Un valiente paso adelante (Diario)
Publicado en Jan 24, 2017
Enseñanza de Primaria. Había dos opciones: ser siempre un mediocre o dar el salto cualitativo que tanto germinaba ya en mi interior. Una larga fila de alumnos estábamos esperando en el tercer piso. Yo meditaba para mis adentros. Una gran cantidad de silencio acumulado soportando la enorme presión de la envidia y el acoso. Estaba tan acostumbrado e ello que para mí ya no suponía ninguna clase de reto, Así que comencé a recordar a los Trece de la Fama. Mi memoria histórica funcionaba bien: "Se denominan Trece de la Fama, o Trece caballeros de la isla del Gallo, a las trece personas que acompañaron a Francisco Pizarro en la conquista del Imperio inca, superando el momento más crítico de la expedición". Para otros hitoriadores no fueron Trece sino Dieciseis los valientes que cruzaron la línea que había hecho en la arena el gran conquistador Francisco Pizarro: Bartolomé Ruiz, Pedro de Candía, Cristóbal de Peralta, Alonso Briceño, Nicolás de Ribera el Viejo, Juan de la Torre, Francisco de Cuéllar, Alonso de Molina, Domingo de Soraluce, Pedro Alcón, Pedro García de Jarén, Antón de Carrión, Diego de Trujillo, Francisco de Villafuerte, Nicolás de Ribera el Mozo y Gonzalo Martín de Trujillo. Un total de 17 hombres valientes. ¿Quién era yo si me atrevía a dar el paso adelante? Ni más ni menos que José de Badajoz. Y en un sólo segundo determinativo lo dí; dí aquel paso que muy pocos quisieron dar. Atrás quedaba todo aquel silencio de Primaria. Comenzaba a poder hablar de mis sueños y me concentré en la labor de convertirme en un soñador para un pueblo. Mi pueblo no le pertenecía a ninguna clase de ideología política, económica, social y/o religiosa. Mi pueblo pertenecía solamente a la libertad transformada en liberación. Con tan solo 9 años de edad comencé aquella larga travesía con toda la Fe puesta en llegar a mi Destino mientras mi abuela me observaba con su dulce mirar. Ella era una de las personas más importantes para mí a la hora de pensar en ese pueblo que debía liberar con mi propia energía y el espíritu propio de quienes conquistan lo imposible.
Seguí recordando: "Desde 1946 la candidatura de Pasternak fue discutida hasta seis veces por el Comité del Premio Nobel de literatura. Pasternak ganó el Premio Nobel en 1958, en el séptimo intento, cuando "Doctor Zhivago" fuera publicada en italiano por Giangiacomo Feltrinelli y en ruso (pero se desconoce si la edición en ruso fue la condición necesaria para recibir el premio). No existe ningún tipo de prueba al respecto. En una publicación de la revista Time, el periodista ruso Iván Tolstói, un editor de Radio Europa Libre, describió en su libro, "The Laundered Novel", la manera en que el libro fue publicado en ruso. Su investigación, que duró 16 años, revela que la CIA tuvo algo que ver con la publicación del libro en ruso. Según Iván Tolstói, la CIA y el MI6 se enteraron de que el manuscrito de la novela estaría en cierto avión, cierto día de 1958. Desviaron el avión hacia Malta, lo detuvieron allí, y fotografiaron hoja por hoja el manuscrito durante dos horas, para luego devolverlo sin que nadie se diera cuenta. Días después, transcribieron el material y lo editaron utilizando papel ruso y tipografías típicas de las ediciones soviéticas. Luego se encargaron de hacerles llegar algunos ejemplares a los miembros de la Academia Sueca, y ese mismo año Pasternak logró el Premio Nobel. La investigación de Tolstói también afirma que la razón que tuvo la CIA fue avergonzar al Kremlin, quien había prohibido la publicación del texto. Lo que no menciona Tolstói en su libro es que Pasternak obtuvo el Premio Nobel de 1958 a raíz de la séptima vez que su candidatura era propuesta al comité del galardón, habiéndose producida la primera propuesta en 1946. Esta versión inverosímil ha sido tajantemente desautorizada por el mayor especialista en la obra de Pasternak, el profesor de la Universidad de Stanford Lázar Fleishman que tacha de absolutamente acientífica e inventada la historia del avión desviado a Malta. En enero de 2011, el periódico gubernamental "Rossiyskaya Gazera" aseguraba que tanto la CIA como el FBI declararon, en una respuesta oficial, no tener en sus archivos pruebas de participación alguna en la publicación en ruso de la novela. Sin embargo, en abril de 2014 la CIA desclasificó 99 documentos donde se describía la participación de la CIA en la publicación en ruso de la novela en Holanda en 1958 y en Washington en 1959, aunque negando su importancia para la concesión del Premio Nobel. El resto de la historia es más conocida: Pasternak envió una carta de agradecimiento a la Academia Sueca, contando lo "agradecido" y "sorprendido" que estaba. Días después, bajo una intensa presión del gobierno soviético debió enviar otra carta: "Considerando el significado que este premio ha tomado en la sociedad a la que pertenezco, debo rechazar este premio inmerecido que se me ha concedido. Por favor, no tomen esto a mal". Amenazado con ser expulsado de la Unión Soviética, y presionado por el KGB, Pasternak murió en 1960. La versión estadounidense ocupó durante 26 semanas el primer lugar entre los éxitos de venta del periódico "The New York Times". En 1958, el caricaturista Bill Mauldin ganó el Premio Pulitzer por la caricatura que muestra a un supuesto Pasternak haciendo trabajo forzado en Siberia y diciéndole a otro prisionero: "Yo gané un Premio Nobel, ¿Cuál es tu crimen?". La novela "Doctor Zhivago" tuvo que esperar hasta 1988 para ser publicada en la Unión Soviética. Sólo en 1989, su hijo Yevgueni (que se ha ocupado de la difusión de su obra) fue autorizado para recibir el Premio en nombre de su padre. ¿Era ese el Destino que me atrevía a intentar alcanzar? ¿Por qué no? ¿Acaso el silencio no se premia, tarde o temprano, con un gran premio que haga justicia a tanta necesidad de contar lo que otros muchos no contaron jamás? Allí estaba yo, en 1958, junto a una larga fila de compañeros de colegio dando el paso adelante que sólo unos pocos nos atrevimos a dar. ¿Y qué pasaba con mis hermanos pequeños? Pensé en ellos. Pensé que era importante y justo abrirles un camino que el mayor no quiso abrirles. No importaba. Si ellos podían tener la misma oportunidad que yo les brindaba resultaba necesario ser el líder que ocupaba su verdadero lugar para no defraudar sus esperanzas. Por unos segundos mi pensamiento me llevó al bulevar de la calle Alcalde Sáinz de Baranda y a nuestros juegos infantiles mientras íbamos camino del colegio Lope de Rueda. Era necesario demostrarles que yo no les había abandonado jamás y que abría la ruta para que conquistaran el mismo pedazo de gloria que yo quería alcanzar. El futuro se lo tendrían que trabajar ellos mismos pero mi valiente paso adelante les ofreció la oportunidad que ya tenían perdida. En mi casa, ante la mirada sabia de mi abuela, mi padre y mi madre tuvieron que decir que sí.
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