Píldoras para ser auténtico (Filosofía) -54-
Publicado en Nov 23, 2016
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54.- Una pequeña (pero completa) lección de bioética.
 
Se conoce con el nombre de bioética a la parte de la ética que se refiere a la biología y no hay mejor biología (si dejamos a parte a la mujer que es asunto de otro cantar) que la del hombre. Así que si hablamos de bioética y le quitamos lo de "bio" (que no significa gran cosa) nos quedamos con la parte más sustancial del asunto y que se llama simplemente ética. ¿Qué es la ética del hombre dejando a parte a la ética de la mujer porque es asunto de otro cantar? Lo primero que tenemos que señalar es que la ética es, hoy en día, una gran desconocida para muchos adolescentes que ni saben cuál es su verdadera raíz. Expliquemos, por lo tanto, cuál es la raíz de la ética (o bioética si la queremos llamar bioética) para conocimiento de esos muchos adolescentes que ni saben, por ejemplo, que se escribe con tilde en la e.
 
Semánticamente hablando (y no hablando por el simple hecho de hablar como hacen muchos que ignoran lo que están hablando) la ética tiene su raíz más próxima en el vocablo latino "ethicus" y su raíz más profunda en el también vocablo griego "ethikós" que, a su vez provienen, respectivamente hablando (y no hablando por el simple hecho de hablar como hacen muchos que ignoran lo que están hablando) del latín tardío "ethíca" y del griego tardío "ethiké"; así que una vez "etiquetada" la ética ya podemos afirmar que es la rama de la filosofía que estudia lo correcto o equivocado del comportamiento humano. Además, tiene como centro de atención las acciones humanas y aquellos aspectos de las mismas que se relacionan con el bien, la virtud, el deber, la felicidad y la vida realizada. El estudio de la ética se remonta a los orígenes mismos de la filosofía en la Antigua Grecia, y su desarrollo histórico ha sido amplio y variado. Dando por válido que la ética es la parte más importante de la bioética y sabiendo lo que estamos hablando (y no hablar por el simple hecho de hablar como hacen muchos que ignoran lo que hablan) la ética de la bioética estudia qué es un acto moral, cómo se justifica racionalmente un sistema moral, y cómo se ha de aplicar posteriormente a nivel individual y a nivel social. En la vida cotidiana constituye una reflexión sobre el hecho moral, es decir busca las razones que justifican la adopción de un sistema moral u otro. y para completar esta introducción al tema de la ética de la bioética (sabiendo hablar y no hablar por el simple hecho de hablar como hacen muchos que ignoran lo que están hablando) una doctrina ética elabora y verifica afirmaciones o juicios determinados. Una sentencia ética, juicio moral o declaración normativa, es una afirmación que contendrá términos tales como "bueno", "malo", "correcto", "incorrecto", "obligatorio", "permitido", etcétera, referidos a una acción, a una decisión o incluso contendrá a las intenciones de quien actúa o decide algo. Cuando se emplean sentencias éticas se está valorando moralmente a personas, situaciones, o acciones. Se establecen juicios morales cuando, por ejemplo (que también se puede decir "verbi gracia" si queremos ser más "latinos"), se dice: "ese hombre es malo", "no se debe matar", "límpiate las manos antes de empezar a comer", "no sorbas la sopa cuando estés comiendo sopa", "no se debe llamar enano a quien es muy pequeño", y otros muchísimos "verbi gracia" más. En estas declaraciones aparecen los términos "malo", "no se debe", etcétera, que implican valoraciones de tipo moral.
 
