Algo de Benjamín (Creo en tí, Ecuador)
Publicado en Jan 25, 2017
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La labor identificativa de los seres humanos siempre arranca de nuestra conciencia infantil; una inocencia reconciliadora que establecerá las reglas de juego entre aquello que nos proponem las lecturas y el nivel primario de nuestras interpretaciones personales de carácter emotivo y sensorial.
 
Los rumbos no son rombos cuando tenemos la mente abierta. Los rumbos, leyendo obras de alta intelectualidad, se nos abren más allá de los rombos. Ya sabemos que un rombo es para todos los públicos, dos rombos es para personas jóvenes y tres rombos ya es solamente para los que están suficientemente preparados. El rumbo de cada uno de nosotros y nosotras, si queremos ser alguien en la vida, debe saber diferenciar bien los rombos y no mezclarlos sin conciencia alguna. Emotivos y sensoriales. Somos así cuando tu yo que ama, quiere y habla con mi yo que no duerme y que interrumpe y no interrumnpe es una gran jaculatoria al yo de quien al otro lado de la puerta escucha tu voz. Voces en el silencio de la propia voz. Nos identificamos a través de esa necesaria conciencia infantil que siempre nos reconcilia con nuestra personalidad si es que hemos sabido entroncar nuestras interpretaciones de la ensoñación con esta vida nuestra. No la vida ajena a nosotros mismos sino esa clase de vida propia que nos va a ir abriendo el libro de nuestras existencias.
 
El pensamiento vivo de un ser humano no sólo es una evidencia histórica de carácter natural sino que, además, se patentiza continamente a través de las manifestaciones concretas de nuestra actitud de pensamiento, de nuestra actitud de sentimiento y con nuestra actitud de comportamiento.
 
Mundos de palabras como actitudes propias. Las palabras dichas con el corazón no hacen jamás daño alguno. Las palabras dichas con el corazón son nuestras únicas verdades después de haber guardado decenas de años de silencios. Es mejor ser sincero que cómplice del silencio piadoso que es sólo un silencio no comprometedor. El poeta (no recuerdo ahora su nombre) dijo algo muy duro sobre la poesía que se concebía como un lujo a favor de los neutrales. Las palabras que rompen décadas de silencios de dolor y de soledad y de más silencio y de más dolor y de más soledad y de más silencio y de más dolor y de más soledad, etcétera, etcétera, etcétera, sólo sirven para ser superadas por las palabras dichas con la honestidad y el valor de nuestras verdades vividas en nuestra propia carne. Después otra vez el silencio para poder superar el olvido. Todo ello se produce porque al pensar y al hablar del ser humano como posibilidad cierta de esperanza hacia el futuro es un deber moral de todos nosotros tomar parte activa en la construcción progresiva del mundo. No sólo una actitud contemplativa de este mundo que nos rodea mientras estamos vivos sobre esta Tierra, sino una actitud activa para que, de este modo, nuestra vida tenga un sentido total. No estamos aquí, en esta Tierra, para desaparecer en el absurdo de la Nada. Sólo si nos destruímos a nosotros mismos habremos creado como finalidad de la vida ese absurdo de la Nada. Pero no. No debe ser así. Debemos reaccionar siempre ante el negativismo de la destrucción. La muerte no es un final si la sentimos como un objeto o una causa de esperanza más allá de ella. Tenemos que optar por una actitud activa, por una opción libre que nos impulse hacia un futuro de esperanza donde nosotros, hombres y mujeres de hoy, participemos plenamente en ese continuo sentir de que somos trascendentes para la Historia de la Humanidad. He escrito varias veces ya que soy de los que opinan que el ser humano (hombre y mujer al unísono) llegará un momento en que conquistará el Universo. Lo creo firmemente. Las culturas históricas de los pueblos del pasado, del presente y del futuro, deben ser portadoras de grandes ideales. Si no existen esos grandes ideales de inmortalidad final son culturas de la muerte. Yo apuesto por las culturas de la vida. Y no me da miedo ni me tiembla el pulso al pensar y al escribir con carácter colectivo y universal que la Humanidad conquistará, quizás en este mismo siglo XXI, la Eternidad. No. No estoy enloqueciendo. Lo siento de verdad con toda la plenitud de mis sentires. Veo la Eternidad en los seres humanos. Toco la Eternidad en los seres humanos. Huelo la Eternidad en los seres humanos. Saboreo la Eternidad en los seres humanos. Oigo la Eternidad en los seres humanos. Y todo ello lo veo, lo toco, lo huelo, lo saboreo y lo oigo en el centro gestático y genésico del Universo que un día poblaremos. Por eso la muerte no es un final y todos nosotros y nosotras, los que tenemos Fe firmemente cristiana, de una manera u otra seremos parte activa de la Eternidad. 
 
Dentro de la corriente del pensamiento constructivista permanecemos, profunda y profusamente, como seres dentro de todo nuestro entorno vivencial y eso quiere decir que es una única región de identidad unívoca que es nuestra verdadera patria alimentaria, esa casa común que nunca debe caer en la pequeñez de los ficticios desmembramientos ideológicos.
 
Somos muchísimo más interpretativos sin ideologías. Somos muchísimo más verdaderos sin ideologías. Somos muchísimo más reales sin ideologías. ¡No temas creyendo que este relámpago de Luz se apague! Te hablo a ti, ser humano que amas de verdad a quien la naturaleza no edulcorada te une porque quieres construir en lugar de destruir el futuro. ¡Mira la Luz de agosto estallando en el centro de nuestras almas! ¡Cómo llena la Luz a los mástiles de mi barco y cómo resplandece el mar! Ven. Dáme tu mano de vida y de esperanza y acógete en mi pecho, que yo seré tu sombra para guarecerte de los ofrecimientos del sol. No temas. Tras la memoria de las olas existen las ofrendas de tus labios. No temas. La paz besa el estigma de tus pechos. No temas. Que la quietud adorna las estancias de este habitante y todavía regresa siempre esta Luz que tanto te nombra en mis recuerdos. La Luz se está haciendo intensa en mi barco. No temas. Yo seré la sombra del destino de tu alma. No temas. Que este relámpago de Luz sólo es mi beso estallando en tus pupilas. Constructivistas de todo lo que significa amor verdadero -no la edulcación antinatural del amor verdadero- somos capaces de decir sí a lo que Dios creó para decir que sí y somos capaces de decir no a lo que Dios no creó y por eso le decimos no. Unívoca condición humana sin ambages ni ambigüedad de ninguna clase ni de ningún sentido.
 
Bajo la suave luz de la mañana, la cruz conquista el espacio. Acaban de abrirse las margaritas y un centenar de ellas colorean el bronceado campo donde los primeros rayos de sol, cuales minuciosos libros de la naturaleza, perfilan las siluetas de los álamos en las cristalinas aguas del riachuelo. Como metáforas mil veces reinterpretadas, las rocas semejan estilizaciones de variadas confluencias. El puente, como un enloquecido personaje de mayo, parece viajar a través del tiempo. La horadada cueva es una extrapolada organización de piezas empeñadas en ver cómo pasa la vida minuciosamente dispuesta. El ambiente de los círculos del agua, que forman el viento sobre la superficie, son cantos literarios creados por los efectos naturales del sorprendente discurrir de la mañana. Todo llega desde un destino similar a la épica construcción que resume el paisaje de exposición infinita. Un paisaje que lleva ya siglos al servicio de los oníricos amaneceres. Cincuenta siglos recorriendo la luz la travesía de la fantasía.
 
Algo más que una pasión compone la historia del encuentro entre el viento y las rocas que, al paso de las edades, han sido erosionadas convirtiendo el espacio de las flores en fragancias dinámicas cuyo espíritu liberado se expande hacia los horizontes. La imagen de los árboles, reflejados en el agua, son una refrescante tentativa para transportar el sueño de las adelfas hacia la reivindicación de la existencia. Las morenas arboledas, bañadas por los rayos de sol, son cosmopolitas visualizaciones creadas como líneas inspiradas al aire libre; algo así como un escenario de ciudades icónicas y vegetales. Caen las gotas de la lluvia, suaves y parsimoniosas, recubriendo las corolas de las plantas del brillante reflejo paciente y natural. El sol saluda, en medio de su cálido discurso, a una esencia inpermeable que contagia al protocolario amanecer y las ramas son corpiños de encajes enhebrados para tan apabullante sesión de colores. Paradójicamente la cueva siempre es gris.
 
Porque el inicio de la luz está trabajando como modelo para la memoria, la entrega de los aromas comienzan a ser el rodaje continuo de una escena abrumadora entre las verdes hojas y el fulgor amarillo y blanco de las margaritas que se enmarcan en el original concepto de la naturaleza con el recuento del silencio. Un montón de heroínas luces ambientales bailan alrededor de las riberas, logrando que el crecimiento de las horas tenga un verdadero significado en la lucha entablada entre las aguas y el viento. Ningún otro sentido extraño habla con lo creativo del paisaje. Consciente de su maravilloso flujo de majestad, el sol sigue disponiendo la posesión de sus privilegios. La prioridad de todo el ámbito circundante es la disipación de la mañana en el lánguido transcurrir de su permanencia, como una viajera incontenible que va esponjando sus caricias en las ramas ahora convertidas en intranquilas suspensiones donde se balancean los interminables segundos de la presencia del agua. El riachuelo pasa rielando con sus ondas forjando aspectos de una vida fantástica donde la cabeza de los álamos son muchísimo más que un simple reflejo. Ondeando sus pináculos arbóreos, los álamos planifican su propio universo para que todo encaje en su estar presentes. Lo mismo sucede con las margaritas.
 
Existe una benéfica corriente continua del líquido elemento en sí misma; en su propia seguridad. Si se pudiera puntuar ella misma se otorgaría un diez sin dudarlo ni tan siquiera un momento, proque no hay ninguna paradoja en el mundo expresado de los álamos a lo álamos, de las margaritas a las margaritas y de las rocas a las rocas. La intimidad de las gotas siguen resbalando por las hojas y, en un último viaje, el riachuelo curva sus pensamientos para forjar un diálogo propuesto a la energía epicéntrica del sol. El impulso de la riada es el autocontrol de este riachuelo que, entre rocas y peñas, abraza a las riberas para darles todo su amor a las arboledas mientras, por doquier, las margaritas siguen, silenciosas, tratando de reforzar su dulce existencia a través de las filtraciones de sus oníricas savias; como distraídas composiciones de un estar si más documentación que la sabiduría de la perfección que en ellas anida. Al otro lado, la gris cueva sigue con su reto diario de ser sombra perpetua.
 
Los silencios meditan en los remolinos del agua, a manera de lenguaje lúdico ubicado entre el aire y las pequeñas gotas translúcidas que centran su presencia en las acciones radiales de ir empapando a los vegetales mientras crece el sentido de las fórmulas naturales que, cada vez más llenas de sol, parecen consultarse las ideas. Es el diálogo de las verdaderas raíces de los sentidos sin restricciones ni censuras: el autónomo e independiente discurso creativo que, efectivamente, surge vestido con las galas del paisaje y se concentra en el espejo de las aguas del riachuelo dando la sensación de una continua voz fiable, rápida e inocua, pero motivada por la ambición de ser fiel a los destinos del tiempo. No figuran en sus diálogos las intransigencias ni las confusiones. Simplemente es el auténtico momento en que el mismo sol se da cuenta de que su poder llega a ser el rasgo más distinguido de aquel escenario lingüístico y cultural donde sus personajes son el resplandeciente placer de estar constantemente estimulados por un entorno cada vez más nutriente: la energía interior del espíritu del aire.
 
Crear su propio momento de relajación planea en la línea del ordenado horizonte que facilita la vida de los álamos, en medio de la armonía de este sinfónico proceso de margaritas y verdes arboledas, enmarcando sus figuras en medio del orden que organiza la luz. La cueva, siempre gris pero sin romper la coloración de sus entornos, inculca al aire el deseo de seguir resonando creando ecos perpetuos; generaciones de pequeños pero profundos ecos que, a través de los siglos, han horadado las paredes hasta convertirlas en una obsesión perfecta de equlilibrio y misterio: cambiar, siglo tras siglo, un milímetro de magia en la batalla diaria del viento mientras que el sol hace encajar, con la perfección de la luz, los ejes de las rendijas de las rocas y una especie de personalidad universalizada se hace inmortal en todos los rincones donde siguen dialogando los álamos con la corriente continua de la cascada en un trasfondo acumulativo de familiares consecuencias. Es así como trabajan el ambiente con el tiempo tratando de no forzar jamás sus infinitas presencias.
 
Las margaritas conocen su temporalidad pero están habituadas, por eso mismo, a acomodarse en su condición transitoria organizando sus propias existencias sin que les afecte el acumular alboradas para, al final, ser recuerdos inevitables del paisaje. Hacerlo así es mucho más que una simple imaginación. Ellas se reconocen en la magia de sus naturalezas individualizando la comodidad dentro del conjunto de sus familiares espacios. Y el ríachuelo sigue su curso, interiorizada la psicología de los rumores del agua, como figura autodidacta de un paisaje donde lo único que transciende es su vínculo con el idioma de la naturaleza; un idioma sin palabras ajenas al diálogo de los álamos y el aire.
 
Esta forma de entender la presencia multiplicadora del sol y del agua en la convivencia del hogar común de las margaritas son el consumo diario del vivir conviviendo con la propia virtud de las leves gotas que ordena el aire haciéndolas translúcidas en su sinceridad innata. La arboleda amontona sus cambios temporales a medida que las estaciones van produciendo mudanzas para seguir redescubriendo, jornada tras jornada, ese mirarse hacia adentro sin más problemas que ser tal como la naturaleza es en sí misma. Sin complejos de grandeza, el paisaje se hace grande en medio del silencio solamente interrogado por los rumores del agua y el silbar del viento entre las hojas de los álamos. Cuando llega el viento toda la materia refuerza los pensamientos de su existencia y el sol brilla para seguir otorgando esa organización de los colores que se complementan con la cueva gris y las pardas rocas del acantilado. En la corriente del agua, los círculos concéntricos siguen organizando un baile propio donde las ondas se expanden hasta desembarcar todas sus ideas en el ámbito acogedor de las riberas. Lo único que ocupa todo este juego secular en el tiempo se llama eternidad.
 
