Píldoras para ser auténtico (Filosofía) -89-
Publicado en Dec 04, 2016
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89.- Roger Scruton, John Stuart Mill y el típico intolerante que se siente ofendido.
 
Según un pensamiento mío, el conocimiento es todo aquello que nos transforma del futuro hacia el pasado... porque nos hace ser lo que fuimos y eternizarnos en aquellos momentos que la memoria recuerda... y ahora añado que toda esa memoria es la que tenemos como principios básicos para poder vivir en el mañana dentro de un mundo mejor. De repente me vuelvo prosa para bajar a ras del suelo y poder sentir la atracción de mis pensamientos: muchos pueden plantearse, en algun momento de sus vidas, preguntas sobre la realidad que observamos a traves de nuestra mente imbuida en ese Sueño profundo que es transformarnos en algo más que simple animalidad inconsciente. Ese es el problema fundamental que muchos intolerantes (los que se sienten ofendidos porque no eres como ellos desean que seas)  no aciertan a comprender en medio de un mundo anegado de propuestas sin salida. Las respuestas a tantas interrogantes no hay que buscarlas en los racionalismos cartesianos sino en esa espiritualidad inteligible que Dios situó en el interior de nuestros pensamientos. Muchos olvidan que, mas allá de la materia inerte, existe la materia viviente de ese espiritu inquieto que convierte a los humanos en seres superiores a los animales.
 
Con el cuerpo en estado de "hibernación", los sabios de la posmodernidad filosofan intentando aprenderlo todo, así, de golpe, de un tirón… especulando con el conocimiento de todos los llamados sabios filósofos de la Tierra anteriores a ellos: desde aquel humano que se quedaba meditabundo mientras afilaba el sílex o ensimismado mientras contemplaba la lluvia caer, hasta los últimos pensadores que se han introducido en los agujeros negros del Universo… pero mientras los sabios filósofos de la posmodernidad "hibernan" esperando conocerlo todo dentro de varios billones de años terrestres, nosotros los de acá, los de a pie, los de las orillas del saber, seguimos aprendiendo más y más de las nadas donde nadamos/nadeamos en nuestro anónimo descubrir diario, para buscar cada día un poco más y más del sustento alimentador de la inconsistencia globalizadora del todo y la globalizadora inconsistencia de las nada. 
 
Dicen que hay que refundamentar toda la filosofía para llegar a la conclusión de que todo marcha hacia el abismo final, el de la oclusión determinativa, y que es allí, al otro lado de ese abismo, donde encontraremos la verdadera respuesta, la absoluta certeza de todo el conocimiento. Mientras tanto… ¡qué finito es nuestro vivir en este primario mundo y qué absurdo es que los sabios filósofos de la posmodernidad, los que se ciñen el oropel del conocimiento oficialista y oficial, intenten hacernos llegar la absoluta certeza de ese conocimiento cuando, dentro de billones de años, ya nadie esté aquí para escucharles!.
 
Roger Vernon Scruton es un filósofo inglés especializada en estética  mientras ha escrito ya dos novelas y una serie de libros de texto sobre filosofía y cultura, componiendo, además, dos óperas. De corte conservador es un investigador de la ética de los poderes. Aparte de su carrera como filósofo y escritor, Scruton estuvo involucrado en la fundación de universidades encubiertas y redes académicas en la Europa Central controlada por la Unión Soviética durante la Guerra Fría y ha recibido una serie de premios por su trabajo en esta área. Hasta se ha atravido a escribir unn libro sobre "el alma del mundo" como si conociera perfectamente las entrañas más profundas de la Tierra y los terrestres que estamos viviendo en este mundo donde cada pensador se cree un dios inconfundible. ¿Confunde Scruton el alma del mundo con los intereses de su propio pensamiento o se ha metido dentro del pensamiento de cada ser humano para hablar del alma de la humanidad entera? Porque resulta que todos los intolerantes responden de la misma manera: se sienten ofendidos cuando cuestionas sus razones. ¿Qué es, en realidad, el alma del mundo?
 
No soy Scruton ni deseo, para nada, llegar a se alguien como Scruton porque no admiro a los intolerantes, sobre todo cuando se enojan si piensas de forma difereten a ellos; así que me convierto en poeta para hablar del alma de los humanos: Se nos va ascendiendo el alma en  el misterio de todo lo humano y sube hasta la cima de su ansiedad desde el abismo de las más ocura sombra. Se interponen entonces las verdades ya que, al final de cada aventura diaria, la vida se nos asoma hacia lo eterno. Y, desde el misterio escondido y la sombra, el alma propia divisa sus paisajes haciéndonos asomar a cada una de las horas de nuestros propios e incógnitos infinitos. De repente me vuelvo prosa para bajar a ras del suelo y poder sentir la atracción de mis pensamientos: muchos pueden plantearse, en algun momento de sus vidas, preguntas sobre la realidad que observamos a traves de nuestra mente imbuida en ese Sueño profundo que es transformarnos en algo más que simple animalidad inconsciente. Ese es el problema fundamental que muchos intolerantes (los que se sienten ofendidos porque no eres como ellos desean que seas)  no aciertan a comprender en medio de un mundo anegado de propuestas sin salida. Las respuestas a tantas interrogantes no hay que buscarlas en los racionalismos cartesianos sino en esa espiritualidad inteligible que Dios situó en el interior de nuestros pensamientos. Muchos olvidan que, mas allá de la materia inerte, existe la materia viviente de ese espiritu inquieto que convierte a los humanos en seres superiores a los animales.
 
