´El chico de la fila de atrás (Guión) -15-
Publicado en Jan 09, 2017
EL CHICO DE LA FILA DE ATRÁS (15)
El sonido del claxon de un automóvil le sacó de sus pensamientos. Era un Reanult Nuevo Talismán. - ¡Pepe Julián! ¡¡Pepe Julián!! Se acercó, sin ninguna clase de temor, al automóvil ocupado solamente por el conductor; un joven de veinte años de edad. - Hola. ¿Necesitas alguna ayuda? - ¿Es que no te acuerdas de mí? - Pues intento acordarme pero, si te digo la verdad, te he visto en alguna parte pero no recuerdo bien quién eres. - Recuerda el colegio, Tú tenías nueve años de edad y yo yahabía cumplido los once. - Espera... espera... ¿Tú eres Vicente Adrados Escalante, el compañero de pupitre de Juan Manuel Fernández Fernández? - ¡Joder! ¡Qué buena memoria tienes, Pepe Julián! Sí, yo soy Vicente Adrados Escalante, el compañero de pupitre de Juan Manuel Fernández Fernández. ¿Y tú que haces a estas horas por las calles? - ¿Si te digo que pasear no me llamas mentiroso? - ¡Jajajajaja! ¿Cómo es que eres tan chistoso si en el colegio no se te escuchaba ni respirar? - En el colegio me contaba los chistes para mí mismo y no por ser egoísta sino para no hacer caso a las idioteces de tipos como Garzón "El Calzón" y Matas "El Ratas". ¿Te acuerdas? - ¡Jajajajaja! ¡Es cierto, Pepe Julián! Eso quiere decir que estabas analizando desde la fila de atrás. - Más o menos es eso. - ¿A dónde vas en estos momentos? - A ver si encuentro algo abierto donde poder tomar una copa con total tranquilidad, - ¿Y tú crees que yo voy a consentir que sigas pasando frío por las calles de Madrid? ¡Sube al auto que el que te invita a la copa soy yo! - ¿Dónde crees tú que es el mejor lugar para tomarnos unas copas los dos juntos? - ¡Por supuesto que en mi casa! ¡Sube y vamos a mi casa! ¡Te invito a todas las copas que quieras tomar! - Sólo necesito una nada más. - Pues sube ya y no perdamos más el tiempo. Pepe Julián entró en el Renault Nuevo Talismán y ocupó el lugar del copiloto. - ¿Te gusta mi Talismán? - Deja que surja la canción a ras de suelo suavemente y que se eleve su oración dentro de tu corazón y de tu mente. Deja que la canción siga ascendiendo hasta llegar a la cumbre de tu alcance y que ella sola vaya encendiendo tu alma plena y entera de romance. Deja que ella suelte todo su arte de la vida en tu tiempo esplendoroso y que todo su universo cante la lírica expresión de lo amoroso. Deja que surja la canción flotante en el talismán propio de tu memoria y que en todo momento e instante ocupe un lugar dentro de tu historia, - ¡Ostias, colega! ¡Sigues siendo el mejor poeta que yo he conocido a lo largo de mi vida y eso que me encanta leer poesía a nivel universal! ¡Les das sopas con ondas a todos ellos! - Gracias por la exageración. Vicente. - Para mí no es ninguna exageración sino una realidad mil veces comprobada. Pero me tienes que contar muchas cosas que todavía no sé sobre tu personalidad. - No sé si la perfección existe o no existe pero creo en ella. Un abrazo amistoso y gracias por volver a estar aquí haciendo recordar. - ¿Nos vamos a mi nueva casa? Hace sólo un par de meses que la acabo de estrenar. - ¿Sin tu padre ni tu madre? - Sin mi padre y sin mi madre porque ya estoy emancipado. - ¡Jajajajaaj! ¡Pensé que ibas a decir amancebado? - ¡Jajajajaja! ¡Estoy emancipado pero no amancebado! - Entonces eres un tío legal. Vamos. - ¿Puedo encender la radio para oír música mientras tanto? - Si. Cuando se escuchan ciertas canciones lo mejor es guardar silencio. - ¿Qué es para ti el silencio? - El silencio es siempre una historia nacida en el misterio divino. El silencio es la más grande y amplia palabra que contienen nuestros sueños. Es en el silencio de todas las cosas donde encontramos siempre el lenguaje exacto de todas las verdades. ¿Continúo? -¡¡Para, para, Pepe Julián!! ¡¡Me has dejado acojonado del todo!! Ahora comprendo por qué eres "El chico de la fila de atrás". - ¿Por qué lo soy? - Porque sólo alguien que sabe interpretar todo el escenario completo es capaz de hacer lo que haces tú. - Vamos a tu casa, Vicente... Vicente Adrados Escalante puso en marcha el Renault Nuevo Talismán y encendió la radio. - Llévatela contigo que a mí me está volviendo loco; menuda hembra, cómo es, mucha experiencia hay que tener para domarla un poco. Llévatela contigo que a mí me está volviendo loco; también la quiero conquistar pero es tan brava que al final no puedo yo