Todos los seres humanos que poseemos pensamiento cultural e intlectual también poseemos, por dinamia lógicamente evolutiva, un alto componente de unversalidad en nuestra personalidad activa y natural.
 
Nuevo día. Despierto y no veo las mismas cosas que ayer. Todavía, a estas alturas de los dos mil once años después de Jesucristo, existen millones de hombres y mujeres insistiendo en dudas tan transcendentales como si somos o no somos una simple presencia temporal para acabar siendo nada. Es increíble que despierten cada día y no se den cuenta de que somos algo más que una presencia. Si nos miramos en el espejo del alma, cosa que muchos y muchas deberían ya acostumbrarse a hacer, podríamos deducir lo que en algún momento de mi existencia escribí en cierto lugar de esta estadía eterna. Lo voy a recordar.
 
"Como infinitos ríos todos discurrimos por las tierras humanas formadas por nuestra propia piel. Somos algo así como un solo corazón henchido de miles de millones de diafragmas en forma de hendiduras por donde circulan las ideas configurando sangrantes sinfonías de vivencias múltiples. Y a esas sangrantes sinfonías las podríamos denominar como el cuerpo/corpus de nuestra presencia en este discurso dialéctico que es la suma de todos nuestros "yos" y todos nuestros "porqués". Arribamos a las estaciones diarias cuando los soles amanecen y después de vivir una intensidad de emociones expuestas en las horas del desaire de los sentires firmamos la tregua del sueño para descansarnos de la fatigante tarea que es sentir el peso de toda la existencia humana en cada uno de nosotros y de alguna manera más o menos total".
 
Lo analizo porque tengo toda la existencia por delante y nada queda por atrás más que poder ser lo que fuimos en el instante mismo en que sabemos lo que somos. Como infinitos río. Eso es este despertar diario mirando en todas las direcciones. El futuro no está delante de nosotros. El futuro está dentro de nosotros. No es lo mismo mirar la vida como un horizonte finito al que hay que llegar para terminar en un estado que muchos llaman muerte que entender que dicho futuro no tiene dicho límite y que la muerte no es solución sino desesperación de los ausentes. Me ubico en mí para poder comprender que acabo de despertar para ser algo más que una simple presencia pasajera y mantengo la afirmación de que las transformaciones existen de tal manera que o somos algo más que presencia o no tiene sentido estar presentes en este hoy que es, a su vez, una consecuencia de ayer y una causa para mañana.
 
¿Somos o no somos algo más que una presencia?. Muchos creen que la experiencia de la Eternidad es una utopía porque sólo se ven a sí mismos como materia nada más. Pero entonces yo me pregunto ¿de dónde surge el latir de nuestros corazones? Desde luego lo que tengo muy claro es que dicho latir no es materia; por la sencilla razón de que surge del alma. Y si hablamos del alma estamos diciendo que no solo somos presencia sino existencia y no solo somos ecistencia temporal sino existencia infinita.
 
Llegamos al punto interesante de descubrir que cada vez que despertamos estamos viviendo un infinito que va a durar hasta el mismo día de hoy porque todos los días del pasado, del presente y del futuro, son el día de hoy. Muchos se angustian ante el sentido mortal de sus pensamientos y, sin embargo, yo me doy cuenta de que los pensamientos tampoco son materia. ¿Cómo es posible decir que la vida se termina a través de pensamientos?. Eso es tan contradictorio como decir que vivimos sin alientos. Pues bien, ese aliento o hálito de vida, no nace de la materia sino de algo que pensé ayer y que se llama espíritu. ¿Alguien es capaz de poner barrera alguna al espíritu? Vana contradicción que, a estas alturas del Siglo XXI después de Jesucristo, ya debería haber sido solucionada determinativamente.
 
Entro en el espacio de lo determinativo y me afirmo. Si alguien se afirma es porque perdura y si alguien perdura es porque nunca muere. Podrán discutirme los sabios del mundo que creo mi propia filosofía. Es cierto. Creo mi propia filosofía porque soy yo quien la vive. Todos y todas creamos nuestro propio yo en base a esos pensamientos que no son materiales; luego deduzco que de la materia no puede salir esta presencia en el día de hoy. Sale del milagro de haber despertado. Recuerdo mi pensamiento de anoche: "Materia sin espíritu es materia muerta y espíritu sin materia es espíritu vacío". Camino por las calles concentrado en mí mismo y me doy cuenta de que sigo siempre existiendo. Existí desde las primeras generaciones humanas porque soy producto directo de las primeras generaciones humanas y existo en todas las eternidades de las generaciones humanas porque estoy dejando fluir mi presencia más allá de la materia para no ser un humano muerto y más acá de todo mi espíritu para no ser un humano vacío.
 
Me suena a vacío existencial tanto la materia inerte como el espíritu silente. Yo nunca he visto a mi espíritu silente pues me habla y le contesto o le hablo y me contesta a través de este espacio de materia con el que paseo mientras pienso. Alguien dijo pienso luego existo y se equivocó al colocar los tiempo verbales. Soy de los que dicen que existo porque pienso, pero mis pensamientos no se quedan nunca en un simple existir temporal. No tienen tiempo los pensamientos. Luego no es que piense que estoy existiendo sino que existo incluso cuando dejo de pensar.  ¿Alguna vez habéis comprobado el ejercicio de vivir sin pensar?. Es imposible que se logre la total ausencia... porque en el subconsciente, en esos momentos en que estamos ejercitando el vacío, permanece la memoria... ¿y qué es la memoria?. Ni los que dicen que sólo son los recuerdos del pasado llevan razón ni los que proclaman que sólo son la recuperación que necesitamos para actuar hoy llevan razón. No. La memoria es, también y sobre todo, la proyección que vamos a vivir mañana. Quizás algunos aquí se pierdan en lucubraciones impersonales y abstractas porque creen que la memoria es impersonal y abstrata. Se confunden porque no han descubierto que la memoria es tan personal y tan concreta que es nuestro propio cuerpo convertido en idea. ¿Acaso las ideas son sólo proyecciones teóricas?. Imposible de aceptar. Las ideas tienen materia además de espíritu. Y ahí querìa yo llegar para dejar el debate abierto. Somos idea universal creada por un Ser Superior y transformada en materia por dicho Ser Superior. Yo sólo me limito a crearme mi propio espacio en este universo infinito donde cabe desde el más recalcitrante incrédulo hasta el mayor creyente de las utopías realizables. Y es que vivir todos los tiempos en el día de hoy mismos es, precisamente, la existencia sabiendo que somos algo más que una presencia. Podría estar desarrollando más estas reflexiones pero me gusta abrir debates y consultar ocnmigo mismo para saber que he cumplido mi labor de despertar y ser algo más que materia muerta y algo más que espíritu vacío. Por eso soy Eternidad.
 
Nuestro encuentro histórico con el pensamiento propio se produce en el mismo momento en que nuestra mente juvenil impacta con lo vital y perpetúa su autenticidad de carácter científico solamente basándose en el interés intelectual de cada uno de nosotros.
 
Meditemos con profundidad suficiente como para hacernos entender.  Yo escribo... ¿tú escribes?... ¿él o ella escriben?... Yo escribo porque me siento... ¿tú te sientes cuando escribes?... ¿él o ella se sienten cuando escriben?... y más veces me gustaría seguir escribiendo... pero los días constan de 24 horas y os prometo que si constasen de 24 horas y un minuto más escribiría un texto más cada día... porque yo escribo porque me siento... ¿tú escribes?... ¿él o ella escriben?... La libertad en realidad es sentirse escribiendo o leyendo en silencio... pero yo rompí las barreras de mis silencios hace exactamente seis años y unos meses ya... así que yo escribo porque me siento...
 
 
Pasarán los días con sus equipajes repletos de pensamientos extintos en la luz del recuerdo y los olvidos y pasarán volviéndose aire buscando un suspiro en alguna boca ajena o internándose en las caricias y las esperanzas de un existente sortilogio en forma de misterio que entra por las rendijas del alma. Pasamos y dejamos una huella en el pensamiento de alguien que nos conoció. Y nosotros, todos nosotros y nosotras, somos parte indisoluble de ese pasar continuo. Es el sortilogio de la vida. Con el tiempo nuestras huellas se borran pero quedan siempre en la perpetuidad de nuestras existencia porque que un día fuimos algo más que un simple sueño.
 
Os voy a hablar de unas cosas pequeñitas, de esas que a muy poca gente le interesan; de esas que podemos llamar semillas de jazmín o de tomillo o, ¡por qué no!, llamarlas anémonas del aire. No importa el nombre que se les dé porque en realidad no tienen nombre sino que son cosas pequeñitas que penetran por los sentidos y se adentran en el corazón. Hoy el sol ha calentado mi interior y unas diminutas gotas como las del rocío de las amapolas han hecho sonrojar a mis mejillas. Significan mucho de felicidad esas cosas pequeñitas que a muy poca gente le importan pero que son capaces de hacerme escribir y hablar de ellas. También las podemos llamar principios de misterio porque, en el fondo, son milagros del alma llenando al cuerpo físico de unas cargas de energía capaces de hacernos sentir pálpitos en medio de la mañana, del atardecer o debajo de las estrellas. Son cosas tan pequeñitas que no tienen nombres y por eso las podemos llamar tal como deseemos en cualquier momento de esta perpetuidad que son las veinticuatro horas del día.
 
Antes de iniciarse en el conocimiento intelectual del pensamiento político-social de las ideas desprovistas de ideologías, es necesario clarificar los vocablos humanismo. racionalismo, liberalismo y progresismo, ya que pueden tener un enfoque muy distinto y diferente al que los historiadores ideológicos (los que escriben la Historia de la Humanidad movidos y motivados pos sus ideologías partidistas) nos han querido imponer.
 
El Humanismo, propìamente dicho, existe desde el mismo instante en que Adán y Eva fueron creados por Dios y colocados en la Tierra. Que nadie quiera apoderarse de esta denominación humana arguyendo ideologías provocadoras de fisuras en la integridad de los seres humanos, Somos humanos desde el origen de nuestra raza humana; luego el Humanismo no es una creación ideológica de ninguna tendencia político-social salvo la que nos conduce a la Idea Suprema de Dios. Al origen de la especie humana. Los historiadores ideológicos, dominados por su ansia, ambición y avaricia que querer elevarse a la altura de "dioses" del pensamiento humano nos quieren confundir diciendo que antes de que ellos dijeran que el Humanism existe, los hombres y mujeres eran inhumanos. Nada de eso es verdad. Hoy en día seguimos siendo igual, excatamente igual en la esencia de nuestra existencia, que aquel Adán y aquella Eva cuando decidieron dejar de ser perpetuos para elevarse a la idea humana de la finitud en estaTierra. Ninguno de lo historiadores con ideologías político-sociales pueden rebatirme esta idea porque no es una idea que proviene de la razón humanística sino del alma humanitaria. En ese verdadero sentido, la especie humana no ha avanzado gracias a las ideologías del Humanismo histórico sino a las ideas del primero y primigenio Humanismo humano; y leed bien porque no he dicho histórico sino humano, ¿De dónde nace el vocablo Humanismo? Lo voy a decir con total claridad: nace del vocablo humano. Y el vocablo humano nos define desde que Adán y Eva fueron situados por Dios sobre la Tierra, Todo lo demás es manipulación ideológica con interes político-sociales empeñados en dominarnos con sus ansias de poder. El Humanismo no les pertenece a ellos sino a todos los que, en verdad, nos sentimos humanos creados por Dios.
 
Pasemos a rebatir a los únicamente racionalistas. Comienzo con un axioma propio inventado por mí mismo para demostrar que no necesito a los teóricos del Racionalismo para saber razonar mucho mejor que todos ellos juntos que no salen más allá del cerco donde se cierran ellos mismos la salida porque así demuestran la poca consistencia de lo que ellos llaman verdades razonadas: "La Razón reside en el cerebro. L a Fe reside en el corazón. La Razón controla a la Materia. La Fe controla al Espíritu. Razón y Fe son los dos principales motores del Alma Humana". Continúo con otro axioma propio creado por mí mismo para seguir combatiendo sus grandes errores al analizar la verdad humana: "La Fe, cuando es verdadera, no mueve nunca montañas sino que mueve siempre el cerebro que mueve a las montañas. porque Fe y Razón son las dos caras de una única moneda llamada Humanidad.  Si la Tierra se mueve continuamente y nunca deja de moverse es totalmente comprensible que las montañas están en continuo movimiento. Por Fe y por Razón. Por Fe porque no las vemos moverse. Por Razon porque vemos cómo sol las ilumina y después las oscurece y si el Sol es un punto  fijo (también lo sabemos por Fe y por Razón) las montañas no son puntos fijos. Así que el Racionalismo no podría existir sin su verificación a través de la Fe. No vemos, por ejemplo, el amor y solamente razonando no podríamos jamás saber lo que es el amor; luego para saberlo (como en verdad sabemos que existe) es porque tenemos la suficiente Fe necesaria para saber que existe. 
 
Creo que la realidad de la filosofía, en la actualidad, está contenida en nuestra conciencia, porque hoy somos capaces de poner en entredicho verdades inmutables y convertirlas en suposiciones relativas. En medio de un inmenso consumismo materialista seguimos amando un poco, bastante o mucho (según cada ser humano) la intimidad de nuestro propio ser; quizás como recurso defensivo ante ese consumismo en que nos han envuelto a través de la despolitización de los ciudadanos hasta convertirnos en hábitos de quemeimportismo y alienarnos con los espejismos de la vida. Edmund Husserl, en 1929, inició una crítica de la lógica contemporánea y he aquí que ahora, habiéndose prolongado esa crítica a lo largo de todo el siglo XX, el conocimiento humano se hizo mucho más semiótico (por la abundante comunicación individual y colectiva que se ha desarrollado) que la propia capacidad intelectiva de sentirnos con vida suficiente. Se hecha en falta una filosofía ética válida para el siglo XXI.
 
