Píldoras para ser auténtico (Filosofía) -48-
Publicado en Nov 22, 2016
48.- Pero elcientifismo no es la ciencia.
Una cosa es ser un científico y otra cosa, muy diferente por cierto, es ser un cientifista. El verdadero científico, el que sabe lo que piensa, lo que siente y lo que dice, comprende que todo lo que inventa o descubre es gracias a esos "rayos de luz mental" que provienen de la esencia de Dios y por eso los considera milagros. El cientifista, por el contrario, como no sabe pensar, sentir o decir lo que es, en verdad, la ciencia... hace de la ciencia una religión de la que excluye, en su completa ignorancia, a Dios como el centro creador de todas las ciencias. El verdadero científico es siempre humilde y sabe que sin la existencia de Dios él no habría destacado jamás entre los demás seres humanos; pero el cientifista es vanidoso, engreído, soberbio y prepotente y por eso cree que sin Dios es capaz de descubrir algo que nunca descubre: la verdad de todo lo que, en realidad, es. ¡Cuánta historia de miseria humana se ha recorrido ya en esta vida de nuestro planeta Tierra que se está quedando incoloro por dentro, incoloro por el Alma, incoloro por su ser, por culpa de la vanidad, el engreimiento, la soberbia y la prepotencia de tantos cientifistas que creen en cualquier cosa menos en la verdad! Llevo años escribiendo y veo cómo la ciencia va dando razones para quienes sentimos un dolor profundo en cada esquina de los desconciertos actuales. ¿Será verdad lo que pronostica la Santa Biblia cristiana?. Si, amigos y amigas de lecturas, la Santa Biblia cristiana está señalando algo muy próximo a la Última Verdad. Como ella dice y todos presentimos... ¡nos los merecemos por hacer caso a tanto pseudocientífico que usa sus pobres conclusiones para decirnos que Dios no creó la Ciencia sino que la Ciencia es producto del cientifismo! Cometen el grave error de anteponer la circunstancia a la causa y de posponer la causa a la circunstancia. En su completa ignorancia acerca de cómo se produce el acto creativo y el descubrimiento de cosas antes desconocidas sitúan al cientifismo (que deriva de Ciencia) antes que la Ciencia (de la que deriva el cientifismo). Es pura lógica semántica pero los cientifistas, al desconocer la verdad, se atrapan ellos solos en sus propias mentiras. ¿Cómo se puede producir el cientifismo si antes no se produce la Ciencia y quien produce, en verdad, la Ciencia de la cual deriva el cientifismo? Hay una Causa Mayor y esa Causa Mayor, que reconocen los verdaderos científicos, es Dios. En el año 2009 después de Jesucristo (siempre después de Jesucristo) llegué a la siguiente conclusión: "La Ciencia con Conciencia Engrandece". ¿Qué sucedería con la Ciencia si no existiese esa conciencia que hace cada vez más grandes a los verdaderos científicos? Que sería simplemente un producto de la magia o de las creeencias adivinatorias en lugar de la verdadera grandeza de los seres humanos que descubren que Dios siempre está delante (no detrás sino delante) de todo avance científico de carácter humano que, por provenir de Dios, posee el milagro de encender "los rayos de luz mental" en quien sabe qué es lo que está buscando al pensar, sentir y decir lo que está buscando. No es un juego de palabras. Es una realidad irrebatible. Sin la divinidad que acompaña a los seres humanos no estaríamos capacitados nada más que para llevar a cabo nuestras necesidades primarias (comer, beber, dormir por poner tres ejemplos) pero no tendríamos capacidad alguna para utilizar nuestra mente que es producto derivado, precisamente, de la parte alícuota de divinidad que posee cada ser humano. Por eso digo yo, en contra de los vanidosos, engreídos, soberbios y prepotentes (además de ignorantes) cientifistas, que "si la cabeza fuese más humana, el corazón sería más sensible". Porque es necesario tener cabeza suficiente para pensar en cómo se ha producido la mente en el interior de ella. Sigo con un comentario científico que surge de mi memoria mental: no es mi caso responder a las "deidades culturales" (porque los dioses no me representan nada en el espacio intercultural) y así sigo adelante pensando gracias a Dios. Con un 00000011 sigo expresando pensamientos imaginistas y ahora veo (usando la libertad de expresión y la libertad de interpretación) a alguien que intentó seis veces seguidas (seis ceros) comunicarse con los seres humanos de este mundo... pero he aquí que a la sexta fue la vencida y apareció un 1 (un ser humano que quiso soñar comunicando). Rápidamente apareció otro ser humano (otro 1) que soñó con lo mismo y así, de una manera liberada, en nuestro planeta se realizó una comunicación completa. El vacío de los seis ceros anteriores quedó roto y dos seres humanos (cualesquiera que lo desee libremente) se comunicaron sin ninguna clase de ataduras. No, la Ciencia no tiene por qué cercenarse con imposiciones llamadas lógicas. También es lógico aprender a soñar. Gracias a Dios que soy lo suficientemente científico para poder haber despertado mi conciencia con la propuesta bidimensional. No