tampoco. Torero, para estar a su lado hay que ser torero y medir la distancia que va a su cuerpo. No hay que andar confiado ya en su terreno porque, porque pueden herirte sus ojos negros... Torero, hay que ser tan valiente como un torero para ir sin capote a robarle un beso. Para hablarle de cerca, sin burladero, hay que ser torero, torero, torero. Llévatela contigo que a mí me está robando el sueño porque la quiero enamorar pero me falta habilidad para cambiar su genio. Llévatela contigo que a mí también me roba el sueño porque no tiene corazón y es peligrosa en el amor; yo ya le tengo miedo... Torero, hay que ser tan valiente como un torero parair sin capote a robarle un beso. Para hablarle de cerca, sin burladero, hay que ser torero, toerero, torero. - ¿Cómo te va con las chicas, Pepe? "El chico de la fila de atrás" sólo respondió con una sonrisa. - Supongo que eso quiere decir que te defiendes bien. - Sí, Vicente. Eso es lo que quiero decir. - ¿Y por qué no me lo cuentas para poder yo aprender un poco? Vicente Adrados Escalante apagó la radio. - Siempre hay muchas mujeres en una sola mujer... sobre todo cuando es mujer que siente los deseos de ser persona que recorre los pasillos de este hogar llamado Vida, los pasillos y las salas para encender fuegos o para habitar alcobas o para sembrar aromas con los que inundar el Universo entero de los pensamientos... - ¡Joder, joder y joder! ¡Es demasiado! - Eres casi dos años mayor que yo... pero escucha esto por si te sirve de algo cuando se te presente el futuro... - Que no sea demasiado elevado, por favor. - Es lo más elevado que te puedes imaginar. - ¿Qué tengo que saber? - Tienes que saber que todo el misterio de una mujer radica siempre en sus ocho sentidos puestos al servicio de la conquista amorosa. - ¡Dios mío, Dios mío y Dios mío! - Pues hay algo más. - ¿Algo más todavía? - Sí, colega de colegio. Cuando tengas a alguna entre tus brazos dile algo así como "con tu sonrisa más grande mujer te liberas de la violencia y te conviertes en liberación". Y le das un beso. - ¡¡Voy a volverme loco del todo!! - Es volviéndose loco del todo cuando puedes triunfar con ellas. - ¡Menos mal que ya hemos llegado! Habían llegado al Paseo de Alameda de Osuna número 8. - ¡El número 8! - ¿Qué pasa con el número 8, Pepe Julìán? - ¿Si te digo que es un talismán te lo crees? - Una vez que te he oído hablar ya me lo creo todo. - Yo he dicho muchas veces que las mujeres emplean los ocho sentidos, ocho en total y no como muchos hombres que sólo emplean la vista para intentar conocerlas. Es por eso por lo que la mujer conquista primero al hombre que quiere y luego se deja enamorar por él; porque el sentido que más emplean las mujeres que valen la pena; o sea, las más guapas y a la vez las más interesantes e inteligentes, es sobre todo el sentido del oído. Escuchan todo, absolutametne todo, para conocer rápidamente si el hombre al que quieren es verdaderamente el hombre que desean conquistar. Cuando lo han localizado, nunca jamás lo olvidan y entonces ese hombre las enamora. Ten en cuenta lo que señaló Pétil-Senn: "De una confidencia a una indiscrección no hay más distancia que la del oído a la boca". Quizás muchos hombres no sepan que las mujeres guapas, interesantes e inteligentes de verdad usen tanto el sentido del oído a la hora esta de enamorarse. Y ten siempre en cuenta, colega de colegio, porque es importantísimo pensar en ello en vez de emborracharse en las tabernas para querer olvidarlas siendo esto un imposible, lo que decía William Penn: "Cuanto menos sea el trago, más clara es la cabeza y más frío el corazón". Ahora bien, si ya has conseguido enamorar a una de ellas y escuchas bien que digo ámala solamente a ella para que luego no te llames a engaño si ves alguna que otra cornamenta como adorno frontal; así que pon el corazón todo lo más caliente que puedas cuando estés con ella y solamente con ella. Son buenas reflexiones para comenzar el dia. - Yo necesito una copa de verdad... - Te acompaño sólo para que compruebes lo que es la amistad sincera. Ya una vez en el domicilio de Vicente Adrados Escalante se encontraban sentados en el gran sofá de la sala principal con una copa de coñac cada uno en su mano derecha. - ¿Puedo saber a lo que te dedicas? - Me gusta mucho hacer teatro; pero... ¿qué fue de lo tuyo con la pintura?... - Sé dibujar muy bien y ya he ganado varios concursos para dibujantes pero la