Una filosofía actitudinal que buscaba concienciar para llenar el actual vacío del espíritu humano no era la aplicación del racionalismo que, como bien sabemos todos los que hemos pensado en ello, ha defraudado tras su inicial resplandor. Hay que encontrar una nueva explicación idealística que, desgraciadamente, no cuaja en algo práctico y vivible para muchos humanos en la actualidad. Tras 196o se desarrolló una "filosofía técnica" que quedó siempre encerrada en las aulas universitarias y en las revistas especializadas y que supuso un nivel de complejidad muy elevado para su comprensión. Es por eso que muchos pensadores sociales han determinado ya que la filosofía ha muerto después se sus últimos estentores: la filosofía analítica de las últimas décadas, la filosofía hermenéutica de Gadamer (quien influido por Husserl y Heidegger combinó la dialéctica de Hegel y la tradición hermenéutica de Dilthey diciendo todo aquello de que el conocimiento se origina a través de la experiencia de la verdad ejecutada en el horizonte del lenguaje y que el humano comparte a través del habla entendible y es imposible evitar la interpretación de la vida), la filosofía de la crítica de la sociedad, de Habermas, que señaló que radicalizar el positivismo, la ciencia y la investigación moderna como objetivos prioritarios y esenciales nos había llevado a la alienación por el manejo y los intereses de los poderes del Estado que siempre logran despolitizar el pensamiento ciudadano para introducirlo en el consumismo materialista y despojarle de conciencia) y la filosofía post estructuralista (desde Foucault hasta Derrida pasando por Deleuze) que aborda el lenguaje de los textos (orales o escritos) como algo relativamente inasible ya que se demuestra que un texto no es un logocentrismo con una sola interpretación, sino que tiene muchas y distintas lecturas e interpretaciones... hasta hacer que la existencia del pensamiento se haga inevitablemente incoherente.
 
En definitiva, la propuesta de que hemos llegado al final de la filosofía nos hace plantearnos si estamos ya en el último callejón sin salida para la Humanidad. Otros, más optimistas, dicen que no, que se está elaborando una nueva vía que aclare el panorama vital del siglo XXI. Podría ser incluso que, debido a la desespiritualización humana en que vivimos actualmente, tenga que ser necesario volver de nuevo a empezar, volver a arranca de las sustancias pitagóricas y los planteamientos socráticos de la Antigua Grecia para elaborar y levantar la creación de una nueva Civilización Humana. En fin. Ya todo puede pasar, pero es urgente que se aclare el caos existencial de hoy en día y que pueda haber una propuesta de estabilización para que volvamos a sentir la importancia de nuestras existencias.
 
He aquí una nueva forma de filosofar mucho más práctica, concreta y atractiva que la de los "moribundos" post modernistas: Te observo. Cambias mi visión de la vida. La filosofía de los líderes de ocasión no me interesa para nada. Está la vida tan condensada en ti que, a estas alturas de mi juventud, ya no manejo teorías amorosas. No existen horarios ya para mí... porque la luz de tus ojos es el foco eterno que ilumina mis caminos. ¿Quié fue antes de todo esto? ¿Qué fue aquello que ya no es porque se quedó en las hojas de los calendarios ya ajados por el paso y el peso de los años? ¿Qué sucedió con todo aquel mundo de teorías conspiratorias? No me interesa ni saberlo ni recordarlo. Quedaron ya atrás... muy atrás. Ni las recuerdo con detalles ni me inmuta olvidarlas para acordarme solo de ti. Hallarlas de nuevo sería como una manía de nostalgias que ya ni poseo ni me poseen.
 
Exactamente eres tú mucho más que un conjunto de teorías amorosas falsas que vienen, con ilustraciones incluídas, en los libros de mi Literatura. Y es que, al final, como al comienzo, todo renace en ti de nuevo... y no como teoría sino como práctica de la Verdad. Quizás aquellas teorías amorosas ya ajadas por el paso o el peso del tiempo no conozcan que la práctica te ha hecho mucho más joven de lo que incluso yo pensaba. Aquellas teorías sólo eran latidos de corazones fríos; excusas para pasear por la vida sin tener que aburrirse con la monotonía de contar, miles y miles de veces, cifras exactas que eran siempre inexactas. Cosas del amor. Aquellas cifras exactas, que eran siempre inexactas, quedaron escritas -grafitis de esperanzas baldías nada más- en los muros de mi corazón. Sólo eran derrotas de minutos nada más. Pero ahora vivo todas las horas enteras contigo y esa es mi victoria. Vamos ya hacia el infinito... hacia la cumbre... y, una vez arriba, en el momento álgido de nuestro poético covivir, cortaremos el cable que nos ata al pasado. Verás que fécil es. ¡Ya no existe la mentira de las frías teorías del pasado! ¡Ya no hay futuro! Sólo nos queda, como única verdad, este presente sin teorías... este presente que no se acaba... este presente que es la certeza amorosa del cálculo infinitesimal de nuestros corazones. Y es que, en el mundo de aquellas frías teorías, todas se parecían a ti pero no eras tú sino tu reflejo. Nadie es, en realidad parecida a ti ni parecido a mí. Todo el mundo sabe ya lo que va a pasar en el futuro. Y se quivocan rotundamente porque aplican frías teorías amorosas realizando cálculos de probabilidades para ver si les conviene amar o no amar según sus propios intereses. ¡Como si el amor lo hubiese inventando el mas temático de los matemáticos!. Tú eres más... muchos más que aquellas frías teorías amorosas escritas una... dos... hasta tres veces en las pizarras universitarias. He ahí el enigma que me llevó hacia donde estabas tú.
 
Todos dicen saber o que saben (en realidad es igual que digan saber o que sepan de verdad porque son ajenos a mis sueños) lo que va a pasar mañana. Nosotros ni tan siquiera sabemos qué va a pasar en el próximo minuto. Y, sin embargo, tenemos muchas más Verdad que todos los teóricos juntos. Vivimos. El mañana sólo es este vivir cada segundo del día de hoy y sin tener que plantear frías teorías amorosas. Aquellas falsas teorías del pasado ya no me son incógnitas por despejar. Las ha despejado la defensa del tiempo, hemos comenzado a hacer circular nuestro propio juego en el medio exacto del espacio en el que estamos jugando y acabamos de anotar el tanto de la victoria. Si alguien quiere pensar que es falso no nos interesa porque es nuestra realidad. Y es que tú eres más que una teoría falsa en el área de la Verdad. En ese área donde los disparos amorosos besan la red de tus pupilas. ¿Existe en ésta exposición explícita y concreta Fe y Razón al mismo tiempo? Los simplementes racionalistas se han quedado callados porque no saben cuál es la salida. Se la voy a brindar yo mismo (para que se den cuenta de que con la Fe dejo de ser tan egoísta como todos ellos juntos) con una sola argumentación aplastante surgida de mi identidad humana. 
 
Dios (Mayúscula) creó a los hombres (minúscula) y los Hombres (Mayúscula) crearon a dios (minúscula). Vamos a ver, vamos a ver. Dicen quienes me conocen que soy un chico muy intuitiva y puede ser verdad. El caso es que aplicando mis intuiciones a esta frase interesante que acabo de escribir he deducido que el pensamiento que se me ocurrió en un principio debió de ser "Dios creó a los hombres y los Hombres crearon a dios". Después me quedaría meditando y añadí (siempre suponiendo yo por intuición) lo de los paréntesis de Mayúscula y minúscula porque estoy intentando hacer que nos fijemos profundamente en ese detalle. He añadido los paréntesis con un propósito racional para reforzar mi propósito espiritual. Me parece que eso está bien clarificado. Sigamos adelante.
 
Fue Federico Nietzsche el qe dijo en cierta ocasión (¡afirmándolo de manera prepotente bajo mi punto de vista!) aquello de "El hombre , en su orgullo, creó a Dios a su imagen y semejanza". También dijeron lo mismo y de la misma manera prepotente Charles Wilson, Richard Feynman, Javier Correa, Carl Sagan, Charles Darwin y Einstein entre otros muchos pensadores famosos de la Historia. Todos ellos lo afirmaron con la posición de ser ellos mismos los dioses de la Humanidad. He descubierto que un internauta mexicano llamado Salvador Estrada Esparza ha escrito en Internet lo siguiente: "¿Dios creó al hombre o el hombre creó a Dios?". Si te das cuenta no afirma nada sino que lo plantea como una duda. Y sigue señalando: "Según la respuesta aceptada se estará en el campo de la superstición y estolidez o en el campo de la razón y la ciencia. No existe un tercer campo". Yo he afirmado que Dios creó a los hombres y los Hombres crearon a dios para demostrar que sí existe un tercer campo que no es ni el de la Superstición ni el de la Ciencia (queriendo aclarar públicamente que Ciencia y Razón no son la misma cosa como dice él). Me gustaría que tuviese el detalle de leer el comentario siguiente porque en él explico ese tercer campo o vía y de paso contesto a otros u otras interesadas en ampliar su conocimiento sobre el tema.
 
Efectivamente intuyeron bien. Puse los paréntesis con intención. Lo explico y así de paso sigo contestanto a la inquietud de los incrédulos ateos que no saben ya qué opinar sin contradicciones entre ellos mismos. Comienzo diciendo que ni soy creyente religioso, ni soy ateo anticreyente, ni soy agnóstico acreyente... pero creo en la existencia de Dios (con Mayúscula) usando argumentos de la Razón Objetiva. No creo en las religiones porque fueron las religiones quienes crearon a dios (minúscula). Pienso que se puede ser verdaderamente cristiano pensando en Dios Mayúscula sin tener que estar dentro de ninguna religión. Por muchas cosas en las que medito (materiales e inmateriales y entre ellas el estudio de las ciencias) llego muchas veces a la conclusión de que Dios Mayúscula y que fue quien creó a los hombres minúsculas no través de la Teoria de la Evolución que propuso en principio Darwin y que tantas variantes diversas ha producido cuando todos sus defensores termiann por decir que no conocen cuál es la verdad y me parece bastante ridículos, científicamente hablando, que pierdan tanto tiempo en investigaciones que salen de cero para llegar a cero, que parten de la nada para llegar a la nada; pero los hombres minúsculas fueron creciendo y ganando vanidades hasta que crearon las civilizaciones y las grandes aglomeraciones de personas en torno a ejes de poder. Pues bien, cuando esos ciertos hombres pensaron que habian dejaod de ser minúsculos y se auto elevaron a la categoría de Hombres Mayúculos (aunque desconocen que son cada vez más minúsculos cuanto en mayor nñumero de errores caen)  para no tener que explicarse cosas inexplicadas y con ello dar la senación a los hombres minúsculas (sus dirigidos) de que ellos eran hombres minúsculos también (con los plenos poderes que construyeron ellos mismos para pasar por seres superiores a los demás) crearon a dios minúscula para cada uno de sus pueblos (por eso el dios minúscula tiene tantas variantes como religiones existen) porque los Hombres Mayúculas inventaron Religión no como racionalización de la explicación de la existencia de Dios (de ahí que muchos rechazen a la Religión) sino como uno más de los sistemas de poder de dominio sobre los hombres minúsculas (junto con el ejército, la economía y otras cuestiones de similar carácter). Por supuesto que el pensamientos inicial era la afirmación "Dios creó a los hombres y los Hombres crearon a dios" pero pensé y me interesó mucho colocar lo de los paréntesis de Mayúscula y minúscula para que mis lectores y lectoras se detuviesen en ese detalle y poder dialogar sobre ello. Creer en Dios o no creer en Dios no es cuestión ni de Superstición ni de Razón indistintamente sino que hay una tercera vía o campo de pensamiento (y con ello me desmarco de lo que afirma Salvador Estrada Esparza) cuando dejamos libre el pensamiento y nos colocamos en situación de hombres y mujeres que dialogan para buscar sus verdades y sus libertades respetando las verdades y libertades de los demás. Por supuesto que jamás intentaré nunca profetizar a lo Nietzsche ni a lo Fynman ni a lo Einstein porque jamás me imagino creándome a mí mismo como dios. Somos dudas existenciales pero también afirmaciones y negaciones evolutivas donde la Razón, la Fe y el Pensamiento pueden ser profundamente compatibles. Y lo son. Por eso el ser humano -hombre y mujer- surgieron por el Creacionismo directo de Dios. De esta manera no hacemos el ridículo perdiendo décadas y siglos enteros sin saber hallar una respuesta que en la Palabra de Dios viene tan explícita y fácil de comprender que no necesitamos ser Hombres Mayúscula para comprenderlo sino solamente hombres y mujeres nada más.
 
El Liberalismo. Le toca ahora sucumbir al Liberalismo. Enfoquemos de lleno el asunto ese de "dejar ser dejar hacer". Hagamos, en primer lugar, una concesión generalizada para centrar la verdad del asunto: ¿Cuántas veces tenemos que concedernos la suficiente y santa paciencia de ser tolerantes con quienes no sólo no piensan de distinta manera a la nuestra sino que, y esto sí que es para que les preocupe de verdad, ni tan siquiera saben pensar? No es necesario decir que producen lástima pero más allá de que produzcan lástima es que producen indiferencia. Y como ni tengo lástima ni me produce indiferencia la existencia de ciertos incultos del intelecto a continuación escribo sobre la "falsa libertad" del Liberalismo.
 