Entramos de lleno en la materia de la ética sabiendo que es la parte más importante de la bioética. El mundo actual ya es el desarrollo de lo que desde hace mucho tiempo se ha venido hablando: la globalización mundial y la llegada, al final, de un único gobierno en la Tierra. En este mundo actual, de globalización principiante y por eso lleno de crisis, también los valores éticos están siendo transformados hasta que se adecúen a una nueva ética mundial que es lo que yo llamo ética evolucionista. El ser humano es un ser que evoluciona desde que Dios creó a Adán y a Eva y por eso su ética también. A veces dichas evoluciones se desacompasan hasta que llega un momento que se quedan firmemente unidas entre sí: es cuando el gran cambio social universal se ha realizado. La tesis central de todo ética evolucionista es la que dijo el pensador Ruse: "la moral humana es un producto de la evolución" y el pensador insistió, además, señalando que no se trata simplemente de afirmar que es el producto de una "socialidad" bioética (que sí que lo es) sino que es el fruto de la evolución del sentido que tenemos del bien y del mal (que es cambiante según los grandes períodos de la Historia y estamos ya internándonos quizás en el período más cambiante de esa Historia Humana a la que nos estamos refiriendo). La ética de la bioética que evoluciona es un producto final de la selección natural de nuestras acciones humanas y de sus interacciones sobre las mutaciones aleatorias. Distingo, al pensar en ello, dos cualidades generales de la ética de la bioética que evoluciona: en un primer nivel, la "ética normativa" que es el conjunto de normas morales que prescriben tal o cual tipo de comportamiento y que actualmente está en un período de difícil adecuación pero que llegará, algún año, a consolidarse. En segundo nivel, la "meta-ética" que demostará la validez de la la nueva moral de la ética evolucionista cuando el mundo se haya definitivamente globalizado. No es cuestión de ser globalizador o antiglobalizador sino que es cuestión de ser humano que observa y mira el futuro que estamos ya viviendo. La ética evolucionista nos aportará respuestas convincentes sobre cuestiones que, hoy en dia, poseen muchos sentidos distintos, se ven desde muchos ángulos diferentes o se analizan desde planos a veces hasta opuestos. Es que estamos en los inicios de la globalización. Podemos estar criticando ferozmente las cuestiones negativas que posee esta ya inevitable globalización mundial; pero hay ya muchas personas capacitadas que están proponiendo las bases y cuestiones prioritarias de esa nueva ética evolucionista que se está desarrollando hoy en día. Como líderes de todos este nuevo resurgimiento de la ética de la bioética nos encontramos, sin duda alguna, los verdaderos cristianos y las verdaderas cristianas ya que sabemos de lo que estamos hablando y no hablamos por el simple hecho de hablar como hacen muchos que no son ni cristianos ni cristianas y por eso no saben ni lo que hablan.
 
El 2 de marzo del año 2010 después de Jesucristo yo mismo (que soy un verdadero cristiano seriamente comprometido con la labor de defender -a capa y espada si es necesario hacerlo a capa y espada- la ética de la bioética) di a conocer el siguiente pensamiento que, por referirse a la ética de la bioética, es verdaderamente muy profundo y dice así: "La Ética es aquella embarcación donde sólo se atreven a subir los marineros conocedores de la Verdad". Todos los que se embarcan sin saberlo terminan por naufragar sin salvación alguna. Y aquí es muy bueno, muy pertinente y muy oportuno, además de muy interesante y hasta muy ameno, añadir que todos los penitentes ateos bastante penitencia tienen ya con serlo como para tenerlos en cuenta; lo cual viene a decir, "verbi gracia", que no hay que hacerles ni el más mínimo caso puesto que, tal como dijo Don Quijote a Sancho Panza: "nos ladran, Sancho, luego es señal de que estamos caminando". Y todos sabemos que Don Quijote sabía mucho de la ética de la bioética y por eso dijo esa frase tan sabia al ignorante de Sancho Panza que, si aprendió mucho de la ética de la bioética (y en verdad que aprendió mucho), fue a la labor ejemplarizante de Don Quijote.
 
En esa misma labor ejemplarizante que llevó a cabo Don Quijote allá por dónde estuvo, yo aconsejo (como verdadero cristiano que soy) a todos los que me conocen en todos los lugares por dónde voy a través de la siguiente máxima mía: "Es preferible encontrar tu verdad y ubicarte dentro de ella ya que sólo así podrás vivir feliz". Por lo tanto, amigo y amiga que me estás leyendo, en cuanto a la ética de la bioética sigue lo que Dios creó y no escuches los "cantos de sirena" de quienes no tienen otra cosa que hacer más que malgastar su tiempo de forma tan lamentable que ni saben lo que es la ética ni, por supuesto, saben lo que es la bioética. 
 
