El chico de la fila de atrás (Guión) -2-
Publicado en Dec 10, 2016
EL CHICO DE LA FILA DE ATRÁS (2)
- ¿Tú eres Julio César Altamira? Altamira levantó la mirada y cerró el periódico deportivo que le había estado abstrayendo de todo lo que le rodeaba. - Supongo que usted será la señora Sira Montesa. - ¿Puedes llamarme simplemente Sirita? - ¿No es ir demasiado deprisa? - ¡Caramba! ¡Eres mucho más atractivo de lo que yo estaba pensando! ¿Sabes lo que es para una chica el amor a primera vista? - ¿Se refiere usted al flechazo? - A eso exactamente. - Oiga, señora, más tarde tendremos suficiente tiempo para hablar de eso. - ¿Crees o no crees? - Creo. Pero también he aprendido que lo primero son las obligaciones y después las devociones. Así que espere un momento porque un momento es sólo una pequeña vivencia que luego cuaja o no cuaja y ahora lo que nos interesa son las dos tazas de chocolate caliente y los churros. Sira Montesa no sabía si echarse a reír o ponerse a llorar pero decidió sentarse frente a él mientras Julio César pedía al camarero lo que ya tenía pensado pedir. - Y ahora... - Ahora, señora Montesa, como ya antes le he dicho, primero son las obligaciones... así que suelte todo lo que tenga que soltar... - ¿No crees que sería mejor conocernos un poco más para hablar después de los negocios? - Pero un poco solamente, por favor. - ¿Puedo saber qué hace uno de Zalamea en un lugar como Madrid? - Como bien señaló Pedro intento, algún día, poder perpetuar la especie. - ¿San Pedro se atrevió a decir eso? - Que yo sepa a Pedro no le ha santificado nadie. - Me parece que estoy un poco confundida. - Me parece que sí... porque yo estoy hablando de Calderón de la Barca... - ¿Y qué tiene que ver Calderón de la Barca con todo esto que estamos intentando comprender? - Eso que se lo cuente el alcalde. - ¡Pero si se llama Manuela! - ¿Es que no sabe usted lo del alcalde de Zalamea? Sira Montiel veía que su plan no progresaba ni hacia adelante ni hacia atrás y se encontraba la conversación en un "punto muerto". - Tenemos que empezar a hablar ya en serio. - Espere. Ya traen los chocolates. Una vez servidos ella siguió con lo que había quedado pendiente. - ¿Hablamos ya en serio? - ¿Quiere usted decir que vayamos directo al asunto como si hubiese sido un flechazo? - Me parece que no fui muy afortunada al citar esa metáfora. - Bien. Olvidemos el pasado y volvamos al calor. - Es verdad que están muy calientes. - De los demás no me interesa hablar ahora. - Me estoy refiriendo a los chocolates, Julio. - Y yo me estoy refiriendo a cuánto sube el interés de "Producciones Monasteries" por mi guión. - Hemos estado hablando mucho tiempo acerca de eso hasta que hemos llegado a la cifra más adecuada para ti. - ¿Puedo saber cuál es esa cifra que me adecúa tanto en el ránking de los guionistas? - Treinta mil. - ¿Treinta mil euros? - No. Treinta mil dólares. ¿Qué dices? - ¿Puedo reírme un poco nada más y aunque sólo sea un poquito, señora? - ¿Te parece una locura? - ¡Jajajajaja! Póngale usted un cero más a esa cifra para saber si es una locura o no lo es. - ¿Quieres que te paguemos trescientos mil dólares? - No. Quiero que me paguen trescientos mil euros. Sira Montesa intentó desviar el asunto. - Observo que te gustan los deportes. - ¿Lo dice por el periódico? - Sí. Estabas muy concentrado en su lectura cuando llegué. - Pues es verdad. No sólo devoro crónicas deportivas sino que practico varios deportes al mismo tiempo. - ¡Arrea! ¿Practicas varios deportes al mismo tiempo? - Eso he dicho. - ¿Eres del Real Madrid o eres del Barcelona? - Señora, ¿me ha visto cara de fanático? - No. Estás muy tranquilo. - Ni soy del Real Madrid ni soy del Barcelona. Mi equipo de toda la vida es y sigue siendo el Athletic Club de Bilbao; pero ahora lo que me interesa es seguir con interés la trayectoria del Rayo