Si dejamos ser y dejamos hacer a cada ser humano lo que les da la real gana (porque en caso contrario nos llaman reaccionarios o que no sabemos nada sobre el asunto de la libertad de los demás) ¿qué sucede con los que están siempre oprimidos debido precisamente a que los poderosos, ya que poderosos son los que se benefician del "dejar ser dejar hacer", hacen lo que quieren mientras ellos no pueden hacer jamás absolutamente nada de lo que sueñan? En principio tengamos en cuenta que si alguien tiene poder y alguien no tiene poder, quien tiene poder hace lo que quiere y quien no tiene poder no hace absolutamente nada de lo que sueña con poder hacer. Si el liberalismo del "dejar ser dejar hacer" se considera como pensamiento único donde se basa la libertad humana interrogemos pues continuamente al pensamiento único y veremos que la respuesta es la multitud de pensamientos diversos. De toda esa multitud de pensamientos diversos, ¿cuáles y cuántos de ellos pueden "ser y hacer" lo que les da la condición de hombres y mujeres libres? La respuestas es muy sencilla: solamente los que tienen alguna clase de poder sobre los demás gracias al Liberalismo de los pudientes que abusan de la esclavitud de los no pudientes,
 
He aquí el siguiente pensamiento mío: "La Humanidad sólo es Humanidad cuando tiene como Principios Básicos la Ética de su Espíritu y la Moral de su Corazón. Tal como sean esos Principios Básicos será la Humanidad: por eso existe la Humanidad del Mal y la Humanidad del Bien". Teniendo estas referencias como claridad para entender el asunto que estamos tratando, ¿a qué parte de la Humanidad pertenece lo de "dejar ser dejar hacer" cuando sabemos que sólo una ínfima parte de la Humanidad puede "ser" lo que quiere ser y "hacer" lo que le da la hana hacer? Al Mal. Así de claro y rotundo. Porque cuando nos dejan hacer lo que nos da la gana estamosperjudicando a millones de seres humanos que sufren las consecuencias de ese "hacer lo que nos da la gana" que estamos practicando como norma de vida llamándolo falsamente libertad. O, dicho de otramanera, "dejar ser dejar hacer" (base fundamental del liberalismo) crea enormes difererencias entre quienes pueden y quiene no pueden. ¿Dónde se encuntra aquí el igualitarismo del que tanto hablan los del liberalismo a nivel mundial?
 
 
Traslado la heterogeneidad de los seres humanos, con lo cual -que es totalmente cierto- el Liberalismo del "dejar ser dejar hacer" es injusto y cruel con quienes no tienen ninguna clase de poder y están, además, esclavizados con los que "son y hacen" lo que quieren ser y les da la real gana hacer aunque sea, y de hecho lo es, explotando y esclavizando a una gran mayoría de la población mundial: En la calle donde vivo, envuelto en mis propios sentires y sintiendo, a la vez, el palpitar de los ajenos, hay una colmena humana donde existen personajes de todos los colores y sabores. Son los vecinos. Los hay tremendamente amables, cariñosos, que te saludan dándote la mano y en seguida se sitúan en una charla distendida generalmente sobre los acontecimientos cotidianos que, en sus bocas, pasan a ser mitologías narradas al vaiven de las jornadas,
 
Hay tambien otros que son muy personalistas y herméticos. Apenas saludan, cuando lo hacen, con un leve movimiento de cabeza inexpresivo. Los hay simpáticos, que están contentos a todas las horas del día, que cuentan chistes y siempre te reciben con una humorada genial que les sale del interior de una profunda chispa y los hay muy serios, que sólo hablan de cosas sesudas acerca de la política del gobierno y la carestía de la vida. Tengo vecinos bullangueros, festivaleros, que al atardecer reúnen en sus hogares a toda una variopinta multitud al ritmo de la música bailable de los trópicos y tengo vecinosque, por el contrario, aman el silencio y acuden prestos y raudos a pedir a los bullangueros que bajen el volumen de la música y que no alarguen la fiesta más allá de las diez de la noche. Hay aquí vecinos minuciosos y observadores, siempre atentos a todos los sucesos de la calla, inquisidores a veces de todo el trajinar sospechoso y están los que caminan cabizbajos, con el pesar de sus soledades encorvándoles la espalda.
 
Hay vecinos que apenas pisan la calle, salvo para comprar el periódico, el pan y las viandas y otros que, por contra, siempre te están esperando en la esquina para tomar unas cervezas en el bar puesto que aman las tertulias. Cerca de mí tengo vecinos educados, respetuosos para con los demás, y limpios, que siempre tienen brillante el trozo de acera que les corresponde y otros que, sin embargo, tiran colillas al aire -caigan donde caigan sólo es cuestión de cálculo de probabilidades- y llenan el suelo de las aceras de papeles y desperdicios. Tengo vecinos muy cumplidores que, acuden puntuales y pulcros, a todas las reuniones vecinales... pero otros no acuden nunca y luego son los que más reclaman. Hay vecinos muy concienciados con los problemas sociales y están siempre dispuestos a las reivindicaciones de cualquier tirpo. Otros no les importa nada y siempre que se les pide apoyo se encogen de hombros. Los hay hambrientos de camaradería, que te abren la puerta de sus viviendas nada más verte y otros que, sin embargo, las cierran a cal y canto, ponen verjas y sitúan perros que ladran a todos los que se acercan.
 
Algunos vecinos aman la noche y se les ve pasear por el barrio a la luz blanca de la luna. Otros duermen desde las siete de la tarde porque consideran que la noche es un pecado. Los hay liberales y conservadores, progresistas y reaccionarios, completamente ateos y completamente religiosos... Y están los que nunca se definen y sólo escuchan... escuchan... para después actuar según soplen los aires o según tengan ya preestablecido de antemano. Están los humildes (y por ello sabios) y los vanidosos y orgullosos. Hay vecinos que piensan antes de actuar y otros que no piensan nunca. Los hay correctos en el habla y los deslenguados. Y, por último. está ese vecino sordo del que nunca sabemos si sube o baja por la vereda... pero este barrio me gusta, es parte de mi esencia, es una verdadera comunidad de sentimientos bajo la luz de las estrellas y al calor del sol.
 
¿A qué grupo de esta infinita variedad de seres humanos se les puede aplciar el "dejar ser y dejar de ser"? Si señalamos a unos perjudicamos a otros; si se lo permitimos a unos no se lo permitimos a los demás. ¿Dónde está entonces esa justicia distributivay participativa de la que tanto hablan los liberales? ¿En qué punto de las acciones humanas está el límite de lo que se puede "ser" y lo que "se puede hacer" sin dañar a otros muchos precisamente proque a unos poces se les permite "ser y hacer". Que me respondan, con la Justicia en la mano, los que tanto hablan de "amores libres" (de cuyo tema ya hemos hablado demasiado por la gran falsedad y cobardía que resutla ser), dónde empieza la libertad del "dejar ser y dejar hacer" y donde empieza la coacciñon de dicha libertad para conseguir que otros también se beneficien de ese "dejar ser dejar hacer" que tanto congratula a los poderosos pero que tanto esclaviza a los que carecen de posibildiades de tener alguna especie de poder.
 
Finalicemos este tramo de nuestro "reportaje de l aintelectualidad" (por llamarlo de alguna manera definitoria) hablando de los progresistas. ¡Los famosos "progues" de la avanzadilla "cultural" de nuestra sociedad que, paradigmáticamente, carente de la suficiente sustancia gris en sus cerebros para saber que la "anticultura" es precisamente falta de cultura; porque muchos de ellos se clebran a sí mismos los mucho que conocer de la cultura "moderna" pero desconocer lo que es la cultura "unviersal" que, a través de todos los tiempos, se ha mostrado siempre como verdadera cultura y no como la "cultura ligth" de los "progres". Los conozco demasiado bien.
 
Lo primero que esto me trae a la memoria es una experiencia vivida por mí. Me tuvie que ir de un lugar donde sólo se aceptaba una ideología "de poder" ("progre" por supuesto) para dedicarme a enseñar mis propias definiciones sobre la vida, sobre la existencia y sobre la eternidad que tanto abunda en este mundo transparente. No hablo de religiones porque me hastían las religiones... pero hablo de que lo importante es quizás una rosa abierta para poder continuar enseñando temas de transcendencia tan fundamental como qué es ser humano y qué es ser divino. Y aquí, en este tema de unir ambas características de las personas, es donde he tenido que echarme la mochila al hombro y caminar... caminar tanto... para olvidar criterios rígidos, filosofías cerradas en sí mismo como las de los progresistas que creen que el progreso son ellos. En fin que, con su parte real y su parte imaginaria, me sirve para volver a recoger mis ideas y llevarlas al mundo de quien las desee leer. Los únicos principios que me permiten escribir es mi propia Liberación cristiana que nunca jamás he de ocultar ni ocultaré. Y además, tengo una curiosa paradoja vivida por mí: la única vez que mejor me pagaron por escribir una obra de teatro ("Nunca Morir") fue una petición que me hicieron las monjas de Rumipamba de la ciudad de Quito y, sin embargo, en Colegios llamados progresistas tuve que dejar de enseñar Literatura porque eran dirigidos por gentes de los "poderes laicos". Curiosa circunstancia de mi vida real aun no siendo yo religioso. Estas paradojas me han llegado a formar un mundo propio con ideas propias donde a la verdad nunca la he disfrazado de mentira... como sí hacen muchos laicos que se denominan agnósticos o ateos y muy liberales(liberados dicen ellos aunque sea uno de los muchos eufemismos que usan los "progres")  y que te ponen barreras para decir la Verdad que llevas dentro de tí... porque al ser de carácter Universal puede que les moleste ser descubierto su "negocio". Ya veis lo que se vive en este mundo con paradojas increíbles que te hacen abrir los ojos para ver más allá de lo que algunos proclaman que son. ¿Libertad? ¿Libertarios? No. No creo en ellos por mis propias experiencias personales. Liberación es lo que proclamo. Y en este sentido las monjas de Rumipamba de la ciudad de Quito resultaron ser más liberales que los progresistas que se llaman "progres" y luego resultan que son más reaccionarios y más carcundias que las propias monjas. Vivir para creer. Yo lo he vivido.  Por cierto: nunca escribo en ninguna computadora de ningún convento... porque siempre lo hago con la Liberación de las computadoras liberadas... así que quienes crean que soy monje están más equivocados que un burro en un salón de baile de señoritas guapísimas. Jejeje. Hasta con humor hay que tomarse ciertas cosas.
 
Remato el final de este punto y aparte de los "progres" con la siguiente conclusión asertiva: Amor libre progresista es igual a prostitución de los sentimientos. ¿Culpables? Ellas no. Ellas sólo ignoran que son las víctimas de la prostitución de los sentimientos. Ignoran que prostituir es depauperar, hasta el grado máximo, lo que por sí mismo sólo es limpia naturalidad. E ignoran que prostituir los sentimientos es degradar la condición de lo noble y lo sublime hasta convertirlo en manifestación de vacuidad. En un vacío. ¿Culpables? Sí. Los hay. Partiendo de la base de que el mundo actual es multidisciplinar y, a causa de la superintercomunicación mundial, los análisis ya no son simples, sino complejos, es necesario señalar como culpables al ingenuo vivir de iluso sentimiento en iluso sentimiento (intercambiando "amores explosivos" como se comercian baratijas en un mercadillo de "ocasión"); al falso empeño de vivir de autoengaño en autoengaño (hasta destruir la capacidad de nuestra autoestima personal y acabar siendo el objeto que de mano en mano va y ninguno se lo queda); a los falsos profetas progresistas del "amor libre" (siempre que sea el otro o la otra el esclavo y la esclava y no yo); a los hipócritas pacifistas y progresistas del "haz el amor y no la guerra" (siempre que sea el otro o la otra quien rinda sus armas mientras yo sigo llevando la canana bien repleta de munición); a tantos "intelectuales" de la posmodernidad progresista, depredadores de la familia (ellos dicen que el hogar es un infierno), depredadores de la espiritualidad (ellos se autoproclaman los dioses sustitutos de un Dios que ellos dicen que no existe) y depredadores del amor noble (detestan el romanticismo porque aman sólo el rock de la "Edad de los Metales" y el sonido "undergruñido" al que llaman, debido a su carencia musical, "underground" que es más moderno de pronunciar y disimula bastante). Y ¡cómo no! culpables son los numerosos "donjuannadies" de la "nada nada más", los ilustres catedráticos de las "universidades del relax" (doctores en Simulación Lingüística" y otras materias) y los ampulosos "ganadores" (algunos de ellos también ganaderos) de la Alta Sociedad S. L. y las existosas "liberadas" (algunas de ellas hasta leen libros) del querido de Mercedes Benz. "Dos mujeres (o tres o cuatro o vaya usted a saber cuántas más) y "Un camino" (o dos avenidas o tres parques o no sé cuántas playas del amor) tienen la culpa. Eso es ser "progre". O sea la falsedad elevada a la categoría del libertarismo que esclaviza a unos para que otros gocen sin barrera alguna. Y es es una gran verdad.
 
Si dentro de nuestra más temprana infancia amamos siempre la lectura es, a través de ello, cómo llegamos a convertirnos en mujeres y hombres ilustrados proyectados hacia un condición futura de gran bagaje cultura y de la más amplia y profunda variedad temática para ser cada vez más completos como mujeres y hombres de cara a un futuro renovador de la sociedad mundial y de sus circunstancias,
 
¿Por qué se teme a la Cultura? Me lo planteo como pregunta pero tengo algunas respuestas muy claras. Primera: los poderosos de la Tierra temen a la Cultura porque saben que si los pueblos y las gentes que forman los pueblos amasen la Cultura y se culturizasen se les acabaría el "chollo" de gobernar alienando a toda la población mundial. Segundo: no comprendo por qué los jóvenes tienen tanto complejo a lo cultural. Es una lástima. Les están haciendo el juego a los poderosos que los gobiernan como títeres y marionetas. Ese complejo es síntoma de ignorancia. !Jóvenes! ¡Si queréis ser persoans realizadas y cambiar el mundo de una vez por todas amad a la Cultura y derribaréis a los poderosos del marketing que os consumen la vida, introduciéndoos en el consumismo que ellos quieren y os anulan la personalidad y os hacen alienados del sistema! Hay más motivos que conozco para afirmar por qué se teme a la Cultura, pero esos dos me bastan por hoy. Son más que claros y contundentes. Sólo derribaremos a los que nos anulan y nos meten en el materialismo consumista quitándonos las ideas cuando nos culturicemos, amemos la Cultura y con ello los derribemos de su poder. !Adelante la Cultura! ¡Arriba la Cultura! !Sin complejos! ¡Amad la Cultura!
 