Analicemos críticamente, por ejemplo, a un hombre (dejando de lado a las mujeres porque ese es otro cantar) tan "famoso" (o él se cree "famoso" aunque sólo le conocen en su casa y eso dando gracias a Dios) como Enrique Rojas. Enrique Rojas es un afamado psiquiatra español, aunque no lo conozca casi nadie, nacido en Granda, el año de 1949 después de Jesucristo que tiene (o por lo menos ha tenido hasta hace poco tiempo) el cargo de Director del Instituto Español de Investigaciones Psiquiátricas e imparte cátedra en la Universidad Complutense de Madrid. Sus amplios conocimientos de psiquiatría enfocados hacia la trascendencia de los seres humanos los ha ido dando a conocer a través de diverso libros y ensayos que han alcanzado, a nivel mundial, un gran éxito, siendo best-sellers en muchos países. Entre sus obras destaco la titulada "El hombre light" por lo que tiene de trascendental para estudiar, razonar y enfocar a la civilización actual y la ética de la bioética de la civilización actual.
 
El hombre light (dejando a un lado a las mujeres porque ese es otro cantar) viene a definir a una generación de seres humanos que representan la característica genérica del actual siglo XXI en su mayoría (al menos en los países del desarrollo económico y social). Así, leyendo el libro-ensayo podemos ir descubriendo y analizando por qué el hombre de hoy en día es un ser materialista (lo que más le importa es el dinero), hedonista (disfrutar de todo por encima de cualquier tipo de ideales y valoraciones moralistas), permisivo (no posee escala de valores determinada), de ética permisiva (la ética sustituye del todo a la moral por lo que es un ser amoral), relativista (hasta el grado de absolutizar el relativismo y convertir la vida en una completa subjetividad), consumista (el consumo es la libertad y no entiende otra clase de libertad nada más que la que le han impuesto los medios de comunicación de masas). Este tipo de hombre se caracteriza por una asepsia total en cuanto a ideales y metas, la libertad es para él el hedonismo consumista sin importarle ningún tipo de desarrollo de conciencia, con lo cual pronto cae en el vacío espiritual, en la falta de solidaridad, en el inconformismo sensorial y en el fracaso psicológico. Suele terminar siempre de forma trágica una vida en la que no hay metas concretas ni objetivos (todo es subjetivo y temporal) permanentes. También toca temas como la sexualidad que el hombre light (dejando a un lado a las mujeres porque ese es otro cantar) realiza por puro mecanicismo hedonista sin ninguna valoración amorosa ya que el sexo y el amor los ha separado tanto que sólo se queda con lo material del asunto. Este hombre tan materialista (dejando a un lado a las mujeres porque ese es otro cantar) siempre quedará insatisfecho. La vida llega a carecer de sentido, se produce la ruptura con todo lo que signifique espiritualidad y se termina por envejecer tan rápido que se entra pronto en la "muerte" en vida.
 
El autor analiza muchos apartados del hombre light (dejando a un lado a las mujeres porque ese es otro cantar) y al final propone un análisis reflexivo y lo que él cree que serían las soluciones aceptables para volver a reencontrarnos con el hombre humanista premodernista que es, para él, una salida óptima para una sociedad donde al exceso de comunicación (con el uso alienante que han hecho los consumistas de este hecho) crea hombres bien informados pero con escasa educación, muy pragmáticos pero tremendamente simples y superficiales...
El asunto es leer el libro y sacar conclusiones propias. Es bueno para meditar y adentrarnos en las posmodernidad cotidiana de lo que estamos viendo hoy en día en nuestras sociedades.
Lo positivo del libro es que es muy interesante y fácil de leer porque tiene un estilo asequible a toda clase de lectores y lectoras. Toca temas de psicología social con gran conocimiento y habilidades reflexivas además de connotar realidades cotidianas de nuestro mundo actual.
Lo negativo es que, bajo mi punto de vista, enfoca los asuntos desde un punto de vista que a veces es excesivamente conservador y hace crítica a veces desmesurada hacia lo progresivo de la actualidad social. Peca un poco de reaccionarismo encubierto. Pero volvamos a la senda concreta de la ética de la bioética de los hombres y dejando a un lado a las mujeres porque ese es otro cantar ya que hombres que son light hay muchos (yo creo que en demasía como bien diría Don Quijote) y mujeres ligth no hay ninguna que yo sepa y sé bastante sobre mujeres para afirmar tal cosa ya que la que no está buena es que está muy buena y eso sí que es una gran verdad de la bioética si dejamos a la ética aparte.  
 
