Píldoras para ser auténtico (Filosofía) -37-
Publicado en Nov 19, 2016
37.- La elección del fatalista.
El término fatalismo está formado a partir de la raíz latina "fatum", que significa «destino». Por tanto el «fatalista» cree en una necesidad que negando la libertad se impondría irremediablemente al ser humano. En sentido corriente el fatalismo se refiere a la creencia en el determinismo de los acontecimientos, dirigidos por causas independientes de la voluntad humana, sea este determinismo procedente de fuerzas sobrenaturales como los dioses, de las leyes naturales, del ambiente o de las experiencias adquiridas en el pasado. Esta noción de fatalismo conlleva una connotación negativa, tanto en el lenguaje corriente como en el filosófico. En cambio, ha prevalecido la postura del determinismo que postula la concatenación de eventos según el principio lógico de la causalidad. Pensando en estos planteamientos psicosociales a través del pensamiento más o menos filosófico, me viene a la memoria la Ley de Atracción Universal y lo que escribí, en su momento, sobre dicha ley. Probablemente te estés preguntando en estos momentos algo que a veces ronda por la mente humana. Esa pregunta en concreto es ¿cuál será el secreto de la vida para sentirse plenamente realizado?. Hay una explicación a ello. Todos trabajamos con un poder infinito que radica en nuestras mentes, pero pocos son los que se paran a meditar en esto y por eso son pocos los que llegan a darse cuenta de dónde está la respuesta a este misterio que, si meditamos correctamente, deja de ser un misterio y se nos convierte en una revelación luminosa. Todos nos guiamos por las mismas leyes naturales del Universo cuando queremos extendernos y entendernos en nuestra compleja intensidad personal. Estas leyes naturales del Universo son tan exactas que ni tan siquiera tenemos problemas ya para constuir naves espaciales y enviar personas a la luna y preparar el alunizaje con una precisión de una fracción de segundo. Os preguntaréis qué tiene que ver eso con la realización personal de un ser humano en esta vida. Intentaré explicarlo. Donde quiera que estemos (India, Angola, Australia, Japón, Suecia, Alemania, España, Canadá, Colombia, Perú, México, etcétera, etcétera, etcétera) todos trabajamos con el mismo poder. La diferencia entre quienes tienen éxito y quienes no lo tienen (de quien se realiza como persona y de quien no se realiza), depende precisamente de haber empleado o no haber empleado dicho poder de manera positiva. En otras palabras, unos lo emplean en valores positivos y otros en valores negativos. ¿Sabéis cómo se llama dicho poder?. Se llama Atracción. La Atracción. La conocida Ley de Atracción por quienes lo han pensado. Ese es el secreto. Intentemos hacer una aproximación a la definición de esta Ley Universal. Todo lo que llega a nuestra vida personal es porque de alguna manera (más o menos consciente según el caso particular de cada ser humano) lo hemos atraído hacia nosotros y nosotras. Y lo hemos atraído a través de imágenes que formamos en la mente. Soñamos porque imaginamos el futuro. Imaginación compuesta, como dice la palabra, de imágenes que mentalmente nos formamos para nuestra vida. Somos lo que pensamos que somos. Y todo lo que pensamos es lo que atraemos hacia nosotros y nosotras. Por eso, para realizarse como persona en esta vida, tenemos que pensar siempre en positivo. Si pensamos siempre en negativo entonces no nos realizarmos nunca y nos quedaremos en ser simplemente unos fatalistas por nuestra propia elección. Pensando en negativo (lamentablemente mucha gente piensa en negativo) no podemos realizarnos porque evitamos que trabaje la energía positiva de nuestra mente. Dejamos de activarnos cuando somos pesimistas. Como dijo Prentrice Mulford en el siglo XIX: “Cada uno de tus pensamientos es un objeto real, una fuerza”, Y según sean los objetos reales de tu vida formados por tu manera de pensar así será tu vida: éxito o fracaso como persona. Esto lo han sabido siempre todos los sabios desde la época babilónica y las primeras civilizaciones humanas. Siempre lo han sabido. No es nada nuevo ni una filosofía descubierta en el siglo XXI. Lo que los grandes hombres y mujeres de todos los tiempos han hecho para tener éxito como personas es que han basado siempre su manera de pensar en los sentidos positivos y optimistas de la Ley de