Hay muchísimas cosas que forman parte de la Cultura y estaríamos horas enteras hablando de lo que es cultura, de las cosas que son cultura y de lo qué significa tener cultura... Pero sólo voy a decir una última cosa y la dejo ya para reflexión de quien desee pensar en ello: La cultura significa liberación y por lo tanto la cultura es libertad. ¿A quién no le interesa que haya libertad en los seres humanos? Fácil. A los poderosos que nos han montado un teatro de guiñol de materialismo y corrupción para que todos seamos incultos seguidores del consumo y de la corrupción. Ellos tienen temor, pavor, verdadero miedo cerval a una cosa que se consigue solo con la Cultura. Esa cosa se llama tener conciencia. Tener conciencia es un hecho puramente cultural y solamente cultural. Por eso los poderosos del guiñol de marionetas gastan billones de dólares en armas nucleares y míseros centavos en promover la cultura de los pueblos. Porque saben que cuando los humanos alcanzan la conciencia (que sólo se consigue a través de la Cultura porque es un producto puramente cultural) se les acaba el negocio. Abrid los ojos. Dejaos de ser ya títeres de los inmundos poderosos de la avaricia y el odio, de la corrupción y los "opios". Tomad conciencia y seréis libres de todos ellos y les podréis desbancar de sus "tronos". En fin. Sólo para reflexionar.
 
Siempre estamos en contacto directo con las diversas capas sociales, pero nuestra verdadera patria tenemos que hallarla en el contexto de la realidad que vive y pervive siempre, en todo momento, desde la objetividad sociológica y comunal y por medio de sus articulaciones intelectuales.
 
Vamos viviendo y vamos conociendo. Al menos eso debería ser lo normal mientras duran nuestras existencias. Pero muchos están viviendo sin conocer más allá de lo simple, de lo instantáneo, de lo que no tiene mayor proyección sino el momento que, de repente, se diluye en la inexistencia. La pregunta es ¿lo hacen para sentirse seguros y salvos? En este aspecto tan limitado Ramón Sender decía: "La conciencia del peligro es ya la mitad de la seguridad y de la salvación". Lo paradójico es que existen muchas personas que carecen de esa clase de conciencia creyendo que van a estar cómodamente vivos siendo simplemente inmovilistas. No se dan cuenta de que el mismo universo en el que viven es la síntesis de la nulidad. Por eso, vivan todo lo que vivan, nada conocen de verdad.
 
La verdadera vida es una unidad caminante, esa clase de existencia en que, una y otra vez, entramos dentro de la aventura diaria -cuando cada día lo convertimos en aventura- para mantenernos en forma no solamente con nuestro físico sino, sobre todo, con nuestro espíritu. Quienes no tienen espíritu no tienen existencia. Aquí se impone uno de mis últimos pensamientos propios: "Lo presente es lo consecuente y lo ausente es lo inexistente". Porque la compenetración entre vivir lo que soñamos y soñar lo que vivimos es un esfuerzo de nuestras conciencias por conocer participando en la búsqueda de esa energía que tenemos para utilizar (no para usar sino para utilizar que son dos cosas diametralmente opuestas) y, con ello, sentirnos realmente realizados. ¿Cuestión de posesiones materialistas de cualquier ideología? Nada de eso. Yo no diría ni diré nunca que lo materialista es malo; pero tampoco diría ni diré nunca que lo materialista es bueno. Yo lo que afirmo es que la materia puede transformarse solamente en dos sentidos: hacia el egoísmo del inmovilista que no siente nada más que lo que le rodea para su provecho propio o hacia el dinamismo de quienes teniendo saben observar el mundo que les rodea y por eso mismo son capaces de transformarlo pensando en los demás.
 
Esto es como una competición que conlleva un mensaje público: o eres del mundo o estás con el mundo. Al pensar en esto de saber o no saber la razón es que, quien se cree que el mensaje de la Palabra de Dios no es para este mundo se equivoca. Existimos quienes sabemos que lo que dijo Jesucristo no fue para el "más allá" sino para el "más acá". Algunos predican cuestiones extraterrenales tanto religiosas como polñitcias y sindicales (digamos por ejemplo Don Antonio por decir un nombre) mientras se llenan las alforjas de cuestiones terrenales. Olvidan que, aunque sean personajes dentro del círculo (digamos por ejemplo sus iglesias, sus partidos políticos y sus sindicatos) donde se les elogia y hasta donde se les adora como si fuesen poseedores de la Verdad no está la Verdad en ellos. Oradores excepcionales, de esos que se aprenden de memoria los códigos religiosos y hojas enteras de sus libros políticos (a todas las religiones, partidos y sindicatos me refiero) solamente son discriminatorios; algo que precisamente Jesucristo rechazó. Algunos se creen que son verdaderos porque se les han nombrado líderes de opìnión mientras olvidan que las cuestiones principales es que somos de este mundo y sólo pertenecemos al mundo posterior cuando hemos vivido en este mundo presente. Algo que se les olvida continuamente a ancianos de la Palabra o la Política(digamos por ejemplo Don Antonio por decir un nombre cualquiera) es que para obtener la excelencia no es cuestión de querer merecerlo sino cuestión de llevarla ya dentro de nosotros en el mismo momento en que Dios nos lo regaló en el instante del nacer, en el momento en que nuestras madres nos engendraron con la ayuda de nuestros padres. O naces con talentos (y no olvidemos que existen talentos naturales además de talentos espirituales) o no naces con talentos. Esa es la gran diferencia entre ser un líder o ser alguien que dirige a los demás. Hay bastantes diferencias entre ambos asuntos. Lo que sucede es que algunos creen que a los líderes los designan los humanos sin saber que los verdaderos son elegidos por Dios. Cuestión de carismas. Situarnos dentro de un círculo influyente (digamos, por ejemplo, de una iglesia o de un partido político o sindicato) no es difícil. El peligro de no saber es no poder descubrir que eso no es lo que Dios necesita. El peligro de no saber es que no se sabe por mucho que se aprendan volúmenes enteros de memoria.
 
Observando todos los aspectos de la sociedad en que vivimos podemos analizar la interioridad de los grupos humanos con los que convivimos y llegamos a saber, por metodología deductiva y comparativa, contrastar realidades a través de las causas y los efectos; pero también aplicando el análisis introspectivo para llegaralas conclusiones sintéticas de las posibilidades de desarrollo, a través de una evolución continua que debe su ejercicio habitual a nuestro dinámico pensamiento.
 
Nos introducimos en la introspección humana para demostrar que, por ejemplo, la poesía contenida en el alma de un ser humano es, por aproximación metalingüïstica, una cercanía a la realidad de los días que se viven sucesivamente por etapas de emoción; algunas veces es una realidad de calma y meditación... otras veces se desgrana en una pasión desbordante... pero siempre es una representación casi metafísica de la existencia, del destino o de la confusión de nuestro propio mundo interior con el que gravita el mundo exterior que los poetas contemplan y asumen como materiales de reflexión. De ahí (de su existencia, destino o confusión) surge el compromiso personal de quien expresa la propia trayectoria de su yo vital gravitando en la concepción de su universo poético.
 
Este universo poético siempre muestra (aún en los momentos de rechazo), el gozo de la vida pesar de las angustias, los temores y las amenazas que nuestro tiempo ("tempo") presente nos prodiga sin contención alguna. El gozo liberador de la palabra poética nos enriquece la expresión lingüística aunque en los poemas expresemos gestos cotidianos. Sí. Los gestos cotidianos que elevan su lenguaje diario, casi coloquial, y le otorgan categoría poética y no prosaica. Una categoría poética inmarcesible, superadora de su propio origen habitual. Es lo que diferencia a la poesía del resto de las categorías literarias.
 
Las expresiones de todo y de todos los días se ennoblecen por las virtudes inherentes que conllevan los mundos poéticos emblemáticos, simbólicos, ambiciosos, abarcadores y envolventes del poeta y el lector que entiende al poeta. Un poeta o una poetisa que trata, por todos sus medios expresivos, de integrarse en la virtud de la palabra acogedora. Nos iniciamos en la poesía de nuestros yo con un amanecer; con una albalda integradora de nosotros con la actitud que anunciamos en nuestros poemas con tono de diario personal, cancionero íntimo, con el que expresamos los temores y las reflexiones de nuestro yo surgido de la observación de una realidad amada y gozada, temida o rechazada, pero siempre inquisidora. El poeta inicia su andadura cotidiana mirando a su alrededor y viendo las cosas y los seres que le son habituales, desde un ángulo introspectivo mientras se refugia en su propia palabra poética ante el temor de que llegue a producirse, en su realidad cotidiana, un desentendimiento de ese ahora que comienza durante todos sus días y con el que convive para estar más cómodo como ser humano. El poeta y la poetisa se inician siempre con el yo apalabrado en la poética concepción de su existencia.
 
Uno de los subgéneros literarios líricos a los que se acude con mucha frecuencia cuando el poeta o la poetisa ya llevan un buen rato fomentando su palabra poética es el retrato de su subconsciente (autorretrato interpretativo) que descubrieron hace ya tiempo los poetas simbolistas para presidir sus pensamientos constructivos y como tales en tanto que espíritu fragmentario (como puede ocurrir con Rubén Darío o los hermanos Antonio y Manuel Machado). El poeta y la poetisa, en su autoanálisis vital o autofotografía introspectiva de su yo existencial, vuelve su mirada hacia atrás para hacer observación, comparación y exploración de sus signos vitales, de una vida que se inicia en la infancia y sus recuerdos (... yo soy aquel que ayer no más decía...) y entonces el poeta y la poetisa están capacitados para reconocerse en su propio tiempo ("tempo") y analizar su propia trayectoria que concluye en el pasar de los recuerdos y de la memoria, en un presente formulado con consolidaciones y también dudas propias de los avatares que siempre anidan en el yo del alma poética.
 
No es extraño, por lo tanto, que siendo tan consistentes en la palabra poética haya poemas dedicados ampliamente a las palabras escritas con la intención evidentemente metapoética, pero cuyo contenido e intención real va mucho más allá de las propiedades, los principios y las causas primeras de esas mismas palabras. Del campo exclusivo e inclusivo de la poesía se trasciende, por elevación del yo personal, a la expresión más universal de la existencia propia y de todos al mismo tiempo.
 
Dicen que el filólogo es el que ama las palabras, aunque en realidad se dedique a entenderlas y explicarlas. Pues bien, el yo del poeta y la poetisa hace de las palabras reflexiones filológicas intensas que van desde esas mismas palabras adecuadas y eficientes al estudio más íntimo de sus sentidos y sus virtudes. Las palabras de la poesía llevan el nombre de las cosas y permanecen sobre el tiempo y a lo largo de la vida, mientras nos salvan de la muerte. Pero siempre queda el nombre poético (como señaló Jorge Guillén). Esa es su virtud y su fuerza. Y el poeta y la poetisa (artesanos de las palabras) trabajan con ellas porque saben que es cierto lo que dijo Guillén.  Interesan siempre algunos símbolos (imágenes de la vida poética del yo de cada autor) de los que el poeta y la poetisa se sirven a veces de manera más ávida y evidente y otras veces de manera más recóndita e incardinada en la propia intimidad del yo escritorial; pero siempre como una reflexión del transcurrir de la vida y del tiempo... de esa vida y ese tiempo contrastados con la vida y el tiempo universal. Por eso la unívoca profundidad del poeta y la poetisa siempre destaca sobre la generalidad de lo prosaico.
 
El símbolo poético viene a ser, a veces, como un ángel de la guarda rebelde y contestatario que se hace cotidiano a fuerza de ser desconsiderado e irreverente para con los prejuicios propios y ajenos. Otras veces es una mítica caja de Pandora que permanece abierta como antídoto de los conflictos sin fin del yo de los seres humanos. Pero siempre es el símbolo poético un motivo casi irracional del yo escritural, de origen metafísico, que nos hace poder convivir con la realidad cotidiana a través de la transformación de una solidaridad no reglamentada sino expresamente explícita y liberadora; con sus imposibles incluídos. Se cierra la vida poética de un yo con los poemas de la despedida diaria, los poemas del destino problemático de la muerte de todo lo que se escribe, ese aire de fatalidad de todo lo inspirativo que tiene el alma humana. Terminemos por señalar que la palabra poética es la presencia en nuestro yo de la omega de lo lógico y el alfa de lo surreal. Final y principio continuos. 
 
En el contexto simpático y empático, hablemos del hombre y la mujer. Para evitar caer en complejos de personalidad ante las personas de género diferente es necesario, en primer lugar, saber a qué clase de género pertenece la persona que nos interesa; pues no es lo mismo que un hombre identifique a una mujer o guarde dudas acerca de si es verdaderametne una mujer. Si tienes dudas acerca del género de dicha mujer (en caso de que seas un hombre) lo mejor es evitar el eufemismo y el confusionismo que dicho eufemismo produce y una vez teniendo claro que las dudas persisten, la mejor decisión es apartarse definitivamente de esa pesona para no sufrir de ambigüedad.... y buscar a una mujer verdadera; porque en caso contrario el complejo de personalidad no se supera.
 
En segundo lugar, una vez definida que la otra persona es una mujer hay que tener en cuenta datos tan significativos como cuál es la procedencia de sus pensamientos. Si los pensamientos de dicha mujer son de esos que sólo nacen del interés (sea interés simple o interés compuesto) lo mejor es dejar que otro cargue con dicho interés y buscar a otra que, una vez definida como mujer, no tenga ni interés simple ni interés compuesto hacia nosotros.
 
Tercer paso a seguir: una vez confirmada que es mujer y que no tiene intereses económicos simples ni compuestos, el asunto se debe centrar ahora en qué opina sobre temas como el aborto y el divorcio. En caso de que dicha mujer, una vez confirmado que es mujer, sea partidaria del aborto y del divorcio, yo recomiendo que te apartes de ella y sigas buscando..
 
La cuarta cuestión, una vez confirmado que es mujer, no tiene intereses económicos y no es partidaria ni del aborto ni del divorcio, es necesario plantearle un test de inteligencia. No me refiero a los test de inteligencia clásicos que utilizan los psicólogos, sino a preguntas sencillas para descubrir cuál es su comportamiento social. Si dichas preguntas demuestran que maneja tonterías sociales (y no me refiero a que sea simpática y a veces te haga reír) sino al comportamiento continuo.... entonces también es mejor dejarla y seguir buscando.
 
Pasamos al quinto presupuesto: Una vez confirmado que es mujer, que no tiene intereses económicos, que no está de acuerdo con el aborto ni con el divorcio y que socialmente se comporta de manera natural es bueno filosofar con ella acerca de sus creencias. !Ojo en este punto para no caer como pipiolos!. Si de verdad es una creyente sincera y no es religiosa ni atea ni agnóstica sino que cree en un Jesucristo sencillo y natural estamos por el buen Camino.
 