Vallecano. Espero que pueda mantenerse en Segunda A y que pronto regrese a la Primera División. Pero el Rayo propone y el Cielo dispone. ¿Le ha gustado el chiste? - Es un chiste pésimo pero tiene mucha gracia. - Pues no lo tenía preparado. Si lo hubiese pensado hubiese sido mucho peor. - ¡Jajajajaja! - ¿Se puede saber de dónde es usted? - ¡Manchega de El Toboso! - ¡Atiza! ¿Igual que la famosa Dulcinea que no se sabe si era guapa o era fea? - ¿Es que también eres poeta? - Un poco bastante. - ¿Un poco bastante? No lo comprendo. - Un poco bastante quiere decir mucho y mucho es algo más que algo y resulta que algo es mucho más que mucho. ¿Lo comprende ahora? Sira Montesa se perdía en los laberintos mentales de Julio César Altamira. - ¿Qué te parece si lo dejamos en cien mil dólares? - Mire, señora, sé muy bien lo que cuesta realizar una buena película de cine pero también sé la gran cantidad de millones que se llevan las productoras si la película resulta todo un éxito de taquilla y se extiende por todo el mundo. ¿Qué son trescientos mil euros comparados con la gran cantidad de millones que ustedes se llevan a sus bolsillos en unos pocos años nada más? - Pero es que sólo eres un guionista... - ¿No nos merecemos los guionistas un salario digno? Somos los que creamos las historias y sin historias no se pueden hacer buenas películas. ¡Alguien tiene que reivindicar los derechos de los guionistas y me ha tocado a mí hacerlo! Todos los cinéfilos se saben hasta de memoria quién es Quentin Tarantino pero casi nadie, por no decir nadie de esos cinéfilos, sabe quién fue Margaret Mitchell. - ¿Quién fue Margaret Mitchell? - Nada más y nada menos que la novelista que escribió "Lo que el viento se llevó". Y eso que estoy hablando de una de las películas más destacadas de toda la Historia del Cine Mundial. Si hablamos de las películas en general parece como si hubiesen sido guionizadas por fantasmas invisibles porque no los conocen ni en su barrio. - ¡Estás en otro mundo, Julio! - Perdone, señora, pero tengo que decirle que estoy en el mundo que prefiero estar. - Y los de "Producciones Monasteries" te pueden situar en lo más alto de ese mundo en donde prefieres estar; pero tienes que colaborar con nosotros pera llegar a un acuerdo lógico. - ¿Qué es un acuerdo lógico? - Que las dos partes salgamos beneficiadas. - El verdadero problema no es que las dos partes salgamos beneficiadas sino en cuánta cantidad salimos beneficiadas las dos partes. No es lo mismo. - Me dijeron que era muy difícil llegar a un acuerdo contigo pero estoy comprobando que es mucho peor de lo que me dijeron. - ¿No estaba usted interesada en conocernos los dos mucho mejor? Sira Montesa sacó a relucir su ladina sonrisa a lo Mona Lisa. - ¡Ese puede ser el camino! ¡La Historia de España demuestra que los nacidos en Extremadura tenéis un gen especial que os convierte en conquistadores! - ¿Y en esas conquistas se encuentran también las mujeres? - Efectivamente, Julito. ¿Puedo llamarte Julito? - Puede usted llamarme como quiera pero yo a usted, por lo menos de momento, no la voy a llamar Sirita sino solamente Sira. ¿De acuerdo? - De acuerdo, Julio. Es cierto que las más bellas de las Américas se unieron con vosotros. No hubo una sola "Malinche" sino que muchas "Malinche" cayeron rendidas en vuestros brazos. - ¿A usted le hubiese gustado ser "Malinche"? - ¡Ardo en deseos de poder interpretar alguna vez ese personaje pero como actriz principal y con un guión escrito, por ejemplo, por alguien como tú o por ti mismo! ¿Podríamos empezar a ensayarlo esta misma noche si no tienes otro plan previsto de antemano? Sira Montesa no comprendía por qué aquel joven veinteañero no reaccionaba a su propuesta sino que se encontraba como ensimismado mirando a algún punto concreto situado por encima de la cabeza de ella. - Hola, Julio... Sira Montesa