tener la libertad de expresión suficiente para comentar todo aquello que me emociona. Son colres. Pero no simples colores fríos sino colores bien calientes, bien álgidos, bien hondos en definitiva (y esa palabra de hondos lo define todo). Son colores que "pinto" no para sentarme en el camino mirando hacia ellos sino que, como me ha hecho aprender el proverbio chino, son colores que están ahí, en el pasado de la ya ilustre Historia Humana para alimentarnos y alientarnos a seguir hacia adelante. Estoy ahora sentado… pero mirando al frente… hacia la tan inmensa extensión que los colores significan para las almas sensibles porque son, sobre todo, Cultura Humana. La cultura de los colores es un sello de nuestro corazón y, como tal, se convierte en calor tenso, caliente y acogedor, que cada uno de nosotros y nosotras alimentamos como visión cosmopolita de nuestro yo interior. Sí. Os llamo escritores y escritoras porque lo sois de verdad. Si pongo a la cultura de los colores como ejemplo es sólo por significar un sentimiento que para mí es baluarte y síntesis precisa de lo que significa este espacio de creación libre y espontánea. Cultura. Eso es. Cultura humana y humanizadora. Me siento plenamente satisfecho para expresar libremente mi comunicación humana hacia otros seres de mi misma especie. Y sí. Felizmente me encuentro en el color sintiendo… pero... ¿cuál es ese color con el que pinto estos espacios de mi fantasía?... no creo para nada en las casualidades y, por eso, si antes de mí alguien ha usado colores parecidos, similares o paralelos (nunca jamás iguales) es porque creo en la magia de la transformación. ¿Nos tranformamos con el "azerde" y el "verdul". Quienes no se lo crean que lo intenten porque intentar es empezar a sentir una nueva verdad. "Como un cuento de colores llenos de pleamares y sonrisas es mi ligero palpitar en tu aposento… Como un cuento sin barreras ni premisas, repleto de días con calores que riegan en mis labios tu premisas de beso abierto y con acento… Como un cuento de cálidas y precisas amapolas rojas en el viento". Sí. Sé que soy poeta. Pero no tiene importancia. Todos tenemos que tener siempre algún que otro defecto. Lo que sucede es que el defecto de los poetas es que también sabemos pintar. Pinto colores. Pinto ideas. Pintos los latidos de mi corazón: "Soñar a dibujarte en estas calles del mundo entretenido con la luna como un hablar sediento de canciones. Yo canto esta mañana de tenerte hundiendo tus raíces en mis sentidos que flotan en tu atmósfera de color. Soy dibujo y dibujante en toda tu historia el caminante y, leyendo, se me quedan dormidas las palabras dulces... dulces palabras... dibujando este sueño infinito que se cuelga con sustancia evocadora en este respirar profundo. Nueva la palabra en cada instante, creo un nuevo concepto de madrugada: un balcón adornado de amapolas que, desde el campo, transitaron sus luces encarnadas por los sueños del dibujo ciudadano. El cercano puerto de la costa ardiente me hace arder de fantasías. Soñar es dibujarte para sobrepasar el límite de la hoja blanca como el alba". Imaginaos todos los colores que vuestra fantasía peuda crear y habréis encontrado la verdad de este sentimiento. Sí. Soy poeta. Pero es que no puedo ser perfecto.
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