Atracción. Lo más poderoso que existe en el Universo. Ejercito la ley de Atracción Universal en el área de mis sentimientos: Eres mi Todo. Eres mi Nada. Mi Cero Absoluto y mi Eterno Infinito. Eres mi Causa Primera y mi Última Causa. Vida. Te busco en todos los diccionarios de las hablas universales dentro y fuera de la Tierra y nunca encuentro ni tu definición ni tu significado, ni tu representación gráfica ni tu gráfico simbolismo, ni tu esencia real ni tu esencia imaginada, ni tu voz ni tu silencio… y sin embargo te llevo tan dentro de todas las células orgánicas e inorgánicas de mi corazón que te expando por toda la Existencia, Palabra. Verbo. Palabra. Si tuviese que pintarte en un cuadro sólo expondría, en mitad de la Plaza Mayor de este Mundo, una tela blanca para que todos los transeuntes que te vieran fueran impregnando en ti todos los lenguajes del Universo, el latir más profundo de sus almas. Para así poderte entender, comprender y aprehender de tal forma tu Verdad que ya no tendría ningún motivo para buscarla más. Y después de eso yo jamás volvería a preguntar al cielo, al mar, a la tierra… dónde te encuentras. Rechazo de plano y totalmente la elección del fatalista. Jamás he tenido que ser un fatalista para conocer las verdades de esta vida concentrada en millones de ideas que o nos guía, al precipio o nos salvan de la desgracia. Tengo una instantánea imagen de mi primera infancia. Es una de las instantáneas fotográficas más conocidas de aquella época que, o la hacía mía o se me perdía en el fatalismo infernal. Feria de San Isidro en Vallecas City, por aquel entonces la “ciudad sin ley”, que amenazaba con derribar a la burguesía madrileña como si fuesen “castillos de naipes”. Efectivamente, aquello era la feria de las vanidades de los que ansiaban aparecer siempre en el primer lugar de los coches. Asomando mi cabeza desde la segunda fila pude comprobar aquel mundo abigarrado de personajes de novela costumbrista o “novelón” de suelos fregados con zotal y la bayeta como reivindicación. Observaba yo aquel mundo que tanto atraía la atención de hispanistas anglófonos tan interesados en escribir ensayos, más o menos carismáticos, de la España de posguerra que tanto interés despertaba en la Europa más o menos recalcitrante. Las ondas de mi cerebro atraparon, mientras daba vueltas y más vueltas el dichoso cochecito de marras, la novela titulada “La feria de las vanidades” de William Thackeray, basada en “El progreso del peregrino” de John Bunyan, y en mi subconsciente quedó grabado aquel pintoresco microcosmo de inmigrantes más o menos sureños de la España, más la gitanería más cutre del momento; todo aquello que llamaba poderosamente la atención a los hispanistas anglófilos ávidos de escribir sobre la España de posguerra y sus perennes circunstancias. Satirización de la sociedad ambulante. Parada necesaria para retener el momento crucial de la feria interminable mientras la luz de las estrellas, con la Luna cada vez más creciente, me sumergía ya en mi perenne bohemia de soñador escribiendo redacciones hacia el infinito. La ciudad entera, Vallecas City inclusive, era una ciudad llamada Vanidad, que pretendía representar la atracción pecaminosa del hombre por las cosas mundanas. Pero aquel mundo de atracciones de feria me traía la presencia de una Marisol lanzada al estrellato cantando a mis neuronas: Eres diferente, diferente al resto de la gente que siempre conocí. Eres diferente, diferente, por eso al conocerte me enamoré de ti. Tus ojos tienen un color distinto al gris de la hierba y al verde del mar. Tus labios besan de un modo distinto y estar a tu lado es como soñar. Eres diferente, diferente, por eso al conocerte me enamoré de ti. Recogí el mensaje y lo encerré en un sueño pasajero para iniciarme como costumbrista escritor de las bohemias sureñas ancladas en el Madrid de lo castizo y el desfile de las vanidades bañándose en La Cibeles o en Neptuno según fuesen los colores de cada bebedor. Es un momento inolvidable de mi primera infancia. Un recuerdo en forma de graduación elemental para saber distinguir a las unas de las otras. Me refiero a las estrellas que comenzaban a deslumbrar mis pensamientos. Subido en el cochecito de la Fantasía, yo asomaba mi imaginación al borde del precipicio de los que andurreaban por las noches tocando, con sus bandurrias, sonatas más o menos enamoradizas. Y es