escuchó una voz tan dulce que creyó proveniente de algún ángel celestial; así que se volvió para mirar a quien estaba detrás de ella y quedó sobrecogida cuando se encontró ante un monumento de mujer impresionante. No sólo era el rostro más bello y sexy que ella había conocido en su ya larga vida artística sino que aquella jovencita, de tan solo dieciocho años de edad, tenía un cuerpo tan perfecto desde su cabeza a sus pies que era como si la hubiese esculpido el más grande y fabuloso escultor de toda la historia humana. Y es que era tan perfecta que parecía extraterrestre. Así que, en medio de un rotundo y profundo silencio, una vez que todo el público del piso de arriba de "La Ribera del Manzanares" estaba totalmente flipando ante aquella visión de monumento femenino, fue Julio César Altamira quien habló sin reparo alguno. - Siéntate, por favor. La recién llegada cogió una silla libre y se colocó muy junta a Julio y a la derecha de éste dando la cara a Sira Montesa. - Señora Montesa, le presento a Iliana De Castilrojas y Álvarez de Madrid. Sólo tiene dieciocho años de edad. Sira Montesa no dejaba de mirarla y admirarla al mismo tiempo. - ¿Tu "Malinche" particular? - De momento es mi "Malinche" particular pero si Dios lo quiere, y ella lo acepta, muy pronto pasará a convertirse en mi esposa y la mamá de mis futuros hijos. Si está usted pensando que pertenece a la muy alta clase social criolla y aristocrática de América Latina está usted en lo cierto. Por eso todos sus familiares escaparon de la dictadura de Hugo Chaves y ahora tienen sus capitales y sus negocios instalados en el Mundo Libre; un Mundo Libre donde España ocupa un lugar privilegiado porque Dios así lo ha querido. Sira Montesa creía que aquello sólo era un sueño. - ¿Estoy viviendo un sueño o estoy viendo una realidad? - Es una realidad. La normalidad volvió al local y, aunque no dejaban de mirarla de vez en cuando y cada vez más asombrados, todos los allí reunidos volvieron a sus conversaciones, - ¡Sólo puedo ofrecerte ciento cincuenta mil dólares! - Y yo no acepto ni un céntimo menos de trescientos mil euros exactos. - ¡Así no hay forma alguna para poder llegar a un acuerdo, Altamira! - Escuche bien, señora Montesa. ¿Hasta qué punto le interesa mi guión a los señoritos millonarios de "Producciones Monasteries"? - Hasta el punto de comenzar el rodaje la próxima semana. - Pues tengo que volver a repetir que alguien tiene que reivindicar los derechos salariales de los guionistas. Ya dijo Jesucristo que cada trabajador tiene derecho a un salario justo y digno y yo me limito a seguir las palabras que dijo Jesucristo para intentar hacerlas realidad. -Pues no tienes otra alternativa más que aceptar los ciento cincuenta mil dólares que te ofrecen los señoritos millonarios de "Producciones Monasteries". - Se equivoca totalmente otra vez, señora Montesa. Los señoritos millonarios de "Producciones Monasteries" tienen que saber que estoy también en contacto con "Producciones Zafiro" de Paterson. - ¿Pero Patterson no fue un boxeador norteamericano? ¿Cómo es posible que un boxeador norteamericano se dedicara al negocio de montar una productora cinematográfica? - Si usted hubiese leído tanto de boxeo profesional como he leído yo sabría que el boxeador al que se refiere es Patterson pero escrito con dos tes seguidas mientras que yo no me estoy refiriendo a ninguna persona sino a la ciudad de Paterson escrito con una sola te. Yo hablo de "Producciones Zafiro" de la ciudad de Paterson. - ¡Imposible que eso sea cierto! ¡Conozco personalmente la ciudad sudafricana de Paterson gracias a un viaje de placer que hice con Luigi por todo aquel país y Zimbabwe! En esa ciudad es imposible que se radique ninguna productora de cine que quiera triunfar en nuestro mundo. - Perdone la expresión popular, señora, pero esta tarde usted "no