¿Por qué existen tantos hombres y mujeres perdidos en las extravagancias de ese mundo material que se deshace a poco que profundicemos en su interioridad?. Porque no entienden que, sobre la materia, está el espíritu vivo que tanto han negado los filósofos que crearon una forma de pensar basada en el escepticismo. Yo razono. Yo pienso. Yo soy persona y por eso yo obtengo un porqué más allá de la incertidumbre. Sobre el alma y el Sueño siempre esta ese espíritu del ser humano; pero sucede que hay existencialistas que niegan la existencia del alma. Eso si que es una contradicción desde la misma formulación de sus idearios. Existencialistas que niegan la existencia de algo superior. Absurdos filosofos del siglo XX creyéndose ellos ser ese algo superior cuando, sin embargo, sçolo plantean dudas existenciales tras dudas existenciales. Esa es la mayor incongruencia que han seguido erraticamente tantos humanos desvariados. Y pensamos. Y razonamos. Y somos y existimos cuando encontramos el Camino que Jesucristo alimento de Vida con su Verdad. Perdidos los intolerantes (que no nos admiten porque somos distinos a ellos) en el materialismo dialéctico hay quienes no pueden vislumbrar mas allá de la inmaterialización de sus existencias. Absurdo de los absurdos.
 
Sin embargo, ese Camino que alimenta de Vida con su Verdad nos da, a los cristianos y cristianas, un verdadero significado real. Esa es la diferencia entre tener o no tener, entre estar o no estar, entre ser o no ser. Esa es la diferencia entre quienes poseen el Sueño en el alma y quienes no poseen ni alma ni Sueño.
 
¿Y qué hay de John Stuart Mill? Lo localizamos con nuestro "sensor cultural". Fue un filósofo, politico y economista inglés de origen escocés, representante de la escuela económica clásica y teórico del utilitarismo, planteamiento ético propuesto por su padrino Jeremy Bentham, que sería recogido y difundido con profusión por Stuart Mill. La obra "Sobre la libertad" de Mill se dirige a la naturaleza y límites del poder que puede ser ejercido legítimamente por la sociedad sobre el individuo. Uno de los argumentos que mantenía Mill es el «principio del daño» o «principio del perjuicio». Este mantiene «que cada individuo tiene el derecho a actuar de acuerdo a su propia voluntad en tanto que tales acciones no perjudiquen o dañen a otros». Si la realización de la acción solo abarca la propia persona, esto es, si solo afecta directamente al individuo ejecutor; la sociedad no tiene derecho alguno a intervenir, incluso si cree que el ejecutor se está perjudicando a sí mismo. Sostiene, sin embargo, que los individuos no tienen derecho a llevar a cabo acciones que puedan causar daños perdurables y graves sobre su persona o propiedades según postula. En tanto que nadie existe en absoluto ostracismo, el daño que recibe uno mismo también perjudica a otros y el destruir propiedades afecta a la comunidad tanto como a uno mismo. Mill excluye a aquellos que son «incapaces de "autogobierno" de tal principio, tales como niños en edad temprana o aquellos que viven en «estados socialmente atrasados».
 
Nos encontramos, de una manera algo más "evolucionada" ante otro caso de intolerancia si no asumes lo queh dice el utilitarismo. Pero yo os digo que las "utilidades" (y lo entrecomillo para dar a entender lo que quiero dar a entender) sólo existen cuando los hombres no saben reír. ¿Es el utilitarismo a lo Mill el que nos ha dado la felicidad suficiente para creer en un futuro mejor? Se enfadan los intolerantes cuando afirmo que no. Dejando los "gorgoritos utilitaristas" (y es bueno reír con total amplitud por mucho que se nos enojen), demasiadas veces las circunstancias nos afectan y reaccionamos con mala actitud (como la de desear la mujer de otro). Dejamos también para la meditación éste tema. Y seguimos adelante. Aceptamos que nuestro entorno (sean cosas materiales o personas) tome nuestras decisiones, y lo que es más grave, quedamos marcados de por vida en nuestro llorar (por desear las mujeres de otros sigo con el ejemplo) y nos airamos ante el Destino. Se quejan. Se rebelan. Pero no hacen nada (además de desear a las mujeres de otros) por solucionar el problema, como si las mujeres de otros no fuesen propiedad privada y sagrada y como si en sus quejas y en sus rebeldías estuviesen la solución a las mujeres que desean pero que ya son propiedad privada de otros. Una y otra vez repiten el mismo patrón, en vez de luchar para seguir adelante y buscar entre las mujeres solteras.
 