que Marisol había entrado en “la alcoba” de mis sentimientos mientras mi sonrisa bohemia mezclaba las aventuras de un niño irlandés con los animales cocodrilianos que tanto abundaban en aquel mundillo de feriantes y la vanidad subida hasta los lugares de las apariencias. Una forma de vivir que dejaba su estela en mi siempre curiosa manera de observar para seguir creciendo. Ley de Atracción Universal. Lo que estás pensando termina siempre, quieras evitarlo o no quieras evitarlo, en tu realidad. Por eso rechazo la elección del fatalista y vivo, como siempre, el optimismo de mis creencias. La verdadera existencia es, simplemente, estar donde queremos estar, estar donde podemos estar y estar donde sabemos estar; porque la verdadera existencia es querer, poder y saber, para que estemos donde es imprescindible que estemos. Por eso yo no he elegido ser nunca un fatalista ni jamás mi elección será de ser un fatalista. Prefiero soñar con lo óptimo de mi existencia. Por ejemplo, de esta manera: Entre materia y espíritu derramado la existencia es un sueño de soplo divino; no accidente, no inesperada la vida entera de las lunas y las sombras: naturaleza de la vida desenterrada. ¿Qué es el viento del vivir enamorado sino un soplo de Dios en nuestras almas?. Y las incansables horas del momento como rosas encendidas y alumbradas en el fuego de la brisa pacifista alimenta el tamiz de las miradas. Trémulas las flores del edénico paisaje de la alfombra irradiada bajo el sol y sobre el cimiento de la atmósfera suave y recargada de besos en la boca enamorada. Sin vergüenza canta el gallo, canta el ave y canta la chicharra. Y ante todo canta el hondo sueño de esta existencia en calma. Desde el azul de la infancia al verde de las esperanzas con el amarillo de la ciencia sobre el blanco ya descansa… y el rosado de los albores hacia el rojo se trasvasa. Los colores de la Naturaleza sonríen entre las ramas. No hay soledad en la existencia sino presencia bien acompañada de ángeles divinos que atentos con sus dulces ojos la resguardan. Como si caminara todo el panorama por el extenso sinfín de la pautada sinfonia invisible del verano… así es todo el universo de tu mano en esta existencia remansada. Todos los días amanece el claro discurso de la inmensa Palabra y el continuo movimiento de las olas es fuente limpia que desparrama las gotas del rocío. El viento la torna en ola y la explaya. La piedra de la fuente nacarina es piedra por la vida horadada y el musgo que le sirve de compañía ese latido en lo interno de su alma. Se despierta la Nada y se convierte en Ave de vuelo acompañada del arco iris y del vuelo silencioso de la arqueada marisma. La ensenada que hay en la bahía de luces rojas está adornada. Un reposo sosegado y cierto resplandece en la almohada del césped florecido y muelle bajo luna blanca y desgranada. Está toda la atmósfera caliente…¡caliente y a la vez tan descarnada!. Todo el mar se agita y los pájaros en los almendros cantan sobre el enorme espacio de meseta. Las nubes se levantan… Lluvia de canciones con anhelos de incipiente e invariable marcha. El tiempo todo lo ennoblece en este sueño de existencia clara. Las significaciones de todas las cosas están en los cielos pronunciadasy bajan a la tierra convertidas en sílabas y estrofas versificadas. Los árboles, los valles y los montes son volutas de humo incineradas. Las gardenias, en manto recogidas, se refugian debajo de la desnudada naturaleza del círculo interrogante que forman los duendes y las hadas. En magia pura se convierte todo el ancho espectro de la mirada. Una variedad infinita de corolas y de pétalos en la enlazada amanecida y mecida aureola surge diariamente amamantada de filtros solubles y licuosas en verde savia fermentada. Dios bendice todo el panorama donde reclina su presencia alzada. Lo elemental de estas esencias en bondad divina transformada es un infinito pasatiempo a esta madre tierra imantada. Abiertas las líneas del horizonte surgen todas las enarboladas esporas del dulce y tierno almendro que posa sus raíces en las labradas tierras del sufragio uiniversal, y el aroma de las ventanas cubiertas del dulce álabe enamora a las aves más cercanas. Se olvida la tristeza entonces como campanillas de plata en las almohadas siempre anhelantes del futuro de toda la existencia orillada. y llaman las nubes al recreo de las serenas y pausadas