está dando pie con bola". Me parece que se está refiriendo a la ciudad de Pietersburg pero yo no he dicho Pietersburg, que ya sé que es ciudad sudafricana, sino que he dicho Paterson que, mire por donde, es una ciudad del Estado de New Jersey en los Estados Unidos de Norteamérica que, por cierto, pertenece al mundo cineasta de la ciudad de Nueva York y en donde nacieron, nada más y nada menos, que el actor Lou Costello, que en paz descanse, y la actriz Mindy Sterling con la cual puede usted contactar cuando lo desee para saber si estoy diciendo la verdad o estoy mintiendo. Sira Montesa sacó a relucir su mala leche. - ¡¡Eres insoportable, jovenzuelo vanidoso!! - Soy joven pero no he sido nunca vanidoso y menos todavía ahora que soy feliz con lo que tengo. Sira Montesa volvió a mirar y admirar a Iliana De Castilrojas y Álvarez de Madrid, - No es a eso a lo que me estoy refiriendo. - No me importa en absoluto lo que usted piense de mí pero le hago saber que vuelvo a repetirle que no cobro trescientos mil euros por capricho ni por vanidad alguna sino que lo hago para defender los derechos salariales de guionistas a los que sólo se les paga de treinta mil a cincuenta mil dólares aunque luego sus historias se conviertan en guiones de películas de tanto éxito que producen millones y millones de euros como beneficios netos. ¿Me está ya entendiendo del todo? - ¡Ciento cincuenta mil euros en lugar de ciento cincuenta mil dólares! ¿Trato hecho? Sira Montesa tendió su mano derecha hacia Julio César Altamira pero él volvió a rechazar la oferta e hizo caso omiso de la mano tendida. - ¡Un momento, señora! ¡Va usted demasiado deprisa y no me ha dejado terminar! Antes le estaba hablando de "Producciones Zafiro" de Paterson. Ellos están dispuestos a pagarme los trescientos mil euros al contado y con total exactitud. Ni un céntimo menos. Solamente les he dicho que esperen a ver qué sucede con "Producciones Monasteries" para aceptar su propuesta por eso de ser fiel a las prioridades. Pero tengan ustedes muy en cuenta que ni Iliana ni yo tenemos ninguna clase de problema en irnos a vivir a los Estados Unidos de Norteamérica donde tenemos una gran cantidad de familiares y de amigos y amigas. Allí por lo menos sí que aprecian mis trabajos. Además Iliana traduce fantásticamente bien del español al inglés y del inglés al español por lo que no tengo problema alguno con los guiones tanto para los latinos como para los anglosajones de los Estados Unidos. Sira Montesa quedó indecisa. - Perdona, Altamira. ¿Puedes esperar unos minutos hasta que hable yo en privado, y sin que nadie se entere, con Luigi a ver qué deciden los señoritos millonarios de "Producciones Monasteries"? Necesito que nadie escuche mis conversación con ellos porque tal como están las cosas quizás sea razonable hacer otro oferta, - Puede usted hacer lo que quiera porque para eso estamos en un país libre. Cuando Sira Montesa abandonó el piso de arriba y salió a la calle para hablar con Luigi Alberto Mantanioni, le bellísima y supersexy Iliana entró en acción. - ¿Desde cuándo es cierto eso de que has contactado con "Producciones Zafiro" y que te ofrecen trescientos mil euros por tu guión? - Tú y yo sabemos que todavía no he contactado con ellos pero también sabemos que estoy dispuesto a hacerlo si no sale bien con "Producciones Monasteries" así que no se puede decir que haya mentido sino que, como es mi costumbre, no manejo mis circunstancias sino que maniobro con mis conveniencias y eso no me hace ni peor ni mejor cristiano sino que me sirven para poder sobrevivir en este mundo de tiburones hambrientos. Es verdad que le he contado una media verdad o una media mentira, según el lado desde donde estudiemos el asunto, pero esto es una batalla en la que sólo una de las partes puede ganar y yo estoy luchando por los guionistas; así que no