Una carta de Navidad para una amiga muy especial.
Publicado en Dec 22, 2016
No podía dejar de escribir estas letras de Navidad. Escuchaba por todos lados preguntar "¿a quién vas a enviar cartas o postales"?. Y tú viniste a mi memoria: mi mejor amiga, aquella con la que compartí muchas facetas de mi vida. Más de una vez te he recordado con el corazón y me he visto llorando y riendo a tu lado. Por mucho tiempo que pase sin vernos, nosotros siempre podremos contar el uno con el otro cada vez que nos necesitemos o solamente cada vez que nos extrañemos; porque nadie puede quererme tanto (después de mi mujer, mis hijas y mis nietos) como tú ya que somos hermano y hermana de la misma sangre.
Ya es Navidad y no quiero dejar de enviarte algo especial: esta carta va destinada a ti. Es una carta llena de amor, de esos amores eternos de hermandad y amistad al mismo tiempo; porque tú esa persona amiga que me quiere aunque sea sin decir nada; la que respeta mis largos silencios; la que siempre espera en una ventana de su computadora parea poder leer lo que yo escribo, aunque aunque pasen meses sin saber de mí. Yo sé que la única distancia que me separa de ti es un click enviado a tu nombre. Hola, mi hermana y amiga, quiero que estas Fiestas de Navidad y Año Nuevo sean para ti las mejores de tu vida y que todo lo que te preocupa o te entristece se cambie y se convierta sólo en alegría. Espera y vive esta Navidad con el corazón abierto, para que Dios entre en él y te conceda todo lo que te mereces. Yo no sé, hermana y amiga, si yo soy tu mejor hermano y amigo para ti pero tú para mí sí que lo eres desde hace mucho tiempo, desde mi primera infancia y desde que tengo uso de razón. Y siempre lo serás. Pasarán muchas cosas, pero mi cariño y el amor que te tengo para ti ni se toca ni se cambia porque es perenne como la hierba de los belenes de la Navidad. Así será siempre. Te quiero mucho y no olvido las numerosas noches de Navidad que hemos pasado juntos rodeados en medio del ambiente familiar. Gracias por regalarme tu amistad y porque siempre me ayudaste cuando, alguna vez, he estado muy necesitado. Gracias por tus palabras de aliento, por tu cariño sin límites y, sobre todo, por tu lealtad hacia mi persona. Sólo quiero pedirte una cosa: cuando leas esta carta cierra los ojos y todo lo que le pidas a Dios, como sé que será bueno lo que le pidas, Él te lo dará doblemente aumentado. Porque te lo mereces. Mis mejores deseos para ti y para toda tu familia. Te quiero y te abrazo en la distancia desde aquí, desde lo más profundo de mi corazón, mientras recuerdo siempre los muchos y grandes esfuerzos que has hecho por mantener la unidad de los hermanos aunque otros no lo hayan querido nunca y te haya rechazado precisamente por eso. Yo siempre estuve y estaré a tu lado. Recibe un beso de tu hermano y amigo con todo amor. Siempre estás y estarás dentro de mi memoria. Te quiero, Isabel, digan lo que digan los demás; a los cuales, por supuesto, no les deseo nada malo pero no les hago ni caso.
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