pintura,,. lo que es la pintura... me da mucho miedo... - ¿Es que no lo has intentado todavía? - ¡Ni me atrevo a intentarlo! ¡Hace ya casi dos años que trabajo como auxiliar administrativo en el Banco de Santander! ¿Recuerdas a Saturnino "El Saturno". - ¡Sí le recuerdo! ¡Jajajajajaja! - ¡Jajajajaja! Pues es compañero mío en el Banco. - Olvidemos a Saturnino "El Saturno". ¿Qué tiene que ver eso de que seas bancario con lo de no atreverte con las Bellas Artes? - Es que... la verdad, Pepe Julián... los números me han atrapado y estoy metido en un verdadero laberinto sin saber cómo escapar de él... - Te voy a ayudar un poco, Adrados. - ¿Cómo me vas a poder ayudar si ya no tengo ni voluntad para intentarlo? - ¿Y la imaginación? ¿Qué haces con la imaginación? - ¿Sirve la imaginación para sacarme de este callejón sin salidad donde me he metido? - Escucha. Tres más cuatro es igual a nosotros más vosotros; cuatro y entre paréntesis tres, es igual a nosotros dentro de vosotros; cinco es igual a ellos; tres más cuatro más cinco es igual a todos nosotros más vosotros más ellos formando un mundo llamado doce; doce es igual a yo y tú unidos en ese mundo llamado doce; veintiuno es igual a tú y yo remontándonos de ese mundo llamado doce y dando la vuelta completa a él. - ¿Pero todo eso qué es? - Llámalo mágico solitario. - De acuerdo. Todavía no lo entiendo. ¿Puedes descifrarme el mensaje? - Claro que puedo, Escucha otra vez. Nos planteamos preguntas trascendentales y nos ofrecemos a nosotros mismos respuestas muy humanas y llenas de esperanza. Podemos elegir entre el camino de la paz o el camino de la guerra. Podemos elegir entre el camino de la fraternidad o el camino de la ira. Podemos elegir entre el camino del amor o el camino del odio. Podemos vivir respetando a la naturaleza o seguir destruyéndola. Podemos vivir en armonía con el universo o en contra de toda su conciencia. Podemos controlar nuestro destino o hacer que el destino nos guíe sin ninguna dirección. El viaje hacia el infinito lo podemos hacer descubriendo la inmortalidad de nuestros presentes o transformándonos en un inexistente vacío. Todo depende de cómo deseemos alegir en este espacio-tiempo llamado vida: un escenario de mundos infinitos donde cada uno puede elegir su propio aprendizaje. - ¡Atiza! - Espera que no he terminado todavía. Todo ese laberinto de números que antes te he dado a conocer sólo significa una cosa: tú y yo estamos en el mismo mundo pero vivimos en dos mundos diferentes mientras que él no sabe a qué mundo de los dos pertenece. Para saber explicarle el mundo al que no lo conoce hay que ser un poeta de los números. Los dos juntos con él somos ese trinomio inicial. Pero existen ellos. Junto con ellos entramos a formar parte de la historia de los cinco magníficos cantando lo de "mejor no hablar"; pero llegan otros tres por un lado y otros cuatro por el lado opuesto. ¿En qué nos convertimos entonces? Nada más y nada menos que en doce discípulos. Comenzamos entonces a predicar las enseñanzas que aprendimos, todos juntos en el colegio de nuestra infancia y, de repente, como por arte de magia pero sin ninguna clase de magia salvo lo natural de nuestra esencia humana, hemos dado un vuelco total a nuestras existencias y ya somos, de pronto, un total de veintiuno, Es entonces cuando estamos preparados para dar la vuelta al mundo porque sabemos ya quiénes somos de verdad, - ¿Me estás hablando de alguna filosofía del posmodernismo? - No, Adrados. Te estoy hablando de cristianismo liberando conciencias. - ¡Eso es demasiado elevado para mí! - ¿Y si te digo que cultivando nuestra conciencia amamos nuestra existencia? - ¡Ostias! ¡Eso ya es otra cosa! - No es otra cosa, Adrados. Es lo que sucede cuando somos normales. - ¡Quiero entenderlo, Pepe Julián! - Y lo entenderás si me sigues escuchando. - No hago otra cosa nada más que escucharte. - Entonces retén en tu memoria, de cara al futuro, lo siguiente. La conciencia es el pensamiento no especulativo ni abstracto, que antes de actuar al margen de la experiencia sensible, lo hace de manera concreta, operando y abstrayendo una pluralidad de significaciones. De alguna manera, diríamos que la estructura temporal de la conciencia radica en poner ordenadamente las cosas que se suceden, sabiendo en dónde están, por qué están, cuándo aparecen y por qué. La conciencia, como pensar concreto, es una operación práctica sobre los