En el contexto de la ética de la bioética no puedo dejar en el olvido algo que no sólo lo considero muy curioso sino que lo califico de muy interesante. Tengo que advertir a mis queridos lectores y lecotras que no lo he escirto yo sino que lo ha hecho una mujer llamada Concha Pérez Rojas y que, bajo el título genérico de "Con sótanas y a lo loco", dice así textualmente (ni quito ni pongo tan siquiera una coma ni un acento de más o de menos para que no diga nadie que "manipulo" el mensaje ya que soy un comunicador social totalmente honesto y creíble).
 
Tiene su gracia. Hace unos años, apenas si se asomaban por televisión el padre Apeles y algún que otro chistoso. En los últimos tiempos, los curas se pasean por los platós, expertos en el arte del corrillo. Mientras que, paralelamente, arman sus manifestaciones y sus broncas, que campaña manda y no es plan. Se anuncian en la tele, sacan a los foros de debate a jovencísimos curas melenudos y a rubias con cara de pocas misas que se quejan de lo moderado que es Rajoy -el pobre- y piden más derecha, más caña, viva España y Franco también. Tiene mucha guasa. Que hablen de las ingerencias del Gobierno en materia de ética, como si ésta fuera monopolio de la Iglesia Católica. Que no se han enterado todavía de que la Iglesia Católica persisten en España (y en la mayoría de los países) por pura fuerza: porque, si no te convertías, te expulsaban, te mataban o te ibas directo al infierno. Que no se han enterado. No se han enterado de que el monopolio de la Iglesia Católica en España es una imposición tan aberrante como sus santas inquisiciones y sus doctrinas llenas de dogmas y de pecados. Que no se han enterado de que ser laico o pertenecer a cualquiera de las llamadas minorías religiosas de este país no aparta a uno de la ética, que no hay monopolios de los asuntos éticos, que la ética es de todos y que estamos hartos de sus dogmas de pecado y miedo.
Tiene gracia que pidan respeto; que, de últimas, cuando se sienten acorralados, incapaces de esgrimir un solo argumento, se escuden, siempre se escuden, en la manida libertad religiosa. Que no se han enterado. Que el catolicismo ha gozado de libertad siempre; que las cortapisas fueron y siguen siendo para otros, para quienes creían y creen otros credos, para herejes, apóstatas e irreverentes. No se han enterado de que las religiones son manufactura humana. Y que, cuando no lo son, dejan de llamarse religiones. Y se les llama cultura, se les llama historia, se les llama pueblo. Hay culturas, historias, pueblos de hombres que comparten, entre una nutrida multitud de asuntos, creencias mal llamadas religiones.
 
Y hay que fastidiarse. Que el Gobierno ZP cometa "injerencias". Cuando la única injerencia que hemos sufrido en España, desde hace muchos siglos, es la de la institución del infierno que se ha dedicado a perseguir sistemáticamente, a participar de crímenes y totalitarismos, aliada siempre al poder, a las derechas de viejo cuño (como si las hubiera nuevas), a asesinos y dictadores. Pero hay un complejo generalizado que afecta a la propia izquierda: uno pude meterse con la jerarquía eclesiástica, pero no con la Iglesia Católica; puede criticar a la Conferencia Episcopal, pero no a los católicos. Menudos reparos. Uno tiene derecho a meterse con lo que quiera: y, desde el momento en que está bautizado -en muchos caso, también comulgado yconfirmado-, más. Como miembro fantasma, número apenas, de una organización que nunca pidió mi consentimiento para incorporarme a sus filas, reivindico el derecho a meterme con la Iglesia Católica y con los católicos al completo, con tantos y tantos de entre quienes ocupan las bancas de las iglesias y escuchan, domingo tras domingo, arengas, impávidos, sin haberse atrevido jamás siquiera a preguntarse por la veracidad de tanto sermón al abrigo de sotanas. Más formación e información, más educación en materia de antropología, de historia, de mitologías y religiones: más estudio debería imponerse en las escuelas, para ayudar a comprender la realidad de este país y empezar a relativizar los misterios de su Santa Iglesia Católica.
 
