Píldoras para ser auténtico (Filosofía) -56-
Publicado en Nov 24, 2016
56.- Palabras santas de Zapatero sobre la libertad religiosa.
"Ya nadie quiere atender tu eterna estrofa olvidada, sino los enamorados que preguntan por sus almas y siembran en tus espumas palabras de amor, palabras". Así termina Gerardo Diego su poema al río Duero. Palabras. ¡Cuánta fuerza tienen las palabras y cuántos ecos dejan dentro de nuestras almas! ¡Qué presencia de tiempo sin distancias! ¡Qué dos corazones enhebrados como hiedra! Un fulgor de llamarada en los clamores perpetuando tanta lluvia de sentires. Una especie de estar siempre despiertos en esas albas donde nacen las caricias y un piélago de palabras bellas cruzando siempre el puente de los silencios…¡hasta estallar en una tormenta de verbos respirando mundos nuevos en el amanecer! El sabor de cada sílaba y cada acento es el fulgor de ese inmenso universo donde cantan nuestras almas infinitas con un fondo de corazones palpitando. ¡Qué cosmos de sentidos superpuestos abrazados en los caminos del poema y allí, en las puertas del plenilunio, trasnochados de caricias sobrevivimos! Huellas de besos en la síntesis de dos cuerpos como si no existiera, nunca, el final de esta vida consagrada al amor de dos bocas encendidas. Ocultos tras el olvido de otros seres somos dos miradas en tan solo una y, aun cuando los tiempos son eternos, nosotros apagamos el llanto de la aurora. Lo que yo siempre procuro hacer con las palabras (con las mías y con las ajenas) es procurar ser amigo de ellas. Cuando tenga que poner nombre a algo que me regalen la próxima vez será “Idea” para convertirme, dentro de mi fe cristiana, en un ser pletórico de ideas que me llenen de pensamientos. ¡Un abrazo, amiga Liberación! YO puedo ser TÚ y TÚ puedes ser YO cuando nos hacemos, en verdad, solidarios no con las palabras sino a través de los hechos; pero las palabras son necesarias como esa perpetua y eterna compañía de los latidos de nuestras existencias. Profundidad. Profundidad son sus presencias. Siempre habrá alguien que exprese palabras tan completas que en el banco de enfrente siempre estará acompañado de profundas existencias. La voz. La voz, amigo y amiga que me lees, deja huella… Conciencia de tener voz.. Vuelves a hablar y vuelvo a escucharte en las nieblas de la Historia y tu pasado; tal vez silencios, tal vez rememorando algún dolor escrito en los manglares de las ideas primigenias, desprendidas del tronco existencial de la conciencia. Ahora, con gesto de infinitas sílabas acentúo la palabra del allá y, buscando las causas de mi pensamiento, me quedo admirando tu belleza de voz, de rostro, de volcán o, tal vez solamente, de cóndor detenido en el aire de la interior presencia. Tener voz de cósmica ilusión tornando al símbolo de la calma histórica, presente y absoluta; como un campo magnético sustentando la penumbra del atardecer. Viento de ayer en mis sentidos de espíritu y de paz. Certera condición de sentirme agitado por las olas de mi vida en las entrañas y aún cuando la duda siga insistiendo en crear fronteras de distancia acorto el tiempo y me introduzco es este estar presente como ser. Palabras. Santas palabras. Efímeros sentimientos del alba que llenan la lúdica presencia…una esencia de espuma marítima de nácar. Una superior manera de entenderte en este estar y siempre serte fiel compañía sin ausencia… ciencia de estar, sueño a sueño, presente. Purpurada el alba con memoria es la lúcida ausencia de la muerte…se siente vida entera en nuestra historia. Una plataforma de sentimiento propio me apropio en la avanzada hora en que la ola hace figuras con el viento y siento, más allá de cualquier momento, el sonar de la caracola. Barcarola. Afán de tener siempre tu acento grabado en mi verdad…no existe edad para besarte en el aposento. Entre aves que vuelan por las nubes tú subes… y subes… en mi sueño vertical. Es entonces cuando la horizontal de lo que se asoma por la ventana