objetos, reuniéndolos, agrupándolos, trabajando sobre ellos y distinguiéndolos. Así, el descubrimiento de que el tiempo es una sucesión única es obra del pensamiento consciente, práctico y material. Percibimos el tiempo viviéndolo y sintiéndolo. El movimiento mismo de las cosas, las mudanzas, los cambios... crean esta conciencia inmediata del tiempo, de su desarrollo sucesivo. Y de esta manera poseemos la percepción única del tiempo, porque a la vez lo ordenamos especialmente, organizándolo sucesivamente. Por medio de la conciencia, en definitiva, vemos el suceder del tiempo mismo, operando hacia atrás y hacia adelante; en fin, en este continuo operar se originan los cambios, las mudanzas en las que el ser humano, dentro de un orden racional y espiritual al mismo tiempo, aprende a vivir en unión, concertándose y armonizándose íntimamente dentro del marco trascendental de la temporalidad; que es, en última instancia, la expresión de lo dinámico, lo continuo y lo perpetuo. Por tanto, nuestra conciencia percibe el tiempo cuando lo sentimos vivir en cada momento, como un proceso del devenir, pero no como un acontecer veloz, sino mediante un ritmo pausado, sosegado, a fin de poder sopesar cada acto humano pero, a la vez, trastocando de los pies a la cabeza al mismo tiempo en que vivimos y en el que descansamos, confrontándolo con nuestra propia esencia humana y con nuestra propia voluntad personal. Y así, la conciencia, unida a nuestra fe en el Espíritu Santo, permite el milagro de ser tal como éramos porque nos hemos convertido en cristianos verdaderos. ¿Qué te ha parecido? - ¡Dios mío, Dios mío y Dios mío! - Ya que algún día hasta puedas llegar a ser artista te lo voy a explicar de una manera mucho más lírica. Sigue escuchando y no digas todavía nada. Voces de la conciencia son tus gritos desesperados y gestos rebeldes de humano en el furor de tu infierno: una forma de expresar tu abandono y desconsuelo. Voces para vivir con la angustia del silencio escondido en el alma porque sufres el desprecio. Voces. Gritos de angustia plena en todo el desconcierto mientras las nubes del cielo ensombrecen tu desierto corazón de hombre olvidado en este mundo incierto. Más allá de tus penas viven los desperfectos de una sociedad injusta que tiene miles de defectos. Y en medio de la noche caminas siempre sintiendo algo en tu corazón que ni tú mismo entiendes. Quizás al salir el sol veamos un nuevo tiempo. - ¿Y tú eres aquel chaval de colegio tan tímido que parecía que ni tan siquiera estabas dentro del aula? - Si te digo que sí es la verdad. No es que pareciera que no estaba dentro del aula sino que estaba tan dentro de ella que lo mejor era adquirir carisma. - ¡Leches, leches y leches! ¿Por eso brillabas tanto cuando nos daba por jugar al fútbol? - Por eso. - ¿Y lo tenías oculto para poderlo desarrollar? Pepe Julián, "El chico de la fila de atrás"sonrió antes de contestar. - Perdona que sonría, Vicente. No es por falta de respeto sino porque quiero que entiendas que era verdad. ¿Qué conclusión sacas de toda nuestra convcersación si te hago conocer algo sensible? - Adelante. Hazmelo conocer para que pueda sacar la conclusión. - En la atmósfera terrestre tu sueño se eleva a su cima y, en medio de la marisma, un plenilunio celeste. ¡Cuántas horas en la agreste sensación de alguna rima te alumbra ese carisma del sentir evanescente! Vicente Adrados Escalante intentaba poder comprenderlo todo. - ¿Me puedes ayudar un poco más? - Claro que sí. Yo siempre digo que sí a la hora de ayudar. Escucha. Vamos viviendo y vamos conociendo. Al menos eso debería ser lo normal mientras duran nuestras existencias. Pero muchos están viviendo sin conocer más allá de lo simple, de lo instantáneo, de lo que no tiene mayor proyección sino el momento que, de repente, se diluye en la inexistencia. La pregunta es ¿lo hacen para sentirse seguros y salvos? En este aspecto tan limitado Ramón José Sender decía: "La conciencia del peligro es ya la mitad de la seguridad y de la salvación". Lo paradójico es que existen muchas personas que carecen de esa clase de conciencia creyendo que van a estar cómodamente vivos siendo simplemente inmovilistas. No se dan cuenta de que el mismo universo en el que viven es la síntesis de la nulidad. Por eso, vivan todo lo que vivan, nada conocen de verdad. La verdadera vida es una unidad caminante, esa clase de existencia en que, una y otra vez, entramos dentro