Habría que hacer un día inventario de las deudas que con la Iglesia Católica han contraído, durante siglos, los españolitos. Sin duda, el resultado sería tan inaudito como inagotable. Desde la institucionalización del pecado hasta los complejos "de cintura para abajo" (como decía recientemente algún tertuliano televisivo), la sublimación del sufrimiento, la redención por el martirio, la creación de galerías y galerías de mártires y de santos, milagros, proselitismo. La gente reza a san Francisco Javier, a san Antonio (el casamentero) o a san Pancracio (el de los perejiles). Tan santos como san Josemari (no, Aznar no: Escrivá de Balaguer): fundador del Opus y hecho santo por la Iglesia Católica un puñado de años atrás. La Iglesia Católica pide respeto. Pide tolerancia. Y yo reivindico el derecho a ser intolerante, intolerante con la estupidez. Más, ahora que la Iglesa Católica ha vuelto a meterse en política (como si alguna vez no lo hubiera hecho) y, sin disimulos, sin complejos, se echa a la calle a pedir el voto. Claro, para el PP. Recuerdo, muchos años atrás, cuando yo era chica, un episodio que se repetía, en el pueblo donde vivíamos, cada cuatro años, en fecha de elecciones: las monjas del asilo, llevando a filas y filas de ancianos a las urnas, para hecerles votar a la vieja Alianza Popular: PP, hoy. A las duras y a las maduras. Pero, sobre todo, a las duras. Cuando la Iglesia Católica está en apuros, viene en su auxilio la derechona vieja (y la nueva: que hay que ver a los curas melenudos y las rubias con cara de pocas misas). Y, cuando es el PP el que necesita apoyos, ahí está la Iglesia, a pie de calle, con sus sotanas a lo loco.
 
Hasta aquí es lo que dice Concha Pérez Rojas de la Universidad de Sevilla y, hablando de ética de la bioética, a mí se me viene a la memoria, pensando en un tal Fernando, bastante moreno por cierto y muy de los "de las derechas imperiales" aunque se le veía el "plumero" con lo de los abortos (tema de muy "espinosa" actualidad por cierto), la famosa frase de "quien se fue a Sevilla perdió su silla". Sin apartarnos de la ética de la bioética explico que este dicho está basado en un hecho histórico que tuvo lugar durante el reinado de Enrique IV (1425-1474), rey de Castilla. Surgió del enfrentamiento entre dos arzobispos, Alonso de Fonseca el Viejo y Alonso de Fonseca el Mozo, tío y sobrino, respectivamente. En 1460 fue nombrado arzobispo de Santiago de Compostela un sobrino de don Alonso de Fonseca, arzobispo de Sevilla. El reino de Galicia se hallaba muy revuelto por aquel entonces y el sobrino pidió ayuda a su tío para tomar posesión de la sede episcopal, mientras él se quedaba en el arzobispado del tío, en Sevilla. Don Alonso de Fonseca restableció la paz en la revuelta diócesis de Santiago, pero cuando volvió a Sevilla para recuperar su cargo se encontró con la desagradable sorpresa de que su sobrino se negaba a devolverle la silla arzobispal hispalense. El enfrentamiento entre tío y sobrino creó un gran revuelo y hubo que recurrir a un mandamiento papal, a la intervención del rey castellano y al ahorcamiento de algunos de sus partidarios. En estos hechos tiene origen el refrán, por lo que se deduce que la ausencia perjudica no al que se fue a Sevilla, sino al que se fue de la ciudad: «Quien se fue de Sevilla, perdió su silla». En el imaginario colectivo se quedó la historia de la silla y se propagó a lo largo del tiempo, llegando a nuestros días con diferente significado del originario diciéndose "Quien se fue a Sevilla perdió su silla" quue tiene mucha complejidad ética de carácter bioético por lo de los abortos y otros asuntos de tan "espinosa" actualidad.
 
Termino el tema con algo mío que, no porque sea mío sino porque en verdad se lo merece, es un pensamiento muy profundo dentro de la ética de la bioética. Soy yo quien dijo: "La Humanidad sólo es Humanidad cuando tiene como Principios Básicos la Ética de su Espíritu y la Moral de su Corazón. Tal como sean esos Principios Básicos será la Humanidad: por eso existe la Humanidad del Mal y la Humanidad del Bien". Menos mal que Dios está siempre presente.
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Foto del autor José Orero De Julián
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Filosofía

Palabras Clave: Comunicación Divulgación Reflexiones Pensamiento Sociedad Conocimiento Filosofía Realidad Verdad.

Categoría: Conocimiento

Subcategoría: Instrucciones



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