Café en el Olimpo (Diario)
Publicado en Dec 09, 2016
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Desde que tengo uso de razón me ha encantado la Mitología y todo eso de los dioses y las diosas habitando en el Olimpo. Nos ocurre a muchas personas. Tanto es así que muchas de nuestras vivencias parecen salidas de un libro mitológico. Somos como héroes del silencio tomando cafés. Pero el día 25 de pasado mes de noviembre del año 2016 rompí con mi silencio y me embarqué con rumbo al Olimpo. La mayor sopresa que me encontré es que en el Olimpo hay bar y hay cafetería. Así que me dije para mí que era una gran ocasión para contactar y hablar con Diana, la diosa que más me ha gustado desde que soy fan de la Mitología. Así que entré todo decidido y, una vez que pedí el consecuewnte café on leche, y que al degustarlo me supo a ambrosía divina, miren por donde apareció Diana y todo el Olimpo se alumbró con su belleza. Reconozco que, cuando se sentó a mi lado sin pedir permiso alguno, me entró una especie de pánico pero, pensando en Pan, se me pasó rápidamente y platicamos durante unos buenos minutos siendo ella la primera que me atacó por sorpresa.
 
- ¿Se puede saber qué hace un chico como tú en un lugar como éste?
 
O me hundía en la más absoluta de mis derrotas o le plantaba cara por ver si salía victorioso una vez más. La suerte ya estaba echada.
 
-  Se puede saber si crees que el saber no ocupa lugar;  pero las chavalas guapas como tú no deberían fijarse en chicos de la calle como yo sino en los Adonis de los gimnasios. ¿O me estoy equivocando?
- ¡A mí no me interesan para nada los cachas sino los inocentes como tú!
 
¡Dios mío! ¿Cómo podría yo escapar ahora de aquella terrible situación en que me encontraba? Rebusqué en mi memoria y encontré una salida que yo pensaba que era buena ya que se trataba de una chavala tan guay. Y me lancé al ataque.
 
- Me gusta esa sensación de cariño oculto por alguien que sólo sonríe sin adivinar la intrepidez de su juego alejado del marketing de la vida. Quizás el dulce sabor de la inocencia sólo sea una paleta llena de colores... y huir de la estupidez de querer ser "glamour" de tele y de tontera.
- Muy bueno tu cuento. Pero no me seduce del todo, gentleman.
 
Cuando me llamó gentleman casi se me cae la moral al suelo pero me recuperé a tiempo.
 
- Todo lo que yo he vivido es nada comparado con lo que tengo todavía que vivir. La Eternidad siempre se viste de Tiempo. Una certidumbre única e irrepetible es esta de permanecer infinitamente dentro de las horas de todos los relojes. Además, más allá de las fronteras, existe un horizonte universal. Sí. Son las estrellas de las noches vividas y por vivir. Vívidas. Completamente vívidas y presentes, tal como éramos en aquel pasado pluscuamperfecto. A veces la conjugación de los verbos es una expresividad que nos acerca a las costas de los sueños en vez de enterrarnos en el fondo del mar. No hace falta ser Ulises para poder ser eterno. Si Alfonsina Storni lo hubiese comprendido a tiempo, no habría tomado la fatal decisión de sumergirse viva hasta que el agua le cubrió todas sus esperanzas y quedó convertida en esqueleto submarino. En mi memoria pongo algo más que mis recuerdos. En mi memoria pongo la vida.
 
- ¡No me hables de Ulises, por favor! ¡No soporto a James Joyce!
 
Comprendí que estaba llevándola a mi terreno favorito y saqué a relucir mi estrategia con una sonrisa mientras me ponía, aparentemente, tierno.
 
- ¡Ay, Diana! ¡Cuanto me recuerdas a la Dama Azul!
 
Ella no sabía cómo responder... pero se atrevió a seguir provodándome...
 
- ¿Tú lucharías por una Dama Azul con el alma puesta en el combate?
- Teniendo en cuenta que azul es el color del cielo, por supuesto que lo haría,
- ¿Eso quiere decir que te enfrentarías contra toda clase de peligros por defendernos a las que vivimos en el cielo?
 
Esta vez me pilló a contrapié y tuve que esformarme un poco más para no perder el combate; así que me lancé como un desesperado.
 
- Eres tú el azul cariño que me guía al camino de las cosas; al ritmo sinuoso de las olas que reflejan su mirada en los relojes; la íntima presencia de los hechos fabricados en el taller de las expresiones. Eres tú el acento enarbolado entre las horas prendidas de los sueños y el compás diáfano del día envuelto en el tránsito del tiempo. Eres tú como un oficio de vivir manteniendo la esperanza; el ínclito discernir cada momento en el tejido singular de la existencia y ese momento esculpido en el aire que se convierte por magia del recuerdo en plena sinfonía de palpitares. Eres tú el abierto aire del sentido embarcado en el ámbito fervoroso de sentirte en cada pulso de mi sangre marcando las pausas del silencio. Eres tú la esfera donde gira esta cadencia de notas sincopadas que convierte cada sombra del destino
en vuelo de ave sin retorno; el líquido hervor de las pasiones liberadas en el espacio de un segundo y la imagen ensoñada en las creencias del palpitar creciente en los instantes. Eres tú, en fin, ese principio de cosas que se arriman al paisaje y en medio del tránsito y la espera
abre las compuertas del sentido y lo llena de completa consistencia.
 
Cuando termine mi ataque me vi completamente solo. Diana había abandonado su conquista porque se había dado cuenta de que había una mujer superior a ella dentro de mi corazón. Con todo el local vacío el barman me dirigió la palabra.
 
- ¿Cómo lo consigues hacer?
 
No quise darle demasiado importancia a mi victoria.
 
- Diana será todo lo diosa bellísima que quiera ser pero olvida que las mujeres que valen la pena de verdad siempre que conquistan al hombre que quieren se dejan enamorar descubriendo, poco a poco, quién es ese joven al cual ya le han conquistado y las está enamorando lentamente, sin pausas pero sin prisas. Porque como decía Alfonso X el Sabio: "Los cántaros, cuanto más vacíos, más ruido hacen"; que quiere decir que aquellos hombres que hablan demasiado y a destiempo para aparentar ante ellas sólo son "mucho ruido pero pocas nueces".
 
Sin decir nada más, y aprovechando que todos los demás dioses y diosas del Olimpo estaban todavía "durmiendo la mona" de tanto beber durante la noche anterior, salí del Olimpo con una enorme sonrisa, encendí un cigarrillo y marché hacia mi Destino. 

 

 
 
 
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Foto del autor José Orero De Julián
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Descripción

Páginas de Diario personal.

Palabras Clave: Diario Memoria Recuerdos.

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Personales



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