de la aventura diaria, cuando cada día lo convertimos en aventura, para mantenernos en forma no solamente con nuestro físico sino, sobre todo, con nuestro espíritu. Quienes no tienen espíritu no tienen existencia. Aquí se impone uno de mis últimos pensamientos propios: "Lo presente es lo consecuente y lo ausente es lo inexistente". Porque la compenetración entre vivir lo que soñamos y soñar lo que vivimos es un esfuerzo de nuestras conciencias por conocer participando en la búsqueda de esa energía que tenemos para utilizar, no para usar sino para utilizar que son dos cosas diametralmente opuestas, y con ello sentirnos realmente realizados. ¿Cuestión de posesiones materialistas de cualquier ideología? Nada de eso. Yo no diría ni diré nunca que lo materialista es malo; pero tampoco diría ni diré nunca que lo materialista es bueno. Yo lo que afirmo es que la materia puede transformarse solamente en dos sentidos: hacia el egoísmo del inmovilista que no siente nada más que lo que le rodea para su provecho propio o hacia el dinamismo de quienes teniendo saben observar el mundo que les rodea y por eso mismo son capaces de transformarlo pensando en los demás. Esto es como una competición que conlleva un mensaje bíblico: o eres del mundo o estás con el mundo. Al pensar en esto de saber o no saber la razón es que quien se cree que el mensaje de la Palabra de Dios no es para este mundo se equivoca. Existimos quienes sabemos que lo que dijo Jesucristo no fue para el "más allá" sino para el "más acá". Algunos predican cuestiones extraterrenales, digamos por ejemplo Don Antonio por decir un nombre cualquiera, mientras se llenan las alforjas de cuestiones terrenales. Olvidan que, aunque sean personajes dentro del círculo, digamos por ejemplo sus iglesias sean cuales sean éstas, donde se les elogia y hasta donde se les adora como si fuesen poseedores de la Verdad no está la Verdad en ellos. Oradores excepcionales, de esos que se aprenden de memoria los códigos religiosos y hojas enteras de sus libros, y a todas las religiones me refiero, solamente son discriminatorios; algo que precisamente Jesucristo rechazó. Algunos se creen que son verdaderos porque se les han nombrado líderes de opìnión... mientras olvidan que las cuestiones principales es que somos de este mundo y sólo pertenecemos al mundo posterior cuando hemos vivido en este mundo presente. Algo que se les olvida continuamente a ancianos de la Palabra, digamos por ejemplo Don Antonio por decir un nombre cualquiera, es que para obtener la excelencia no es cuestión de querer merecerlo sino cuestión de llevarla ya dentro de nosotros en el mismo momento en que Dios nos lo regaló en el instante del nacer, en el momento en que nuestras madres nos engendraron con la ayuda de nuestros padres. O naces con talentos, y no olvidemos que existen talentos naturales además de talentos espirituales, o no naces con talentos. Esa es la gran diferencia entre ser un líder o ser alguien que dirige a los demás. Hay bastantes diferencias entre ambos asuntos. Lo que sucede es que algunos creen que a los líderes los designan los humanos sin saber que los verdaderos son elegidos por Dios. Cuestión de carismas. Situarnos dentro de un círculo influyente, digamos, por ejemplo, de una iglesia cualquiera, no es difícil. El peligro de no saber es no poder descubrir que eso no es lo que Dios necesita. El peligro de no saber es que no se sabe por mucho que se aprendan volúmenes enteros de memoria. ¿Me has entendido bien?. - Lo estoy entendiendo... lo estoy entendiendo... pero... ¿todo ese carisma es lo que tenías cuando jugabas al fútbol en el patio del colegio?... - Lo tenía desde bastante antes que eso. - ¿Desde el día en que naciste? - Mucho más antes que eso. - Ahora sí que me pierdo... - No. Es muy fácil de comprender. Lo tenía desde el mismo día en que fui engendrado dentro del cuerpo de mi madre; pero desde hace ya algunos miles de años ya lo tenía yo en el interior del Pensamiento de Dios. - ¿Y qué hago yo ahora? - ¿Por qué no intentas pìntar algo que de verdad desees pintar? - No me atrevo. - ¿Qué quisieras pintar? - Tu sonrisa para poder enamorar a una chavala en la que me he fijado bien desde hace unos meses ya pero no sé ni cómo acercarme a ella. ¿Tú crees que eso puede dar resultado? - Ese es un buen inicio si tú crees que ese es un buen camino. - ¿Y si mi sale un churro? - Nunca será un churro si lo has