Penúltimo asunto: teniendo en cuenta que se cumple todo lo dicho anteriormente, debemos considerar si hay simpatía o antipatía entre ella y tú. Si hay antipatía no sigas. Eso producirá al final separación.  Por último, si existe simpatía entre tú y ella hay una cosa final: que esté siempre muy presentable o, dicho en otras palabras más sinceras, que esté lo suficientemente buena o muy buena para escapar de cualquier complejo de personalidad.
 
Aclarado este asunto que nos ha surgido, espontáneamente y de paso, volvamos al mundo de lo introspectivo. Cuando miramos el mundo con los ojos internos de la introspección es cuando la persona se encuentra más cerca de alcanzar la sabiduría transmitida a través del equilibrio de los pensamientos, porque dejamos de pensar en los intereses de las apariencias y penetramos en la verdadera y honda condición de la vida humana. Para ello es necesario el equilibrio entre nosotros y todo lo demás: la contemporización de ver lo que hay de valioso en cada humano y ofrecerse las oportunidades necesarias para empatizar con las verdades no prejuiciosas y las realidades exentas de análisis condicionantes previos. Es importante aprender a vivir los propósitos del conocimiento desligado de cualquier tensión o pasión discordante. Cuando somos un "cuadro en blanco" es cuando podemos interpretar la trascendencia de nuestra personalidad propia tamizada por los contrastes con todo lo externo a nosotros.
 
Siempre estamos creciendo... pero para que ese crecimiento sea valioso no debemos perder el equilibrio de nuestros pensamientos para encontrar la evolución que nos formatiza como emulsores de personalidad. Lo que sea que hagamos en este sentido siempre será una acumulación de experiencias positivas de las cuales obtenemos resultados de sabiduría con ciertos niveles (más o menos elevados según hallan sido las trascendencias obtenidas con tales experiencias), pero siempre debemos ir graduando con naturalidad nuestra maduración psíquica. Somos nosotros mismos quienes obtenemos el equilibrio natural de nuestros pensamientos cuando podemos ver las cosas no sólo desde nuestro propio punto de vista (lo cual es ya importante) y con las ideas -no ideologías sino ideas- a las que nos hemos acostumbrado, sino también desde todos los lados posibles... porque el pensamiento de un solo lado no tiene equilibrio en sí mismo.
 
Yo creo, como señalan los sufíes, que la conciencia está libre del cuerpo y de su confinamiento físico. Cuando liberamos equitativamente la conciencia de nuestro cuerpo físico hemos llegado a lo más alto de nuestra propia experimentación personal. Eso es encontrar el equilibrio de nuestros pensamientos. No hablo de sentimientos profundos del corazón ni de éxtasis espiritual, porque lo que hace iluminada a una persona es el equilibrio de haber aprendido a conocerse a sí misma en el contexto general y natural de la existencia. La vida está siempre en continuo movimiento y por eso yo creo que la búsqueda de la perfección relativa (toda perfección es siempre relativa y depende de factores muy subjetivos) no es la quietud ni la inercia sino la evolución natural de nuestro equilibrio interno; eso que nos lleva a la actividad evolutiva a través de la percepción de las cosas y de la concepción de las mismas. Porque el equilibrio debe ser lo natural y ese hallazgo depende de la dirección que tome nuestro pensamiento. Todo lo de afuera debe depender de nuestra estado interior y no a la viceversa ya que si nuestra interioridad depende de lo externo estamos mediatizados y alienados con visiones ajenas a nuestro propio pensamiento. Lo que importa en la libre dirección de nuestras vidas es el equilibrio natural. Lo que nos da seguridad. Lo que algunos llaman personalidad.
 
La firmeza de nuestra personalidad y el diorama de nuestras ideas -no ideologías sino ideas- no debe ser nunca óbice para mostrarnos durante toda nuestra vida con un carácter simplista (no simple sino simplista ya que son dos conceptos totalmente opuestos) y jovial en cuanto al trato persoanal.  Y con un temperamento amistoso y cordial que simepre suponga un acercamiento a los demás y no un rechazo total.
 
La personalidad. ¡Gran tema este de la personalidad y digno de poder detenernos un momento para diseccionar su composición heteróclita. La personalidad deriva, precisamente, de la persona; del ser humano con propiedades de persona. Tener personalidad unívoca y singular significa que no debéis dejaros nunca anular por los prejuicios, las murmuraciones, los insultos, las miles de trampas que anulan al ser humano y lo convierten en un títere movido por los hilos oscuros del qué dirán de las gentes que, a su vez, están promovidos por las fuerzas del mal. La personalidad es aquello que a cada ser humano le hace diferente y
único y para conseguir ser diferente y único hay que alejarse de las masas alienadas, de los chismosos, del qué dirán en forma de murmuración y prejuicios sociales.
 
Si tuviésemos que actuar en la vida según nos indican o nos quieren forzar a actuar lo que dicen los demás, entonces caeríamos en el inmovilismo más absoluto, porque cada cual te dirá mil cosas diferentes sobre cómo debes actuar, cosa que interesa a las fuerzas del mal, las cuales intentan inmovilizar a los seres humanos y no dejarles actuar ejercitando la Liberación que Jesucristo trajo al mundo. Es cierto, completamente cierto, que un ser humano con personalidad tiene capacidades suficientes, lúcidas y lucidas, como para poder hablar con cualquier otro ser humano sea cual sea la condición de ese otro ser humano y, con mayor razón, la personalidad empieza por empezar a hablar un ser humano consigo mismo, en voz baja o en voz alta (porque quien tiene personalidad pasa absolutamente de los que le digan los demás cuando no le entienden por qué habla consigo mismo) y lo que es más sorprendente para las mentes anuladas por la alienación es que un ser humano cristiano (en este caso hablo de creyente verdadero) hable en cualquier lugar, en cualquier momento y cómo le diga el Espíritu Santo con Jesucristo.
 
Tened la suficiente personalidad como para no dejaros amilanar por quienes os tachan de locos porque a veces váis hablando con Jesucristo, con vosotros mismos o con cualquier otro ser humano que quiera entablar conversación con vosotros; porque eso es tener personalidad y ahora que venga cualquier psiquiatra, hombre o mujer, a demostrarme lo contrario. Soy Cristiano con mayúscula y Jesucristo me dio la Libertad, hace años ya, para poder hablar con él y conmigo mismo o con cualquier otro ser humano que esté dispuesto a escucharme en cualquier lugar, de la manera que más se me antoje (con la mente, en silencio, o con la boca en voz baja o en voz alta) y, repito, que venga cualquier psiquiatra, hombre o mujer, a demostrarme lo contrario, Mi líder es Jesucristo y cuando alguien tiene a Jesucristo por líder no importa que te llamen loco porque tienen prejuicios sociales contra los cristianos y de ahí que resulte, ¡oh sorpresa!, que ellos son los verdaderamente locos porque en nada creen y van con la cara seria porque tienen mucho que ocultar. La personalidad es simplemente la Liberación que Jesucristo nos regaló a través de su sacrificio en la Cruz.
 
Podría estar horas enteras escribiendo sobre la personalidad pero está tan claramente expuesto que ya me sobran las palabras. Hablaré conmigo mismo y con Jesucristo, con la mente o con la boca, cuando el Espíritu de Dios (el Espíritu Santo que habita en mi interior) me pida que lo hagasin importarme para nada lo que digan los demás; ni tampoco, por supuesto, los locos psiquiatras ateos o falsos creyentes porque no es de ellos la Verdad sino que la Verdad es Jesucristo al mismo tiempo que es el Camino y la Vida. Hablaré conmigo mismo y con Jesucristo con el tono que me dé la real gana si es que el Espíritu Santo de mi Dios cristiano a sí me lo pide. Y que luego me hagan todos los test de inteligencia que los señores y las señoras psiquiatra deseen formularme porque yo contestaré lo primero que se me venga a la mente porque paso absolutamente de todos sus resultados que ni me interesan ahora ni me han interesado nunca ni, por supuesto, me van a interesar jamás; porque un solo gramo de mi personalidad vale mucho más que toda la inmensa tonelada de test que me quieran plantear. Estoy interesado en mi persona y no en sus absurdas teorías confusas y contradictorias entre ellos mismos.
 
Somos imanes, para lo bueno y para lo malo, de nuestras problemáticas existenciales y por eso todos acabamos tropezando alguna vez con lo que hemos soñado, con lo que hemos pensado o con lo que hemos buscado. El asunto trascendental es que, cuando tropecemos con esos momentos, sepamos tener y mantener el equilibrio suficiente para no ser vulnerables ni inseguros. Casi siempre somos, en esos momentos de los que estoy hablando, una expresión verdadera de nuestra personalidad, un surgimiento real de nuestra verdadera faz humana sin máscara alguna, una realidad concreta de nosotros mismos sin ambages posibles. Necesitamos, por tanto, mantenernos en ese equilibrio trascendental para no ser un despropósito o para no caer en la contradicción de nuestras existencias. Y eso se consigue solamente estando al lado de nosotros mismos, siendo siempre fieles a nuestras conviciones, buscando lo mejor de nuestra personalidad para ajustarnos la vida a la máxima expresión de felicidad que podamos alcanzar a través de nuestra realización personal.
 
Tenemos que estar convencidos de que aquello que nos hace daño físico o daño espiritual debe ser superado a través de vivir con arreglo a nuestras consideraciones y convicciones propias y no impuestas por factores ajenos a nuestros ideales, que las circunstancias adversas por las que a veces pasamos y vivimos no nos desequilibren; para poder siempre estar dispuestos a alcanzar aquello que soñamos, aquello que pensamos o aquello que buscamos. Porque la felicidad no es una consecuencia de las circunstancias sino un producto de nuestro estado mental.  Muy buena y profunda reflexión que me hace deducir algo así como eres lo que sueñas, eres lo que piensas, eres lo que buscas y, en efecto, todos buscamos ser lo que tenemos en el sueño y en el pensamiento. Coincido en todos los matices que ahondan más allá de la superficie de las apariencias. Estoy hablando de mantenerse fiel a tu personalidad pero siempre evolucionando hacia la propia búsqueda de la realizacíón personal. ¿Cierto? ¿Me equivoco? Es cierto y no me equivoco porque la intencionalidad de nuetro ser es hacer meditar sobre nuestra búsqueda de la felicidad a través de la realización propia, siendo fieles a nosotros mismos para estar siempre en conexión equilibrada con nuestras personalidades. Pero, por supuesto, una personalidad equilibrada es una continua evolución. Nunca dejamos de crecer hasta que nos llega la muerte. Por eso hay que estar siempre renaciendo a cada momento y en cada instasnte hay que estar preparado para evolucionar y no caer en ese error dogmático del "genio y figura hasta la sepultura" que es propio de pensamientos inflexibles. El "genio y figura" es importante mantenerlo siempre en equilibrio dentro de nuestra lógica evolución propia y no impuesta por nadie. Si evolucionamos es lógico que el "genio y figura" también evolucione y no se quede estático "hasta la sepultura". Bueno. De eso se puede hablar en otro momento. 
 
Lo cierto es que una cosa es mandar mensajes de humana positividad, que es lo que he hecho en el presente texto, y otra es vivir algún momento de decepción que a todos nos toca sentir varias veces en la vida. Lo que medito es que  todos buscamos algo que nos realice, que todos tenemos sueños y pensamientos y todos tenemos búsquedas. En ese sentido siempre encontramos algo por lo que seguir adelante pero, por supuesto, que existen muchos motivos negativos en la vida. Lo importante es levantarse y superarlos. A veces contamos con personas que nos vienen a a yudar en ese sentido... a veces, sin embargo, hay personas que sólo nos producen dolor... y a veces existe también esos momentos en que nos encontramos solos. Pero yo analizo y pienso en todos los momentos vividos y entonces veo que sigo en pie pensando, soñando, buscando...
 
De esta manera he encontrado "de todo" en la vida y de esta manera procuro escoger lo que me sirve para seguir adelante y superar lo que me detiene. Entre seguir buscando o abandonar la búsqueda yo siempre elijo y aconsejo seguir... pero claro que hay circunstancias poderosas muy difíciles de superar. Quiero que sepas, lector o lectora, que tu personalidad se crece en todo momento y en todo momento evoluciona. Ese es el mensaje que quería transmitir. Que por encima de toda alegría y de todo dolor (que ambas cosas tiene la vida) seas siempre tú con tu personalidad afianzada en tu manera de pensar, en tu manera de sentir y soñar, en tu manera de buscar. Estoy seguro de que avanzas cuando te planteas tanta decepción. Que avanzas y recoges otros instantes de consuelo y de realización personal para animarte a seguir hacia tu ruta y tu sueño por encima de cualquier decepción.
 
Es necesario movilizar un pensamiento evolutivo capaz de sentir la carga anímica de nuestro predicado existencial, pero sabiendo mantener el infinito equilibrio emocional para poder plasmar, con lucidez, nuestras ideas internas -no ideologías sino ideas- en un código de casuísticas sociales.  
 
Hablemos de la casuística verdaderamente humana, "El error se agita, la verdad descansa". Lo dijo el pensador y ensayista francés, del siglo XIX, Joseph Joubert. Nadie está exento de cometer errores en la vida cuando ésta se nos agita violentamente y no nos deja razonar con serenidad. Todos cometemos esta clase de errores en algunos momentos de nuestras vidas en que estamos espiritualmente agitados. Lo de los errores es, por otro lado, un tema dialéctico de carácter unipersonal y subjetivo... pero a veces son errores muy graves. ¿Qué hacer entonces?. Buscar de nuevo la serenidad, sabiendo que la verdad siempre descansa, y hacer una leve pausa en el caminar. La verdad, como dijo Joubert, descansa, pero ¿dónde?, ¿en qué lugar de nuestro pensamiento?, ¿cómo encontrarla?. Aquí entramos en el juego de las causas y las consecuencias. Ante algunos sucesos, hechos, acciones, y eso que llamamos comportamientos... buscamos razonadamente las causas y, poco a poco, pausadamente, sin agitarnos en los errores, hallamos al fin la verdad descansando en el silencio de las causas. Esas causas que analizamos serenamente. Nadie puede señalarnos cuándo y dónde encontramos la verdad ante causas que nos producen intensidad y deseos de conocer. !Y ahí aparece la verdad muchas veces tan sorpresiva que nos hace estremecer de lo insólita que es! Porque esas verdades que descansan mientras los errores se agitan son unas verdades especiales y, por ello, sorprendentemente sorpresivas. Y nos llevamos el sobresalto y la convicción de que cada vez que vamos viviendo etapas de nuetras vidas vamos encontrandos sorpresas, a veces agradables y muy agradables, y a veces desagradables o muy desagradables. Tanto en un caso como en otro lo mejor es unirnos a esa verdad (cristiana para ser exactos) y descansar para que nuestro corazón no se agite a la hora de enjuiciar los errores al analizar los hechos y los comportamientos humanos.
 