calmas de los mundos que allí recogen todos sus bejucos y lianas. ¡Dulce espejo es ahora el sueño perenne y refractado en las aguas del lago pacífico y sereno donde todas las musas se me bañan!. No. Jamás es un principio para mí, y mucho menos un final, la decisión del fatalista. Existo luego estoy en el reloj del Tiempo y a ese Tiempo me quiero siempre pertencer. No al mínimo y mísero tiempo fatalista sino al enorme e infinito Tiempo de la Eternidad. Tenemos relojes que esperan hallar encuentros. ¡Qué extrañas son las cosas que nunca imaginamos que pudiesen ocurrir hasta que de repente acontecen! Todo un día entero podemos estar sintiendo el fluir de algo especial que va a ocurrir dentro de sus 24 horas.. ¡y nada ocurre!… pero, sin embargo, de repente, hay un día en que no estamos esperando nada y de pronto el reloj pierde su timidez y se nos dispara y acelera su tictac hasta tal punto que nos envolvemos en un torbellino de sucesos y descubrimientos que no dejan de asombrarnos. A veces pensamos que no estamos viviendo nada. A veces pensamos que lo estamos viviendo todo. La vida, en fin, es un coloquio contínuo entre los detalles de las horas que se convierten en libélulas del pensamiento iniciando una efervescente orgía de detalles. Entonces se me ocurre un breve pensamiento: que la vida de un ser humano es una danza en la estrecha e íntima pista de baile de lo cotidiano. O somos simplemente cosas o somos profundamente algo. No hay término medio. La decidida confesión de lo que somos está siempre latiendo en la existencia de nuestros desafíos. No soy un fatalista ni aepto la elección del fatalista porque soy vida de poema o poema para la vida. Nada más que poema para sentir que somos mucho más que palabras. La rima. El ritmo. Cuando soy yo mismo me siento poema con palabras, con rima, con ritmo, con ese sentido de expresión liberada de imposiciones ajenas a mi voluntad. ¿Os imaginais un mundo mudo de palabras pero lleno de poemas? ¿Se puede conseguir un sentimiento hablando con voces silenciosas que, de repente, se desbordan de palabras, ritmos, rimas… cuando nadie se espera más que la nada? Ese es el silencio que admiro: el silencio que se vuelve catarata de expresiones. ¿Y dónde están las palabras? En cada verso, en cada rima, en cada ritmo que impulsamos a nuestra voz para ser escuchados por quienes comprenden que hay más de lo que callamos. Ley de Atracción Universal nunca fatalista. Eso soy. Ley de Atracción Universal para los seres positivos que aman porque saben bien lo que es amar. Huellas. Pasos lentos del reloj de la existencia sobre esta Vida llamada Tierra, llamada Mar y llamada Aire. Desde las distancias siderales entre planeta y planeta dejamos huellas humanas a través del Cosmos. Huellas. Sueños plasmados de caminos por las galaxias de nuestro pensamiento. Miles de ideas encadenadas haciendo hundir en la bruma del pasado la injusticia y el dolor humano. Huellas presentes en nuestras conciencas blancas, negras, rojas, amarillas y verdes. Los cinco círculos de la Tierra labrados por las manos artísticas de la Poesía. Poesía con mayúscula para demostrar que hoy, desde este hoy mismo, el sueño de la Libertad es posible. Si somos fatalistas jamás lo podremos conseguir. Libertad con mayúscula para publicar que la Dignidad humana pertenece solamente a cada uno de los seres humanos. Dignidad con mayúscula porque es el Diseño que Dios creó al hacer que los hombres y mujeres del planeta demostraran Amor. Diseño con mayúscula y Amor con mayúscula para creer en la Huellas de la Eternidad. Huellas con mayúscula para decir que la Eternidad es la Existencia. Existencia con mayúscula para hablar de la Vida. Y, al final de nuestro camino por las galaxias, la Vida queda enhebrada de huellas que se entrecruzan entre lo blanco, lo negro, lo rojo, lo amarillo y lo verde de los cinco círculos de la Tierra, del Mar y del Aire. Para decir al Mundo (Mundo con mayúscula para sentir el Sueño) que la Paz siempre es el Camino… y eso Camino jamás lo recorre el ser humano cuya elección ha sido el fatalismo; porque, en el fondo de todas nuestras vidas, somos derrotistas o somos triunfalistas. Cuestión de Ley de Atracción Universal y de conciencia unviersal porque, también en el fondo de todas nuestras vidas, cultivando nuestra conciencia amamos nuestra existencia.
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