pintado con fe. - Ya. Pinto un cuadro simbólico de tu sonrisa y... ¿cómo puedo titularlo?... Pepe Julián, "El chico de la fila de atrás", volvió a sonreír antes de responder, - "Bahía de los Sentimientos". - ¡Ostras! Eso sí que es bueno. - Eres sentimiento cuando eres expresión. Y en un cuadro de pintura yo veo mucho de ambas cosas. Merece la pena poder intentarlo, Vicente, para que más tarde puedas conseguir comentarlo con ella si es que ella te gusta de verdad. Y fin de la copa. Tengo que seguir adelante, colega de colegio, tengo que seguir adelante. - Adiós, Pepe Julián. ¡Ahora comprendo por qué eras diferente a todos los demás cuando jugabas al fútbol o cuando estabas, pensativo, dentro del aula! - Poder sentirnos es poder comprendernos. Hasta siempre. Pepe Julián, ya en la calle, buscó un asiento donde poder escribir lo que, desde hacía ya ún par de horas, estaba deseando hacer. Y lo encontró en el parque de "El Capricho". Así que sacó su cuaderno de Notas más el sobre que llevaba dentro de su cazadora de color marrón sin que nadie lo supiera y se puso a escribir lo que era, sencillamente, nada más que una carta titulada "Decir adiós". - Cuando sacamos a relucir el pañuelo de las despedidas es como si estuviéramos desalojando fantasmas de nuestro pensamiento. ¿Qué estamos pensando en esos largos minutos en que parece que la despedida nunca va a tener lugar? Algunos creen en el nerviosismo, otros creen en la incertidumbre y hay quienes hablan de inquietud. Ninguno de estos tres grupos de personas aciertan. La verdad es que toda despedida es una sensación. Esa sensación de la que casi nunca se habla porque se lleva por dentro y se procura evitar que salga a la luz pública. Sólo quienes entienden esta curiosa circunstancia saben lo que de verdad se siente cuando se dice adiós a una persona, un animal o una cosa; puesto que en las tres situaciones se experimenta la misma sensación: una especie de vacío que está llamado a convertirse en olvido. Hay quienes se vuelven tristes y taciturnos cuando ya se han despedido y se encuentran en otro lugar, en otro espacio de sus coordenadas vitales. Esos son los que, a media aventura, abandonan la búsqueda para retrotraerse y volver al punto de partida. Se sienten incapaces de superar esa tristeza y se compungen tanto sus ánimos que terminan por renunciar mientras lanzan juramentos de amargura por no haber intentado lo que otros sabemos que es una buena decisión. Así que, llorosos y amargados por su tristeza, vuelven al punto de origen para, de nuevo, llenarse de mediocridad por los cuatro costados de sus personas. Justo lo contrario que hacemos quienes sabemos, de antemano, que despedirnos de algunas personas, de algunos animales o de algunas cosas, tiene una gran ventaja que se llama descubrimiento puesto que, iniciados ya en otras coordenadas vitales, somos felices recordando que nos hemos podido liberar. Desear perder de vista al pasado no quiere decir, para nada, que dejemos de recordar el pasado; pero no para añorar los buenos tiempos, digamos por poner un ejemplo a la infancia, sino para rememorarlos con la inusitada pasión de quienes estamos intentando buscar otras nuevas referencias de aquellos tiempos felices; porque la felicidad deja de serlo cuando nos quedamos anclados en un punto de ella y no somos capaces de prolongarla en el tiempo y en el espacio. Eso no lo pueden comprender, ni lo entienden, quienes nos ven sonreír en nuestras nuevas situaciones. Y es que han olvidado que el camino es caminar. La pregunta más importante es ¿caminar para ser un triunfador o caminar para ser feliz? Supongo que todos habréis entendido esa especie de dualidad que llevamos los caminantes como única bandera por defender. Y esa bandera no tiene ningún otro color más que el que cada cual ponga a su felicidad. Ahora estamos siendo amenazados por la globalización tan mal interpretada por muchos de sus autores. La globalización es, sin embargo, la apertura de muchos nuevos caminos que antes cerraban las férreas fronteras. La posibilidad de haberlas derribado, al menos en las áreas geográficas donde podemos ser felices, es un hecho factible y real. O sea, que los perpetuos caminantes no somos unos vulgares visionarios de "bolas de cristal" ni nos hacemos "bolas" el cerebro, porque intuimos dónde hay motivo suficiente para inventar. Y en esa labor creativa, en ese carácter positivo siempre, no hay lugar para