 
Manifestarnos a nosotros mismos nuestra propia verdad nunca nos hace daño porque todo ser humano debe conocer lo que hay dentro de él. Mal camino siguen aquellos que no saben cómo son ni lo que son ni para qué son así y no de otra forma. Sin embargo, quien conoce su verdad sabe de la entereza de su alma abierta y es capaz de entender el porqué de sus movimientos y la resonancia de sus voces... quienes conocen su verdad, la vida y la muerte... se juntan en un punto concéntrico que es , lo que podríamos llamar, algo así como conciencia exacta de las cosas de su corazón y las causas que las producen.
 
Hablamos de escritores y lectores, de amores y desamores, de encuentros y desencuentros, de búsquedas y hallazgos o pérdidas en medio de los caminos de la vida. Hablamos de las metamorfosis diarias en que nos introducen los anhelos palpitantes de nuestros espíritus literarios traducidos a través de textos sentidos. ¿Y quién nos puede decir a nosotros que no estamos descubriendo, dia tras día, las partes esenciales de nuestra existencia?.  Yo más bien diría que, atareados por el esfuerzo creativo de nuestras palabras, entretejemos una tela radial de signos vitales. Y son los signos vitales los únicos exponentes que sirven para medir y codificar las verdades inherentes a nuestros espíritus humanos... esos espíritus que vemos, permeables y translúcidos, en el espejo pluridimensional de nuestras conductas. O somos tal como nos manifestamos al escribir o estamos traicionando a nuestra propia esencia personal. Y no hay peor cosa para vivir como pleno ser humano que construir una pesada carga de autoengaños vivenciales. La verdad de toda nuestra presencia en la vida es la única que, realmente, nos significa como verdaderos en cada momento y la única que quedará de nosotros cuando nos hayamos ido... así que manifiéstate en tu verdad y sé luz de tu esencia en lugar de figura fantasmal de tu sombra.
 
Nosotros debemos saber cómo combatir a la muerte con el simple ejercicio de vivir la Verdad de la Luz. Hablemos por ejemplo de eso tan conocido como el desamor. Solo los que saben mantenerse en pie saben que más allá, mucho más allá de cualquier clase de desamor, se encuentra esa Verdad de la Luz que nos convierte en eternos e inmortales. Palabras, estas dos, que tanto asustan a los que no saben permanecer con el rumbo adecuado para alcanzar un Sueño con S de Sensación. Mueren porque no saben sentirse a sí mismos. ¿Y cómo podemos sentir a los demás si un desamor nos hace caer en la falta de sentimiento? Muchos son los que ignoran que el desamor sólo es una cuestión tan insignificante en nuestro periplo vital que fácilmente se supera. Qué nos produce dolor...  puede que sí. Pero es un dolor momentáneo. Por eso yerran totalmente los que no saben levantarse creyendo que la bebida y la droga les va a dar el olvido. ¿Para qué tenemos que olvidar el desamor si lo superamos manteniéndonos en ese rumbo hacia la Verdad de la Luz?. Sobre la alcoholemia y las drogas pienso en la siguiente frase: "Los que beben alcohol y consumen drogas lo hacen como una licencia para convertirse en idiotas". No lo he dicho yo. Lo dijo un tal Frank Vincent Zappa.
 
Sólo quienes conocen esos mundos pueden decir una frase así. Y es que analizando dicha frase, un ser humano verdadero de los que nos dirigimos hacia la Verdad de la Luz podemos fácilmente deducir que sí, que es verdad (y no es frase mía sino de él) que quienes creen que consumiendo alcohol y drogas pueden olvidar un desamor es un ser que termina convertido en idiota. Perdón si soy duro al exponerlo tan crudamente; pero los he visto con mis propios ojos: fantasmas que se arrastran por la vida y no saben decir NO cuando es necesario. Manifestarnos a veces con un NO ante la caprichosa actuación de quien nos quiere dañar el espíritu es totalmente válido y valioso. Lo dice muchas veces, en cierto modo, Jesucristo cuando nos señala continuamente que debemos decir SÍ a la Vida y a la Luz. Vosotros y vosotras, amigos y amigas lectores, ¿podéis creer de verdad que un ser humano tendido boca abajo, por culpa del alcohol y la droga, puede contemplar esa Esperanza llamada Eternidad e Inmortalidad que brilla en la luz de cada amanecer? ¿Sabéis la inmensa felicidad que produce un Amanecer Deportivo con un Catalejo Mundial que nos haga visualizar todos los aspectos positivos de la vida?. NO. Debéis saber decir muchas veces que NO. Que esos seres humanos que viven tumbados boca abajo son incapaces de superar el miedo a lo desconocido. ¿Y qué es lo desconocido cuando se vive como Dios manda?. Lo desconocido cuando se vive como Dios manda es precisamente la Vida. Sí. No habéis leído mal. He dicho la Vida con V de Victoria. Porque esta vivencia en el Mundo o es una V de Victoria o es una D de Derrota.
 
En mis años de líder deportivo jamás me importó ganar, empatar o perder algún que otro encuentro... porque lo único que intenté siempre imprimir en mis seguidores fue la Victoria. La Victoria nada tiene que ver con ganar, empatar o perder, sino con superar el ganar, el empatar o el perder... ya que más allá de estos tres resultados circunstanciales (pues solo circunstancias son) lo que importa es saber seguir en pie después de cada uno de esos tres resultados. Ese es el Camino para superar cualquier desamor o cualquier circunstancia adversa. Desde luego cayendo en la alcoholemia y la drogadicción lo único que hace un ser humano es hundirse en la muerte nada más. NO. Debemos saber decir NO a esa manera de morir para no morir jamás. Es un deber y una obligación de un líder natural deciros estas verdades. Que Dios os lo haga comprender cuando sepáis mirar al Cielo. Eso es lo único que les digo siempre a cualquier ser humano que habla conmigo de las cosas trascendentales de la Vida. La verdad es que mentir sólo tiene sentido para cazar a un mentiroso... pero por lo demás... cuando el vino es bueno es bueno llamarlo vino... y cuando la leche es mala es mala leche como sucede con alguno que otro que conozco yo. 
 
Es necesario aprender, comprender y entender, que todas las ideologías surgidas a raíz del Renacimiento, el Racionalismo y el Humanismo, no nos sirven ya para desarrollarnos socialmente en el actual Siglo XXI porque todas ellas han quedado obsoletas. 
 
Estamos viviendo un nuevo amanecer en el cual debemos de superar a todas las ideologías para poder caminar completamente liberados. Este nuevo amanecer es ese tiempo que Dios nos regala para sacarnos de un espacio de la nada donde sólo existen horas vacías que no se nos quedan en la memoria porque es como si las hubiémos "no vivido" para hacernos introducir en un espacio de todo dónde se desarrollan nuestras experiencias vivenciales. Un nuevo amanecer es un despertar y un despertar es empezar a tener consciencia de lo que nos queda por vivir durante el día. El día se compone de experiencias nuevas que debemos de tener deseos de experimentarlas para llenarlas de vivencias que pueden ser positivas o pueden ser negativas según sea nuestra manera y modo de vivirlas.
 
Entramos por tanto en la dialéctica de ¿qué es la existencia humana?. Lo principal de todo es despertar si Dios nos da la oportundiad de hacerlo y, una vez despierto, comenzar a caminar (no quedarse estancado ni anclado en el tiempo) viviendo las experiencias del camino. Si el vivir es un andar por el tiempo es necesario que Dios nos ofrezca el nuevo amanecer, que siempre es un despertar, para llenar esa nada que hemos superado y comenzar a llenar el día de todo lo que vemos, oimos, sentimos... en cada fragmento del día. Porque cada día tiene su afán y cada afán es una experiencia nueva.
 
Entre la ironía y la seriedad hemos dado en el clavo. ¡Cuántas veces llamamos experiencia a los errores cometidos en la vida! Hay siempre algunas ocasiones en la vida en las que nos preguntamos si sería bueno volver a empezar para no cometer los mismos errores y para poder quedarnos sólo con los aciertos. Pero no. Estoy seguro de que si volviéramos a empezar evitaríamos ciertas equivocaciones pero cometeríamos otros errores nuevos que vendrían a compensar... y en cuanto a los aciertos podríamos quedarnos con algunos de ellos pero perderíamos otros. ¿Volver a empezar? ¿Para qué? La vida sólo es una y se vive una sola vez y lo interesante es que, al final, cuando nos llega nuestro irrebatible final, quedemos a la par; que en nuestra balanza los errores y los aciertos se repartan de manera equitativa. Ese equilibrio es lo que creo que da la felicidad relativa. ¿Volver a empezar? No. ¿Para qué? Tampoco podríamos elegir la época, el lugar, la familia donde nacemos... y si bien ciertas preocupaciones desaparecerían es cierto y verdaderos que aparecerían otras de igual o parecida magnitud. Y las alegrías las viviríamos de igual manera a las que vivimos ahora. Y todo es así. Una cadena de pasado (más o menos intenso), de futuro (más o menos extenso) y de presente (más o menos fugaz). Una cadena de circunstancias (a veces provocadas por nuestras acciones y a veces imprevistas e inesperadas) que van emergiendo y entretejiendo nuestras coordenadas de pasado, presente y futuro que, si nos lo planteamos en plan filósofico-existencial son producto de nuestro ánimo más que realidades en sí mismas. En fin, ¿volver a empezar?. ¿para qué?. Lo importantes es vivir y quedar a la par, medir los errores y los aciertos y decir adiós sin ira.
 
Una de las facetas profundas que más brilla en el pensamiento intelectivo de un hombre o de una mujer, cuando es culto o es culta, es tener la vocación de estudiar lo suficiente para poder incursionar con éxito en el arte de escribir bien, comentar bien y analizar bien con la firme propuesta de cambiar los anquilosados pensamientos de lo que fue la llamada cultura del pasado siglo XX,
 
A través de mi intelectualidad trabajada con el paso de los años y gracias a unos estudios que nunca abandoné, ni he abandonado jamás, entiendo muchas cosas que pasan y otras muchas cosas que no pasan. Pero no las entiendo como algo que aprendí a formular en algún momento de la concurrencia de esas cosas en mi ánimo. Es más, reconozco que en principio no las entiendo casi nada... porque entender las circunstancias de las cosas que nos ocurren o que ocurren a nuestro alrededor no es un aprendizaje de escuela o de universidad ni tan siquiera un aprendizaje del intelecto... porque nos pillan casi siempre de sorpresa. Y entonces es cuando tenemos que aprender sobre el mismo terreno de batalla. ¿Cpontradiccón? Pues no. Lo que intento deciros es que el aprendizaje nos lo da la vida pero el intelecto no es que no sea necesario sino todo lo contrario. La intelectualidad es sumamente importante para poder exponer con completa claridad mental y no diciendo sandeces lo que hemos aprendido de la vida. ¿Quién, siendo humano, no ha aprendido a aceptar las equivocaciones como escuela del aprendizaje diario?. !Cuántas veces quisiera haber podido detener los minutos de la vida y haberme puesto a pensar... cuántas veces...! Pero la vida es un torbellino que a veces nos pilla impensados. Y tenemos que actuar porque estamos vivos. Y ahí es cuando algunas veces acertamos y otras veces nos equivocamos. Entonces es cuando me pongo a pensar y comprendo ciertas cosas que no comprendía, y entiendo a ciertos seres que no entendía, y asumo ciertas responsabilidades que no asumía... y, en definitiva, maduro aspectos que antes no habían madurado del todo. Lo importante, después de todo,  es tener una vida por delante para superar momentos y para crecer... y es por eso por lo que me encanta tener amigos y amigas en este planeta llamado Tierra... porque no sólo está el hecho de concurrir a los amigos concretos del día a día, sino que es gratificante y hermoso saber que hay otros seres humanos más allá de la pantalla, en otra pantalla, en otra distancia llamada Comunicación, en la misma onda, que te entiende y te comprende, para hacerte sinónimo de pertenencia a la Humanidad. 
 
Pienso luego soy inteligente y por eso mismo inventé un pensamiento que dice así: "La valentía no es el producto de la desesperación sino el fruto de la inteligencia". ¿Qué necesita la Humanidad entera para poder convertir el tiempo en algo que sea más que un simple pasatiempo sin sustancia determinativa? La Humanidad entera necesita psicologizar nuestra manera de vivir; psicologizar nuestra forma de ser; psicologizar nuestra necesidad de estar. Vivimos, somos y estamos en base a unos parámetros de la existencia. ¿Y qué es la existencia sino un caminar hacia unos objetivos más o menos concretos? Si caminantes somos, caminantes debemos ser. No es lo mismo caminar por caminar que caminar para formarnos un hábito de existencia. Por supuesto que, para ser caminantes con destinos, debemos aprender, y sobre todo aprehender, la psicología del caminante.
 