me dice que la mañana se hacer rumor de cristal. Imagen de vida eterna entre la lúcida y tierna madrugada del presente. Y siente… siente… tu cuerpo mi firme y entera forma de besar certera. Beso caliente. Deseos y formas soñadas que hacen, enamoradas, nacer de nuevo al alba… y nunca se acaba este transitar verdadero. Por eso es arte sincero este caminar por tu risa. Deprisa… ya llega el aguacero con el sentido primero. La misa queda para lo postrero. Es día de levantarse amando tu nueva presencia… querencia de poder enamorarse. Peso ligero y suave de tu boca en mis caricias… Delicias que trae el alba agradable y, amable, discurro por las primicias del sentirte enamorada y elevada cuando tu sonrisa inicias. Tu voz me llena de cuentos como infancia encendida y son cientos… doscientos… los sueños que tengo de vida. Plataforma que se ensancha cuando se hace más ancha la vida junto a tu lado. Se ha quedado la muerte ya derrotada y se agacha el sopor de aquel mal hado para vivirte acompañada del cante flamenco y el fado. Entre canciones de mares navegan mis pensamientos y cientos… doscientos los besos que, a cada instante, suenan en el constante amanecer de los vientos. Un total y cierto aroma se asoma… se asoma…y noto que toda mi alma ha perdido ya su calma en tu boca encardinada. Abandonada se queda la ya dispersa sensación que queda inmersa en esta espera acabada. Hora de sentirse vivo…hora de amar tu frente…hora de ser hombre fuerte… hora de ser sincero amando como el nevero ama su blanco traje. Yo extraje de tu amor el lisonjero poema de abencerraje que cantaba aquel gitano agitando ya su mano como si fuera un paisaje de un gran poema lorquiano. ¿Qué autor es el que escribe estos versos para amarte?. Solo yo… solo y es mi arte para que tus ojos lean y que los duendes te vean cómo el poema describe tu mirar de caminante. Andante…el piano de la noche ha dejado ya el derroche de sus notas plañideras. Y por las enredaderas que están junto al porche suben palabras enteras. Todo el mundo se me olvida en este sentir la vida junto a tu cuerpo ceñido, cuerpo que ya he medido cuando tu boca encendida a mi boca le ha pedido una frase amorosa. Tomo una rosa y la regalo al destino; yo soy el ser masculino que ama tu cuerpo de esposa. Si se levantara del suelo el último enemigo yo te digo… te digo… que no volvería a nacer en este puro renacer como fiesta de domingo. El mendigo pide su necesidad más yo sólo contigo soy esa tierna edad de dar un poco de anhelo a quien suplica al cielo pero en cuestión de amarte es imposible olvidarte… y se derrite el hielo cuando descorro el velo de tu misterio elegante. Y marcho siempre adelante… países… paisajes… rostros… un sinfin del vivir caminante hasta llegar a la cuna donde nace, al fin, la luna de esta bohemia cantante. Plataforma de los sentires… este total sentimiento de unir nuestros vivires basados en la experiencia de una mujer en presencia del hombre que soy y me siento. Nunca conocí el desaliento al sentir que eras ausencia. Tiempo… le di a mi vida tiempo dominando la impaciencia y por eso ahora siento necesidad de una ciencia que demuestre si es que miento o soy de verdad la clemencia para aquellos que traían por envidia su demencia. Plataforma firme y cierta nunca tuve manifiesta ni ira ni fiera ofensa pues fue solo mi defensa tener tu amor en la siesta, en la noche, en la mañana… y al sonar la campana de cualquier hora inquieta. Quieta se ha quedado la tarde y arde… arde… cien… mil.. un millón de veces este alarde de tener en el sillón que te regalé por princesa, por poema, por palabra… y que tu corazón abra este amarte con riqueza de verbos enardecidos que están ya tan crecidos, apartada la maleza, en nuestros únicos caminos. Allá quedaron los dañinos seres que tanto ululaban cuando de envidia dejaban sus insultos peregrinos… y como lúcido poeta salté esos miles abismos para alcanzar la meta. Esa meta que es tu boca, tu cuerpo, tu aroma y ese