la decepción por mucho que el camino se vuelva escarpado; es más, a mayor dificultad mayor y mejor es la conquista. Pensamiento bien lógico y frase factible que nadie, en el buen uso de su razón, puede rebatirla. Pueden llamarnos, si lo desean, seres futuristas; pero resulta que tal futurismo pasa por crear un nuevo mundo en nuestra nueva forma de pensar, en nuestra nueva manera de sentir y en nuestro nuevo modo de actuar: saber, querer y poder. A muchos incrédulos, en vez de decirles que son inmovilistas, y lo son desde el mismo momento en que su incredulidad les convierte en seres pasivos, lo que debemos decirles es que si te veo no recuerdo bien quién eres pero debes ser muy importante. Y así, con esta frase elegante, educada y llena de esencial sentido, seguimos adelante sin pensar en aquella nostalgia que otros desean imponernos en contra de nuestra voluntad. Voluntad. Esa es la palabra que hay que saber interpretar. Estamos en el escenario del teatro mundial y, una vez dentro de él, no podemos dar lugar a las dudas que otros creen incontestablemente realistas. No. Las dudas, para quienes caminamos siempre buscando otro porqué, no son parámetros que midan nuestra voluntad porque, en ese caso, nos hubiésemos quedado inertes en nuestro punto de origen, dejando pasar a la vida. La vida hay que vivirla y no dejarla pasar. La vida hay que adaptarla a nuestra voluntad. Ese es el camino verdadero para estar felices mientras caminamos. Lanzados ya hacia un futuro que no estamos locamente visionando sino viviendo en toda su plenitud, alcanzar nuestras metas ya es algo posible en cuanto damos vueltas por el mundo y nos llenamos de experiencias que otros ni tan siquiera se atreven a soñar. Y volvemos otra vez al tema de los sueños. ¿Para qué sirve vivir si no te levantas de la cama y caminas? Si nos damos cuenta, camino deriva de cama que, dicho de otra manera más comprensible, significa que si te quedas en la cama no llegas a caminar que es, en definitiva, una prolongación de la cama pero para salir de ella. Acompañados de todo aquello que amamos, personas, animales y cosas, el camino se nos convierte en una realidad alegre y posible aunque haya comenzado por ser solamente un sueño que muchos llaman utopía sin saber que la utopía no es el fin de nuestros sueños. La utopía produce miedo a los inmovilistas, a los que se aferran a la cómoda cama sin buscar otras ilusiones más que poder descansar. Y no. Los verdaderos sueños, que siempre pasan primero por ser utopías, sólo son realizados cuando los llenamos de contenido vital. Un sueño vacío no sirve para nada. La infatigable marcha de los caminantes nunca se detiene ante un éxito alcanzado, ante una meta lograda, ante un sueño cumplido; porque es muchos más que eso. Es, ni más ni menos, saber dónde estamos para saber dónde queremos estar y saber, sobre todo, cuál es el camino verdadero para saber llegar a ser lo que deseamos ser. Un caminante nunca es un simple andariego, de esos que dan dos pasos hacia adelante para luego dar dos pasos hacia atrás y quedarse en el mismo punto de partida. Un caminante es muchísimo más. Como sabemos que a un horizonte siempre le sucede otro horizonte, comprendemos y entendemos que llegar a un horizonte nos sirve para seguir buscando el horizonte siguiente. Y como todo es una sucesión continua de oportunidades, lo que hacemos quienes siempre caminamos es utilizar dichas oportunidades para seguir siendo cada día más felices porque cada horizonte es una alegría vital. ¿Es necesario ser un genio para ser tal como deseamos ser? Pues no. No es necesario ser un genio aunque los demás nos traten como genios. No importa si es cierta o si es falsa esta última premisa, porque lo que es importante es saber que la genialidad no le pertenece a ningún estamento o institución sino a la Providencia de Dios y, en ese sentido, ninguna autoridad humana, de esas que intentan decidir quiénes triunfan y quienes fracasan, puede detener ese camino hacia el éxito personal y que es también un éxito colectivo ya que, al ser personas sociables que triunfamos, también formamos parte de la sociedad que triunfa con nosotros; lo cual es tan lógico que es fácil de deducir. Esto no lo pueden imponer ninguna de esas autoridades que se creen que tienen la facultad divina de nominarnos ganadores o perdedores. Nada que ver con nosotros. Ganar o perder no es nuestro destino. Ganar o perder no forma parte de nuestros equipajes, porque son definiciones verbales del mundo estático, inmovilista, dominado por un puñado de gentes que se creen dioses. Mientras tanto, mientras ellos se creen dioses, los caminantes sabemos que sólo hay un Dios y que ese Dios no es ninguno de esos señores, y alguna señora que otra, que se creen capaces de detener nuestro destino. Un abrazo para todos vosotros y que seáis felices hasta la Eternidad. Arrancó la hoja del cuaderno, la introdujo en el sobre y escribió: "Para la Familia Fernández Fernández", Calle Lavapiés número 13. 