Muy pocos seres humanos meditan lo suficiente antes de caminar; y eso les lleva a caminos cortados, a callejones sin salida, a destinos sin importancia alguna más que el simple permanecer en el estadio de la inactividad. O caminas activando tu inteligencia o no caminas y te conviertes en una simple vegetalidad de la vida. Pero no somos vegetales como nos quieren hacer creer. Somos seres humanos con la necesidad, la perentoria necesidad, de vivir por un porqué, de ser un para qué, de estar debido a un qué. ¿Y qué es ese qué del cual todos nos preguntamos en algún momento de nuestra permanencia en la Tierra? Debemos comprendernos a nosotros mismos antes de intentar comprender a los demás; porque si somos incapaces de saber qué somos, por qué somos y para qué somos, ¿con qué conocimientos vamos a saber qué son los demás, para qué son los demás y por qué son los demás? No es cuestión de filosofar sofismas que se encierren en sí mismos, sino que debemos abrir nuestros pensamientos para poder comprender, entender y aprehender qué es lo que queremos ser y qué es lo que somos en el conjunto total/global de la sociedad en que vivimos. Muchas veces no se alcanza esa magnitud necesaria para poder vivir dentro de un mundo conflictivo; porque el principal conflicto de todo está dentro de nosotros mismos.
 
Vemos y observamos el mundo exterior y nos preguntamos qué sucede en el mundo exterior para poder compararlo con nuestro mundo interior. El ejercicio mental debe ser revertido para poder conseguir las respuestas adecuadas. Comparar nuestro mundo interior con lo que vemos y observamos es una consecuencia del mundo interior que muchos no saben ver ni observar. Es el problema de la imitación, tan abundante en la vida actual. ¿Imitamos a los demás para ser como los demás? A menudo suele suceder eso. Eliminados sus mundos interiores, muchos seres humanos imitan, o tratan de imitar, el mundo exterior y muchas veces incluso ajenos a sus propias circunstancia vitales. Y de ahí al fracaso como personas sólo hay un pequeño paso. Entiéndete primero a ti mismo o a ti misma antes de querer entender a los demás; porque los demás son una proyección de ellos mismos pero no de nosotros si queremos imitarles. ¿Es la proyección de nosotros mismos lo que nos otorga personalidad o la personalidad es una forma de ser y de actuar ajena a nosotros mismos? Si es ajena a nosotros mismos yo la llamo despersonalización de las masas. O somos contingentes con nosotros mismos o somos imitaciones de seres que nos alienan la personalidad al querer ser como son ellos en lugar de ser tal como somos y, a partir de ahí, una vez asumido cómo somos, presentarnos hacia el mundo externo. O nos formamos lo suficiente como para poder conformarnos como seres humanos inteligentes o nos deshumanizamos absorbidos por las masas de quienes no se comprenden ni se entienden a sí mismos.
 
Me voy a poner, con perdón, como ejemplo para ver si lo puedo dejar bien claro. Juego al Mágico Solitario porque de esta manera me voy puntuando en mi propio caminar. El Mágico Solitario es una buena manera de psicologizarnos por dentro aunque parezca una simple casualidad. No es una simple casualidad. Es un valorarse a uno mismo para poder valorarnos ante el mundo exterior que, con mayor o menor fuerza, nos quieren imponer los que desean que sigamos sus caminos muertos antes que elegir nuestros caminos vivos. No. O el camino somos nosotros mismos existiendo o el camino se convierte en un simple y mero estar sin verdadera existencia. Del Mágico Solitario al Ser Comunitario hay una barrera que debemos derribar: el muro de las contradicciones ajenas a nuestro propio mundo. A cada contradicción que encontremos en el camino de la vida debemos responder con una acción liberadora y si no somos capaces de comprender y entender algo tan fundamental, básico y hasta elemental, de nuestra personalidad propia es que no estamos desarrollando la psicología del caminante y nos arrastra la corriente. ¿Qué es entonces la psicología del caminante? No es un simple estar en un mundo tan complejo. Es un saber existir en dicho mundo.
 
Os pongo un ejemplo para ilustrarlo debidamente. Yo sigo caminando. ¿Qué hago para desarrollar mi propia personalidad mientras camino? Ejercito mi propio Mágico Solitario (no he dicho insolidario) y me puntúo a mí mismo (no he dicho egoísmo). Hace unos minutos me he calificado con 24 puntos. Algunas veces me puntúo con más de 24 puntos y algunas veces me puntúo con menos de 24 puntos. Depende del momento impuesto por mi necesidad; pero siempre soy yo psicologizándome en mi peculiar manera de caminar. No me viene la calificación impuesta desde el exterior de mí mismo (como sucede con otros muchos juegos de la personalidad humana) sino que proviene del interior de mi personalidad porque soy un ser humano, o una persona, que tiene personalidad a lo largo de mi existencia y no un ser humano despersonalizado por los demás. Pues eso es la psicología del caminante.
 
La paráfrasis que surge de un pensamiento con ideas (cuando ya son obsoletas todas las ideologías como sucede en la actualidad) es una continua y viva existencia que, al ser consultada en cualquier momento, vuelve a surgir siempre reactualizada y testimonial; porque es una declaración histórica acompañada del consiguiente examen atemporal que aclara, con certeza objetiva, la verdadera raigambre y consistencia donde se afirma toda una vida que, como quiero demostraros, aún late con más vigor si cabe, despojando a la memoria histórica de todo lo que no es liberación.
 
La verdadera memoria de los días se nos fragmenta en bifurcaciones llenas de turbadores zozobras. ¿Cómo superar a dichas zozobras? Lo tengo anotado en mi Diario personal: hay días en que las horas van deslizándo sus minutos a manera de girándulas y entonces, segundo a segundo, te vas llenando de conciencia; notas la mano amorosa trazando dibujos sobre tu corazón y ya no existen las batallas sangrientas de lo cotidiano sino que todo se hace festivo y se yergue el alma hacia un sinfín de sensaciones que o bien lo puedes llamar ensueño o bien lo defines como sensación. Destapas entonces el misterio de las cosas y encuentras allí, en medio de lo puramente material, un hálito de espíritu del cual no deseas apartarte para que no se termine nunca la magia del momento. Y sigues sintiendo la mano amorosa dibujando sobre tu corazón un símbolo pragmático que te hace emigrar hacia el fondo de tu interior. Entonces te fundes en un solo perímetro de existencia que algunos lo han llamado hechizo y que es, sencillamente, el canto sinfónico de todos sus sentidos creando una melodía concéntrica alrededor de tu espacio vital. Un día así. Un día que no quisiera que acabara nunca. Y doy las gracias a la mano amorosa que ha ido dibujando, segundo tras segundo y deslizando los minutos por el tobogán de la existencia, el símbolo del hechizo que sus dedos han elaborado sacándole sustancias al tiempo.
 
No vivimos años sino que vivimos momentos. No son los años que cumplimos la verdadera edad de lo que sentimos; sino todos esos momentos que han dejado huellas indelebles en nuestra personalidad unívoca y singular. Los años no son nada.  Los momentos lo son todo. Así que detrás de cada vivencia siempre queda la existencia de un pensamiento sutil que se introduce en el baúl de nuestros recuerdos y se aloja en el rincón de la nostalgia donde siempre se escucha el continuo latir de su sentimiento. Pasa el tiempo y ese recuerdo, en algún momento de nuestra vida, sale del baúl para hacer acto de presencia en nuestra mente y lo volvemos a revivir como si el tiempo hubiese hecho una especie de peregrinación regresiva. Entonces nos damos cuenta de que la verdadera vida no siempre estriba en apurar un presente inasible sino que esos recuerdos del pasado, alojados en el rincón del baúl de las nostalgias, son tan importantes como para darnos señas de identidad propias.
 
Lo que vivimos es una acumulación continua de momentos que dejan huella y que tienen tanta presencia como el instante causal en que lo estamos recordando. Sobre los recuerdos he recogido las siguientes frases: Abstenerse de recuerdos, a veces es una cuestión de supervivencia (Alberto Levenfeld); Dime y lo olvido, enséñame y lo recuerdo, involúcrame y lo aprendo (Benjamin Franklin); El amor nace del recuerdo, vive de la inteligencia y muere del olvido (Ramon Llull); El arte de la música es el que más cercano se halla de las lágrimas y los recuerdos (Oscar Wilde); El arte de la música es el que más cercano se halla de las lágrimas y los recuerdos (Norbert Wiener); El que vive de recuerdos arrastra una muerte interminable (Anónimo); El recuerdo del mal pasado es alegre (Marco Tulio Cicerón); El recuerdo es un veneno que se forma en nuestra alma y va aniquilando la sensibilidad del corazón "Charles Leclerc"; El recuerdo es vecino del remordimiento (Víctor Hugo); El recuerdo que deja un libro es más importante que el libro mismo (Gustavo Adolfo Bécquer); El tiempo no es sino el espacio entre nuestros recuerdos (Henri Frédéric Amiel); Ella no te necesita, tiene tu recuerdo que vale más que tú (Alejandro Casona; Hay momentos en la vida cuyo recuerdo es suficiente para borrar años de sufrimiento (François-Marie Arouet Voltaire); Hay pecados cuya fascinación está más en el recuerdo que en la comisión de ellos (Oscar Wilde); La muerte es una amarga pirueta de la que no guardan recuerdo, sino los vivos (Camilo José Cela); La poesía es un recuerdo de los mejores y más felices momentos de los mejores y más felices ingenios (Percy Bysshe Shelley); Llegará un día que nuestros recuerdos serán nuestra riqueza (Paul Geraldy; Lo que no se convierte en recuerdo, no fué (Antonio Porchia); Los hijos endulzan las penas, pero hacen más amargas las desgracias; aumentan los cuidados de la vida, pero atenúan el recuerdo de la muerte (Francis Bacon); Los hombres pasan los recuerdos quedan, como quedan las obras de los que algo hacen (Victor Montenegro); Los lugares donde no se ha amado ni se ha sufrido, no dejan en nosotros ningún recuerdo (Pierre Loti); Los recuerdos no pueblan nuestra soledad, como suele decirse (Gustave Flaubert); Nada es más breve que el recuerdo de los beneficios (Francesco Guicciardini); Poder disfrutar de los recuerdos de la vida es vivir dos veces (Marcial); Recuerdo lo que no quisiera, y no puedo olvidar lo que quisiera (Marco Tulio Cicerón); Si busco en mis recuerdos los que me han dejado un sabor duradero, si hago balance de las horas que han valido la pena, siempre me encuentro con aquellas que no me procuraron ninguna fortuna (Antoine De Saint-Exupéry); Sólo se inventa mediante el recuerdo (Alphonse Karr); Un soltero es el recuerdo de alguna mujer que encontró algo mejor en el último minuto (Anónimo); Vivir consiste en construir futuros recuerdos (Ernesto Sábato); Yo creo que llevo unos veinte años odiando y amando la televisión, las épocas de nuestra vida se pueden fijar en el recuerdo en función de la programación (Roger Wolfe); Yo podría ser el último paria de mi reino, un leproso abandonado por todos, sin recuerdo y sin esperanza de goce alguno, y aún quisiera vivir (Jacinto Benavente); ¡Ah qué grande es el mundo a la luz de las lámparas! ¡y qué pequeño es a los ojos del recuerdo! (Charles Baudelaire); ¿En qué consiste el recuerdo de los hombres? En una hora de trabajo para el marmolista (Alphonse Karr).
 
Cada uno de vosotros, amigos lectores y amigas lectoras, tenéis la libertad de elegir cuáles os parecen los más idóneos. Yo me alejo un poco, me refugio en el margen de mi exitencia y escribo cuatro pensamientos: Recordar aquellos días en que la noche no llegaba nunca es vivir otra vez la infancia de la alegría; Mis múltiples recuerdos son mis múltiples existencas; Sé que los recuerdos son esos momentos en que siempre estamos en las mentes de otras personas; Recordar es existir con plena conciencia de que somos eternos.
 
La obra intelectual de los seres humanos, apartados de toda clase de ideologías, surgen de un pensamiento que nunca muere porque es siempre continuo y pervive su existencia, al ser de carácter cultural, en cualquier momento histórico, vuelve a resurgir reactualizando y termina por testimoniar que se basa en ideas de valor universal para todos los tiempos, para todas las épocas y para toda la evolución humana.
 
Empiezo a recordar algunas viejas ideas aprendidas en los cursos de filosofía humana. Medito sobre la persona en sí misma y la persona como individuo, mientras escribo sobre la pantalla de la computadora que transporta mis reflexiones a esa patria universal nuestra conocida como Existencia. Esto es lo que pienso sobre la persona en estos momentos de soledad creativa: así como hay motivos para oponer persona y esencia, también lo hay para oponer persona e individuo: hay muchos individuos, incluso perfectamente individualizados y subsistentes, que no son personas; pero, en sentido contrario, toda persona es también un individuo. La persona, en cuanto a que es persona y se define como persona, es un individuo. Porque si suprimimos toda referencia a un sujeto individual (individuo) el pensamiento deja de ser personal y se hace hasta inexistente (y la persona no puede ser tal si carece de pensamiento de persona individualizado del pensamiento de los demás). La individualidad expresa a la vez unidad interna y distinción con respecto a los demás. En ese contexto la persona aventaja a todo lo demás existente; por eso sus actos y sus actividades tienen (o deben tener siempre) coherencia interna cuyo principio se encuentra en lo más íntimo de ella misma. Esta adhesión activa a si misma es la forma más auténtica de la unidad personal (el individuo). Por ser más una en sí misma, la persona es también más distinta de las demás. No sólo porque su apertura a lo universal la hace capaz de recibir diversas vocaciones, sino además porque con esa misma apertura, gracias a la libertad, la hace capaz de respuestas diversas en cualquier situación en que se encuentre.  Cuanto más rica es en su ser la persona más individuo es (posee una existencia más individualizada). Un animal está más individualizado que una planta; un mono o un caballo está más individualizado que una lombriz y un ser humano (una persona) está más individualizado (es más individuo) que cualquier otra cosa. Por eso no hay término medio (cuando nos referimos a la persona) entre lo individual y lo universal. Y lo universal no existe sino arraigado en el individuo que entonces es cuando pasa a ser persona. Termino de reflexionar. Doy el sorbo al último trago de mi café y cierro mi comunicación mandándoos un saludo a todos vosotros, personas pertenecientes a esta universalidad existencia que es lo que nos convierte en verdaderamente humanos cuando Jesucristo pervive en nuestro interior como Camino, Verdad y Vida.  
 
Creo en tí, Ecuador. 
 
FUENTE: "El pensamiento vivo de Benjamín Carríón" (por José Orero de Julián y Liliana Del Castillo Rojas). PREMIO NACIONAL DE LITERATURA.
 
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