Dejemos el ejemplo para generalizar: olvidan que si una persona no es feliz en su trabajo, en sus circunstancias, en sus metas o en el entorno real de su vida, es infeliz en todas las demás cosas. ¡Somos nosotros, y nos los intolerantes del utilitarismo a ultranza, quienes podemos escoger nuestra actitud y nadie más que nosotros!. Si dejáis que otros u otras elijan por vosotros o vosotras siempre seréis esclavos de ellos o de ellas. Somos nosotros los que podemos componer melodías sublimes aún en las noches más oscuras y delante de quienes se burlan de lo que hacemos o de quienes dudan que podemos ser útiles para algo en vez de desear la mujer del prójimo (sigo con el ejemplo).  De todo hay en esta vida y no sabemos si tu situación actual (en tu trabajo, en tu colegio, en tu universidad, en tu familia, en tu barrio, en el amor…) está rodeada de decadencia, o si a algún “sabio” (persona que se las da de saberlo todo) se le ocurrió decir que no servís, que no valéis. Para derrotar a esos intolerantes que tanto se enfadan porque no caemos en sus redes yo os recomiendo un pequeño secreto sacado de la Biblia (Eclesiastés 9.11) que dice: “Vi además que bajo el sol no es de los ligeros la carrera, ni de los valientes las batallas… sino que el tiempo y la suerte les llegan a todos”.
 
Un buen consejo es que dejéis ya de pensar y de desear a la mujer del prójimo (continúo con el ejemplo) porque está casada y ha juramentado amor eterno a su esposo. De nuestra actitud hacia la vida y hacia los demás depende que llegue o no llegue ese tiempo de dicha. Así de claro. Así de sencillo. Así de real. Porque lo que somos va más allá de un hipotético conflicto cuando el amor se nos presenta en la vida. Es ahí, en ese mismo instante, cuando rejuvenecemos por dentro y por fuera. Se puede llamar milagro pero es una realidad milagrosa. Por otro lado la intolerancia a la imperfección es propio de seres extremistas porque son ellos los imperfectos. 
 
Aprendamos ya, de una vez por todas, que mucho más allá de lo que nos quieran imponer Scruton, Mill o cualquier otro intransigente del utilitarismo mundano (que predican soflamas tales como "el alma no existe nada más que en los festejos del placer"), la cultura, como fuente inagotable de vida o como esa tenue luz que vivifica el espíritu y engrandece el alma (tan rica y diversa como es ésta) le dota al ser humano, hombre o mujer de cualquier edad, de muchas formas de expresión y de múltiples caminos para manifestar sus vivencias que, todas juntas, forman un brillo perpetuo de la humanidad entera.
 
Pero la cultura, y en este sentido las pluriformes culturas que se expresan en el mundo son un ejemplo, es también una expresión humana que desborda cualquier concepto de intolerancia y nos permite ser auténticos visionarios (diferentes cada uno de nosotros y nosotras) idealistas de lo lógico y lo ilógico, lo terrenal y lo divino, lo trascendente y lo intrascendente… toda esa amalgama de sentires profundos que llevamos dentro y que nos ubica en nuestra propia identidad. La cultura, vista de´ésta manera, es la certeza de nuestra sinceridad y la podemos expresar, fuera de los canales dirigidos por intereses ajenos, en palabras abiertas, con la frescura de nuestra propia sensibilidad.
 
Cada uno de nosotros, hombres y mujeres, podemos construir con nuestras identidades culturales (divergentes y profusamente colectivas a la vez), nuestras crudas interpretaciones de tristeza, dolor. soledad… y también de amor, solidaridad, familia humana… fuentes infinitas para mostrar nuestros sentimientos o quizás solamente (¡para qué pedir más1), de puesta al día de nuestras mentes humanas. Las culturas unviersales son un sello de nuestro corazón y, como tal, se convierten en calor tenso, latente y acogedor, que cada uno de nosotros y nosotras alimentamos como visión cosmopolita de nuestro yo interior.
 
La riqueza personal de cada ser humano es el mejor referente cultural de su propio estilo de vida. Dicho de otro modo, cada uno de nosotros y nosotras somos los creadores de nuestra propia cultura y por eso, por la firmeza de la expresión personal (sin las directrices cercenadoras de los canales oficiales de todos los intolerantes que todo lo transmutan en intereses sociales de los grupos a los que pertenecen), todas las culturas universales (exentas de ideologías castradoras de sus espíritus) deben ser altamente respetadas. Dueños de nuestra propia personalidad, con las culturas unviersales abrimos las fronteras de nuestras visiones firmes o dubitativas pero siempre auténticas y creadoras de un cosmos de luz que nos abre sentires, a través de la comunicación interpersonal, en este caminar vitalista en que se ha convertido nuestra existencia. Emancipación de la sonrisa. No lo olvides nunca. Refleja en tu poesía humana siempre una inquietud. Eso sí que es es valioso de verdad. 
 
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Filosofía

Palabras Clave: Comunicación Divulgación Reflexiones Pensamiento Sociedad Conocimiento Filosofía Realidad Verdad.

Categoría: Conocimiento

Subcategoría: Instrucciones



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