me arrepiento para nada de cómo estoy llevando el asunto de mis guiones. - Lo has afirmado con tanta rotundidad que se ha tragado el anzuelo. - Escucha, princesita. La vida es así. No la he inventado yo. Si triunfamos con nuestra petición sería la primera vez en la historia del cine español en que el pez pequeño se come al pez grande. Y por eso sí que merece la pena luchar. - ¡Jajajajaja! ¡Vaya explicaciones que das! ¡No van a aceptar tu petición y eso lo sabes tan bien como yo pero en verdad que eres muy convincente! ¡Hasta pódría producirse el milagro! - Estoy seguro de que me van a aceptar la petición que les hago pero a cambio de alguna nueva condición. - ¿A qué nueva condición te estás refiriendo, Julio? - Espera un momento y sabrás si no me estoy equivocando y ponen una condición indispensable para que nos paguen lo que estoy pidiendo. Me juego un café con leche contigo a que es verdad que acierto. - Acepto la apuesta. Sira Montesa regresó y se sentó de nuevo frente a la pareja de enamorados. - De acuerdo. "Producciones Monasteries" acepta pagarte trescientos mil euros por el guión de "El chico de la fila de atrás" pero ponen una condición indispensable. - ¡Ya lo sé! ¡Está relacionada con Iliana! - ¿Cómo sabes eso? - Por lógica nada más. Usted sabe cómo es el cine español y ha ido con el cuento a Luigi y Luigi, claro está, me pide ahora que introduzca un nuevo personaje femenino en mi historia para que Iliana sirva de cebo con el que atrapar a millones de espectadores alrededor del mundo. ¿Me estoy equivocando? - ¡Has acertado de pleno! ¡Esa es la condición! - Supongo que es para que ella sea la parte más llamativa de las carteleras y los fotogramas de "El chico de la fila de atrás" pero olvidan una cosa muy importante... - ¿Qué cosa? - Que eso sería estafar al público porque si introduzco un nuevo personaje femenino en la historia, y sé que están pensando que ese papel sería para Iliana, tengo que cambiar todo el sentido de mi guión y crear otra historia diferente. - ¿Y cuál es el problema? - Que no lo voy a hacer porque no voy a cambiar mi historia para estafar al público ya que sería una protagonista solamente de relleno y sin trascendencia alguna y no tiene sentido que la introduzca en este argumento. Tendría que escribir otra historia completamente distinta para no engañar a nadie. Iliana es una modelo pero no es una actriz y no la voy a usar como cebo porque no quiero cambiar ni una sola coma de mi guión. Prefiero no engañar a nadie y para hacer eso empiezo por no engañarme a mí mismo. O aceptan mi guión tal como está escrito o no hay trato posible. -Supongo, y eso sólo es una opinión mía, que "Producciones Monasteries" está de acuerdo con no cambiar para nada el guión aunque lo dudo ahora que saben de la existencia de Iliana; pero aunque lo acepten esiste otra condición. - ¡Atiza! ¡Esto sí que no me lo esperaba yo! ¿Cuál es esa otra condición? - Que aceptes firmar un contrato de compromiso de por vida para que seas un guionista exclusivo de "Producciones Monasteries" y no trabajes para nadie más. - ¡Jajajajaja! ¡Eso sí que me produce risa! - Deja de reírte tanto y dime si aceptas o no aceptas. - Escuche bien, señora Montesa. Yo no voy a hipotecar, para nada, mi futuro como escritor. No pienso firmar ningún contrato de exclusividad ni con "Producciones Monasteries" ni con "Producciones Zafiro" ni con ninguna otra productora cinematográfica del mundo. Si hiciera eso dejaría de ser un escritor feliz porque dejaría de estar liberado. Soy feliz como soy porque no me he esclavizado a nadie y mucho menos a unos altos ejecutivos que me obligarían a escribir lo que ellos quisieran que yo escribiera según sus intereses y no los míos. Prefiero negociar cada historia mía de manera individual, una tras otra, con las productoras que más dinero me paguen por cada una de