soy cientifista sino científico en mi siguiente razonamiento: Sir Karl Raymond Popper fue un filósofo y epistomólogo del siglo XX, británico de origen austriaco, que a partir de la "falsabilidad" como criterio de estudio sobre la ciencia verdadera y su interrelación con el marxismo y el psicoanálisis explicó que la ciencia, en realidad, no hace más que simular cientificidad. En epistomología elaboró una crítica global del determinismo y en política defendió la "sociedad abierta". El pensamiento de Karl Raymond Popper, por ser muy sistemático, es más difícil de interpretar de lo que parece. Además, ha dado lugar a muchas controversias y lecturas muy divergentes. Pero yendo a lo esencial se basa (según palabras del propio Popper) en la famosa noción de la "falsabilidad". ¿De qué se trata ésto?. Para entenderlo bien es necesario partir de las representaciones de la ciencia sobre la que Popper tiene puntos de vista controversiales. Hay cierta verdad cuando se dice que sabios y filósofos tienen una tendencia natural a considerar que la ciencia es el conjunto de las proposiciones verdaderas, por estar demostradas de manera lógico-matemáticas y experimentales. Esto lo critica duramente Popper en su "verificionismo" que consiste en conducir a lo contrario de lo que se ha comprobado y de este concepto nacen posiciones como el escepticismo y el negativismo de toda clase de realidad; lo cual ya roza lo ridículo y lo esperpéntico. Es necesario saber, si queremos entender lo que singifica la verdad, que la actividad científica sigue cuatro etapas: En primer lugar, una observación (o regisro neutro y pasivo) de informaciones suministradas por los sentidos. En segundo lugar, estas observaciones (a través de secuencias ordenadas) llevan al científico a formular un orden universal. Por ejemplo: cuando se calienta el agua tiene siempre que hervir, el día sucede a la noche, el calor dilata ciertos materiales. Tercer paso: intervienen ahora las hipótesis explicativas destinadas a dar razón a las observaciones (método experimental). Este método busca verificar dichas hipótesis para transformarlas en leyes científicas definitivamente establecidas. Y como conclusión (cuarto paso), las grandes leyes científicas se obtienen a partir de la inducción, observándose la repetición regular de una misma secuencia de hechos que establecen una ley general. El problema de todo esto lo vio ya David Hume en el siglo XVIII. Y es que este tipo de "verificionismo" se cambia a lo contrario dando lugar, como ya dije antes, al escepticismo... puesto que el reconocimiento por inducción no permite jamás llegar a conclusiones totalmente ciertas. La ciencia basada en la observaciones solo nos lleva a producir creencias y, en este caso, a la conclusión lógica del empirismo y al "psicologismo". Pero la ciencia verdadera, la que siempre va siguiendo los cuatros pasos científicos, llega a una conclusión determinativa (y por lo tanto determinante), reconocida por todos los verdaderos científicos: Dios rige los cuatro pasos que se deben dar para que se produzca el milagro de la invención o el descubrimiento antes desconocido porque Dios es la Causa Mayor de la que antes os hablaba. Veamos este proceso de los descubrimientos milagrosos de una manera poética para poder interpretar algo que va más allá del simple e incompleto cientifismo: Yo podría enlazar en las palabras un eslabón de larguísimas presencias para deciros, amable y sencillamente, que el hombre se inicia en su ausencia y que es el silencio de la soledad la voz que le oprime, que le inquieta, que le hace llegar a la frontera de su profunda tristeza. Yo podría amanecer siempre en esa hora que empuja al profundo pensamiento y os diría que el camino se nos abre cada día, cada instante, cada momento... Que se abre cada día con temblores. Que se abre cada instante con quimeras. Que se abre cada momento con rumores. Os diría que está preñado de esperanza pero cansado de pensar si existe o solo es un múltiple despiste que el hombre sostiene con su holganza. Que piensa quizá que sólo es sueño pero nunca se asume como dueño de su ingenuo y paciente resplandor. Que sueña que es el sueño anterior. Pero lo sincero no es buscar en las ideas sino plantarlas en cada uno de los surcos labrados en el escenario de los hechos. Y dejar que fermenten sus raíces en la cercana estación de los pertrechos. ¿Cúales son esos hechos y pertrechos que nos hacen evolucionar mentalmente para concebir nuevas rutas para nuestros conocimientos? Volvemos a encontrarnos con la mente humana y volvemos a encontrarnos que sólo un Dios verdadero ha podido crear la mente humana porque los humanos somos capaces de inventar y descubrir gracias a esa Causa Mayor que nos alumbra el pensamiento. Yo, humildemente, me dirijo a ese Dios cristiano que me ha regalado una mente capacitada para crear, inventar y desarrollar mis continuos descubrimientos. Y lo hago con esta sencilla oración: "Con la mente en tu presencia se me vuelve ciencia este mundo apasionado".
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