28012 Madrid. Y en el lugar del remitente sólo puso "El chico de la fila de atrás", Calle Sin Número, Ciudad Sin Nombre. Volvió a guardar todo dentro de su cazadora de cuero de color marrón y comenzó a caminar en dirección hacia el Edificio de Correos de la Plaza de la Cibeles. Caminó sin desmayar en ningún momento y llegado al lugar, introdujo el sobre ya cerrado y con la carta en su interior, en el buzón correspondiente a Madrid. Después sacó su móvil y marcó un número. - Hola, Pepe Julián. Estaba segura de que ibas a llamar. Todos están durmiendo profundamente pero yo estoy aquí, con un café caliente entre mis manos, porque sabía que ibas a llamar. - Yo también sabía que me ibas a comprender. - ¿Lo dices por los dos boletos de avión para Génova? - Lo digo por muchas cosas más, Quina. - Cuenta, por favor. - Acabo de liberar definitivamente a Juan Manuel. - ¿Del todo? - Del todo y para siempre, La pandilla de "Los Larios" ya no existe, la amenaza de Mariluz tampoco existe, el peligro de Sira Montesa ha dejado de existir y en cuanto a Benito es ya una inexistencia completa para Juan Manuel. - Cuánto tengo que agradecerte, Pepe. Ya no me importa haber perdido los veinte mil euros y el reloj de oro porque sé que mi hijo ha sido liberado del todo. - Pero no has perdido nada, Quina, - Es cierto. Una pérdida material no significa nada. - No. Lo que te estoy queriendo decir es que he recuperado los veinte mil euros, el reloj de oro y la cadena de oro del bisabuelo de Juan Manuel. Todo te lo entregará a primera hora de la mañana, y de manera personal, el capitán de la Policía Don Cesáreo Gamarra Ortiz. - ¿Y por qué no vienes tú en persona para entregármelo? - Es mejor que lo haga el capitán. - Pero tú eres mi líder y me gustaría verte una vez más. - No puede ser mañana. - ¿Aceptas una comida o una cena en mi casa? - Tampoco puede ser. - No entiendo que ahora nos rechaces. - No os rechazo. Ahora es cuanto más feliz me siento de haberte conocido. Así que en vez de rechazaros, y de manera especial a ti, os llevaré siempre presentes en mi memoria. Pero no me pidas nada más. - ¿Hay algún motivo para eso? - Acabo de meter en el buzón de Correos de la Plaza de la Cibeles una carta para toda la familia. Leela despacio y comprenderás. - ¿Comprender que te vas a algún lugar? - Sí. - Pero yo quiero verte aunque sólo sea una vez más. - ¿Qué dice la canción? - ¿A qué canción te refieres? - A una que dice, y perdona que ahora no cante pero no quiero despertar a nadie, dejaré mi tierra por ti dejaré mis campos y me iré lejos de aquí; cruzaré llorando el jardin y con tus recuerdos partiré lejos de aquí. De dia viviré pensando en tu sonrisa de noche las estrellas me acompañarán serás como un luz que alumbra en mi destino me voy pero te juro que mañana volveré. Al partir un beso y una flor un te quiero una caricia y un adiós. Es ligero equipaje para tan largo viaje las penas pesan en el corazón. Más allá del mar habrá un lugar donde el sol cada mañana brille más. Forjarán mi destino las piedras del camino; lo que nos es querido siempre queda atrás. - ¿Puedo saber hacia dónde te vas? - A hacer las Américas desde mañana mismo. Así que yo deseo que goces todo lo que puedas con tu esposo Rafael en Génova y no te olvides nunca de que Juan Manuel ha jurado hincar los codos hasta conseguir ser empleado de Correos. Que seais felices todos y disfruta todas estas navidades en Italia porque el día 3 de enero tienes que empezar a trabajar, como administrativa, en Viajes Ecuador. Deja de llorar por favor. Ella se enjugó las lágrimas antes de volver a hablar. - ¿Puedo hacerte una última pregunta antes de que salgas de mi vida? - Si puedo contestarla la contestaré. - ¿Por qué te llaman "El chico de la fila de atrás" - Solamente porque es una forma de vivir. FIN
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