ellas y escritas tal como yo quiero escribirlas. - ¿Tienes ya escrita alguna más? - Tengo ya un mogollón de historias escritas que pueden ser adaptadas al cine. - ¿También para televisión por ejemplo? - También para televisión por ejemplo. - ¿Puedes esperarme otros diez minutos más? Sabiendo todo eso necesito volver a conversar con Luigi. - Pero dígale a su queridísimo Luigi que no voy a aceptar ninguna condición que a él se le antoje porque es un señorito millonario. Hágaselo saber de mi parte. - Me dijeron que eras duro pero yo no sabía que lo eras tanto. - No soy ni duro ni blando. Solamente defiendo los derechos de los guionistas. Me parece que ya es la enésima vez que lo digo. Si en Estados Unidos de Norteamérica me pagan trescientos mil euros por un guión, en España me deben pagar también trescientos mil euros por el mismo guión. Si me tengo que ir a vivir a Estado Unidos lo haré con mucho gusto. Sira Montesa se levantó y fue rápidamente hacia la calle para hablar con Luigi mientra Iliana no salía de su asombro. -¡Eso es tenerlos bien puestos, Julio César! -Eso sólo es tenerlos en su lugar nada más, princesa. Lo sabe muy bien hasta el famosísimo Alí Modovar cuando intentó acercarse a ti. ¿Te acuerdas? - ¡Jajajajaja! ¡Le quitaste el caramelo de la boca a ese musulmán engreído! - Que se conforme con un chupachup de vez en cuando porque no me interesan, para nada, las mariconadas. Sira Montesa volvió rápidamente y se sentó de nuevo frente a Julio César Altamira, - ¡Aceptamos! ¡Mañana mismo os esperan a los dos juntos en "Producciones Monasteries" para que firmes un contrato de venta de tu guión "El chico de la fila de atrás" por el que te pagarán trescientos mil euros exactos! - ¡Gracias por todo pero hay algo que no va a ser posible! - ¿Ya empezamos otra vez a no aceptar condiciones? - Eso es. No acepto más condiciones que las lógicas y razonables; y como resulta que Iliana no va a intervenir en la película ella no irá conmigo a firmar el contrato; así que Luigi tendrá que conformarse solamente con soñarla. - ¿Es que temes que se la ligue? Ahora la que soltó la carcajada fue Iliana De Castilrojas y Álvarez de Madrid. -¡Jajajajaja! ¡Qué poco sabe ese tal Luigi sobre lo que es ligar a una chica perteneciente a la muy alta clase social criolla y aritocrática de América Latina! ¡Ni borracha perdida cambiaría yo a mi Altamira por tu Mantanioni! Eso se lo dices no de parte de Julio César sino de mi parte. - Perfecto. No hay porblema alguno. Luigi me ha dicho que si sólo vas tú a firmar el contrato no hay nigún problema para hacerlo porque lo imprtante sólo es empezar a rodar ya. - Por fin está pensando con la cabeza en lugar de con la chequera. - ¿También le digo eso de tu parte, Altamira? - No es necesario. No merece la pena. Y no quiero perder el tiempo. Sira Montesa se dio cuenta de que, una vez ya resuelto el asunto, ella ya sobraba en "La Ribera del Manzanares". -¡Camarero, por favor! El camarero se acercó a la mesa. - ¿Necesitan algo? - ¡Dos cafés con leche! ¡Uno de ellos para mi "Malinche" y otro de lo mismo para mí! - No se preocupe, caballero... - Mi apellido es exactamente Caballero y en el barrio todos me conocen como "Caballo Loco". - Pues no se vuelva tan loco pensando en mí, "Caballo Loco", y sirva los dos con leche porque otra vez me ha vuelto a ganar él. - Cosas de la experiencia infantil nada más, "Caballo Loco". El camarero salió rápìdamente a cumplir con su trabajo. - ¡Jajajajaja! ¡Se ha creído que estás loco de verdad cuando has dicho lo de la experiencia infantil! - Y es que estoy loco de verdad desde que cumpli los siete años de edad. - No me importa que digas que es por mi culpa. Julio César Altamira no se molestó en decir nada más sino que se decidió por dar a Iliana un beso largo en la boca...
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