corazón que se asoma como una esperanza loca. ¿Y qué importa si enloquecí desde el día en que te vi? Prefiero ser tus sentidos a los míos adheridos antes que ser como ellos hacer de mí han querido. No. Yo soy tu marido, tu esposo y hasta tu amante y que dé un paso adelante quien así no lo ha querido. Sí. Sé que me he vencido a mí mismo por amarte pero en la vida es arte nacer como se ha nacido. Plataforma del sentimiento… tu cuerpo es mi pensamiento. Palabras. Santas palabras que que nos configuran esa libertad de ser, de sentir, de expresar nuestra liberación tranformada en vuelo de ave vertical antes de alcanzar el horizontal horizonte. Aquí, en esta lucha amorosa de sentido religioso, soy el poeta que acaba de nacer en el culto a las palabras santas. Palabras. Santas palabras. Zapatero también utilizó sus palabras para introducirnos, en España, la libertad religiosa. ¿Amaba, en verdad, Zapatero a sus palabras o las condicionó a unas exigencias superiores a su propio pensamiento? Muchos son los críticos que se convierten en jueces de conducta. ¿Cuántos de esos jueces son verdaderos? Muchas horas sentado en el mismo banco, aguantando el chaparrón de la lluvia de palabras formuladas como religión. Miro el reloj. La tarde está pasando entre el gris aburrimiento de mis pensamientos y esta especie de granizada que me está cayendo encima aunque es pleno verano. Yo no estoy aquí, sentado el el banco del parque, aguantando el letal aburrimiento de la cháchara monocorde y religiosa. Yo no estoy aquí. Yo estoy en otro punto muy distante, más allá de este sol que se está ocultando y las sombras de esta arboleda perdida entre el insomnio que penetra en mi cerebro y las ganas de gritar un estallido de libertades. Sólo oigo pero no escucho. Sólo oigo palabras religiosas pero no escucho más que el murmullo del agua de la fuente ornamental que derrama su líquido elemento como una comunicación para con las próximas estrellas. Muchas horas sentado en el mismo banco del parque, soñando con otra distancia mucho más lejana. Yo no estoy aquí. Yo sólo oigo palabras religiosas pero no escribo ninguna de ellas en mi memoria. Una cosa que sí observo es a los niños que juegan y me formulo un dictamen particular: “No. No estoy aquí ni deseo seguir oyendo palabras religiosas”. Los niños nunca sabrán que estoy suponiendo que retrocedo a la infancia de mis siete años de edad pues aquí, sentado tantas horas en el mismo banco del parque, estoy reflexionando una lógica implacable: no estoy aquí porque mi espíritu se encuentra ya escribiendo mentalmente algún poema bajo las estrellas. Sólo oigo, pero no escucho, palabras religiosas… mas me queda el recurso de concentrarme en el suelo de mi infantil pensamiento de una noche de verano, tan distinta a esta que es una abstracción del tiempo. Muchas horas sentado en el mismo banco del parque; pero una distancia sideral entre lo que habla ella y lo que siento yo. Tengo ganas de hacer algún dibujo que me libere de esta pesadilla… pero nadie conoce lo que dibuja mi mente y no tengo, aquí, ahora, ni tan siquiera ua pequeña silueta de papel donde escribir la palabra socorro. Sólo escucho al agua de la fuente ornamental desgranando pensamientos y a los niños jugando alrededor de ella mientras paso horas enteras sentado en el mismo banco del parque, aguantando el chaparrón de la lluvia de palabras religiosas… pero yo no estoy aquí sino a miles de kilómetros de distancia, en una galaxia llamada Sueño. ¿Qué culpa tengo yo de haber nacido bohemio de las constelaciones del otro lado del mar? Final de la pesadilla. Me voy, nuevamente, con las manos dentro de los bolsillos vacíos de mi pantalón y me adentro en la jungla de mis pensamientos…. mientras en la venta de los gatos mi alma subraya una frase: “¿cómo me va a conocer si sólo tengo bolsillos vacios pero llenos de un Sueño tan diferente a la lluvia de las palabras religiosas?
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