1956. Vencedor en muchas batallas, Gimi acaba de perder la Conquista porque, envanecido por los loores y las alabanzas hacia su persona, decuidando la guardia para dedicarse a las "garzas", yo actúo con la rapidez del rayo y la agilidad del tigre. Cuando se ha querido dar cuenta de que La Princesa no era ninguna de las "garzas" sino una verdadera princesa de verdad, los jíbaros le han acertado de pleno con uno de sus dardos y ha caido presa del delirium tremens. Yo, acostumbrado muchísimo mejor que él a soportar las altas presiones de los ambientes caldeados como éste del Amazonas, ya estoy ligando con Ella mientras él se defiende, como puede, de las de "ni fu ni fa" que le idolatran. A mí, de momento, no me idolatra ninguna pero prefiero esperar unos cuantos años más, conquistada ya la verdadera Princesa, para ser elogiado (no alabado como se hace con los vanidosos sino elogidado como se hace con los héroes) por las que son de mejor ver en todos los sentidos físicos y psíquicos. Las locas no me interesan y los locaínas nada de nada. Así que las locas y los locaínas se fijan en Gimi mientras yo navego tranquilo por las ondas poéticas de los remeros del Volga con La Princesa ya dentro de mi corazón. Estoy seguro de que Venecia me espera pero la luna de miel la voy digeriendo, poco a poco para saborearla con más gusto, todas las noches de esta bohemia del arte que estoy dominando ya desde este 1956. Cosas de haber nacido a su debido tiempo. Si Gimi está o no está arrepentido no es problema que a mí me cause ninguna clase de trastorno. En todo caso el problema es de él con Isabel que en este mismo año se tienen ya declarada la guerra sin final. Yo no. Yo estoy plácidamente viviendo mis aventuras por los Mares del Caribe tal como un capitán de bergantín que se acaba de convertir, en este 1956, en el líder de las más favorecidas. Y es que no es cuestión de obtener muchos botines de mucha cantidad (que es lo que sucede con Gimi) sino un solo botín (para envidia de Benito que sólo sabe de "varillas" nada más) donde esté Ella acompañada de las de más calidad. Gimi pierde la Conquista, Benito ni tan siquiera es un rival por la falta de calidad que tiene y yo sueño ya con las estrellas que conquisto, modelo tras modelo y noche tras noche, mientras cada día surge un nuevo amanecer. Esta es la verdadera Historia de un 56 ya inolvidable que sirvió para el arranque de una Conquista imparable que me lleva a la Historia de los mejores entre los mejores. Gracias a Dios que vivo para contarlo.